TRISTAN TZARA: EL DOMADOR DE ACRÓBATAS

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tristan Tzara

Tristan Tzara

EL DOMADOR DE ACRÓBATAS

El hombre del monóculo, el terrorista que llegó de Zúrich, el inventor de Dada, el domador de acróbatas, con todos estos apelativos ha sido bautizado por otros tantos estudiosos una de las personalidades más influyentes en el mundo del arte y cuya trascendencia llega hasta nuestros días, me refiero a TRISTAN TZARA.

Provocador. Teórico dada-surrealista y militante comunista-antifascista. Dandy sobrio y elegante, de gran inteligencia y corta estatura, con un halo especial para posar en las fotografías. Defensor de su individualidad, siempre se sintió un hombre libre, solitario, recalcitrante y escurridizo pero socialmente muy bien relacionado. Profeta literario y vidente creador, activista político e instigador artístico, conferenciante, ensayista, dramaturgo, poeta, coleccionista de arte….aún está pendiente de valorarse y de ser recuperado. Siempre fiel a sus sentimientos idealistas juveniles y profundo creyente en la revolución, a partir de la destrucción de la hipocresía social y la reinvención del propio ser humano.

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Nació en Moinesti el 16 de Abril de 1896, su infancia en Rumanía es un misterio celosamente guardado. En las fotos de la época aparece siempre con aspecto serio y bien vestido. El padre después de trabajar en la industria petrolera tuvo un negocio forestal. Aun señalados, como todos los judíos, no se aprecian influencias de ello en su educación. Su hermana “una calamidad”, así la llamaba él, su padre un hombre intransigente y su madre su adorada confidente. Formado, como mucha juventud rumana, bajo la influencia de la cultura francesa, hace sus inicios poéticos en la revista Simbolul, fundada por él y su inseparable amigo Marcel Janco en 1912. Reniega de sus Primeros poemas firmados como Samyro y que sin embargo fueron publicados en 1934 en rumano y poco antes de morir, en 1963, en francés.

Durante la adolescencia se sucede un vertiginosos proceso de maduración personal como atestigua el hecho de que ya en 1913 adopta el seudónimo que utilizará toda su vida Tristan Tzara. Como estudiante, aunque hizo un bachillerato científico, pronto se sintió atraído por la literatura, en las vacaciones de verano leía a Nietzsche, se iniciaba en el deseo carnal, ésta época fue recreada en su novela inacabada Hagan juego.

Publica algunos poemas en revistas, descubre a Whitman, a Rimbaud, es influenciado por el poeta alemán Christian Morgenster y sobre todo por Urmuz, profeta protodadaista, legendario personaje adorado por Ionesco. Terminado el bachillerato en 1914, quiere estudiar Matemáticas y filosofía, pero el ambiente familiar y la mediocridad social le hacen soñar con viajar (huir) como relata en la novela autobiográfica inacabada antes mencionada. Y sigue a su amigo Janco que ya había salido hacia Zúrich.

Hugo Ball y Emmy Hennigs

Tras su llegada inicia un época bohemia, marcada por los excesos y el hastío existencial – “l´ennui” de Baudelaire -. Zúrich, toda Suiza, han pasado de ser solamente un centro financiero a acoger refugiados ¿políticos? que huyen de la guerra, muchos de ellos creadores y artistas. Tzara está triste, rechazado como inmigrante extranjero, ya da muestras de su bárbaro individualismo contracultural, en palabras de Huelsenbeck. Recorriendo los locales nocturnos en los que Janco canta para sobrevivir, se encuentran con Hugo Ball. Éste, como narra en sus diarios La huída en el tiempo, tiene el proyecto de abrir con su mujer, la bailarina y cantante Emmy Hennings, un centro de diversión artístico. Encuentran una antigua lechería, se llamará el Cabaret Voltaire, lo que comenzó siendo una fiesta se convertirá en una revolución. Se inaugura con cuadros de Arp, obras cubistas y futuristas, hermosas mujeres de los ballets rusos, atmósfera de burdel (Aragon). Aglomeraciones en la entrada y Tzara en su papel esencial como deslumbrante foco central.

El inicial descontrol del jolgorio deriva hacia la protesta radical. Se escuchan textos de tribus africanas y oceánicas recopilados por Tzara, que los interpreta junto con los recién incorporados Baader y Huelsenbeck ataviados con máscaras de Janco. El hallazgo de la palabra Dada se la atribuyen Ball, Huelsenbeck y Tzara, si bien se le asigna a éste último la leyenda del cortaplumas deslizado al azar entre las páginas de un diccionario, corroborada irónicamente por Arp que añade que el dato solo puede interesar a los profesores españoles, refiriéndose, parece ser, a Picabia. Además del origen de la palabra Dada existe otra leyenda propagada por Dominique Noguez que aclaro, Tzara y Lenin, aun siendo vecinos, solo coincidieron en el Cabaret una vez y la partida de ajedrez, que quizás tuvieron, fue en el café La Terrasse.

Partitura L’Almiral cherche une maison á louer

Cerrado el Cabaret, por orden de las autoridades, tras la ruptura entre Ball (idealista-metafísico) y Tzara (individualista-cínico), en palabras de Hans Richter, Tzara asume el liderazgo, continúa con su frenética actividad y en sociedad con Walter Sernet organizan sus provocaciones desde el 16 de abril de 1916 en la Sala Zur Waag. El futurismo les ha decepcionado. Aún bajo los auspicios del Cabaret, comienzan las publicaciones dada, fundamentalmente de textos leídos o representados en el local, por ejemplo la plaquette-partitura del mítico poema simultáneo L’almiral cherche une maison à louer. Se editan tres números de la revista Dada, el último recoge el Manifiesto 1918, uno de los escritos más demoledores de la historia de la literatura, fue un golpe maestro que traspasó fronteras y convirtió definitivamente a dada en un movimiento internacional y a Tzara en un mito.

Siguiendo en su expansión internacional, Tzara persiste en su labor difusora, mayoritariamente epistolar, aprovechando el impulso de la fama del Cabaret, que a pesar de su efímera existencia se había hecho universal. La llegada de Picabia con su insolencia burguesa, aunque su estancia solo fue de tres semanas, supone un aldabonazo que sustituye la ausencia de Ball y de Huelsembeck, que había regresado a su Alemania natal. Juntos confeccionan el número 8 de 391, la revista que dirigía el hispanocubano. Tzara, con su gran intuición y talento empresarial, establece los cimientos de un anti-arte poético, liberado de las cadenas sintácticas, de las imposiciones gramaticales y de cualquier discurso lógico, con la provocación como emblema. Sin embargo todavía no es el momento de ir a París.

Entre los poetas con los que establece correspondencia esta Apollinaire, ambos se profesaron mutua admiración y van creciendo en Tzara sus deseos de conocerle e ir a París, hecho que no llegó a consumarse por la temprana muerte del “poeta asesinado”. Muestra de ese afecto post-mortem son los ensayos que le dedicó y el celo con el que conservó las galeradas de Alcools que autentifican la definitiva desaparición de los signos de puntuación. También Max Jacob fue otro de los que entabló relación epistolar, todo eran preparativos para crear expectación antes de su instalación en París. Max, amigo de Picasso y parece ser el que inventó el nombre del Bateau-lavoir enfría los ardores juveniles de Tzara. Es una auténtica pena la desaparición de las cartas que ambos se cruzaron. También Max murió prematuramente.

Portada de «La primera aventura del Señor Antipirina»

Continúa la aventura editorial iniciada tras el Cabaret con la publicación del que pudiera decirse fue el primer libro dadaista : La Primera Aventura Divina del sr. Antipirina, apareció en 1916 con grabados de su íntimo e inseparable Marcel Janco, en él patentiza la supresión de la discriminación entre géneros literarios. El texto fue leído el 20 de Marzo de 1920 en la Maison de l’oeuvre. Dos años después aparece 25 Poemas, com un precioso grabado en la portada obra de Hans (o Jean) Arp. Escrito en Zúrich, recoge gritos, ruidos, poemas negros y fragmentos de noticias de prensa y es utilizado como carta de presentación acompañando las misivas que envía a galeristas, poetas, libreros, etc…de París y tiene una recepción bipolar, admirado o vituperado. Entre los que muestran su admiración se encuentra nada menos que Jean Cocteau, que acababa de estrenar Parade, música de Satie, vestuario de Picasso y con los ballets rusos de Diaghilev, donde bailaba la que luego fue primera esposa de Picasso Olga Sacharoff, quienes fueron presentados por el propio Cocteau que, en definitiva, podría considerarse el centro de lo que se dio en llamar “ LeTout-París”. Sin embargo, advertido por Picabia y el grupo de Breton que nunca vio con buenos ojos este “dadaismo mundano”, Tzara recela.

A Zúrich no habían llegado excesivas informaciones sobre Alfred Jarry, cuando, al llegar a París, Tzara lo descubre como genio del humor y del absurdo, lo convierte en su autor fetiche, se dedica a coleccionar todo lo que tiene relación con él, incluído un abanico con dedicatoria a Mme Rachilde. A partir de entonces lo considera como el gran profeta protodadaista.

André Breton y Louis Aragon se conocieron como médicos auxiliares durante la primera guerra mundial, a ellos en breve se les uniría Tristan Tzara, este triunvirato regiría, en cierta manera, la evolución de la la poesía durante los lustros siguientes. Aragon da a conocer Los Cantos de Maldoror y las Poesias de Lautreamont, Breton los escritos de Jacques Vaché, su admirado y nunca olvidado amigo muerto en plena juventud que junto con los 25 Poemas de Tzara serán las lecturas preferidas de numerosas y largas veladas. El amplio y exhaustivo envío de correspondencia de Tzara además de crear el suspense y preparar su llegada a París, esconden su angustia y su soledad y ayudan a hacerle más soportable su aislamiento.

El 17 de Enero de 1920, un joven rumano de 24 años llega a la estación de Lyon en París, se llama Tristan Tzara, a pesar del empeño en crear expectación ante su llegada, debido a alguna confusión, nadie le espera en la estación y se presenta en la calle Emile Auger, domicilio de Germaine Eveling por aquel entonces compañera de Picabia, que se va a convertir en el primer centro de operaciones de la explosión dada. La primera sesión matinal del grupo de la revista Litterature, celebrada el día 23, tiene como protagonista sorpresa a Tzara que despliega todas su dotes y asombra y deja estupefacto a todo el público asistente, ¡continúa el desarrollo de la revolución dada!. Esta “première” se celebró en el Palacio de las Artes de la calle San Martin y mantiene la provocación como método para consolidar a dada como máximo exponente de la liberación individual y de la revolución de los conceptos artísticos. Su programa está ampliamente documentado, intermedios musicales a cargo del grupo de los seis que lideraba Satie, cuadros de Léger, Gris y Chirico, sin embargo es la obra Doble mundo con el celebérrimo juego fonético LHOOQ (ella tiene el culo caliente : es una calentorra que diríamos en castellano) el más insultante. Aragon lee un poema de Tzara, éste repite un discurso de Daudet en el Parlamento, el público se encoleriza, un director de periódico grita ¡al paredón!, parece un calco del escándalo romántico de Hernani. ¿no es dada el hijo predilecto del romanticismo?. El “monstruo”, como es denominado, comienza a aterrorizar.

El domicilio particular de Francesc y Germaine es el lugar elegido para conspirar y trasnochar, allí se cuecen todas los escándalos por perpetrar, todo tipo de absolutas gamberradas, etiquétese a gusto del lector, se llega a anunciar la participación de Chaplin en un acto dada. Picabia, hombre de posibles, financia el Boletin Dada. Tzara, empresario de sí mismo como escribe Pierre Massot, despliega todo su arsenal imaginativo, su instinto publicitario y sus dotes frenéticas de activista provocador basándose en la improvisación y en el humor. Pero no es un hogar familiar el sitio idóneo para este tipo de actividades subversivas, por eso se trasladan al Certa, recién inaugurado por Cocteau, que se convierte en su centro de operaciones. Allí, entre lo más selecto de la intelectualidad parisiense, Tzara da sentido al sinsentido, controla el azar, el azar provocado.

Desde estos elitistas santuarios se preparan las batallas que luego se desencadenan en diferentes lugares, por ejemplo en La Closerie des Lilas (lástima de temporal de lluvia) e incluso se trasladan a los barrios. El día 27 de Marzo, catorce años después de que Jarry representara Ubu rey, en el mismo teatro de la Maison de l’Oeuvre, entre otras intervenciones, Tzara presenta una versión adaptada de la Primera Aventura Divina del Sr. Antipirina, interpretada por los propios dadaistas. Un crítico lanza ya la idea de la existencia de dos tipos de dadaistas, los diletantes que guardan las distancias y los inmoderados partidarios del escándalo total, idea, y no es casualidad, que años más tarde hace suya André Breton. Entre los “extremistas” se alinean Tzara, Picabia, Ribemont- Dessaignes..

Un movimiento que se quiera completo requería una editorial y unas publicaciones propias, como Tzara había hecho en el Cabaret. Así, con los apoyos de Soupault, Picabia y René Hilsum se inaugura, en uno de los barrios más elegantes, y con una exposición del propio Picabia, el salón-librería Au Sans Pareil. El reguero de pólvora sigue extendiéndose. La primera publicación en aparecer es Cine calendario del corazón abstracto, de Tzara con ilustraciones de Arp, paradójicamente no es una obra genuinamente dada, el verso respeta la sintaxis al mismo tiempo que se potencia el valor sorprendente de la imagen.

El 26 de Mayo de 1920 dada “asalta” la Sala Gaveau, templo de la música clásica. Tristan está en su apogeo, exultante, avanza frenéticamente, por inercia, sin frenos, a tumba abierta, como nos relata Buot, biógrafo de Tzara. Ante lo más granado de la cultura parisina el escándalo es histórico. A pesar de que, según quedó demostrado en la previa tormenta de ideas, éstas eran escasas y reiterativas, los dadaistas se cortan el pelo, globos flotan con los nombres de celebridades, intento averiguar el sexo de dada, etc. etc..algunos anuncian ya la muerte del delirio dada. Para refutar tal infundio Tzara pasa un verano de entretenimiento y diversión confeccionando mil “pegatinas” que difundió, por bares, urinarios y paredes de la ciudad, con textos entre hilarantes y corrosivos. A final de Junio preparaba viaje de visita a su país.

Regresa pasando por Zúrich, se instala en casa de Maya, el ambiente no es el de unos años antes, Picabia le reclama a París y le da cuenta de las andanzas de un Breton sin escrúpulos hacia la creación de un movimiento propio, por todo ello Tzara se decepciona y regresa a su país, una de sus escasas visitas, allí el choque emocional y cultural le impacta y huye despavorido hacia Grecia e Italia donde contacta con Prampolini y Evola que publican la revista Noi y posteriormente Bleu, que lanza el grupo dadaista de Mantua. Reclamado también por Éluard, regresa a París.

Sala Gaveau

Sala Gaveau

Breton anda perdido, la editorial Au sans Pareil no salió como se pensaba, pero Picabia y Tzara se bastan y sobran, en Enero de 1921, todos los dadaistas se ponen de acuerdo, caso excepcional, y boicotean una conferencia de Marinetti, el 14 de Abril se realiza un “trabajo de campo”, la visita a San Julian el pobre y en Mayo en la Galería Montaigne se organiza el Salón Dada cerrado por escándalo a los pocos días, inmediatamente después se produce la dolorosa e irreparable ruptura con Picabia. El día 10 de Junio se representa la obra teatral de Tzara Le coeur à gaz. Se inaugura una exposición del propio Picabia, con un público escasamente dadaista, mayoritaria y maliciosamente escogido por él, convocó a la vez a los enfrentados Cocteau y Breton. para reanudar la provocación dada, otro apoteósico escándalo. Ya horas antes la policía y el público se arremolinaban en las aceras, la prensa se hizo amplio eco y se alcanzó el efecto publicitario deseado. Tzara, exultante, avanza frenéticamente, por inercia, sin frenos, a tumba abierta.

Tras una temporada sin reuniones en el Certa, cuartel central de Breton, éste retoma su actividad, se organiza también en la galería Au san Pareil la primera exposición de Max Ernst y se comienza a preparar la gran pantomima del Proceso a Barrés primer enfrentamiento público grave con Tzara, quien burlón comienza cantar “La canción de un ascensor / que llevaba a dada en el corazón / tanto fatigaba su motor / que bajaba dada con el corazón.” También el Gaya cuenta con una gran actividad nocturna en los ambientes bohemios de Monparnasse, entre sus asiduos el grupo de músicos de Les Six con Satie al frente y también Cocteau que continúa sus escarceos con dada.

Salvaguardado Dada tras la superación ¿victoriosa? de la farsa, Tzara recibe noticias de Maya, contento se reúne con ella, pero no en Zúrich, deciden quedar en Praga y tras unos días en la Bohemia checa, viajan al Tirol austríaco, se juntan a ellos Ernst con su mujer y Arp, juntos elaboran el panfleto Dada al aire libre, Éluard colabora con un poema, Breton se demora casualmente y no se cruza con Tzara, se acaba el verano de 1921.

Mientras, había llegado a París Man Ray, que se instala en casa de Marcel Duchamp y va convertirse en el suplente de lujo de Picabia, se produce el flechazo y se conforma un pleno de la cúspide dadaista, Ray, antes de inaugurar su exposición, realiza la mítica fotografía de Tzara en una escalera con una mujer desnuda de fondo. La colonia americana que había llegado a Paris es de un calibre impresionante, Gertrude Stein, Ezra Pound, John Dos Passos….en Montparnasse se habla inglés.

El Gaya, por contra es víctima de su propio éxito, su propietario con gran criterio empresarial y la ayuda de algunos mecenas, Cocteau anda por ahí, inaugura Le boeuf sur le Toit, título de una farsa a la que Milhaud, miembro de Les Six, había puesto música. La decoración impactante, en la pared el famoso L’oeil cacodylate cuadro de Picabia, hoy en el Centro Pompidou, que representa en una esquina un ojo rodeado por una frase y la firma de todos los dadaistas. Cocteau llena el local con su cosmopolitismo y sus relevantes amistades, es un cruce de destinos, el ombligo de París.

No podemos olvidar, junto a estas relaciones, la íntima amistad que Tzara mantuvo durante toda su vida con su compatriota el gran escultor Constantin Brancusi, al que dedicó uno de sus escritos y al que la revista Contiporanul de los amigos de Tzara Janco y Vinea dedican un monográfico. Brancusi, gran anfitrión y cocinero, era la visita obligada de todo rumano que se instalaba en París.

En Enero de 1922 Breton lanza la idea de un Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura en París, con el (aparente) objetivo de desprestigiar los anteriores movimientos artísticos y finiquitarlos para construir uno nuevo y erigirse como máximo ideólogo,. En un malintencionado y xenófobo escrito califica a Tzara como “un impostor llegado de Zúrich ávido de propaganda” y le niega la asistencia, en un texto conjunto firmado en febrero firmado por varios artistas invitados, en la Closerie des Lilas, éstos defienden a Tzara y se desmarcan del proyecto bretoniano. Fue una estocada a Dada, se produce la ruptura pretendida desde hacía tiempo, pero Tzara, de alguna manera, sale reforzado.

Sin ninguna intención de enfrentarse a Breton ni de disputarle el liderazgo de un surrealismo aún en gestación, intentando repetir los buenos recuerdos del verano anterior en el Tirol, Tzara regresa a Zúrich, esta vez sin Maya pero con Ernst, Éluard y Gala, y luego con Arp y Sophie Taueber, viaja a Colonia y Berlin donde existen importantes focos dada. En el mes de septiembre da una importante conferencia en Weimar y Jena titulada Dada en París, como la imprescindible obra de Michel Sanouillet, y es invitado por Van Doesbburg a intervenir en el Congreso Constructivista de Berlín. Tzara queda fascinado por el ambiente de libertad y tolerancia sexual, estábamos en la época floreciente de la República de Weimar.

Dada se extiende por toda Alemania, además del mencionado grupo de Colonia donde Arp y Ernst exponen sus collages, encontramos en Hannover el torbellino Schwitters con su propia revista Merz y, el más politizado y próximo a los espartaquistas, grupo de Berlin formado por Baader, Huelsenbeck y Hausmann. El mensaje Dada, como un reguero de pólvora atraviesa fronteras, en Bélgica el patético y prematuramente fallecido Pansaers toma decididamente partido por Tzara e influye en Magritte y Mesens, que lanzaron la revista Oesophague. Incluso el voraz espíritu incendiario alcanza a la tradicional España en la que Guillermo de Torre se autodefine como “ultradada” La participación rusa en el movimiento puede reducirse a las actividades de Ilia Zdavevitch (Iliazd), que inventó el lenguaje Zaoum y publicó en esta lengua un poema dramático, Ledentu le Phare, y de su amigo Serge Charchoune, que organizó veladas dadaístas en el Café Caméléon y publicó en Berlín la revista Transbordeur-Dada. El dadaísmo define los museos como cementerios del arte, los tesoros artísticos son cenizas y elabora sus propias obras a partir de nuevos conceptos y con diversos materiales, con trozos de carteles, pedazos de madera, briznas de paja, cuerdas, botones y todo tipo de objetos.

Tzara asiste a ballets de travestidos para recaudar fondos para los artistas rusos, incitado por Marcel Raval, director de la revista Les Feuilles Libres, escribe una novela al uso. La única que escribió en su vida, Hagan juego, es un folletín autobiográfico que quedó inacabado, con este motivo es entrevistado varias veces y muestra su desarraigo por todo tipo de literatura.

Tzara sigue mostrando un aspecto de dandy, siempre con su monóculo como seña de identidad, su dandismo, en apariencia frívolo, está al servicio de la poesía. Un día por mediación de Arp conoció a los Delaunay, Sonia y Robert, que ya le admiraban y con quienes la complicidad es inmediata, forman una verdadera familia y comenzarán a tener proyectos en común. También entabla una profunda y duradera amistad con René Crevel.

En Julio de 1923, Tzara imprime su recopilación de poemas dadasiats Des nos oiseaux, que por extrañas y varias circunstancias no se publicó hasta 1929; este mismo año vuelve a representar con amigos neodadaistas como actores, la obra teatral Le coeur à gaz, el día 6 con un vestuario diseñado por Sonia Delaunay, con un ambicioso y suculento programa en el Teatro Michel, estalla el tercero y más violento de los enfrentamientos públicos entre Breton y Tzara que incluso se sintió obligado de llamar a la policía, lo que le valió no pocas críticas, fue tal la violencia de las disputas entre las dos facciones que hasta uno de los actores, Pierre Massot, sufrió la fractura de un brazo.

Nancy Cunnard y Tristan Tzara

Tzara había establecido una gran amistad con Nancy Cunard, hija de unos navieros y amante de los viajes, los chicos y la poesía, fue ella la que sugirió el título para la obra teatral más famosa de Tzara : Mouchoir de nuages, Man Ray en una mítica fotografía representó a ambos parodiando una petición de mano.

Gran parte de las aristocracias han tenido veleidades artísticas, y ejercían como mecenas, pero es, cuando menos, paradójico que el “líder” de un movimiento destructor de los valores burgueses, fuese favorablemente acogido por uno de los últimos grandes mecenas parisienses, Etienne de Beaumont, muy amigo de Satie y famoso por sus fastuosas fiestas y bailes de disfraces. Fue él quien dentro del programa de Las veladas de París celebradas en el teatro La Cigale durante Mayo y Junio de 1920 incluyó esta obra de teatro entre otros muchos importantes espectáculos. Fue la confirmación de Tzara como gran autor teatral y su admisión incondicional por parte de la alta burguesía.

La representación de Pañuelo de nubes, esta ficción de teatro dentro del teatro, esta farsa trágica donde maquillaje y hasta cambio de vestuario se realizan en el escenario, constituyó un antes y un después en la trayectoria de Tzara. Obra ya clásica, tras la estela de Cocteau y Pirandello, incluso su acto XII es una revisión del Hamlet shakespeariano, le supuso también el reconocimiento entre los círculos vanguardistas. Su protagonista, el poeta, es la voz inconsciente del autor. Rompe con todo su “teatro del absurdo” anterior de la época dada. Terminada la representación empezaba la vida nocturna, se termina a altas horas en un nuevo establecimiento que marcaría su ritmo…el Jockey, son los inicios de Kiki de Montparnasse, la musa de los artistas de la época. Tzara esta feliz.

Residía en el París de estos años una importante colonia de artistas sueca que incluso contaban con su propio edificio, la Casa Watteau. En primavera de 1925, Thora Klinkwström, modelo de Modigliani, presenta a Greta Knutson y a Tzara en el café de La Cigale, según su propio testimonio el flechazo fue inmediato “antes de terminar la botella de champán ya eran pareja”. Tzara en lacónica misiva a sus padres narra su feliz encuentro y el éxito de su pieza teatral.

Breton y Tzara no habían acabado. Para no volver a las manos, los “guardaespaldas”, Aragon y Soupaul, emprenden en la prensa una campaña de desprestigio, este último maliciosamente escribe “Tzara es desgraciadamente poeta muy a pesar suyo”, Tzara se defiende apoyado por Crevel, y qué mejor manera que intentar reeditar los siete manifiestos, que le dieron renombre eterno y universal, tras un largo peregrinaje por editoriales, logra convencer a Jean Baudry de Ediciones del Diorama.

Tras pasar las vacaciones junto a Greta, ya con el seudónimo Tristan Tzara reconocido por Rumanía, aparecen los famosos Manifiestos, escritos entre 1916 y 1920. su recepción es distinta entre unos pocos fieles, y el resto de excompañeros que se adscribirían al surrealismo. No se trata de una vuelta al pasado sino de extraer mejores experiencias para el futuro, Tzara se siente orgulloso y proclama, frente al imperio onírico de las técnicas de escritura automática y de la hipnosis de los surrealistas, que Dada va más allá y amplía hasta el extremo los principios de la espontaneidad. El reencuentro con Picabia le reafirma en sus ideas.

Picabia pone en escena el ballet Relâche con música de Satie y una película de René Claire, como provocación-propaganda lanza un panfleto incendiario Peces voladores, que levanta las iras de las filas surrealistas, pero el 27 de Noviembre y las sucesivas representaciones son generosamente aplaudidas por el resto del mundo artístico.

Entre las diatribas más feroces se encuentra la carta que le escribió Leiris que denosta e insulta salvajemente a Tzara, con el que curiosamente se cruzaba en sus excesos nocturnos y a quien le proporcionó alguna colaboración en la Little Review de Chicago.

René Crevel durante muchos meses intentó el regreso de Tzara al grupo de Cyrano, sustituto del Certa como redil de Breton, incluso le dedicó su obra Détours, fue en vano, Tzara no estaba por la labor, además pasaba los días con Greta y aspiraba a un cambio de vida y huye de París.

En Agosto de ese mismo 1925, ya finiquitado dada, Tzara y Greta se casan en Estocolmo, como la familia Knutson es heredera de una fortuna familiar, matrimonio por interés se murmuraba, les propicia la búsqueda de un terreno para construirse una casa, sus miradas, aconsejados por Thora que tenía su taller en la zona, se dirigen hacia la Butte, la colina de Montmatre, que ya empezaba ser el centro neurálgico de vida y trabajo de poetas y pintores, lo encuentran en la Avenida Junot número 15, en ese solar encargan a Adolf Loos, con el que Tzara había coincidido en Zurich, el diseño de una casa siguiendo los cánones del racionalismo, “art nouveau versus art deco”, funcionalismo frente a ornamento historicista, tiene una amplia fachada lisa y una parte trasera que es un laberinto de escaleras, propiciado por la orografía de la colina, su construcción se demora más de lo previsto, al final terminada, pronto se convertiría en un lugar de reuniones entre los amigos surrealistas de Tzara, una especie alternativa a las de Breton en Cyrano.

Casa de Tzara, obra de Adolf Loos

Recién casado, decepcionado con muchos de sus antiguos amigos, con una casa luminosa, amplia y confortable, Tzara desaparece de la vida mundana y frívola y se encierra a trabajar. Mientras Breton ensancha su campo de influencia y muestra sus simpatías por la revolución bolchevique y establece contactos con el grupo del periódico Clarté, Tzara silencioso defiende la revolución del espíritu mediante la escritura, como declara en una entrevista a la revista rumana Integral, de Voronca.

Entre otras amistades Tzara frecuenta la de su también vecino el pintor cubista Marcoussis, antaño asiduo al Bateau-Lavoir quien junto con su mujer Alice siente mutua admiración por el poeta y establecen una relación intensa y enriquecedora. El domicilio de los Marcoussis es un continuo desfile de celebridades, y bajo los auspicios de Louis, Tzara emprende en 1928 la publicación de Guía de caminos del corazón con tres aguafuertes del propio Marcoussis. Libro de poemas de amor inspirado por Greta, testimonio de su grandeza literaria y espiritual y retorno a la poesía por la puerta principal, fue unánimemente acogido con calor y devoción.

Hagamos un inciso, retrocedamos en el tiempo para plasmar la importancia de las artes llamadas primitivas en la evolución del arte contemporáneo. Tzara en su ensayo El descubrimiento de las artes llamadas primitivas escribe “…hacia 1907, Henri Matisse, tras haber adquirido en la tienda del viejo Heymann, en la calle Rennes, una estatuilla africana, fue el pionero en atraer la atención de los nuevos pintores sobre éste arte..” Su amigo Marcel Janco se inspiraba en las máscaras tribales para elaborar las que se utilzaban en el Cabaret Voltaire. En estos años Tristan Tzara transcribió y adaptó a nuestro alfabeto y tradujo al francés diferentes cantos maoríes y de las tribus Kinga, Loritja, Ba-Konga, Herero, Totela … etc, que pensaba publicar con el título de Poemas Negros, aun cuando no llegó a ver la luz este proyecto algunos fragmentos se incorporaron a sus primeras obras dadaistas. No es de extrañar que la espontaneidad dadaista y su concepto de arte como actividad del espíritu encontrara plena conjunción con estas expresiones de arte popular. En estos años se abren nuevas salas en el museo de etnología del Trocadero y Tzara se convierte en un ferviente y selecto coleccionista de obras de las colonias y este interés fue secundado por muchos otros, Breton entre ellos.

Tzara se ha vuelto selectivo en su asistencia a fiestas sociales. Llegó a escribir “ me paso el tiempo contando los rayos de sol” y finalmente, seis años después de su impresión, se publica De nos oiseaux, que recoge poemas de su anterior época dadaista. Poco antes en 1927, tras un parto difícil, nace su único hijo Christophe, al que dedica casi todo su tiempo.

A pesar de su solitaria dedicación al trabajo y al cuidado de su hijo, Tzara está al corriente de los acontecimientos en el grupo surrealista. Expulsados desde 1926 por el intransigente Breton en una de sus primeras “purgas”, Artaud y Soupault, ahora son las discrepancias con el Partido Comunista y su órgano L’humanité, las que provocan la primera gran crisis del movimiento, ante esta tesitura, Tzara aprueba las ideas de revolución y compromiso social de Breton, claramente expresadas en el Segundo Manifiesto del Surrealismo de 1929, donde ve reflejados muchos de los postulados dadaistas de total insumision y sabotaje a las ideas constituivas del orden burgués de familia, patria, religión…etc.. y colabora con la revista La Revolución Surrealista con un anticipo del libro en el que está trabajando L’homme Aproximatif, y Breton le escribe una cariñosa dedicatoria en un elemplar de Nadja. La soledad de Tzara, aislado en su quehacer poético, y la necesidad de refuerzo por parte de Breton ayudan a este reencuentro, juntos compran y se intercambian arte africano.

Georges Bataille, a la sazón bibliotecario de la Nacional encabeza un grupo de oposición a Breton y renuncia a asistir al simposio convocado por éste, “demasiados alborotadores idealistas”, le responde, y, lógicamente, siguiendo los pasos de Miró, Ernst y otros anteriores defenestrados, es expulsado del movimiento, junto con Vitrac, Leiris y Desnos y funda la revista Documentos que se convertirá en el órgano de la disidencia surrealista y donde carga despiadadamente contra Tzara, aunque más tarde reconoce su potente expresión lírica. El abismo entre Bataille y el grupo del café Cyrano, con el que en esa época tenía Tzara buena relación, era insoslayable.

Portada de «El hombre aproximado»

Tzara está aislado del mundo, inmerso en la escritura de su libro L’homme Aproximatif y no entra en polémicas que le aparten de su trabajo, esta obra es un largo poema compuesto de 19 cantos, es una introspección lírica, un arreglo de cuentas consigo mismo, ya se había ido publicado en su mayor parte en las revistas de la época, por ello era esperado con expectación. Desde el primer verso “domingo tapadera pesada sobre la sangre hirviente….”, hasta los últimos “he consagrado mi esperanza al desierto oxidado del dolor / al crecimiento pujante de su fervor”, refleja la angustia, la indignación y la desesperación del hombre moderno, castrado por él poder represor del capital, pero también un himno a la libertad y a la fe en el futuro de la humanidad, un texto fundamental entre su extensa producción y obra esencial de la poesía del siglo XX, en la secuela de Trilce de Vallejo, de Altazor de Huidobro, en castellano, o de los Cantos de Pisa de Pound en lengua inglesa. Su publicación por Ediciones La Fourcade en diciembre de 1931 tuvo una acogida excepcional, como muestra un botón, Cocteau escribe : “….este poema primitivo….demuestra que en poesía no existen nunca callejones sin salida y que únicamente son válidas las posturas extremas”. Henri Behar en la edición de las Obras Completas de Tzara escribe, entre otras cosas, “El Hombre Aproximado, aun solitario, es heredero de las multitudes, átomo del cuerpo social, en camino hacia un eterno y azaroso futuro ….” Y Alfredo Rodríguez en su cuidado estudio introductorio que acompaña su traducción, expone la idea de que Tzara es ya conocedor de las teorías de Saussure y elabora este tratado de poesía cosmológica que se corresponde con una poesía filosófica en la que prima la descripción e interpretación del medio natural en el que vive el hombre. El libro se publica en 1931 con una tirada de 500 ejemplares y diez de lujo con un grabado original del Paul Klee.

Aparecen los primeros intentos de hacer historia de Dada, uno, tendencioso de Ribemont-Dessaignes aparece en 1931 en la N.R.F. y provocó una inmediata reacción de Aragon, Eluard y Tzara, que exigieron una rectificación a la revista y auspició una inteligente defensa por parte de Léon Pierre-Quint que escribió “se ha abierto una sima, imposible de rellenar, entre un grupo de escritores que buscan en el mismo límite de las posibilidades humanas para alcanzar en profundidad lo real, finalidad de todo arte, y otros que buscan el entretenimiento del público”. Otra opinión, mucho más fiel y honesta, de Pierre Massot, el del brazo fracturado por Breton, que emociona a Tzara, y el tercero más importante, ampliado posteriormente y hoy obra de referencia para estudiar el dadaismo, obra de George Hugnet. Dada ya ha hecho historia.

A raíz del suicidio de Mayakovsky, vuelve a reavivarse el polvorín del comunismo, se acrecientan las diferencias de posturas y opiniones, entre stalinistas y moderados, entre el PCUS y el PCF, entre L’Humanité y los surrealistas, Aragon es el más cainita, Breton y Tzara más moderados. Curiosamente los surrealistas acaban de cambiar el nombre a su revista, ahora se llama El Surrealismo al Servicio de la Revolución, la negrita es mía. En el número de diciembre de 1931 Tzara publica L’Essaie sur la situation de la poésie” documento teórico donde desarrolla la evolución de la poesía desde su condición de actividad del espíritu pero sin poder desligarla del componente ideológico, poesía medio de expresión. Sin olvidar su compromiso político Tzara es también, hechas las paces con Breton, uno de los surrealistas mas activos y el mediador entre el extremismo político de Aragon, exacerbado tras su asistencia al Congreso de Kharhov y la fe surrealista de Breton.

Este ensayo intenta reconciliar ambos movimientos, el comunista y el surrealista, quizás, cada uno en su ámbito, los más influyentes del siglo pasado : “la importancia de una obra solo es concebible como hito en la continua transformación del mundo”, Para ello es preciso dinamitar todos los conceptos burgueses anteriores, servirse de las palabras únicamente por su fuerza evocadora, inventar un nuevo lenguaje, trabajar el sonido y practicar el collage. Tzara vuelve a ser el maquinista que conduce el tren de la vanguardia, intensifica su amistad con Éluard, conoce a Dalí y debido a su amistad con Gala, la primera mujer de Éluard, visita el taller del pintor en Cadaqués.

El ambiente en el hogar de la Avenida Junot se va haciendo muy tenso, su relación con Greta se deteriora, su carácter hipersensible hace un drama de todo, según confiesa Alice Halicka, la pareja de Marcoussiss, Tzara se refugia en la escritura, regresa a la vida bohemia y se consuela en los brazos de Caridad de Laberdesque, la actriz de la película L’Âge d’Or” de Buñuel, en cuyo estreno participaron los surrealistas, organizados por Tzara, defendiéndolo contra los ataques de la extrema derecha.

Publicado en 1932, pero con textos del más puro estilo dadaísta que demuestran su independencia con respecto al surrealismo, Donde beben los lobos – los ejemplares de lujo incluyen un aguafuerte de Max Ernst – es un poemario salvaje y volcánico con sorprendentes, brillantes y asombrosos juegos de palabras, poesía cósmica y visionaria. Tzara está contento y lo demuestra en su dedicatoria sobre el ejemplar de Breton. La revista belga Diario de los poetas pretende dinamitar esta coyuntural unidad del movimiento surrealista, pero no lo consigue, pronto lo hará el “asunto Aragón”.

Aun cuando en 1934 junto con Crevel, Tzara se une a la Casa de la Cultura fundada por Louis Aragon, nunca estuvo excesivamente cercano a sus ideas, tras la publicación del provocador Frente rojo por Aragon, se abre la caja de los truenos, incluso el órgano del PCF, L’Humanité, hace oídos sordos, Breton redacta un escrito de adhesión firmado por más de trescientos artistas e intelectuales, surrealistas o no. Tzara intenta conciliar surrealismo y materialismo dialéctico, Breton, lógicamente, defiende su movimiento y Aragon se inclina por el Partido. Breton, Éluard y Tzara se intercambian obras con dedicatorias cariñosas, es la etapa de mayor comunión, Valentine Hugo pinta “el cuadro de su vida” retrato de casi todos ellos que ha pasado a la historia, pero poco dura la alegría, el primero en desertar es René Char y poco después incluso Valentine abandona a Breton.

También el matrimonio Tzara se tambalea, se cruzan cartas y mensajes, cada uno intenta salvarse a sí mismo pero la separación es irremediable, Greta se va al sur de Francia, concretamente a Perpignan y desde allí visita al matrimonio Dali en Figueras, Tzara permanece en París y su militancia antifascista, cada vez más acendrada, se traduce en la constitución de la A.E.A.R. (Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios) siempre apoyado por Crevel.

Juntos empiezan una especie de reordenación, de selección de todo lo publicado y escrito durante los 16 años transcurridos desde el inicio de Dada, el balance, aunque no deja de ser un compendio de fracasos y decepciones, impulsa a seguir insistiendo en un camino todavía por explorar, el resultado de dicho trabajo es la publicación de L’Antitête, con un aguafuerte de su fiel y gran amigo Pablo Picasso, en su primera parte reúne textos escritos en la época del Cabaret Voltaire, con el personaje de Aa el antipirina en ese estilo tzarista mezcla de humor y provocación, en la segunda parte confluyen la deconstrucción dadaista y la libre improvisación surrealista. Tzara no va a detenerse, el crítico André Delage escribe de él en Esprit : “…el mejor poeta francés de la actualidad y uno de los grandes herederos de Rimbaud.” Con la publicación de este libro se celebra la ultima reunión nocturna en la Avenida Junot, también se cierra Le Boeuf sur le Toit, todo indica un fin de ciclo.

Crevel y Tzara continúan su militancia y su trabajo en la A.E.A.R., aparece como órgano de la asociación la revista Commune, el inminente ascenso al poder de Hitler en Alemania exacerba las disensiones con los surrealistas, encabezados por Breton, Éluard y Peret que en los siguientes números 5 y 6 de la revista Le Surrealisme au Service de la Révolution expresan sus discrepancias con el “arte proletario al dictado de Moscú” e incluso reproducen el famoso cuadro de Dali Alucinación parcial, con seis imágenes de Lenin sobre el teclado de un piano. Tzara, discreto, no aparece por las reuniones de Cyrano, se marcha a Niza para encontrase con Greta y Cristophe y, a final del año 1934, se les unen Éluard, Nusch y Char. Tzara está escribiendo su próxima obra una mezcla de prosa poética, poemas y fragmentos ensayísticos, nos referimos al trascendental Granos y salvado.

Dalí, fiel únicamente a sí mismo, continua con sus provocaciones anticomunistas, a pesar de su innegable talento y de la importante aportación al surrealismo, su actitud genera una grave controversia en el grupo y deriva en su expulsión. En definitiva el divorcio del grupo se precipita, la brecha originada por las luchas entre socialistas y socialdemócratas, origen de las diferencias entre la militancia antifascista y el surrealismo, se ha cobrado la primera víctima, la siguiente será Tristan Tzara. Se avecinan tiempos convulsos y acontecimientos luctuosos, aprovechándose de las luchas intestinas de las izquierdas, Hitler alcanza el poder en Alemania, la segunda gran guerra se aproxima.

Portada de «Granos y salvado»

La tensa situación social explota en Febrero de 1934, la extrema derecha busca el golpe de estado mientras socialistas y comunistas pugnan entre ellos y solo éstos últimos se lanzan a la calle. Tzara y Éluard, exaltados, lo hacen en Niza, mientras el grupo de Breton continúa debatiendo el tema de Dalí. Tristan sigue redactando el testamento del surrealismo Granos y salvado, alejado de él desde 1932, en 1935 Tzara confirma el abandono del grupo.

Aunque fragmentariamente publicado en la revista El Surrealismo al servicio de la Revolución, este “sueño experimental”, como lo subtitula Tzara, fue desestimado por varias editoriales, había comenzado la caza de brujas contra él, afortunadamente los editores Denoël y Steele, se lanzan en 1935, a publicar Granos y salvado,en mi opinión una de las cumbres de la literatura del siglo XX. Libro sorprendente, mezcla de teoría y praxis, de prosa y poesía, de sueño y de racionalidad, reflejo de la angustia vital producida por el atroz capitalismo. Máximo pedestal del amor, del humor y del azar este texto esencial, transcribo parte de mi ensayo Aproximando a Tzara dedicado a Granos y salvado, “Esta obra marca un hito y señala el camino de los acontecimientos sucesivos de la creación literaria y artística. Las Notas a Granos y salvado, tan esenciales como la propia obra, ahondan el análisis y desarrollo de las ideas de arte como actividad del espíritu y como medio de expresión, poesía latente y poesía manifiesta, tesis y antítesis, que Tzara consigue esclarecer en síntesis, mediante la dialéctica hegeliana y el sicoanálisis, influenciado por la obra de Carl Gustav Jung, y que sintetiza en un único concepto evolutivo con preeminencia de uno u otro factor según el momento histórico”. En la nota II La reducción de los monstruosos antagonismos entre la sociedad moderna y el individuo hace un magistral resumen del hombre desde el hecho traumático de nacer que da origen a una existencia de represión, castración de los deseos más naturales y la angustia de vivir que ello provoca y que solo puede ser superada mediante una total subversión del orden con sus falsos principios morales y económicos. Transcribo el párrafo final “Es necesario dotar al odio existente contra la sociedad burguesa del antídoto de su término opuesto, la esperanza, en la sociedad del futuro, de ver satisfechos los deseos oprimidos e integrar en el orden síquico las posibilidades dormidas o atrofiadas que constituyen el sentido perenne de la dignidad humana.” Y especialmente La poesía, la transparencia de las cosas y de los seres, la nota V, puede considerarse resumen de pensamiento poético–político de Tzara que aúna vida y obra, objeto y sujeto, acción y riesgo, interior y exterior, fin y medio.

Éluard, en un mar de dudas, regresa a las filas del movimiento, sólo Char y Crevel permanecen junto a Tzara, que se manifiesta partidario de la integración de los intelectuales a las tesis comunistas, algo que Breton, quizás temeroso de perder su liderazgo, rechaza de plano, la secesión está servida, en adelante Breton y Tzara emprenden destinos diferentes. En Marzo de 1935, en una carta dirigida a Cahiers du Sud, Tzara anuncia su ruptura definitiva con el surrealismo.

Sin embargo el momento histórico lleva a Tzara, junto a Crevel, al acercamiento con Unik, Sadoul y Tanguy y a acrecentar su compromiso político y su dedicación a la A.E.A.R, los dos primeros muestran sus discrepancias con la recién inventada etiqueta de “realismo socialista” que consideran como un nuevo academicismo, arte de propaganda, que perjudica el alcance revolucionario de la obra de arte. Pero para la lucha antifascista no es conveniente un enfrentamiento con el comunismo ni con la URSS, con reticencias forman parte del comité de preparación del primer Congreso Internacional de Escritores en París, y siguen con preocupación los sucesos de la revolución minera en Asturias, que iban a ser la antesala del levantamiento fascista de Franco y de la subsiguiente guerra civil española.

Con ocasión de ese congreso tendrá lugar una reunión en la Closerie des Lilas el 18 de Junio de 1935 donde, en un enfrentamiento entre Breton y Ehrenbourg, que fiel al estalinismo soviético pretende no permitir la presencia surrealista, y a pesar de los intentos de Cassou y Crevel, se imponen las tesis del soviético y se produce el suicidio de Crevel y la definitiva ruptura de Tzara con los surrealistas.

La llama antifascista se extiende por Francia, mientras el posibilismo político del PCF preconiza una táctica reformista, Tzara llama a la insurrección revolucionaria. Breton rompe con el partido y pretende un grupo de intelectuales revolucionarios, Tzara considera que el momento histórico exige combatir, aun manteniendo las distancias con las doctrinas de Moscú, y no perderse en burocracias.

Mientras en Francia se aprestan a votar a los candidatos del Frente Popular, Tzara es consciente de que es en España donde hay que hacer acto de presencia, donde el ejército no ha asimilado el triunfo de las izquierdas y se alza el 18 de Julio de 1936, las ilusiones de un cambio radical en el curso de la historia terminan con el desencadenamiento de la cruenta guerra civil. Inmediatamente se entrega a la causa republicana y a recoger todo tipo de ayuda para el pueblo español, constituyendo una Alianza de intelectuales para la defensa de la cultura, de la que llegó a ser secretario. En un primer viaje a Barcelona, con Madrid asediado, el puerto es bombardeado por un barco de guerra de los insurgentes y Barcelona queda a oscuras, según relata Alberti.

Cartel Congreso de escritores en Valencia

Comprometido totalmente en el apoyo a la República española, Tzara organiza el Segundo Congreso de Escritores en Defensa de la Cultura celebrado en Madrid y Valencia. cuya sesión se celebra el 4 de Julio de 1937 en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento de Valencia. Es la época de las purgas al Poum, los troskistas, el asesinato de Nin, los preparativos los hace desde el Madrid asediado, en Francia el frente popular agoniza y ya no se siente simpatía por la causa republicana. Situándose por encima de esta situación, Tzara lee, en la sesión de Valencia del 4 de Julio celebrada en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, uno de sus ensayos más importantes titulado El individuo y la conciencia del escritor. Es una defensa de la poesía como modo de vida y no como una mera profesión u oficio literario. Lo que podría llamarse en términos existencialistas como literatura comprometida. Ya en sus primeros poemas rumanos Tzara escribió Introducción a D. Quijote, y ya jamás abandonará su pasión por España, que le inspiró varios de sus libros (Midis gagnés, Sans coup férir, La face interieur y À haute flamme). Recordemos también que junto con Aleixande, Neruda y Nancy Cunard editan la plaquette Los poetas del mundo defienden al pueblo español, para recaudar fondos para ayudar a la República e incluso en 1951 escribirá su Canto por la muerte de los anarquistas españoles acaecida aquel año en Barcelona.

Además de su compromiso militante con la causa revolucionaria, Tzara no pierde su interés investigador, sus lecturas abarcan desde la filosofía de su época estudiantil hasta otras muchas disciplinas. Junto con Caillois, asiduo a las tertulias de Breton en Cyrano, y Unik, Aragon y Monnerot entre otros, fundan en 1936 el Grupo de Estudios para la Fenomenología Humana, y editan la revista Inquisiciones. Ahondando en sus discrepancias con el realismo socialista, Tzara insiste en redefinir los conceptos de revolución y de revolucionario.

En junio de 1936 ha fallecido su padre, sin embargo por múltiples circunstancias, dificultades financieras, problemas afectivos tras su alejamiento de Greta y trabas administrativas, sigue siendo un extranjero en París, no regresa a Rumanía, aunque envía regularmente algo de dinero a su madre. Como miembro de la Asociación de Escritores antes mencionada organiza una importante reunión que al ser atacada de manera implacable por Breton, tachándola de estalinista, señala el profundo abismo que se ha abierto entre ambos poetas. Viaja dos años después a Praga, para asistir al XVI Congreso del PEN, invitado como miembro por este organismo apolítico de intercambio de ideas artísticas. De regreso a París y ante la definitiva ruptura con Greta, Tzara se traslada con todos sus enseres a un apartamento de la calle Lille, donde residirá hasta su muerte. Está solo y deprimido, los graves acontecimientos que se avecinan le darán nuevo impulso creador.

Durante el proceso revolucionario español abortado por el golpe de estado fascista, Tzara no ha dejado de escribir, “su poesía no sería lo que es, si la guerra de España no la hubiese atravesado como un cuchillo”, y en 1939 publica Sures alcanzados, obra traducida en el último apartado de este libro, también en ediciones Denoël y con seis maravillosos dibujos de Henry Matisse. a resaltar la excepcional pléyade de pintores que ilustraron todos y cada uno de los libros de Tzara. Obra dividida en tres partes, la primera está conformada por quince cantos (ensoñaciones) que alternan prosa poética con sus signos de puntuación y largos poemas en verso libre sin puntuar, entre ellos cabría destacar el canto X, un metapoema según palabras de Henri Behar. Su título Resumen (o compendio) de la noche es definitorio en cuanto a su carácter divulgativo o pedagógico. La segunda parte La Mano pasa cambia el juego onírico y el poeta regresa al mundo exterior, este cambio se opera de manera más evidente en la tercera parte, Cambios prometedores redactados ya durante el desarrollo de la contienda española, surge el Tzara en la lucha contra las cadenas opresoras del fascismo y del capital, señala el punto álgido en su trayecto poético. Incluye su estremecedor poema dedicado a García Lorca En el camino de las estrellas marinas. La cuarta y ultima parte que da título a la recopilación, está claramente inspirada en los sucesos históricos que sufrió nuestro país, como lo evidencian dos títulos, Canto de guerra civil y España 1936. Esta obra resume el transcurso de su vida desde la provocación dadaista, pasando por el surrealismo dogmático hasta el concepto ya desarrollado en Granos y salvado de la angustia de vivir.

Tzara y Greta ya han emprendido el proceso de divorcio, que no les sería concedido hasta 1942, al mismo tiempo estalla la segunda guerra mundial y en Junio de 1940 se produce la invasión alemana. Tzara perseguido por los fascistas del gobierno de Vichy, como muchos otros, se ve obligado a huir de París, deja a buen recaudo sus colección de arte africano y su amplia biblioteca y huye hacia el sur. Las concomitancias de los sucesos personales y políticos patentizan que la vida no es sino una sucesión de sufrimientos, destrozos y fracasos, escribe La huida, que no sería publicada hasta 1947, una vez acabada la guerra, como todos sus escritos durante la ocupación alemana. Poema dramático más que pieza de teatro, es una obra muy controvertida, unos la ven accesible, otros achacan un retorno al simbolismo, los letristas entre ellos, el texto no deja de ser una expresión personal del éxodo y de la ruptura familiar.

Tras ser detenido en 1941 en Sanary, sigue su largo periplo por Aix-en Provence, pero la costa Azul no es lugar conveniente y se refugia en Souillac en el departamento de Lot, delatado en 1943 por el periódico ultraderechista de París Je suis partout, se incorpora a la Resistencia en la más estricta clandestinidad, pero está en tierra conocida, refugio de muchos exiliados tras la guerra civil española, desde allí colabora en diferentes revistas y periódicos. Tzara sin pertenecer al partido comunista, no se afiliará hasta 1947, sigue sus directrices, siempre ha sido un revolucionario convicto y considera al PCF como necesario para luchar contra el fascismo. A pesar de su “exilio” Tzara no cesa de escribir poesía, de hecho es su época más prolífica, aun cuando todos esos libros no se publicarían hasta la Liberación. La lucha silenciosa de los Tzara, Christophe recién acabado el bachiller se alista al maquis, junto con la de Char (capitan Alexander) y Reverdy deja en evidencia a muchos otros surrealistas. Al sudoeste no llegó el desembarco aliado y la batalla en torno a Toulouse fue ardua. Desde Souillac ejerce de Presidente del Comité Regional de Liberación y de encargado de los servicios de propaganda en Toulouse. Tras la Liberación, la fe en el hombre y en la revolución, que constituye un compromiso personal, le hace, desde 1944, ir de la mano con el PCF y en Toulouse lucha por el renacimiento cultural de la ciudad.

Sin abandonar estas funciones, se ocupa del Comité Nacional de Escritores y, junto con Éluard y sobre todo Aragon, organiza en la clandestinidad la oposición de los intelectuales al fascismo. Tras la Liberación la organización traslada su sede a París. Tzara, ya integrado en la región, permanece en Toulouse donde sigue la incansable labor de promoción cultural, su actividad es un modelo a seguir, publicaciones en prensa y revistas, conferencias, cine club, debates sobre Kierkegard y Heidegger, proyecta la creación de una Biblioteca regional y de un Centro de Estudios Occitanos, región tan imbricada con la cultura catalana, pero el alcalde Pierre Bertaux va dando largas a las propuestas, una demostración más de las luchas intestinas en el seno de la resistencia.

Tzara, agotado, pasa con Christophe unas semanas en una clínica de Saint-Alban, donde escribe Parler seul, que sería publicado en 1950. Una vez recuperado viaja a París y se instala en un pequeño hotel próximo a Saint-Germain-des-Prés, mientras espera le sea reintegrado su apartamento que había sido confiscado por los alemanes. Y en 1946, tras la Liberación y de una sola tacada publica todos los poemarios escritos durante la clandestinidad, Mientras tanto, Señal de vida, Tierra sobre tierra y reedita la obra de teatro El corazón gaseado y los Veinticinco poemas, demostrando el poderío de la poesía por encima de ideologías y guerras.

Con el inicio de la paz, el retorno a París impulsa la actividad social de Tzara, el reencuentro con los amigos en el Flore reaviva los debates entre los defensores de la poesía revolucionaria y el ejercicio del arte por el arte huyendo de lo propagandístico. Tzara, siempre mediador, es instado por Leiris, fundamentalmente, a representar La Huída, el estreno se celebra el 21 de Enero de 1946 en el Teatro Vieux-Colombier, esta vez son los letristas al mando de Isou los que intentan el boicot de la obra. El público es el de los grandes eventos, la acogida dispar, el estilo de Tzara sigue siendo hermético, algunos (Massot, por ejemplo) se lo recriminan queriéndolo atraer hacia el “realismo socialista”. Tzara antes de participar en el debate e intervenir brillantemente en La Sorbona, lo que comentaremos mas tarde, emprende un viaje por los Balcanes y visita su Rumanía natal.

El alma de Tzara, obra de Marius Leconte

Invitado por poetas amigos, checos y húngaros, con los que había seguido manteniendo contacto a pesar del conflicto bélico, Tzara viaja a Europa Central, envía una carta a su hermana contándole las peripecias de los últimos años pero no concreta su visita a Bucarest. Es éste un viaje oficial, puesto que Tzara forma parte de la delegación francesa que asiste al congreso de escritores yugoslavos, luego viaja a Shopje en Macedonia para dar una conferencia sobre los orígenes revolucionarios de la poesía contemporánea, de ahí va a Budapest donde promete intentar conseguir la implantación del Instituto Francés para proseguir por Bratislava y Praga, y coincide con Havel entre otros, antes de dirigirse a Rumanía.

Después de 32 años ausente, exceptuando las pocas semanas de la estancia de 1922, Tzara regresa a su país, y esta vez visita Moinesti y saluda a toda su familia, es un reencuentro consigo mismo, con su infancia, en Bucarest es agasajado oficialmente, como representante de Francia, e imparte numerosas conferencias sobre la dialéctica de la poesía. Encuentra un país donde todavía existe una oligarquía privilegiada, es la época del rey Miguel, sin embargo los comunistas están ya infiltrados en todas partes, de hecho Tzara es “guiado” en sus visitas programadas. Se reencuentra con viejos amigos, como Sacha Pana, y es seguro que hablarían de Ilarie Voronca, desde muy joven íntimo de Tristan, que se había suicidado poco antes.

Ya en París, es el año 1947, crucial en la vida de Tzara que va a cumplir 51 años, en primer lugar porque es invitado a dar una histórica conferencia el día 11 de Abril en el olimpo del conocimiento francés, en el anfiteatro de la Sorbona, título El Surrealismo y la posquerra, resumen de su pensamiento político y de sus teorías artísticas, es el balance de toda su vida anterior y un ajuste de cuentas definitivo con André Breton. Va a arder Troya, el aula magna se encuentra a rebosar de todo tipo de público, existen dos bandos el bretoniano y el tzarista, se le propone a Bretón un tiempo para el uso de la palabra al final de la sesión, ofrecimiento que rechaza. Nada más comenzar la presentación, Breton increpa a Jean Cassou “nos cagamos en todo esto”, una voz contesta “Breton al Figaro” (periódico conservador parisiense donde había concedido una entrevista días antes) Bretón se sube a la tarima y se bebe el agua del orador, interrumpe el discurso “Tzara hablando de Descartes en 1947” otra voz desde el gallinero suelta “ Y Breton hablando de Breton en 1947”. Tzara echaba en cara a los surrealistas su falta de compromiso y a Breton su deserción, su huida a los Estados Unidos ante la invasión nazi de su país, mostrando también su discrepancias con la dedicación a la ensoñación, al subconsciente de la hipnosis y otros experimentos oníricos, en lugar de pasar a la acción. Fue el último enfrentamiento entre dos ex–amigos que llegaron a odiarse profundamente. Bretón cuestionado por el Letrismo y el Existencialismo queda aislado, si bien siguió ostentando el liderazgo cada vez más autoritario de un Surrealismo en decadencia.

La segunda circunstancia que marcó este año es su definitiva afiliación al Partido Comunista Francés, al que por cierto solo estaría afiliado durante pocos años, hasta la invasión de Checoslovaquia, aun cuando permaneció siempre fiel a su compromiso político. El tercer y último suceso relevante es la concesión de la nacionalidad francesa, ¡por fin!, con más de 25 años de residencia y después de haber luchado, su hijo Christophe incluso en el frente, en la Resistencia. Tras estos acontecimientos, Tzara se retira de la sociedad, pero fiel a su militancia silenciosa y comprometido con la poesía, su vida, se dedica a escribir y, como más adelante veremos, a ordenar todos sus escritos y a analizar anagramáticamente la obra de Rabelais y Villon.

El Comité Nacional de Escritores (C.N.E) se ha institucionalizado entre 1944 y 1948, bajo los auspicios de los comunistas, con Aragon y Elsa Triolet al frente, como presunta alternativa a L’Académie française, Elsa lanza la Batalla del libro. Tzara utiliza su amplia agenda para invitar a intelectuales extranjeros a las reuniones sabatinas, a las que concurren nuevas generaciones de jóvenes escritores atraídos por el ambiente cultural, artístico y mundano en el que Elsa ejerce de anfitriona, pero ignorantes de dada, del surrealismo y de las “vacas sagradas”. Entre los jóvenes poetas asistentes a las reuniones de la calle del Elíseo, Tzara. comunista moderado, entabló amistad con el troskysta de origen egipcio Raymond Alghion, mientras, la guerra fría ha dividido al partido comunista, al menos, en dos corrientes. Las opiniones de Algion son muy reveladoras, habla de un Tzara siempre prudente y desapasionado comunista, “el mejor guía” al que llevó a navegar por la costa azul y con el que compartió tardes en el Flore, donde siempre demostraba su nostalgia por su juventud dadaísta. Janine Bouissonnuse, sucesora de Elsa en el secretariado del Comité relata en 1951 la degeneración de las reuniones y la desmembración del C.N.E “Ya no había debates sobre política, ni sobre literatura ni pintura ni cine…..solo verse deshacerse el Comité ante Elsa y Aragón, e incluso Éluard pontificaba engrandecido….”.

Esta guerra fría se esfumó unos pocos años en El Catalán, bautizado como tal por la asidua presencia de Picasso, amigo del decorador George Hugnet, el primer historiador de Dada y al que incluso le ofreció un papel en la obra teatral El Deseo atrapado por la cola. Es la época del jazz, la bohemia nocturna, “el Todo-Paris” se da cita hasta que, poco a poco, llega la “caza de brujas” ejercida por el comunismo más ortodoxo, Eluard es ya poeta laureado, Tzara se retira al Flore y Alghion tiene que huir exiliado a Italia, la andadura común de los comunistas ha durado poco, hasta 1952.

Entre 1949 y 1950, Tzara rompe su obligado silencio editorial y publica conjuntamente, se repite la circunstancia, las plaquettes Fases, Sin disparar un tiro y Hablar solo. Fiel a su costumbre, desde sus primeros libros, de que un importante pintor colabore en sus obras, éstas son ilustradas, respectivamente por Giacometti, Suzanne Roger y Joan Miró. Propiciado por el editor Adrien Maeghth, el pintor español, con el que Tzara ya mantenía una vieja amistad, realiza 72 litografías excepcionales para una segunda reedición de lujo de L’Antitête en tres tomos y con un estuche. Miró acepta encantado debido a la antigua y estrecha amistad que les unías, pero ante las urgencias de Tzara y por su deseo de hacer un primoroso trabajo le pide tiempo y paciencia. Tras un abundante intercambio epistolar, donde ambos van mostrando su progresivo entusiasmo y acordando exhaustivamente las características de la obra, por fin en el mes de Julio de 1947 dan por finalizado el trabajo y en 1949 se publica uno de los más hermosos libros de artista que se hubieran editado hasta entonces : una obra de calidad y calado excepcional.

Despacho de Tzara

Tras arduos esfuerzos Tzara, a pesar de sus dificultades financieras, sigue enviando dinero a su familia y recupera su apartamento de la calle Lille, en él reinstala su estudio con su biblioteca, sus escritos, sus cuadros, sus máscaras africanas y es visitado, con frecuencia, por René Lacôte y Georges Haldas, que preparan un pequeño librito de 200 páginas sobre su obra y su trayectoria vital con una breve selección de poemas, en la prestigiosa colección de la editorial Seghers, Poétes d’aujourd’hui. Con esta edición Tzara entra en el selecto club de los grandes poetas, y hasta la biografía de François Bouot de 2002 fue la única obra dedicada con exclusividad a la figura de Tzara y la primera en arreglar cuentas con Breton. Es el año 1950, Tzara ha envejecido, pero su entusiasmo no ha declinado, la miopía le hace llevar gruesas lentes, ya desapareció el mítico monóculo, cuando recita su voz suena profunda seria y apasionada.

Uno de los mejores y más conspicuos amigos de Tzara fue Pablo Picasso, tema sobre el que he pasado de soslayo, se admiraban recíprocamente, y su relación estrecha merecería una investigación aparte. Tzara dedicó al genial pintor varios ensayos, poemas y conferencias, que aparecen en capítulo correspondiente de este libro. En una de las más importantes, la impartida en Roma en 1953, reafirma su preferencia de la poesía de circunstancia frente a la poesía de las circunstancias. A lo largo de los años Picasso y Tzara colaboraron en numerosas ocasiones, la primera edición de L’Antitête fue acompañada por un aguafuerte del malagueño quién además ilustra con nueve litografías Memorie d’homme, resumen o suma poética de Tzara que asiste embelesado al trabajo del pintor que en Vallauris daba sus últimos retoques a su escultura Hombre con cordero, a la que Tzara dedicó un emotivo ensayo. La crítica, incluso del partido, acogió con entusiasmo el libro y los calificativos elogiosos se sucedieron “protesta mediante el absurdo contra el absurdo de la guerra” , “reflejo de la vida de un hombre que busca a través del tedio, la desgracia, la soledad, de las pequeñas alegrías de la vida, de las guerras y en el incendio, la esperanza razonable en una felicidad posible”, “hermosa prosa extravagante, cínica o bromista ….”(Marcenac), “barómetro sensible del tormentoso tiempo que vivimos pero donde se vislumbra el arco iris” (Gaucheron). Y la última obra publicada en vida por Tzara La Rose et le Chien, poema perpetuo , elaborado en círculos concéntricos giratorios, de ahí su subtítulo, influenciado por Duchamp y su Anémic cinéma, también fue ilustrada por Picasso, que en uno de sus dibujos incluyó un críptico mensaje todavía por descifrar.

Del 5 de Junio al 11 de Julio de 1950, Tzara grabó diez programas radiofónicos que fueron emitidos por la ORTF, habría que investigar en sus archivos. Fueron diez programas en los que se desgranan los contenidos de las más importantes revistas de la vanguardia, documentos de histórica relevancia, cuyos guiones están publicados en el Tomo V de la magnífica edición de las Obras Comnpletas de Flammarion auspiciada por Henri Béhar. Unos años antes de morir, concretamente en 1958 también concedió una importante entrevista a su amigo y excompañero dadaista Ribemont- Dessaignes, en la que hace un repaso de la historia del movimiento y retomando los calificativos que el propio Tzara había expresado en el homenaje a Kurt Schwitters, define al padre de dada como un hombre íntegro, consciente y fiel en su lucha por la consecución de una nueva vida, auténtica y total, esto contradice el concepto de literatura comprometida, tan en boga durante la guerra fría, mostrando claramente sus discrepancias con la doctrina estalinista.

En ese solitario, solidario y silencioso compromiso vital de Tzara, que siempre se enfrentaba a cualquier injusticia o ataque a la libertad, cuando el poeta turco Nazim Hikmet fue encarcelado, organizó un comité en su defensa hasta conseguir su liberación. Sigue demostrando su amor a España y colaborando con el sostenimiento de su partido comunista en su lucha por la causa de la República, aun cuando en los mítines y reuniones adoptaba una discreta y marginal postura.

Llegan noticias de los encarcelados y asesinados en Rusia y de la crueldad de la represión de Stalin, recrudecida durante los últimos años antes de su muerte, se producen las primeras disensiones internas en el comunismo, acrecentadas por las sucesivas invasiones de Yugoslavia y Hungría, fiel reflejo de esta situación es La Face intérieuere, publicada en 1953, donde muestra su ira contra estos trágicos acontecimientos y clama por la llegada de una nueva aurora. Precisamente en 1956 Tzara, invitado a Budapest, en un largo artículo premonitorio, que él sabe que no va a publicarse, denuncia la decadencia revolucionaria y la carencia de libertades y, lógicamente, es reconvenido por Aragon y el Partido para callarse. Tzara queda más solo que nunca, él permanece lúcido e independiente y se arriesga manteniendo su personalidad incorruptible, eso le condena inexorablemente al ostracismo, su hijo Christophe aún recordaba cómo la gente giraba la cara cuando se cruzaban con él. Tzara, renegado, apestado, marginado, desprestigiado por los propios intelectuales….sufre mucho, esto, en contra de su bonhomía natural, le hace reaccionar a veces como un ser irascible y colérico. Sin embargo la historia le da la razón, y ,con motivo de la guerra de Argelia, son 121 los intelectuales que firman una declaración reconociendo el rechazo a tomar las armas contra el pueblo argelino.

George Hugnet tras años de investigación está a punto de publicar La aventura DADA, es el primero de los muchos trabajos que se sucedieron después acerca del movimiento artístico de mayor proyección del siglo XXI, obviamente no el surrealista más conocido y famoso. Para ello en compañía de su mujer Mystille acude con asiduidad al domicilio de Tzara en la calle Lille, estas visitas junto con el trabajo de recopilación de los numerosos documentos, recuerdos y escritos, le proporcionan una gran felicidad, aunque no le gusta ser considerado como “el padre de dada”, tamaña aventura juvenil sigue siendo la pasión de su vida, de hecho el prefacio de esta obra titulado Dada contra el arte lleva su firma. En este repaso final repite los incentivos de siempre, la primacía de la duda demostrada mediante la contradicción y el absurdo, prevalencia del azar y del caos, el ate como modo y no medio de vida, cuestionamiento profundo de la función del arte considerándolo elemento fundamental de la vida, interrelación de técnicas y medios entre las diferentes disciplinas, abolición de los géneros literarios, derivación de la sorpresa hacia el escándalo y la provocación, en definitiva el imperio del amor y del humor como prístinas fuentes creadoras. El 21 de Marzo de 1957 en la Galería del Instituto, cuarenta años después de la aparición de Dada, se celebra una exposición como presentación de la publicación de Hugnet que reúne gran parte de sus actores, como no podía ser menos un grupo de jóvenes tirotea un cuadro de Man Ray……qué mejor demostración de la vigencia de dada que un atentado dadaista contra la historia dadaista.

Nos acercamos a los últimos años de Tzara, ya hemos reseñado la publicación de La rosa y el perro en 1958, ya ha terminado de seleccionar, clasificar, organizar y corregir todos los escritos teóricos redactados durante su vida sobre arte El Poder de las Imágenes y sobre poesía Las Esclusas de la Poesía, que, como casi toda su obra permanecen todavía inéditos en castellano, e incluso como obras exentas en francés. Escribe a su familia sin ser muy explícito sobre la situación política y personal, y prefiere pasar el verano en España aunque no se tiene constancia de su visita.

Tras la última decepción política con la victoria de De Gaulle en el referéndum de 1957, acomete la ingente labor de interpretar analógicamente algunos escritos de Rabelais y de Villon, profundizando en su versificación y lingüística, descubre nuevos sentidos en los textos. Raramente sale de su apartamento de la Cale Lille, solo acude al Flore reclamado por los jóvenes poetas americanos de la generación “beat”.

En 1961 se le concede en Taormina el gran premio de poesía, el único en toda su vida y un año más tarde ve cumplido su sueño de visitar África, cuyas expresiones artísticas fueron objeto de su interés desde muy joven, y viaja a Salisbury, como experto en la materia, a pesar de su estado de salud, para participar en el Congreso para la Cultura africana. El gran esfuerzo le supone un grave deterioro físico, regresa agotado.

Tumba de Tzara

En Noviembre de 1963, Madeleine Chapsal. entonces una joven y prometedora periodista de L’Express, le solicita una entrevista, Tzara muy amable responde inmediatamente, unos días antes la periodista había hablado con Breton. Transcribo las palabras de ella : “ Sus directrices eran las mismas, pero sus formas de vivirlas opuestas. Breton se creía un hombre extraordinario, se había forjado una leyenda que defendía a capa y espada….Tzara huía de todo lo que sonase a petrificación, estaba enfermo, por supuesto, pero yo notaba una deliberada voluntad por desaparecer. No por modestia sino para poder gozar mejor de todo, de un instante, de una idea, de una emoción, de una palabra, de un encuentro, de un juego……En suma Tzara era libre, mucho más que Breton. Su mera presencia me estimulaba, me sentía llena de energía…..”.

Ya poco que añadir a este resumen biográfico, solamente un último hecho significativo, su hijo, Christophe se negó a que el PCF se hiciera cargo del sepelio y lo utilizara políticamente. Un exigüo grupo de verdaderos amigos acompañaron sus restos al cementerio de Montparnasse, había muerto, un gran poeta, que revolucionó radicalmente los conceptos artísticos de su tiempo y cuyos principios siguen aún influyendo en arte de nuestros días, porque, por encima de todo, fue un excepcional ser humano, libre, bondadoso y rebelde. Había fallecido el “domador de acróbatas” nombre del personaje que Tristan representó en la Sala Zur Waag el 9 de Abril de 1919 en Zúrich, recién cerrado el Cabaret Voltaire, y si el riesgo artístico se puede comparar con una acrobacia, entonces la función de instigador, de domador fue la constante vital de la trayectoria de Tzara. Pero DADA no morirá jamás y sus premisas : AMOR Y REVOLUCIÓN mantienen plena vigencia.

Monumento a dada en Moinesti de Ingo-Glass

trsitan tzara
tristan Tzara
tristan Tzara
tristan Tzara

APROXIMANDO A TZARA

Manuel Puertas Fuertes

APROXIMANDO A TZARA

“ La poésie doit être veçue et vivide ”

“ La pensée se fait dans la bouche ”

PREÁMBULO

Deberían ir ya sonando estruendosos carillones y sirenas para despertarnos y para, casi sesenta años después de su muerte, aproximar a Tzara al conocimiento en español, y situar en el prevalente lugar que le corresponde en la historia del arte y de la poesía, su ingente obra. Sea esta breve monografía el aldabonazo de partida que sirva para reivindicar su esencial aportación a la evolución de las ideas, y para incluir en el acerbo acervo en castellano la figura del teórico, ensayista, conferenciante, coleccionista de arte, dramaturgo, poeta, instigador y propalador dada, cuya máxima preocupación fue la liberación del hombre, su prójimo.

El inventor de Dada, como lo califica François Buot en su completísima biografía, el terrorista que arribó de Zúrich, como escribe en el prefacio a sus Obras Completas Henri Béhar, o también el hombre del monóculo, el poeta y ciudadano que intentó siempre ser un hombre libre (abandonó el PC decepcionado tras años de militancia) es actualmente uno de los más olvidados de los dadaistas y surrealistas. Equívocos, graves contradicciones en las informaciones, y simplistas y tendenciosas interpretaciones han rodeado la figura de Tzara y obviado su primordial papel en los movimientos dadaista y pre-surrealista. Quizás por su singular personalidad se pueda entender que el instigador de una de las mayores revoluciones artísticas y literarias de la historia sea casi ignorado y prácticamente ninguneado, incluso en la propia Francia. Francia se perfuma con otras fragancias, se acicala con galas de moda autóctonas, chovinismo manda. De hecho, debido a la pequeña tirada de sus obras y a la escasez de reediciones, a Tzara lo ha leído muy poca gente, y para la inmensa mayoría de personas no existió Dada, incluso en el ámbito poético el movimiento Dada es despreciado, sobre todo comparándolo con el sobrevalorado surrealismo, cosas del márquetin.

Si consensuamos que el Romanticismo es el huevo del que eclosiona un nuevo hombre libre y, por ende, el comienzo de una actividad artística más auténtica que la mayoría de las anteriores, basadas en una tradicional religiosidad, y el desarrollo de un nuevo concepto del arte como expresión de esa libertad individual. Es evidente que además de la evolución histórica hubo un cambio en la personalidad humana, por ejemplo, para repensar completamente un nuevo orden se otorgó un valor imprescindible al trabajo y la refexión en soledad, aspecto que Tristan defendió toda su vida, el Dadaismo es la consumación de ese proceso de liberación total de la capacidad creadora de los seres humanos que el Romanticismo emprendió.

Los Manifiestos dadaistas, ¿o mejor Tzaristas? suponen el mayor alegato contra el orden, la moral, el arte y la cultura establecidas por los poderes religiosos, sociales, políticos y económicos. La incitación a la rebelión continua, la ruptura con todo lo caduco, la práctica del escándalo hasta el absurdo,etc…hacen de Dada un movimiento de un gran poder enriquecedor, y de estímulo permanente que perdura aún, en muchas manifestaciones artísticas de nuestros días.

Se ha calificado frecuente y simplistamente a Dada, y a Tzara su profeta, de destructor y nihilista, así como de un movimiento basado en la teoría materialista – marxista. Sin dejar de tener alguna razón estas etiquetas, quedan bastante cortas y son completamente inexactas para explicar la totalidad del pensamiento del movimiento y de su promotor. ¿Acaso su crítica no era al arte en sí mismo, sino a la función del arte, dirigirlo a la transformación de objetivos que debe experimentar para enfrentarse a una sociedad capitalista y reducir su poder?, es decir, no era su pretensión destruir el arte como tal, ni negar su valor, ni proclamar el nihilismo, lo que se preconiza no es sino convertir el arte en palanca para un profundo cambio de las estructuras socioeconómicas de la sociedad burguesa. Su análisis materialista lleva implícita de forma dialéctica su finalidad idealista. No podemos olvidar que durante sus estudios de filosofía, entre los pensadores que más influyeron en Tzara aparecen inexorablemente los nombres de Friedrich Nietzsche y Henri Bergson, entre otros ( Freud, Hegel y Marx, evidentemente).

Dada, efecto-producto de la ¿primera? Guerra Mundial – ¿acaso no podrían haberse bautizado así otras mucho más anteriores? (las Cruzadas por ejemplo) – fue el mayor, inextinto e inextinguible incendio purificador, provocado casi simultáneamente en tres frentes (Alemania, Zúrich, Nueva York), de toda la historia del arte occidental. Todavía en pleno siglo XXI refulgen y queman sus rescoldos. Algunos dicen …pero si solo fueron unos gamberros hijos de papá jugando a ser hombres….a qué fin tanto escándalo para tan efímera provocación. No hay que olvidar que Dada duró apenas seis años, y el acta de defunción la firmo el propio Tristan, devorado por el Surrealismo o quizás fuera mas exacto decir por la voracidad de Breton y con la aquiescencia del propio Tzara, su principal promotor, que siempre lo consideró, dado su criterio dialéctico, como una etapa por superar como un movimiento con fecha de caducidad. Pero Dada no fue solo una mera reacción contra la guerra, una insurrección antibelicista, también alzó la bandera de una militancia pacifista que, con las armas del humor, del amor, de la bondad y de solidaridad humanas, pretendía subvertir por completo los cimientos del putrefacto orden social existente, una dictadura del espíritu, con todo el poder de la convicción y la osadía de la adolescencia, esa primaveral etapa del ser humano que reverdece los campos, produce las flores y da sus mejores y más sabrosos frutos.

Sin embargo creemos poder afirmar que esta revolucionaria aventura espiritual nos ha legado el poder de eliminar, repito del acervo acerbo universal, las ideas tradicionales impuestas, convencionales, burguesas, represoras y comunes a todas las culturas y sociedades.

Por aquello de la sistematización didáctica y recurriendo al marbete como ejercicio de simplificación, como clasificación y acomodo académicos, nos atrevemos a diferenciar y calificar tres etapas en la evolución de la obra Tzarista : la primera la del joven teórico dadaista, propulsor de escándalos y provocador de la burguesía y de los poderes que representaba : “épater le bourgeois”, otra intermedia cuyos principios constituyentes fueron la transición al surrealismo y el afianzamiento de su conciencia social y su militancia antifascista, quizás tremendamente afectado por la incivil y sanguinaria guerra de España y por último una última etapa de madurez, de instrospección personal, de perfeccionamiento poético, de recopilación, ordenación y corrección de su obra teórica anterior y de estudio anagramático de la poesía de Villon.

Esta vida así troceada constituye, sin embargo una única obra en evolución permanente que se corresponde con un mundo desquiciado y en continuo movimiento. Es una misma persona, jamás renegó de sus principios dadaistas y sólo al final totalmente decepcionado abandonó su militancia en el Partido Comunista Francia. Siempre fue el mismo poeta internacionalista, universal y defensor de las causas humanas más importantes que tienen que ver con la paz, la justicia, la libertad, la dignidad y, en definitiva del amor entre los hombres, no olvidamos que el principio original y el fin último de dada era la imbricación total entre arte y vida, entre hombre y obra, como atestigua el exergo de este preámbulo. La poesía como modo, y no medio, de vida. Desde las fotos de su juventud Dada, pasando por la época surrealista, durante la que siempre conservó su independencia solitaria y resistente frente al grupo, hasta las últimas de su vejez, solo es sensiblemente diferente la desaparición del monóculo como atributo personal y característico, como característica es la incomprensión y desafecto hacia su obra tanto en vida como póstumamente : ningún revolucionario es bien visto por la hipócrita y convencional moral pequeñoburguesa.

Como final de este preámbulo reseñar la gran importancia de las Notas que el propio Tzara redactó para acompañar Granos y salvado, que muestran magistral y hermosamente su ideario y explicitan el trauma del nacimiento, el complejo de castración que se deriva de la sempiterna insatisfacción de nuestros deseos más íntimamente humanos y la consecuente angustia de vivir que nos produce y nos acompaña en nuestro periplo vital.

INFANCIA Y ADOLESCENCIA

Nacido en Moinesti en la provincia rumana de Bacau el día 16 de Abril de 1896, solamente 20 años después de la independencia del país, en el seno de una familia de origen judío, fue bautizado como Samuel Rosenstock. Su padre fue director de una empresa petrolífera y, posteriormente, gerente de una explotación forestal. Aunque el antisemitismo estaba en auge no parece haber afectado en demasía al niño Samuel, mientras la adoración materno-filial era recíproca, no así el resto de las malas relaciones familiares debido a la intransigencia paterna, y a las continuas discusiones y peleas con su hermana “la calamidad”, que le impulsaron a abandonar joven el entorno familiar y el país. En las fotos que se conservan de esta época aparece siempre bien vestido, con una elegante ropa y un gesto serio y adusto. Tras el período de enseñanza primaria, marchó a estudiar en el instituto Mihaiu Viteazul de Bucarest, donde entabla amistad con Ion Vinea y Marcel Janco, con los que funda la revista Símbolo donde publica sus primeros poemas con el apodo de Samyro, obras repudiadas por el autor, que fueron sin embargo publicadas en 1934 y, muchos años después, fueron recopiladas, traducidas y publicadas en francés por su amigo Claude Serner. En español hay una reciente y muy deficiente versión de estos primeros poemas rumanos perpetrada por Darie Novaceanu y auspiciada por las Prensas Universitarias de Zaragoza.

Durante las vacaciones estudiantiles, en los meses estivales, disfruta de la naturaleza en su pueblo natal e incluso ayuda en las labores de leñador en el bosque, juega al ajedrez, lee a Nietzsche, escribe poemas, se enamora, su novela inacabada Hagan juego es un relato de su primera relación amorosa, de todas maneras carecemos de una exhaustiva información, son escasos los datos de estos primeros años de su vida adolescente, época de la que él mismo rehusaba hablar. En octubre de 1915 en la revista La llamada o La vocación aparece por primera vez su firma como Tristan Tzara. La elección de Tristan puede deberse al personaje de la ópera de Wagner mientras que Tzara se corresponde en ortografía occidentalizada con la palabra rumana tara (la t lleva cedilla) que significa país, tierra.

Es conocida la tradición cultural francófona, y la influencia de la gran poesía simbolista francesa en la literatura rumana de la época, singularmente de Rimbaud, en autores como Minulescu, Eminescu, su compañero Vinea y sobre todo Urmuz, seudónimo de Demetru Demetrescu Buzau, curioso personaje prevanguardista con gran influencia en Ionesco y que como otros pioneros acabó suicidándose, todos fueron lecturas y referentes del joven poeta, al que las descripciones y fotografías representan como de estatura más bien baja, trajeado con corbata, gemelos y unos binoculares o quevedos (luego sería reconocido por su monóculo) en definitiva bien vestido, pulcro, educado y demasiado serio. Un dandy pero sin embargo poco proclive a mostrarse en público y mucho menos ser centro de atención.

En otoño de 1915, huyendo de la guerra y del hostil entorno familiar deja Rumanía, a la que solo volvería en breves y escasas ocasiones, es una despedida difícil y dolorosa. El joven inquieto y rebelde llega a la neutral Suiza, concretamente a Zúrich, donde se reencuentra con su paisano Marcel Janco, que le había precedido, y se matricula en la facultad de Filosofía y Letras, empieza a perfilase como un instigador y provocador, junto con otros “exiliados”, comienza a encubarse el estallido de una de las mayores conmociones, un gran salto hacia el vacío, en la evolución histórica del concepto de arte y en el ejercicio de toda actividad creativa, literatura, pintura, poesía, etc….

ZÚRICH – CABARET VOLTAIRE – DADA

Sus primeras semanas en el nuevo país son jornadas de excesos y profundo “ennui”, un hastío provocado por la mediocridad burguesa inmovilista que paralizaba al conjunto de la sociedad. Con su compañero y amigo Janco se dedican a una vida bohemia, dilapidando su escasa fortuna, recorren los cafés y bares de Zúrich en los que Marcel acostumbra a cantar, mientras Tristan adopta ya una postura individualista y destructora, como atestigua entre otros jóvenes de la época Richard Huelsenbeck. Una noche se encuentran con Hugo Ball que les cuenta su idea de abrir un establecimiento hostelero que se convirtiese en un centro de diversión, investigación, experimentación y representaciones artísticas. La empresa fascina a los dos amigos rumanos que se adhieren inmediatamente al proyecto. El encuentro entre Hugo Ball y Tristan Tzara fue el más fundamental (es el detonante de Dada) entre los que posteriormente tendría Tzara, primero con Picabia, que le abrió las puertas de su casa y de París, luego con Aragon y Breton (los tres mosqueteros), Picasso, Apollinaire y después con Soupault, Reverdy, Éluard, Char, principalmente.

Esta singular y excepcional comunión fue, sin ninguna duda, el germen de la insurrección, la alianza perfecta para iniciar esta travesía del desierto para la que un solo guía no hubiera bastado. Aun siendo ambos muy diferentes, por eso mismo fueron complementarios, Hugo Ball era un hombre de tendencias místicas y filosóficas que se dedicaba básicamente al teatro, Tzara era un poeta con grandes dotes organizativas, propagandista y provocador, les unía la pasión por la poesía y la revuelta. Ambos, junto a la mujer de Ball, Emmy Hennings, actriz, bailarina y cantante, el pintor y poeta de origen alsaciano Hans Arp, el alemán Huelsenbeck y Marcel Janco iban a ser el núcleo duro del despertar Dada. Se anuncia en la prensa (la publicidad fue piedra angular en el desarrollo de plan de provocación del escándalo que propugnaba dada) la inauguración del Cabaret Voltaire en un remozado pequeño almacén sito en el número 1 de Spiegeltrasse. En la misma calle en el número 14 vivían un grupo de refugiados rusos entre los que se encontraba Lenin, muchos años después Tzara reconocía haber jugado algunas partidas de ajedrez con él pero en el café La Terraza, la asistencia del revolucionario ruso a alguna de las veladas del Cabaret, es un falso acontecimiento, una más de tantas aporías lanzadas en el curso de la historia política y literaria.

Hugo Ball en sus diarios, titulados La huída en el tiempo, memorias imprescindibles, pormenorizado relato histórico para conocer el espíritu previo de la época que propició el origen del movimiento Dada, y la evolución de sus relaciones con Tzara, relata el ambiente en la sala durante una de las veladas : “….el local estaba lleno a rebosar; muchos ya no podían encontrar sitio. Hacia las seis de la tarde, cuando todavía se martilleaba activamente y se colgaban carteles futuristas, apareció una delegación de aspecto oriental integrada por cuatro hombrecitos con carpetas y cuadros bajo el brazo, que se inclinaban una y otra vez cortésmente. Se presentaron: eran el pintor Marcel Janco, Tristan Tzara, Georges Gorsz y Janco…..”. Fue una colaboración muy corta dado que Ball desertó de la aventura solo siete meses después y abandonó el proyecto coincidiendo con el cierre del local, quedándose Tzara al frente de Dada, el incendio seguía creciendo y su poder devastador se iba a universalizar. Para Ball que aun proveniente del anarquismo era más místico que Tristan (de hecho terminó abrazando el catolicismo), Dada no era un fin en si mismo sino la expresión de la duda más radical, no una ideología sino la crítica y superación de todas las ideologías. Dada es antiartístico, antiliterario y antipoético, mas tarde el propio movimiento se dividió, en Europa en dos ramas, la alemana con claras propuestas de militancia política y adhesión al comunismo, y la de París que desembocó en el Surrealismo.

La paternidad de la palabra Dada sigue siendo una incógnita, se la atribuyen Huelsenbeck, Ball y Tzara, sin embargo la leyenda, atestiguada y propagada sarcásticamente por Hans Arp con sus doce hijos como testigos, cuenta que el 8 de Febrero, estando sentados en el café La Terraza deslizaron, al azar, un abrecartas entre las páginas de un diccionario Larousse ¡et voilá! surgió la palabra mágica DADA, cuyo significado es en rumano la onomatopeya del balbuceo de un niño o un caballito de cartón, o también, familiarmente, manía, capricho o tema, o quizás signifique, como en ruso y en rumano, la doble afirmación, conjeturas aparte, que cada cual especule libremente, el hallazgo produjo el milagro. Así lo recoge Tristan Tzara en sus Crónicas zuriquesas y añade irónicamente “aunque este dato sólo interese a los profesores españoles” (sic).

Impulsado por la osadía y originalidad desarrollada por Tzara, que siempre fue un maestro de la provocación y la supo utilizar con fines propagandísticos, también en la época surrealista, y con el profundo conocimiento del teatro de Ball, en el Café Voltaire comenzaron a organizarse escandalosas veladas artístico- literarias con pinturas, música, grabados, máscaras. Apollinaire, Aragon, Breton, Reverdy, empezaron a ser asiduos clientes y también activistas participantes en las fiestas y los jaleos constantes propios de cualquier grupo de jóvenes, en este caso bohemios, poetas, y demás gente del mundo del arte y la farándula. Allí conoce también Tzara a la bailarina checa Maya Chruseck, que suscita en él profundos sentimientos y con la que inicia una relación amorosa.

Hagamos un breve relato de estas veladas, reuniones, acciones, representaciones, exposiciones, recitales o como quieran llamarse, recogidas por el propio Tzara en sus crónicas zuriquesas. En las paredes, “l´art nouveau” que denominó Apolinaire, futurismo y abstracción, Picasso, Marinetti y Kandinsky; en escena, pura locura, cada noche se recita, se bebe, se canta, se toca, balalaika, velada rusa, velada francesa, velada africana, poemas negros, poemas simultáneos como El almirante busca una casa en alquiler, se improvisa continuamente, en el local no cabe la gente, el publico se agolpa en la entrada . Cada noche una aventura diferente. La policía permanece vigilante. En Junio Hugo Ball que por aquel entonces se hallaba experimentando “versos sin palabras” una noche se lanza a recitar parsimoniosamente su mítico poema fonético “ Gadgi beri bimba glandridi laula lonni cadori/ gradjama gramma berida bimbala grandi galassassa laulitalomini…..” y su no menos famoso Karawane.

Existen numerosas fotografías y documentación de todos estos acontecimientos que cambiaron el curso de la historia de la cultura, de la creación , de la literatura, de la pintura y del arte en general. Y también un interesantísimo museo-biblioteca del mecenas y coleccionista Jacques Doucet, en la que este diseñador de moda, asesorado por Breton, recogió todas sus adquisiciones de manuscritos, correspondencia, libros de artista, primeras ediciones y objetos variopintos de los más importantes autores dadaistas y surrealistas.

Tanto en los diarios mencionados de Hugo Ball, como en Las Crónicas Zuriquesas de Tristán se detallan bastantes pormenores, con abundantes anécdotas y datos de todas las actuaciones y manifestaciones, incluyendo los respectivos programas de cada sesión, que tuvieron lugar durante este corto pero intenso lapsus temporal, el Cabaret cerró a los pocos meses. Ball abandonó el dadaismo, en parte por agotamiento, y en parte por desencanto con la forma en que estaba evolucionando En cualquier caso, algunos meses más tarde, Ball regresó a Zúrich para tomar parte en los eventos de la Galería Dada, y para dar su importante conferencia sobre Kandinsky, pero un breve tiempo después estaba de nuevo discutiendo con Tzara, y esta vez la ruptura fue definitiva. Poco importó, encendida la mecha, el detonante y el acelerante hicieron su efecto… y el reguero de pólvora se extendió por todas partes, y llegó a París, en aquella época capital del mundo artístico y cultural.

Para no exceder esta aproximación a la figura de Tzara, objeto primordial de estas líneas, no queremos ser prolijos ni entrar a detallar el contenido de todos aquellos inolvidables espectáculos, pero como muestra relatamos alguno. En el manifiesto de la velada inicial Ball dijo : “… vosotros, muy respetados poetas, que siempre habéis hecho poesía con palabras, pero nunca habéis poetizado la palabra misma”, empezaba el futuro. Tenemos constancia de uno de ellos por una, ya mítica, pequeña grabación y algunas fotografías donde aparece Ball, propulsor del Cabaret, en la que aparece recitando un poema sonoro, va ataviado con un disfraz absurdo, mezcla de hombre de hojalata y obispo con una mirada penetrante y terrorífica bajo el sombrero, cual hechicero practicando un ritual. Es una expresión inolvidable y una imagen única.

De la última velada, ya clausurado el Cabaret, relata Hans Richter en su Historia de Dada, transcribo más o menos: “…. en la Sala zur Kaufleuten el 9 de abril de 1919 pasaron los pocos dadaistas que quedaban en Zúrich : Tzara, Arp, Richter, acompañados además de  Susanne Perrotet,  Viking Eggeling, Käthe Wulff,  Hans Heusser, y Walter Serner, éste “…primero transportó a escena un maniquí de sastre sin cabeza, luego fue en busca de un ramo de flores artificiales, se las dio a oler al maniquí en el lugar donde debía estar la cabeza y depositó el ramo a sus pies, por último trajo una silla y sentado en el suelo a la derecha del maniquí y de espaldas a la concurrencia, comenzó a leer extractos de su manifiesto o necrológica titulado La última relajación, una profesión de fe anarquista Dada. ¡Por fin! Eso era exactamente lo que el público esperaba. La tensión que había en la sala se hizo insoportable. Primero se hizo el silencio… después empezaron los gritos, insultos, el tumulto y el caos….”

Todas estas aparentes “bufonadas” tenían un trasfondo espiritual, místico y filosófico, amen de rebelde y provocador, tenían un fin evidente : la catarsis, la revolución, dar la vuelta al mundo y a la sociedad, como a un guante o un calcetín, destruir todo para construir otra realidad diferente, opuesta, más humana en la que desaparecería cualquier tipo de esclavitud, opresión y represión y quedaría abolida la discriminación entre las clases sociales.

PRIMERAS PUBLICACIONES DADA : REVISTAS Y LIBROS

Son muy numerosas las obras dadaistas y surrealistas que comenzaron a publicarse, parcial o totalmente, en las páginas de las múltiples revistas literarias de la época. Tzara en 1950, entre los día 5 de Junio y 11 de Julio, hizo un exhaustivo comentario de prácticamente todas ellas en una serie de diez programas radiofónicos, auspiciados y emitidos por la cadena nacional francesa, de los que nos servimos para esta recensión.

Maintenant, revista protodadaista y unipersonal, su único redactor era el enigmático poeta-boxeador Arthur Cravan, que publicó seis números entre 1912 y 1916, incluye aportaciones de Apollinaire, unos textos sobre Oscar Wilde, del que Fabian Avenarius Lloyd (verdadero nombre de Cravan) presumía ser sobrino, y en el último número define el neologismo prosopoema “obra comenzada en prosa que insensiblemente, a través de evocaciones – la rima por ejemplo- primero lejanas luego más próximas derivaba en la poesía pura”, este proceso fue profusamente utilizado por Tzara, entre otras obras, en Granos y Salvado.

Sic, sonidos-imágenes-color-, aparece en París en Enero de 1916 editada por Pierre Albert-Birot, en un número incluye una crítica de Les Mamelles de Tirésias, obra de teatro recién estrenada de Apollinaire, donde aparece por primera vez el término surrealismo, en otra entrega colabora Tzara con su Nota sobre el arte negro, esta revista podría considerarse la antecesora directa, al menos cronológicamente, de Dada.

Dada, que fue precedida por un cuaderno del cabaret, aparece un año después con reproducciones de Picasso, Arp, y Modigliani. poemas de Apollinaire, Cendras, Marineti y Tzara, que aporta los Poemas negros, obra que jamás vio la luz, aunque incluyó sus investigaciones sobre el estado incipiente del lenguaje en sus primeros textos dadaistas : el habla sin palabras que es equivalente a la destrucción de las palabras y de la sintaxis. El segundo número comenta la irreparable pérdida de Guillaume Apollinaire, mezcla crítica plástica y poesía, contiene obras de Delaunay, Kandinsky, Chirico y Janco y diversas aportaciones líricas, a destacar Por Dada (o para Dada) de Albert-Birot, poema formado por sonidos y precedente de posteriores trabajos letristas. La tercera entrega supuso un antes y un después en la composición tipográfica, llevando más allá los incipientes cambios del futurismo, innovaciones de tanta repercusión en los campos de la impresión y de la publicidad hasta nuestros días. Un número doble (4-5) se edita en mayo de 1919 con el subtítulo, muy coherente, de Antología Dada porque contiene los dibujos “mecánicos” de Picabia, xilografías de Arp, grabados de Hausman, de Richter, reproducciones de cuadros de Klee y Kandisnsky, además de unos “dibujos animados” diseñados para el cine de Viking Eggeling. La aportación literaria y crítica esta conformada por textos sobre la exposición de Picabia y sobre el número 8 de su revista 391, de la que tres números anteriores fueron editados en Barcelona, también encontramos escritos de Breton, Radiguet, Reverdy y la noticia de la aparición de la revista Literatura, llamada a ser la publicación de referencia en los siguientes años y que reseñaremos más adelante . La sexta aparición de Dada se produce ya en París, en Febrero de 1920, justo cuatro – intensísimos – años después de la aparición del movimiento, contiene colaboraciones de la mayoría de sus miembros componentes, y se incorpora un joven Paul Éluard. Coincidiendo con una sesión en los Independientes, Dada lanza su programa de intervención en la vida social de la capital, provocando, exasperando al público, desmontando el absurdo del comportamiento burgués y llamando a la subversión espiritual absoluta. Empieza el cenit del dadaismo.

Nord- Sud, de Pierre Reverdy, cuyo título deriva de la ubicación geográfica de los dos focos literarios en el París de la época. Fundada en 1917, su primer número aparece el 15 de Marzo, obsérvese la ebullicón de publicaciones en fechas similares, Apollinaire publica su poema Victoria, también incluye poemas del propio de Reverdy, de Max Jacob etc…en sucesivos números colaboran Breton, Huidobro, Soupaul y en el 4-5 dos poemas de Tzara Gran lamento de mi oscuridad y Atravesar cristal pacífico.

391, la revista dirigida por Francesc Picabia y casi en su totalidad redactada por el mismo, alcanzó los ocho números de los que tres fueron publicados en Barcelona, números de Enero a Marzo de 1917 y de los que hay una deficiente edición facsimil. Aparecen en ella reproducciones de sus dibujos y pinturas entre ellas la famosa mancha que tituló Virgen Maria y que tanto escándalo produjo. En el primer número, un gracioso poema de Marie Laurencin que traduzco a continuación :

MADRID :

Rey de España

Poneros vuestro manto

Y coged un cuchillo

En el zoológico

Hay un tigre paralítico

Pero real

Y hace daño mirarlo.”

También promovida por Picabia se publicaron dos números de Cannibal, con exquisita presentación y de la que existe una reciente edición facsímil. En la primera página del primer número el famoso esquema titulado Retrato de Tristan Tzara, que se reproduce al principio de esta introducción, en el interior la provocadora pintura de un simio titulado Naturalezas Muertas (Retratos de Renoir, Cezanne y Rembrandt). En ambas entregas, de Abril y Mayo de 1920, se publicaron textos de casi todos los dadaistas, una joya literaria. Nuestro autor publicó un fragmento de Aa el Antifilósfo y dos textos más, en el segundo Pastillas de Acero Ácido (también perteneciente al Antifilósofo).

Y un jovencísimo Paul Éluard dirigió el folleto mensual Proverbio, del que salieron seis números entre Febrero de 1920 y Julio de 1921, título que confirma fehacientemente el aprecio por la frase hecha, y como la incorporaban a sus poemas los dadaistas en general y Tzara y Éluard más asidua y singularmente. La revista más longeva e importante, antes durante y después de dada, fue Literatura, codirigida por André Breton, Louis Aragon y Philipe Soupault, sobre la que profundizaremos más adelante. Y en ese proceso irreversible de internacionalización del movimiento aparecieron, por citar algunas las siguientes revistas, las italianas Bleu y Noi, Club Dada y Der Dada en Berlín, 291 del fotografo Alfred Stieglitz y New York Dada número único dirigida por Man Ray y Marcel Duchamp, en Estados Unidos.

Muy posterior, de 1926 es la aparición de Favorables Paris Poema, fundada y editada por el denominado “místico” de la generación del 27 Juan Larrea y su amigo el poeta peruano César Vallejo durante su estancia en París. De vida efímera y periodicidad trimestral, sólo tuvo dos entregas, fechadas en julio y octubre de 1926. Además de artículos literarios firmados por los ya citados, incluye poemas de algunos de los poetas más relevantes del momento, a saber, Gerardo Diego, Tristán Tzara, Vicente Huidobro, Pablo Neruda, Juan Gris y Pierre Reverdy. Surrealistas, dadaistas, creacionistas y ultraistas reunidos en una misma revista. Cada número constaba de 20 páginas y el trabajo de edición fue realizado por la Imprenta Española Aurora de la capital francesa.

En lo concerniente a publicaciones en forma de plaquette o libro, la primera obra que pudiéramos etiquetar como dadaista sería La Primera Aventura Divina del Sr. Antypirina , texto en cierta manera de índole teatral, inicia el conjunto de obras, libros, folletos, opúsculos, pasquines etc…etc…de sello dadaista que en lo sucesivo iban a extenderse por todo el mundo. Transgrede la tipografía en boga ( procedimiento más profusamente utilizado en los Manifiestos y en De nuestros pájaros), hecho con gran influencia en la publicidad de la época, y cuyo alcance llega hasta nuestros días. Publicado en Zúrich en la Colección Dada en 1916, con grabados en madera de su compatriota y compañero de aventuras Marcel Janco, con una mínima tirada de diez ejemplares, fue parcialmente leído-representado en la velada que se celebró en el Cabaret Voltaire el día de la fiesta nacional francesa de 1916 ¿casualidad?. Antipirina y los demás disparatados personajes, antecesores del Sr. AA el antifilosofo y del teatro del absurdo, vagan errabundos por esferas etéreas, mentales, oníricas, y/o, utilizando el término valleinclanesco, esperpénticas. ¿Pero … es ésta una obra teatral? No hay descripción de escenario, de ademanes, de entonación, de aspectos indumentarios, ni siquiera se levanta el telón ….entonces, ¿será poesía? O bien ¿acaso no era un fragmento incorporado a uno de los conocidísimos manifiestos, recopilados en 1922 en Lampisterias? Sea lo que fuere, es todo y es nada, nos hallamos ante la demostración visual, sensorial, tangible y audible de la desaparición de los géneros literarios que preconizaba Dada, y que tan enorme repercusión ha tenido y tiene hasta en nuestros días, como evidencian las manifestaciones artísticas contemporáneas donde se imbrican diferentes disciplinas creativas. ¿Cuántos espectáculos multimedia, donde confluyen, danza, teatro, proyecciones audiovisuales, luminotecnia y hasta fuegos artificiales, se programan actualmente?

La segunda obra publicada por Tzara, «Veinticinco y un poemas”, la que más visitas recibe en angelcarmelo.wordpress.com, está ilustrada con unas láminas que reproducen grabados de Hans o Jean Arp (su Alsacia natal estuvo anexionada por Alemania), tuvo una primera edición de lujo con una tirada de diez ejemplares, en Zúrich en 1918, y otra corriente de 83 ejemplares que, adjuntada a una “carta de presentación”, Tzara envió a diferentes personas de la cultura parisiense, como anticipo de su próxima llegada a la capital, entre ellos a destacar a Jean Cocteau, execrado por Breton, que le respondió de manera muy afectuosa. Por el otro extremo el modisto Paul Poiret con toda su sinceridad, lo cual es de agradecer, le contestó que como no entendía nada, ni creía que los suizos tampoco, daba el libro como no recibido, y añadía que no quería saber nada de ese movimiento. Hubo una segunda edición de 750 ejemplares, publicada en 1946 por Ediciones de la Revue Fontaine; sin grandes variantes con la primera, algo a lo que Tzara no nos tenía acostumbrados, él tan minucioso en la revisión y corrección de sus poemas, solamente aparece un poema añadido y cambios en la selección de grabados de Arp. De las etapas de composición, de sus sucesivas revisiones, dado que Tristan era un escrupuloso corrector/matizador de sus versos, y del largo proceso de elaboración de este libro, tres años entre 1915 y 1918, es muy interesante el exhaustivo estudio realizado por el profesor Francisco Deco y que está disponible en Internet. Trabajo surgido del análisis minucioso de los manuscritos de Tzara, A pesar de ser la segunda publicación de Tzara, fue escrita antes que “La Primera Aventura…” Como señaló Aragon, esta “declaración de guerra que solo fue apreciada por unos pocos” y tiene el mismo tono inconfundible de sus ensayos y manifiestos. Algunos poemas fueron publicados en las revistas Nord-Sud y Sic, otros lo fueron en revistas italianas, como lo atestigua el autor en carta dirigida al modisto y mecenas Jacques Doucet a quien Tzara vendió el manuscrito original de esta precursora obra, que podría etiquetarse como la primera exclusivamente de poesía Dada y puramente dadaista.

Debido a su carácter totalmente experimental, su dislocada sintaxis, su incoherencia discursiva, su carácter atómico, compuesto de pequeñas moléculas, es de difícil comprensión y análisis, por lo que su traducción requiere una gran osadía y conlleva una alta dosis de riesgo, que Francisco Deco ha explicado con maestría. Buscar un sentido lógico a esta especie de inventario de imágenes inauditas es un trabajo inútil. Hemos de dejarnos llevar por una dinámica sensorial y auditiva que probablemente, más de cien años después, la gran mayoría aún no ha digerido.

La torrencial catarata de metáforas, lo imprevisible de su acústica sonoridad, el ritmo a veces desenfrenado a veces jadeante, el carácter espiral del torbellino, que refleja el interior de Tzara, su ácido humor son, no obstante, razones suficientes para acceder con delectación a unos poemas míticos e ignotos, que constituyeron, en los albores del siglo XX, las primeras piedras para cruzar la avenida que se aproximaba en el curso del río de la historia, riada que iba a anegar todos los campos de la cultura y el arte arrasando todo a su paso, pero dejando un limo fertilizante para los siglos venideros. Algunos de los poemas conservan un innegable carácter teatral y, de hecho, fueron representados en la velada Dada del 12 de Mayo en Zúrich, por ejemplo:

Sabio Danza Marzo

el hielo se rompe una lámpara huye y la trompeta amarilla es tu pulmón y

costillar los dientes de estrella sello de Jesús-flor-camisa el escaparate

girad girad piedras nocturnas

en el alma fría estoy solo y lo sé estoy solo y bailo señor sabes que me

gusta verde y delgado porque me gusta ruedas grandes que muelen mucho

oro éste que siempre se hiela

ando sobre las puntas de mis pies

vacío tus ojos y muerdo la estrella

que puse entre tus dientes

silbo

príncipe violín silbo blanco de pájaros

Sin signos de puntuación. Así era Tzara, así fue la época suiza de Dada.

En 1920, también en la Colección Dada, y también con xilografías de Arp, pero esta vez editado en París, ve la luz Cine calendario del corazón oscuro / Casas, como dos obras diferentes en un mismo libro, el segundo, aunque el título hace referencia a la acepción astrológica de la palabra, está compuesto por poemas a amigos y contiene uno de los más antologados de Tzara : Casa Flake, dedicado al novelista Otto Flake. Esta poesía aparece inundada de alogicidad, es magma lírico, deconstruccion sintáctica, melodía inaudita, un cúmulo de asociaciones absurdas, insólitas, deslumbrantes pero aún así inteligibles, “aeroplano crucifijo”, por ejemplo. Siguiendo la estela de sus poemas anteriores, fiel hasta el extremo en la explotación máxima de todos los recursos, y con sus metáforas oximorónicas tan sorprendentes, poesía tan hermosa de leer/escuchar como hermética y difícil de interpretar. Sin riesgo no existe innovación, y más osados que Tzara en poesía, pocos : los visionarios románticos, los hitos simbolistas, Blacke, Rimbaud….Metapoesía donde el poema sobre el poema es a su vez poesía.

Como última publicación de Tzara, perteneciente íntegramente a la etapa Dada, se publica De nuestros pájaros, obra que el citado profesor Deco ha estudiado y traducido magníficamente al castellano en una edición de la Universidad de Cádiz. Puede consultarse la bibliografía al final de este Aproximando a Tzara, que usted lector tiene entre sus manos. Tras larga elaboración y no menos extenso periplo hasta su publicación, aun habiendo sido impreso en 1922 y en 1923 en Weimar, ésta última en edición limitada y de lujo, repite Arp como ilustrador, su puesta en venta no se produjo hasta 1929 en París. Son versos que abarcan desde algunos de sus primeros poemas rumanos revisados, Tzara era muy minucioso y corregía constantemente, como demuestran sus manuscritos, siguiendo por sus experimentos con la poesía africana hasta composiciones más recientes de 1920-22, o sea, casi una antología de lo escrito hasta la fecha. Hagamos un inciso para comentar su actividad de investigador, aunque fracasó el proyecto de publicación de los poemas negros Mpala Garoo. Tzara transcribió y adaptó a nuestro alfabeto, y tradujo al francés diferentes cantos maories, de las Islas Fidji, de las tribus Kinga, Loritja, Ba-Konga, Herero, Totela … etc…etc. sólo algunos fueron publicados, aislados en revistas de la época. El intenso interés de Tristan Tzara por la cultura y el arte de las diferentes etnias africana y oceánicas, se manifiesta en varios aspectos diferentes, pero estrechamente imbricados entre sí. En primer lugar señalar que en 1937, Tzara, ya era coleccionista decano de máscaras y estatuas africanas, y que luego fundó, junto con Paul Rivet, André Chamson, Jean Lurçat y otros, la Asociación popular de amigos de los museos, base de la introducción del arte «colonial» en un pabellón del Museo del Louvre y germen del futuro Musée du Quai Branly, que en la actualidad reúne más de trescientas mil piezas de este arte. Gracias Tzara, a Levy-Strauss y otros se conoció y se reconoció, se analizó y se clasificó la producción artística de muy diferentes etnias. Muy importante este libro-antología por muchas razones, una, y no la menor, es la utilización, siguiendo el ejemplo de los futuristas, de diferentes tipos de tipografía y la disposición aleatoria y no necesariamente horizontal de los versos, cual los caligramas de Huidobro y Apollinaire, y de los espacios en blanco de la página, a la manera del Coup de dès de Mallarme, técnicas éstas de gran repercusión, tanto en la evolución hacia una poesía visual, como en la producción de textos e imágenes publicitarias.

DADA EN PARIS

Así titula Michel Sanouillet su magna obra, donde relata, documenta, estudia y analiza el movimiento Dada hasta su desaparición que podría fecharse entre 1923-24, año de publicación del Primer manifiesto surrealista de Bretón. Los “felices veinte” los “años locos”, los años iniciales de este período entre guerras, quizás el más productivo, innovador, brillante y con mayor repercusión de toda la historia del arte. A pesar de los focos en Nueva York, Colonia, Hannover y Berlin, es el desembarco de Tristan en París el detonante de la internacionalización universal de Dada. La efervescencia es excepcional, casi todos los países llegaron a tener su pequeña delegación dadaista, con sus correspondientes presidentes.

Mucho antes de llegar a París e instalarse allí definitivamente para el resto de su vida, nuestro poeta, posesor de enormes dotes para la propaganda y conocedor de numerosos recursos publicitarios, quiso preparar su llegada, había sido ya deslumbrado por los poemas de Apollinaire con el que establece correspondencia al igual que con Salmon, Breton y con Max Jacob, el poeta cubista que frecuentaba el mítico Bateau–Lavoir, el primer estudio de Picasso. El día 17 de Enero de 1920 se produce la ansiada llegada de Tzara a París, Éluard había, con antelación a la bienvenida, creado un estado inusitado de exacerbado interés rozando la ansiedad, mediante un aluvión de mariposas de papel con versos, truco que le había proporcionado el propio Tzara. Picabia ya instalado en Paris, procedente de New York, había hablado de él al grupo de la revista Literatura. A pesar de la expectación suscitada por Dada y por la llegada de Tzara, la postura del equipo redactor de Littérature, encabezada por André Bretón fue, en un principio, suspicaz y recalcitrante y no muy aplaudida por la revista. Sin embargo se disimula y es recibido con cariño y efusividad, su obras, sus manifiestos, su carisma personal y su dimensión intelectual eran objeto de respeto y admiración. Su aspecto físico decepciona, se esperaban un adonis o algo similar, Picabia que le aloja en el apartamento de su compañera lo describe así “era bajo, ligeramente encorvado, con dos brazos cortos balanceándose en cuyos extremos colgaban unas manos regordetas. Su color era extraño, sus ojos miopes parecían buscar tras el monóculo un punto fijo donde agarrarse”. Breton, Aragon, Soupault y Éluard se dirigen inmediatamente al domicilio de la calle Emile-Auger, el “monstruo Dada”, como lo denomina un periódico de la época, ha arribado a París, por aquel entonces todavía centro cultural y artístico de Europa. Para conquistar el mundo había que empezar por la capital francesa, la “ville lumière”, y Tzara lo sabía, había llegado para quedarse, y así fue hasta su muerte. La gran importancia de las relaciones entre Picabia y Tzara en estos primeros años en París, repercute en la revitalización de un dadaismo que parecía cojear desde el abandono de Ball, y merecería un más profundo y amplio estudio, remito a lo publicado por Sanouillet en la obra mencionada.

Tzara lee a Lautreaumont y conoce la obra de Jarry que le impacta y al que señala como precursor del movimiento Dada. Inmediatamente, seis días después comienzan las reuniones, se celebra el primer viernes del grupo de Literatura, aun cuando el programa ya se había elaborado con antelación, Tzara sorprende por su capacidad organizativa, sus portentosas dotes propagandísticas, su dominio del escenario y su intuición para prever las reacciones del público. Se suceden las matinales, las veladas, las exposiciones, los actos en el Gran Palacio, donde se celebraba el famoso Salón de los Independientes, en la Comedia, en el Palacio de la fiestas, en Marzo en el Teatro de la Casa de la Obra, donde años antes se había desencadenado un gran escándalo provocado por la obra Ubu rey de Jarry, se estrena la adaptación de La Primera Aventura Divina del Señor Antiprina, cuyo texto se publicó poco después, en dos entregas, en los números catorce de las revistas Litterature (Junio) y Sic (Noviembre). El vestuario estaba diseñado por Picabia, entre los actores, Aragon, Breton, Éluard…. en el escenario una rueda de bicicleta – recuerdo a Duchamp- en las paredes la Naturaleza muerta (Retrato de Cezanne, de Rembrandt, de Renoir) del mismo Picabia. Son los años en que los encuentros en el Gaya, luego denominado El buey sobre el tejado, el Creta y otros cafés de la ciudad, y las reuniones en casa de Germaine Everling, la compañera de Picabia, son viveros de arte y poesía. Junto a Soupault y Breton, Tzara retoma el camino editorial que ya había emprendido en Zurich y fundan, en la Avenida Kepler, la editorial Au Sans Pareil,que sería donde se publicarían la mayoría de las obras dadaistas.

La apoteosis llega en el Festival Dada el día 26 de Mayo de 1920 en la Sala Gaveau, los dadaístas en el escenario se cortan el pelo, hacen ilusionismo Dada. música sodomita, poemas hilarantes, una obra de teatro absurdo Ustedes me olvidarán de Breton y Soupault, sus personajes son bata, paraguas y máquina de coser, se suceden continuas provocaciones. Picabia lee dos poemas, Aragon presenta Suicidio, poema antecedente del letrismo, se estrena teatralmente La Segunda Aventura Divina del Sr. Antipirina, prácticamente por los mismos actores que en la representación de la primera aventura, cuyo texto se había publicado en dos entregas en el número catorce de la revista Litterature (Junio) y en Sic (Noviembre), entre los espectadores se encuentran Valery, Brancusi, Cocteau, Gide, Romains y muchos otros escritores, artistas e intelectuales. Tzara es un instigador nato, idea “performances” incesantemente buscando escandalizar, su actividad es instintiva, intuitiva, incontrolable se comporta como un indómito caballo, salvaje, desbocado. Un movimiento que se propugnaba destructor del arte estaba conquistando el mundo del arte, ¿contradicción, paradoja, oxímoron, absurdo, sublimación o compensación freudianas……?

No todo es homogeneidad dentro del movimiento, surgen los primeros desencuentros entre el grupo de Literatura, encabezado por André Breton, y Tzara, ocasionados por unos envíos a la prensa de poemas de Picabia que resultaron ser falsos, alguien había usurpado su nombre, lo que originó la ruptura entre ambos, amen del acercamiento entre los redactores de la revista arriba citada con la N.R.F. (Nueva Revista francesa), que había reaparecido en 1919 a cargo de Gide, ambas publicaciones llegaron tener colaboradores comunes aun siendo, aparentemente, contradictorios sus principios y sus objetivos. A principios de Julio Tzara sale de viaje, su primer destino es Zurich, donde se reencuentra con su pasado, pero este Zúrich ha viajado hacia atrás en el tiempo, ha regresado a su ambiente provinciano, ha perdido el encanto del ritmo vital que le había proporcionado Dada, decepcionado, sigue viaje hasta su país, hasta Bucarest y Moinesti, la visita a su familia es también frustrante, de regreso permanece un tiempo en Italia. donde se reúne con Prampolini (revista Noi) y con el pintor futurista Giulio Evola que lanza la revista Bleu, órgano de difusión del dadaismo italiano. En Octubre vuelve a Zúrich y se reencuentra con la bailarina checa Maya Chruseck con la que tuvo una relación que gravitaría sobre su obra, mucho más de lo que lo que lo hizo en la época breve del cabaret. Días después vuelve a París y retoma sus actividades y sus reuniones en el Creta.

Dada crece pero aparecen los primeros síntomas que, poco a poco, van minado su salud y comienza a aparecer un grupo disidente en torno a Breton que ya amenaza su supervivencia. No obstante la conferencia de Marinetti, en Enero de 1921 sobre el Tactilismo, fue saboteada por todos los dadaistas concomitantes, y en Abril convocaron, también sin fisuras aparentes, la famosa excursión a la iglesia de San Julían-el-Pobre, que provocó la crítica y el escarnio de la prensa y la burguesía bienpensante, sin embargo la meteorología les jugó una mala pasada, y desactivó lo que iba a ser una gran explosión, aun así ,en un día lluvioso, unas cincuenta personas asistieron a esta visita turística dadaista. Un mes después se organiza en la Galería Montaigne el Salón Dada, que se vio obligado a cerrar prematuramente, por los escándalo y provocaciones de los dadaistas, podríamos decir que estábamos en el momento álgido de dada, sin embargo pronto se iba a empezar a desmoronar la unidad del movimiento, concretamente en el denominado Proceso a Barrés, donde aparecieron de forma evidente las diferencia entre los dadaistas y, singularmente, entre Breton y Tzara.

Durante la representación del renombrado proceso de enjuiciamiento a Barrés, que era un escritor ultranacionalista y católico, al que toman como chivo espiatorio, escusa o coartada, para un arreglo de cuentas entre ambos, se produce el primer grave enfrentamiento, André Breton ya está calibrando la creación de una escuela en torno suyo, apoyado por Louis Aragon, mientras Tzara sigue defendiendo su postura antiacadémica : la abolición del arte y de la literatura, Breton empieza a mostrar su ambición de tener una brillante carrera literaria, fama que efectivamente consiguió. André presidente del tribunal pregunta despectivo a Tzara al final de la función..”¿y qué es eso de Tristan Tzara?” A lo que el dadaista contesta “lo contrario de Barrés”. Ya empiezan las disensiones, se forman dos bandos, es el primer capitulo de la muerte anunciada de Dada, que sucedería poco tiempo después.

Durante el verano Tzara se vuelve a ver con Maya en la Bohemia checa, y pasan las vacaciones en Austria, donde se juntan con Ernst y su mujer, y al final con Éluard y Gala, juntos componen Dada al aire libre, que se publicará a su regreso a París, allí se encuentran con la grata sorpresa de que, en Julio, había llegado Man Ray, toda la guardia pretoriana dadaista ya estaba al completo, este pintor fue el gran testigo fotográfico de la mítica generación, entre sus numerosas e inolvidables fotografías hay una, muy reproducida, que plasma a Tzara ante un desnudo femenino, con su monóculo y subido en una escalera de mano. Pasado el período estival se reanudan las reuniones en los cafés Gaya, en el Certa y el remozado y redenominado El buey sobre el tejado, aparecen con asiduidad nuevos jóvenes, que ya veneran a Tzara y al dadaismo, entre ellos Crevel, y se reencuentra con Arp, era un último intento por salvar a Dada.

En 1922 estalla la bomba, hablamos del fallido Congreso de París, que Breton pretendió organizar para la “determinación de las directrices para la defensa de un mundo moderno”, y afirmando que Dada no tenía tal característica. En Febrero, se cruzan acusaciones, ante la invitación de André, Tzara responde amablemente : “Considero que el actual marasmo, resultado de una mezcolanza de tendencias, de confusión de los géneros, y de la sustitución de las individualidades por los grupos, es más peligroso que la reacción” Breton contesta “manténganse recelosos ante las agitaciones de un personaje conocido como promotor de un movimiento llegado de Zurich…..y no permitan que el destino de este proyecto, dependa de las estimaciones de un impostor ávido de propaganda”, el comportamiento de Bretón, en este asunto, parece una fiel demostración del mecanismo de proyección freudiano. El día 17 en la Closerie des Lilas, en una reunión de protesta de aproximadamente cuarenta y cinco personalidades invitadas, se rechaza el apoyo al Congreso. Inmediatamente el grupo de la revista Littérature, con Breton al frente, adopta una beligerante postura anti-dada. Como consecuencia cae la primera víctima, Francesc Picabia, uno de los principales motores dada, enfadado y decepcionado por una situación que ya se arrastra desde hace un par de años, redacta un durísimo artículo donde ataca, reniega y repudia el movimiento y lo abandona definitivamente. Picabia, que ya había manifestado públicamente un año antes en el periódico Comoedia su abandono del grupo, resume la situación en estos versos : “Amarnos los unos a los otros / es ya un sentimiento lejano / lejano como la patria / vencedora o vencida”.

Entramos en 1923, han desaparecido la mayoría de las publicaciones dada, la revista Littérature, dirigida por Breton, se constituye en el auténtico, aunque subrepticio, órgano oficial del surrealismo y prácticamente monopoliza la crítica literaria, desde ella se producen constantes y furibundos ataques al movimiento moribundo, Tzara publica fragmentos en la revista Les feuilles Libres de su única novela Hagan Juego, novela que dejaría inacabada y se imprime el libro de poesías “De nos oiseaux”, que extrañamente no sería puesto en venta hasta seis años después, es una recopilación de poemas, escritos entre 1911 y 1922, de espíritu y estilo totalmente Dada, cabe pensar en la hipótesis de que ello fue debido el inusitado retraso de su comercialización. Un comentario más detallado de esta obra crucial se halla en unos párrafos del capítulo anterior “Primeras publicaciones Dada”.

La obra de teatro Le Coeur à Gaz, que algunos interpretaron como un ataque a Breton, no fue publicada hasta 1946, pero sí se representó, al menos, en dos ocasiones, la primera fue en el Salón Dada de 1921, en la segunda, se consumó el final del dadaismo. Los ensayos previos se hicieron en el apartamento de los Delaunay, Sonia había confeccionado el vestuario, y el 6 de Julio, con el teatro Michel lleno hasta reventar, la banda de Bretón organizó el boicot, el escándalo, los enfrentamiento personales y las peleas llegaron a la calle, Tzara llamó a la policía, acto posteriormente reprochado y vituperado, y tuvo que huir por la salida de socorro. Los Delaunay quedaron estupefactos, y Robert hace uno de los retratos más importantes de Tzara. Dada había llegado a su fin.

Hacemos un inciso para relatar sucintamente la extraña relación entre André Breton y Tristan Tzara a lo largo de los años, con episodios de ida y vuelta, de noble amistad y de odio visceral, cómo estos dos grandes instigadores literarios del siglo, que hubiera parecido que estaban predestinados a entenderse llegaron a ser enemigos acérrimos, valgan como ejemplo dos datos, en una carta dirigida en 1934 a Theodor Fraenkel, Breton reconocía el profundo afecto que sentía por Tzara, en el otro extremo, el año 1947 en la histórica conferencia “ El Surrealismo y la posguerra” que Tzara impartió en la Sorbona se produjo un grave y último enfrentamiento personal que detallaremos profusamente en su momento. Lo que es evidente y reconocido es que Tzara solo estaba interesado por la poesía, no en el logro de una importante y reconocida carrera literaria. Con Breton alcanzando cada vez mayor influencia, el grupo Dada agoniza, y en Octubre de 1924, André lanza al mundo su Primer Manifiesto del Surrealismo, ya tiene el primer texto teórico para la instauración de un movimiento unipersonal, y escuela (secuela) de alcance universal durante decenios de monopolio artístico, cuyos integrantes iban siendo admitidos y expulsados según capricho del Sumo Pontífice, había vencido. Cocteau había escrito “Respetar los movimientos, huid de las escuelas”. Frente al mundo real se impuso el imperio del sueño.

Tzara lejos de sentirse derrotado y condenado al ostracismo hasta el final de su vida, no se rinde, regresa a su propio trabajo de creación poética, olvida grupos y camarillas, contraataca y publica sus Siete manifiestos dada, los textos mas universalmente conocidos y con más reediciones de cuantos escribió Tzara y que, muchos años después, poco antes de morir, recogería junto con otros escritos teóricos en la obra titulada Lampisterias. Todo el poder destructor, caústico, nihilista y subversivo de Dada, refulge reunido en estos textos primordiales, primorosos, primigenios … el meollo de sus conceptos artísticos, el epicentro del terremoto de la gran revolución dadaista expresada con todo su entusiasmo juvenil. La tarea ya estaba hecha, los rescoldos durarán hasta el siglo XXI, podía retirarse a una vida más tranquila y dedicarse a la elaboración de su obra personal. Dada moriría poco después, pero no lo fagocitó Breton, como algunos nos intentan hacer creer, de hecho los focos del movimiento en Alemania ya se habían extinguido alrededor de 1920, no era lógica la perpetuación de una revolución que, como tal, conlleva un carácter efímero, máxime cuando sus principios no estaban precisamente basados en el orden institucional ni en la lógica burguesa, fue el propio Tristan el que firmó el acta de defunción. Michel Sanouillet en su prolijo estudio Dada à Paris señala :

“ ….Tzara no se tomaba trágicamente el fatal destino reservado a su movimiento. Frente a la crisis moral, que impelía a Breton a resolver mediante un rechazo total el problema de la sucesión dada, su adversario tomaba alegremente partido por la vida y la poesía” y más adelante añade “Estas dos actitudes, silencio metódico e indiferencia activa….se oponían en un quiasmo perfecto a las de los dos hombres al principio de Dada : el agresivo tributo del Manifiesto de 1918, preconizaba ahora grandes batallas espirituales : muy cansado de la poesía exterior, la busco en mí mismo (escribía Tzara). El hecho cierto y fundamental es que recogiendo la sensibilidad de una época, aunando las diferentes voluntades, convocando a importantes y numerosos artistas de muy diversos países, culturas y disciplinas creativas, Dada había triunfado se había convertido en un/el estado de espíritu, no fue solamente, ni mucho menos, como algunos quieren hacernos entender, un batiburrillo de somera revolución basada en el nihilismo, el caos y el azar. Tras haberse dedicado a la devastadora e imprescindible necesidad de destrucción, a entregar su juventud al ímprobo trabajo de dislocación de las conciencias, Tzara cambia de ruta, utilizando conceptos dialécticos de la tesis y de la antítesis busca la síntesis, y emprende su concienzudo trabajo vital, desaparecido Dada ya nada le impide continuar la elaboración de una obra singular, rebelde y tierna, naturalmente salvaje e inteligentemente espiritual, todo a la vez, que aun hoy en día permanece prácticamente ignorada, a la espera de su resurrección y de cuya relevancia darán cuenta renovadas y renovadoras generaciones futuras, si las hay.

TRANSICIÓN AL SURREALISMO

La ilimitada libertad del pensamiento dadaista iba a ser sustituida por una corriente (movimiento surrealista) que llegaría a formar parte, perdido su componente subversivo, de la más estricta tradición literaria. Terminó Dada, tras el abandono de Ball y Picabia pero, a pesar de la defenestración pública, no pudieron acabar con Tzara, desaparecidas las tres cabezas cancerberas del movimiento, quedó superada esta primera etapa de idealismo juvenil revolucionario, y comienza otra. Al principio, dada y surrealismo coexistieron solapadamente, de hecho la mayoría de los surrealistas procedían de las filas dadaistas, casi se puede afirmar que el surrealismo es una derivación, una evolución o una degeneración, según las ópticas, heredera o incluso hija del movimiento iniciado en Zúrich, las afinidades son obvias. Cronológicamente sucesor, el surrealismo pronto se adhirió a otro de los ismos imperantes, éste de carácter social y político, me refiero al comunismo. Curiosamente, durante la primera mitad del siglo pasado, casi todos los escritores del mundo fueron atraídos por la revolución rusa y por el régimen de ella emanado. El amplio espectro de la creación artística estaba dominado por el surrealismo y el comunismo, hasta la invasión de Praga en 1968, pero no nos vayamos por las ramas, en la trayectoria de Tzara pasó algo parecido, a la alocada juventud Dada sucedió la madurez del compromiso político socialista.

Es éste un período de militancias incondicionales, aunque los marbetes clasificatorios y calificativos repugnaran al propio Tzara, que confirmaba su individualidad frente al grupo, Tzara practica la dialéctica hegeliana y apoyándonos en ello nos atrevemos a dividir en tres fases su vida y sus textos, una adolescente dada intempestiva, atrevida y transgresora, otra adulta vacilante basada en la duda y en la continuidad de la búsqueda y una última, la maduración de una verdad, la lucha por el ideal. Pero todas se imbrican, sus poemas rumanos fueron traducidos al francés y algunos se convirtieron en poemas dadaistas y sus últimas obras están impregnadas de la ternura y melancolía de los primeros, existe un continuum, es una sola cadena con muchos eslabones, una escalera de muchos peldaños una misma obra. Escribe Henri Behar en el prólogo a las Obras Completas “ Toda su obra tiende a llegar a ser un solo poema, un oleaje ininterrumpido, una serie en movimiento, donde cada poemario no es sino un momento integrado en su experiencia, un eslabón, un peldaño en su toma de conciencia de un mundo en evolución, que atestigua su existencia vigilante y su participación en las luchas de nuestra época, sin nunca renegar nada del pasado” Tzara no dejaba de trabajar, perfeccionaba, purificaba, pulía, tallaba y repujaba su poesía, escribiendo y corrigiendo, es una de sus características esenciales la insatisfacción, la conjunción de los dos conceptos, acción y crítica de la acción, revisaba incansablemente lo que hacía, si bien, debido fundamentalmente a la ocupación alemana, hubo temporadas que apenas publicó, luego aparecían de golpe todos esos trabajos escritos y rumiados durante la Resistencia. Nos referiremos, en capítulo aparte, a la transcendental influencia de España y de su masacre civil en la reafirmación de su postura política, y en la escritura de tres de sus libros.

En el año 1924 empiezan las “contraprogramaciones” Tzara recopila y publica sus Siete Manifiestos, y en Octubre, en el primer número de la revista La Revolución surrealista, Breton responde publicando su Primer Manifiesto del Surrealismo, empieza la carrera, pero el galgo jamás atrapará a la liebre. En su estudio sobre Tzara, los profesores René Lacôte y Georges Haldas escriben “ lo esencial de la aportación surrealista – su fecunda renovación de la poesía- no hubiera podido existir sin Tzara”.

En París había una pequeña colonia de ciudadanos suecos, y era primavera, dos ingredientes perfectos para que surgiera un flechazo y sucedió, la joven pintora sueca Greta Knutson, en París para asistir a clases con Léger y Lhote, fue presentada por una amiga a Tzara, este inmediatamente queda “touché”, la impresión debió ser recíproca ya que según la amiga antes de terminar la botella de champán eran pareja. A pesar de su laconismo, Tzara en una carta a su familia, les cuenta la noticia y les comunica su estado de plena felicidad con Greta, mas no expresa deseo de emprender un regreso a Rumanía, que se le antoja penoso y difícil, entre otras cosas por su situación económica. La pareja contrajo matrimonio en Estocolmo el 8 de Agosto de 1925. En 1927, en un parto difícil, nace su hijo Christophe. Encargan a Adolph Loos la construcción de su casa en la Avenida Junot número 15, siguiendo la influencia de la escuela racionalista de la Bauhaus, domicilio que luego se convertiría en lugar de reunión de numerosos surrealistas.

Con el seudónimo ya oficialmente reconocido por el gobierno rumano, Tristan Tzara, en 1925 con aguafuertes de Juan Gris, edita una de sus obras teatrales más famosas Mouchoir de nuages, drama en quince actos. Como él mismo escribió “el teatro debe ser diversión o poesía”, tras las dos experiencias experimentales Antipirinas y la del Coeur à gaz, cuyos personajes, absurdos e hilarantes, tienen el nombre de diferentes partes del rostro : ojo, oreja, boca, nariz, cuello, ceja. Mouchoir de nuages es una “tragedia irónica o una farsa trágica”, donde el protagonista es el poeta, y constituye una vanguardista revisión del personaje de Hamlet, con un monólogo en el noveno acto recitado con el fondo musical de La Violetera, canción que casi seguramente había escuchado en la voz de Raquel Meller, el cuplé lo compuso José Padilla durante su estancia en París como director de orquesta del casino. El estreno se produce en el Teatro de la Cigale el 17 de Mayo de 1926, las críticas son dispares, sin término medio, tremendamente elogiosas o maliciosamente peyorativas, como corresponde a una obra escrita por Tristan Tzara, que seguía siendo ese extranjero, ese terrorista que llegó de Zurich trayendo la revelación y/o revolución dadaista y que era juzgado apriorísticamente según el bando al que se perteneciera, ya existían las listas negras y la caza de brujas, entre los surrealistas solo Aragon fue objetivo, y le dio la importancia que merecía. Ésta cuarta y última obra teatral de Tzara no tiene nada que ver con las tres anteriores donde se dedicaba a la destrucción del teatro tradicional, fueron precursoras del absurdo, sin embargo sus logros innovadores son muy relevantes en la posterior evolución de la representación teatral y de la concepción de la escena. Los quince actos de la obra se desarrollan, sin interrupción, en un escenario donde se cruzan electricistas y actores que se se visten y maquillan a la vista del público, esto junto con el hecho de que intervienen tres actores, cada uno representando un personaje, y y seis comentaristas, que interpretan diecisiete papeles diferentes, todo ello configura una auténtica novedad formal, que fue reconocida por todos los críticos, así como la atmósfera totalmente poética que respira todo el texto, no es una obra de teatro dada, aun conservando el humor carece del absurdo de las precedentes, Tzara camina ya por otros derroteros, es poeta y a la poesía va a dedicar el resto de su vida.

LITTERATURE” Y OBRAS SURREALISTAS DE TZARA

En este apartado nos extendemos sobre las revistas surrealistas -o no tan surrealistas- su evolución, su condición de órganos oficiales del movimiento y su posterior adscripción a las ideas comunistas y a la defensa del sistema derivado (o desvirtuado) de la Revolución rusa.

Mientras la NRF (Nueva revista francesa) codirigida por Gide y Valery, continuaba publicando a los autores consagrados, vacas sagradas de la cultura francesa dominante en aquellos años, y apenas otorgaba espacio a los jóvenes autores, Breton y Aragon decidieron lanzar una nueva revista, a la que irónicamente bautizaron con el nombre de Littérature.

Es sabido que, hablando con propiedad, Tzara no formó parte integrante del grupo surrealista, ahora bien, es evidente en una etapa de su creación poética la presencia de rasgos típicos del movimiento, y además escribió ensayos fundamentales analizando y sistematizando su base teórica y sus características esenciales que, en parte, fueron publicadas en la revista Littérature, publicación de gran repercusión en su momento, tenía una gran calidad literaria y plástica, con fotografiás de Man Ray, dibujos de Picabia, etc…

El número 1 de Littérature, que se presentaba como una revista de «poemas y de prosas», había aparecido en marzo de 1919, bajo la dirección de Louis Aragon (quien lo dejó en agosto de 1920), André Breton y Philippe Soupault, llegó a los veinte números hasta agosto de 1921. En marzo de 1922 comenzó a publicarse una «nueva serie», siempre con el mismo título, dirigida  en los primeros tres números por Soupault y Breton, hasta que en el número 4, en septiembre de ese mismo año, Breton asume la dirección en solitario hasta el número 13, que sería el último, publicado en junio de 1924. En su primer año la revista funcionó como una plataforma de expresión de la vanguardia literaria, y de recuperación de ciertos escritores especialmente queridos en el nuevo clima literario. A continuación, se convirtió casi en un órgano de expresión del dadaísmo. Y, finalmente, cuando Breton asumió la dirección en solitario se dedicó intensamente a la literatura, la fotografía y la pintura, preparó la aparición del surrealismo y fue la precursora de las dos posteriores : La Revolución surrealista de 1924 a 1929 y posteriormente El surrealismo al servicio de la revolución, de 1929 a 1932. Ambas órganos oficiales del Movimiento de Breton. Tzara colaboraría en varios números de la segunda, publicando algunos de sus textos más importantes, como el ensayo Situación de la poesía, y algunos fragmentos de Granos y salvado, obra sobre la que luego nos extenderemos y fragmentos también de ese poema épico universal, esa magna composición titulada L’Homme approximatif.

Simultáneamente con esta transición dada-surrealismo se fue produciendo un acercamiento y posteriormente una adscripción al Parido Comunista Francés, que también en futura evolución fue siendo abandonado, de casi todos los miembros del grupo surrealista, Tzara fue de los últimos en hacerlo aunque se consideró comunista hasta su muerte. Al respecto es importante señalar la repercusión que tuvo la postura militante y la actitud propagandística de Aragon tras sus viajes a la URSS, Aragon en su manifiesto Declaración del 27 de enero de 1925, por primera vez une surrealismo y comunismo, su encuentro en 1928 con Elsa Triolet es determinante supone un giro en su trayectoria política y poética que se irá consolidando con las sucesivas visitas que ambos hicieron a la URSS. En su primer viaje asisten al II congreso Internacional de Escritores Proletarios y Revolucionarios (Járkov, 6 al 15 de noviembre de 1930) en el que pronuncia dos discursos polémicos que fueron rechazados por los poetas del grupo surrealista por sus evidentes contradicciones que resolvió con su artículo en El surrealismo al servicio de la Revolución y que significó la ruptura con el grupo.

Tras un tiempo de aislamiento, en 1928 Tzara, bajo el auspicio de Marcoussis, que aporta tres aguafuertes, publica Indicateur des chemins de coeur, una plaquette de diez poemas de carácter sentimental suscitados por su relación amorosa con Greta, aquí el primer poema Voie :

cual es el camino que nos separa

que atravieso tendiendo la mano de mi pensamiento

hay escrita una flor al final de cada dedo

y el final del camino es una flor que anda contigo

Habiendo formado ya una familia, Tzara, en unos silenciosos e intensos años está escribiendo el impresionante canto épico del dadaismo, Semana tras semana, mes tras mes, disfrutando de las partidas de ajedrez con Man Ray y Marcel Duchamp, frecuentando a sus amigos más fieles. Tras la secesión provocada por el Surrealismo, Tzara quiere mantener sus amistades más cercanas, los dos René, Char y Crevel y Paul Éluard, el matrimoinio Delaunay…etc.

L’arbre des voyageurs, libro dedicado a Greta se publica en 1930 y apunta un nuevo rumbo en la evolución del autor, aparece en 1930 con cuatro litografías de Joan Miro. Tzara ha atemperado su voluntad aniquiladora, encuentra una voz propia, mientras en la primera parte abundan aún el collage, las frases hechas, los slogans publicitarios, en la segunda aparece un autor de verso más gramatical, más rítmico, utilizando ya rimas internas, aliteraciones, etc., es decir adecuando fondo y forma.

En 1931 publica por fin L’Homme approximatif, en palabras de Cassou “uno de los más completos testimonios de la poesía contemporánea”,obra fundamental, elaborada durante cinco años de 1925 a 1930, consta de un solo poema épico, dividido en XIX cantos, es un referente de la poesía francesa y mundial, compuesto por versos escalofriantes, tiernos y duros a la vez, desde el primero “domingo tape pesado sobre la sangre hirviente” hasta los últimos “he dedicado mi tiempo esperando al oxidado desierto del tormento y al vigoroso advenimiento de su fuego”. Es un poema visionario, que aspira a una nueva concepción del mundo y del individuo, es una obra equiparable, en su influencia, al Altazor de Huidobro, para la poesía en castellano o a los Cantos de Pound, para la inglesa. Existen dos traducciones al castellano, la más reciente de Alfredo Rodriguez Lopez Vazquez contiene liminarmente un pormenorizado análisis de tan importante texto en el que estudia con detenimiento cada uno de los cantos que componen el libro. Poema generacional, como el Aullido de Ginsberg, es de lectura difícil, de significados polisémicos,y construcción abrupta y, típico de Tzara, abundante en metáforas excesivas y deslumbrantes, considerado uno de sus textos cumbre quizás su principal obra, marca un antes y un después en la evolución poética de Tzara.

Tras muchas escaramuzas y enfrentamientos, ya mencionados, hay un efímero período de acercamiento, de coexistencia entre Tzara y los surrealistas, concretamente entre los años 1229 y 1932. Defienden juntos la película de Buñuel L’Age d’Or de 1930 e incluso son compañeros de viaje en la aventura política, lo corrobora la publicación, ya mencionada, en el número 4 de la revista El Surrealismo al Servicio de la Revolución del Ensayo sobre la situación de la poesía que, con sus respectivas notas, es uno de los escritos teóricos más sustanciosos e importantes de Tristan Tzara. Es la época del compromiso social, del comunismo, aunque Breton continua siendo el hombre intransigente, amo y señor, había comenzado las purgas, ya había expulsado del movimiento a Artaud, a Soupault, Picabia, Duchamp. Las tormentas y tempestades en el seno del surrealismo no habían hecho más que comenzar, durarían hasta la desaparición de Breton. Tzara sobrevivió a Dada, el surrealismo devoró a Breton. Como dice Sanouillet el surrealismo era un dadaismo pero sin humor.

tristan tzara

El año 1932 Tzara abandona definitivamente el movimiento de Breton y en 1935 en una carta publicada en Cahiers du Sud expone ampliamente sus motivos, sin embargo sigue conservando amistad con algunos surrealistas, Char, Crevel, y posteriormente la retomaría con otros, sobre todo con Éluard. Ese mismo 1932 publica Où boivent les loups, esta vez acompaña la obra con un aguafuerte de Max Ernst. En la dualidad dialéctica que plantea en el ensayo citado, entre poesía como actividad del espíritu o como medio de expresión – poesía latente y poesía manifiesta- prevalece en esta obra la apuesta por el concepto de poesía latente, y se patentiza la tendencia hacia una etapa más espiritual. Sin embargo este libro no fue muy considerado en su época, y apenas fue reseñado en la prensa de la época, quizás debido a las rencillas y terremotos entre las filas surrealistas tan abundantes en esta convulsa época de entreguerras.

Afortunadamente y tras ser rechazada en otras editoriales, el boicot a Tzara ya había comenzado, en 1935, los editores Denöel y Steele, publicaron Granos y salvado (Grains et issues) con sus Notas, tan relevantes como el propio texto y cuyas pruebas fueron dedicadas por el autor a René Char, según consta en los manuscritos conservados en la biblioteca literaria Jacques Doucet, modisto, coleccionista de arte antiguo, de manuscritos y de primeras ediciones de las vanguardias y mecenas literario y cuyo consejero-asesor era curiosamente Breton. Obra ésta capital, fundamental, esencial para entender el pensamiento tzarista, el eslabón perdido entre dada y surrealismo y que aquí se traduce por primera vez al castellano. Subtitulado como sueño experimental, es junto con El hombre aproximado los dos libros que señalan la culminación de un ciclo, libro onírico y teórico, tránsito de Dada a surrealismo, combinación de géneros ensayístico y poético, con una magistral y profunda lírica, mezcla la lucidez del ensayo con la brillantez metafórica. El concepto freudiano de transferencia aplicado a la metáfora, la angustia de vivir, que desde el trauma del nacimiento y la castración social se apodera del alma humana, es el argumento central de Granos y Salvado, obra que retomando las genuinas y fundamentales ideas tzaristas, ya expresadas en muchos de sus escritos desde el famoso Essai sur la situation de la poésie, da una vuelta de tuerca más a la dialéctica materialista y persevera en su postura política para reinventar el mundo de las ideas y del arte a partir, obviamente de la liberación del hombre de su esclavitud impuesta por las fuerzas burguesas y capitalistas. Considera a la poesía como una herramienta más para combatir el injusto sistema social, reivindica como imprescindible el compromiso intelectual y hace una acérrima exaltación de la imperiosa necesidad de la existencia de riesgo para hablar de obra artística y de el poder del humor como la más poderosa arma, incruenta pero eficaz, para combatir las posturas intolerantes y reaccionarias de las clases dominantes. A partir de este texto ya nada puede seguir siendo igual, prosa y poesía son lo mismo, no hay barreras para la expresión lírica, la etimologia de la palabra poesía ha alcanzado su plenitud, crear, crear, crear. Creer es crear, como señalan las dos frases que encabezan este prólogo : “la idea se construye en la boca” y “la poesía debe ser vívida y vivida”, esto es, experimentada por el propio poeta y expresada de forma bella y emocionante.

Más allá de su consideración como movimiento o como escuela literaria, de las diferencias personales, ideológicas y teóricas, de su consecutividad histórica, de su coincidencia en muchos de sus componentes, no puede obviarse la gran influencia y repercusión de las teorías dadaistas y surrealistas durante toda la primera mitad del siglo XX. Sería inconcebible entender el concepto actual de arte y toda su evolución práctica posterior sin la renovación- revolución que se produjo en estos años.

Enmarcado en este instante histórico, Granos y salvado marca un hito y señala el camino de los acontecimientos sucesivos de la creación literaria y artística. Las Notas a Granos y Salvado, tan esenciales como la propia obra, ahondan el análisis y desarrollo de las ideas de arte como actividad del espíritu y como medio de expresión, poesía latente y poesía manifiesta, tesis y antítesis, que Tzara consigue esclarecer mediante el análisis dialéctico y sicoanalítico, influenciado por la obra de Carl Gustav Jung, y que sintetiza en un único concepto evolutivo con preeminencia de uno u otro factor según el momento evolutivo. En la nota II La reducción de los monstruosos antagonismos entre la sociedad moderna y el individuo hace un magistral resumen del hombre desde el hecho traumático de nacer que da origen a una existencia de represión, castración de los deseos más naturales y la angustia de vivir que ello provoca y que solo puede ser superada mediante una total subversión del orden establecido con sus falsos principios morales y económicos. Transcribo el párrafo final “Es necesario dotar al odio existente contra la sociedad burguesa del antídoto de su término opuesto, la esperanza, en la sociedad del futuro, de ver satisfechos los deseos oprimidos e integrar en el orden síquico las posibilidades dormidas o atrofiadas que constituyen el sentido perenne de la dignidad humana.” Y especialmente La poesía, la transparencia de las cosas y de los seres, la nota V, puede considerar se resumen de pensamiento poético-político de Tzara que aúna vida y obra, objeto y sujeto, acción y riesgo, interior y exterior, fin y medio.

La siguiente publicación El Anticabeza apareció en una primera edición en 1933 con un aguafuerte de Pablo Picasso. Posteriormente hubo una reedición de lujo en 1949 con aguafuertes de Ernst, Tanguy y Miró editada en tres volúmenes uno para cada parte de la obra. Estos textos en prosa fueron largamente elaborados, como por otra parte era típico en Tzara, durante dieciséis años, entre 1916 y 1932. Como obra en evolución, abarca por lo tanto desde la época Dada hasta el surrealismo, pasando por los años de transición.

Sueño y acción aparecen íntimamente unidos. Aa el antifilósofo es el título de su primera parte – Dada, sin la d, es el nombre del protagonista – El texto es un evidente proceso de experimentación, la demostración de que el pensamiento existe como continuo movimiento, expresado como una sola torrencial metáfora que se precipita en cascadas de un deshielo o como ardiente lava de un volcán en erupción. Esta primera parte se puede identificar con el período dadaista de Zúrich, algunos poemas fueron ya compuestos en el Cabaret Voltaire,

La segunda parte Medias noches para gigantes es un modelo de transición pacífica desde el absurdo destructor dadaista, al juego de libre ensoñación surrealista, que incluye un amplio poema-homenaje al poder evocador del pensamiento nocturno (Antes que la noche).

En la última, El Desesperanto confluyen el esplendor, ya en cierta decadencia del surrealismo, recordemos el fundamental ensayo sobre éste del 15 de Mayo de 1933 y, el período convulso en España, anterior al golpe de Estado de Franco, que derivó en el inicio de una etapa de recrudecimiento de su concienciación política y su militancia comunista de Tristan Tzara.

En la misma época pero sin haberla publicado en vida escribe Personaje de Insomnio, obra recuperada de los fondos de Jacques Doucet por Henri Béhar y publicada en el tercer tomo de su Obras Completas detrás de Granos y Salvado, aunque escrita un poco antes, trata los mismos temas pero incluye uno nuevo, el del estado semihipnagógico, ese estado intermedio entre la vela y el sueño. Anterior a la ruptura con el Surrealismo en Marzo de 1935, pone por tanto fin a este período de la creación tzarista. En un texto preparado por el propio autor como introducción a la obra da cuenta pormenorizada de sus intenciones, estructura, argumento y contenido. Bajo la apariencia de un relato sobre la transformación de un sastre en árbol, Tzara representa diferentes conceptos del sicoanálisis, por ejemplo sublimación, transferencia, y del marxismo, el paso de superestructura a estructura, utilizando el humor y el absurdo, y desenmascara mediante la burla a la escuela surrealista basada en el automatismo síquico. Abunda el escepticismo, la negación equivalente a la afirmación, los olvidos o silencios como fenómenos de ocultación síquica. Al final la frustración, o sea, el pez que se muerde la cola.

Se aproximan años luctuosos, el poeta no puede permanecer ajeno a la barbarie que se avecina, es época de compromiso, se acuña la expresión littérature engagé

EL COMPROMISO POLíTICO

I

GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Cambiamos de tercio, el fantasma del fascismo se va adueñando del viejo continente, no cabe permanecer impertérrito ante los desastres que se aproximan. En 1934 Tzara se había adscrito al proyecto de Casa de la Cultura fundada por Luis Aragon, quien, ya en los años 20 había traído, tras su viaje a Rusia, el mensaje comunista a París, y que posterior mente se extendió por las filas surrealistas. No es excesivamente aventurado afirmar que el definitivo compromiso social, la toma de postura política y la adscripción al Partido Comunista francés de Tristan Tzara, fuera una derivación final, provocada o ayudada a su materialización, por la profunda impresión que le causó el dramático enfrentamiento de la Guerra Civil española. Su postura política se afianzó ya hasta el resto de sus días. Las circunstancias históricas habían evidenciado que la literatura onírica se había visto superada por la exacerbada ambición humana, que derivó en la carrera armamentística de las potencias imperialistas, y en la cruel realidad del exterminio producido por las guerras. Ya nada podía ser igual, mucho menos tras la segunda guerra mundial, de la que la española fue ensayo general.

Con nuestro país mantuvo Tzara siempre una estrecha relación, llegando a ser secretario del Comité de Escritores, que se comprometió para defender el gobierno legal republicano frente al golpe de estado franquista. Fue intensa y extensa su colaboración con algunos de los pintores españoles más universales : Miró, Gris y Picasso, que ilustraron varias de sus obras, con éste último mantuvo una fraternal amistad durante toda la vida. Sin embargo su relación con Dalí no fue nunca fluida, al contrario, básicamente por dos cuestiones, por la escasa importancia que Tristan otorgaba al método paranóico-crítico y al aspecto onírico en la creación (tema que también le alejó de Breton y de los Surrealistas) y, además, por el visceral anticomunismo de Salvador. También en los últimos años entabló amistad con un joven Fernando Arrabal y compartió partidas de ajedrez, pasión común de ambos y de Duchamp.

Ya entre sus primeros poemas escritos en rumano encontramos uno titulado, nada más y nada menos, Introducción a D. Quijote, poniéndose en el papel del autor que esta en el proceso de composición del libro, ya este poema parece parecía presagiar su devoción por España, por su historia, por sus pintores y por sus poetas. Como desagravio a la perversión de Novaceanu – livre es libro no libre- publicada en P.U.Z, transcribo una de mis versiones :

Introducción a D. Quijote

Trote de caballo ágil y veloz fue mi vida

Supe recorrer todo el orbe

Amé a una sola chica

Y por las mañanas tenía una pereza enorme

El caballo ya viejo se desplomó hecho pedazos

Mañana roídos por ratones y gusanos

Amor mío : esto en los libros no se enseña

Quédate sentada silente y cose junto a la mesa.

Luego te contaré lo que te espera

Cose mi idea en una capa de seda

Hasta que te duelan los ojos –y la novia seas

Y hasta que se convierta en libro mi idea.

En 1933 la portada de L’Antitête era un aguafuerte de Picasso, en 1950 Pablo ilustró Memoria de hombre con nueve litografías, y en 1956, con seis grabados a cincel, la obra En la brecha (A haute flamme) dedicada en parte a la guerra civil española. También, en la representación privada de la obra teatral de Picasso El deseo atrapado por la cola, el pintor dio un papel a Tzara. Pablo ilustró la última obra de Tzara titulada La rosa y el perro -poema perpetuo-, texto escrito en cinco páginas con círculos concéntricos y, por ello, de lectura infinita.

Entre sus ensayos sobre arte existen nada menos que seis estudiando la obra de Pablo Picasso, paso a enumerarlos : Los collages de Picaso donde compara el empleo del collage en pintura, que Picasso utilizó abundantemente en sus obras entre 1912 y 1914, con el proverbio y la frase hecha en la escritura. Picasso y los caminos del conocimiento donde, partiendo de su famosa frase, “ el pensamiento se hace con la boca”, cambia boca por mano, y hace un profundísimo análisis de su obra. Otro, titulado Picasso y el hombre con cordero en el que interpreta esta escultura y la compara con el Moscóforo de la Antigua Grecia, pero haciendo notar varias de sus diferencias, pesado el uno, grácil y leve el otro. Por último, mencionar el de Picasso y la poesía donde tras establecer un paralelismo, en cuanto a su relevancia histórica, entre Las señoritas de Avignon y Alcools de su adorado Guillaume Apollinaire, -obra donde desaparecen, por primera vez de manera absoluta, los signos de puntuación- Tzara escribe:Picassó no tomó parte en las luchas intestinas de los Surrealistas. Pero es preciso decir que la guerra de España nos reencontró a todos, solidarios con los republicanos, que combatían ya contra el peligro de la guerra y contra las fuerzas opresoras y amenazantes del nazismo y del fascismo. Para muchos de nosotros ésta fue la señal que despertó la conciencia política, es decir la transposición sobre el terreno práctico de las luchas por las reivindicaciones humanas”.

Entre sus poemas recuperados por Henri Béhar y recogidos con el título de Juglar del Tiempo, hay dos dedicados a Picasso y a Miró, donde se demuestra el profundo amor que sintió por los dos pintores. Traduzco :

A Picasso

siempre estuviste en mis caminos

aún estás

caminos de rebeldía carreteras brillantes

el firmamento al pie de los promontorios

belleza y miseria se empujan en la cabeza

cómo deberíamos que ver

que tocar

como arena la amistad del mundo

y el cielo puro de un gran rostro

donde la mirada navega

sobre el desgarro de las olas

me pregunto te preguntas

y la respuesta esta en otro sitio

sobre el fuego de porcelana

entre los cuernos del toro

dentro de la almendra dulce amarga

encima de la paz de las lentas cabras

cajas de conserva destripadas

cestas de frutas estropeadas

papeles papeles pasos apresurados

papeles arrugados cantinelas de tormenta

trapos viejos con diamantes

la vida presente por todos los lados nueva

y la sal del amor echada a puñados

en el crisol de lo que esta

en proceso de cambiar el pensamiento

para descifrar viejas heridas

cual ardilla volaron las ganas de reír

soy también de aquellos que pasan

transeúntes transeúntes a otras tareas

tan urgentes como cargadas de eternidad

las cosas de este mundo que nos miran

y nos asombran

unos caminos de todas las clases

vienen a buscarnos hasta nuestras puertas

con todo el amor

A Joan Miró

con el polvo de estrellas trituradas

debajo de todas las puertas de la abundancia

en los troncos de las cálidas gargantas

mi amistad

más allá de lo verosímil

por las nieves futuras

sobre los manteles de año nuevo

mi amistad

en las cestas de las cejas

debajo de la frondosidad de las botellas

en el alcohol de las verdades

mi amistad

y para que todo en la tierra

tenga la luminosidad de tu color

fruto de cuentos insustituibles

mi amistad

Con Miró emprendió la publicación de una edición ilustrada de El Anticabeza, que es una los más bellas obras de la época, pionera de los libros de artista, poco después. En 1950. el mallorquín ilustro con 72 litografias la obra Hablar solo. A Miró dedicó varios artículos y dos ensayos incluidos, como los de Picasso, en la recopilación inédita titulada El poder de las imágenes. Al plantear la cuestión de la compenetración entre ojo e idea subraya : “Miró se encargó de suministrar la prueba, vivida a través del genuino fuego de su acción, de que la pintura no podría verificarse en su totalidad expresiva, si el problema subyacente de su razón de ser, no fuese expuesto con la obstinación de la circulación de la sangre. Compuesta orgánicamente, subrayando cada trazo y sugiriendo cada color, la pregunta así formulada, en el ardiente terreno de la creación en continuo estado original, se perpetúa a lo largo de esta actividad transformadora y distributiva –función y valor a la vez- que dirige su voluntad de realizarse en todo momento. Al conjugarse de todas las formas con su vida, su obra resurge de una unidad de base, en una serie invisible de presencias y necesidades.” Por último reseñar que la obra de teatro Pañuelo de Nubes fue acompañada de aguafuertes de Juan Gris.

Anteriormente en Mayo de 1929 tuvo lugar su irrupción en la Sagrada Cripta del Pombo, ¿el Cabaret Voltaire, a la española?, allí llegó con su Hombre Aproximativo”, el esencial poema épico, y fue recibido por un pletórico Ramón Gómez de la Serna, según reflejó la prensa de la época. Con motivo del estreno de L’ Âge d’or de Buñuel, fue uno de los más fervientes defensores ante el escándalo que provocó, y hubo entre ambos una admiración recíproca, fueron también compañeros en el Comité de Escritores e Intelectuales Antifascistas, heredero de la A.E.A.R. que unos años antes habían constituido un nutrido grupo de surrealistas.

Como ya se ha adelantado, en 1935 se funda el Comité del que Tzara llega a ser secretario general, y que convoca en 1937 su Segundo congreso en la ciudad de Valencia ,el 4 de julio de 1937, en la Sala de Sesiones del Ayuntamiento de Valencia. En este viaje se proyecta un libro “Mora de España” con colaboraciones extranjeras en favor de la República, que no se llegó a publicar y quedó en una plaquette con dos poemas uno de Vicente Aleixandre y otro de Tzara según consta en la carta de Gil Albert del 22 de Julio de 1937. Allí se reúnen cerca de 600 intelectuales y escritores provenientes de todo el mundo, André Malraux, Octavio Paz, Alejo Carpentier o Pablo Neruda, entre los ponentes además del propio Tzara estuvieron por parte española Bergamín y Alberti entre otros. La prensa fascista se ensañó con él y los demás oradores, a los que tildó de «gallofa falta de virilidad para luchar en las trincheras» e «intelectualoide». Antes en Noviembre de 1936 ya había visitado Madrid y Barcelona para apoyar a la República, llegando incluso a hablar por radio a todos los catalanes. Alberti relata “esta manifestación (mitin en Barcelona) fue emocionante, se sabía que si caía Madrid, el destino de Cataluña estaría sentenciado, mientras la capital estaba sin luz, Barcelona brillaba, sin embargo al final los bombardeos de un barco rebelde provocaron la oscuridad”. Tzara escribió : “España , madre de todos aquellos a quienes la historia no ha dejado de morder” y también “…en el frente de Aragón comprendí el verdadero valor del heroísmo humano” y en un hermoso artículo titulado Bellezas de España, donde con sus nombres en mayúsculas, califica líricamente las diferentes regiones, al referirse a Aragón dice “ ARAGON rudo país excavado en una sustancia más pesada que la vida humana, tejida por siglos de sufrimiento y opresión”.

Es la época de las purgas al Poum, los troskistas, el asesinato de Nin, los preparativos los hace desde el Madrid asediado, en Francia el frente popular agoniza, y ya no se siente simpatía por la causa republicana, Tzara situándose por encima de esta situación lee uno de sus ensayos más importantes titulado “El individuo y la conciencia del escritor”. Es una defensa de la poesía como modo de vida y no como medio, como mera profesión u oficio literario. Lo que podría llamarse en término existencialista literatura comprometida.

Este discurso sirvió de base para la definitiva redacción del ensayo con este título, que incluyó en la recopilación de escritos sobre poesía, también inédita, titulada “Las Esclusas de la Poesía”. Libro inédito en castellano pero fundamental donde Tzara analiza la evolución de la poesía francesa desde Villon hasta Eluard, y que se analiza al final de este preámbulo.

Empieza su distanciamiento de Greta, ella se va con Cristophe a Bourgogne primero, luego a Coilloure, donde poco después moriría y está enterrado Antonio Machado, y visitaron en Cadaqués con Gala y Dali, Se separarían en 1939, aunque el proceso de divorcio duró hasta 1942. Tzara se queda en París, debe superar la soledad y el dolor de la ruptura, se dedica a la literatura y acrecienta su compromiso político y social. A Antonio Machado Tzara le dedicó un texto en prosa y el poema siguiente :

Para Antonio Machado

velatorio de los mares en la frente de las fuentes

en la palma de tu existencia en Collioure

acaricié la eternidad creí en ella

y en el vibrante silencio de tu viña

enterré el recuerdo y la amargura

humo de otoño negra gravilla

minuto tras minuto asentó su ladrillo

rodeando la casa del solitario

el viento afila el cuchillo en la montaña

el invierno ya le ofrece su pecho

da lo mismo en plena melancolía

se encuadra una veloz vida de lagartija

da igual bajo la sal de luz

que una sonrisa como un látigo llegue a iluminar los dientes

en las mismas comisuras de la tranquila vida

toda la tierra entre las tierras de Castilla

reposa en tu tierra con secretos cargados de amistades

y desde el olivar tardío al mar siempre rejuvenecido

se mezcla la voz de la tierra con el orgullo de Castilla nunca derrotada

ni por la muerte ni por la sangre potente de la brizna de hierba de primavera

Pasemos a enumerar las obras relacionadas con España, hay textos sobre nuestro país en Midis gagnés, Sans coup férir, La face interieu y en À haute flamme, que traduzco como Sures alcanzados, Sin disparar un tiro, La cara interior, Sin disparar un tiro y, muy libremente, En la brecha. El primero publicado el mismo año del final de la guerra española y los otros tres en el breve lapso de tiempo de cinco años 1949, 1953 y 1955 respectivamente. Tzara ya había hecho lo mismo unos años antes, cuando publico varias obras de una tacada, tras la liberación de Alemania. como se explica en el siguiente capítulo.

Podemos afirmar, sin ningún temor a equivocarnos, que tras su actitud antibélica de la Primera Guerra Mundial, fue al abrazar la causa de la República, cuando culminó un proceso de concienciación, que desembocaría en su adscripción al Partido comunista, y a su beligerancia en la resistencia cuando se produjo la invasión hitleriana. Sea como fuere todos estos textos desconocidos para el público español bien merecerían una atención más adecuada a la hasta ahora recibida. No me resisto a incluir aquí, modesto homenaje en desagravio por el olvido de España hacia la obra de Tzara, insertar un par de fragmentos. Uno el final del poema Tu grito España que se volvió a publicar en Las Letras francesas“ número 400 el 7 de Febrero de 1952, con motivo de la huelga general española de Marzo de 1951, y que está incluido junto con Canto de guerra civil, España 1936 , en Sures alcanzados

y por haber conocido el peso de la sangre

hemos desarmado nuestros corazones

las velas con el viento brillan

ya se rompen las amarras

el olvido no actúa en nuestras cuerdas

estamos a las órdenes de la esperanza

la parte primordial de nuestra vida

prisionera de tus verdugos España.

Y también de la misma obra, el que dedicó a la muerte de Federico García Lorca, uno de los más emocionantes poemas, entre los muchos que se han escrito titulado En el camino de las estrellas marinas del que existen varias traducciones al castellano en Internet. Aquí una pequeña muestra :

…ábrete infinito corazón

para que penetre el camino de las estrellas

en tu vida inabarcable como la arena

y que la felicidad de los mares

contenga el sol

en el pecho donde brilla el hombre del mañana…

Dadaistas españoles, según Juan Manuel Bonet, fueron Rafael Cansinos Assens, Augusto Guallart, Junoy, Lasso de la Vega y Guillermo de Torre, el futuro marido de Norah Borges, que dedicó un poema en su libro Hélices a José Luis Borges. En Cataluña, sobre todo, Dada tuvo una fuerte influencia, recordemos el combate de boxeo entre el ídolo dadaísta Arthur Cravan y el campeón del mundo J. Jonhson (1916), la publicación de la revista 391 por Francis Picabia en 1917 y un largo reguero de colaboraciones dadaístas (Ph. Soupault, T. Tzara, P. A. Birot, P. Reverdy, A. Bretón) en revistas catalanas de la época entre las que cabría citar: L’Instant, Terramar, Monitor, Un Enemic del Poblé, Are Voltaic, Revista de Poesía, etc…

II

LA RESISTENCIA Y LA LIBERACIÓN

Terminada la cruel masacre española, con la no menos vil derrota del gobierno legal republicano, y de los partidos progresistas que lo apoyaban, Tzara se separa de Greta, son dos golpes afectivos que sin duda le marcaron para su evolución posterior, aún faltaba un tercero que era previsible. Pocos habían hecho el caso necesario al drama que ocurrió en España, nadie adoptó decisiones, y esta experiencia cayó en saco roto, ocurrió lo que se veía venir, el fantasma del fascismo se iba a extender por todo el viejo continente, y Francia también fue invadida por los alemanes que llegaron a conquistar el país de la Libertad, y condenaron a la cárcel, a los campos de concentración, al exilio y a la clandestinidad a sus ciudadanos más comprometidos, Tzara no fue menos, algunos huyeron a Estados Unidos, pero él, como Éluard, como Char y otros, optó por la lucha por la libertad y la resistencia patriótica, años duros y oscuros de 1940 a 1944, que muchos pagaron con su vida. Tzara tomó partido por la democracia y por las libertades, su hijo también perteneció a la Resistencia pero en primera línea, muchos surrealistas con Breton a la cabeza huyeron y se refugiaron en Nueva York. Tzara permaneció en el sur de Francia, perseguido por el régimen del general Petain, va pasando por Sanary, Aix-en-Provence y finalmente recala en Souillac. Desde allí colabora con varios periódicos de la Resistencia, llegó a ser secretario de la revista Le Point de Lyon, es encargado de los servicios de propaganda de Toulouse, donde también preside el Centro de Intelectuales, y dirige la programación literaria de Radio Toulouse. Aún le da tiempo de seguir escribiendo y en 1946 publicará de golpe tres libros.

Terminada la guerra, regresa a París, tras habérsele devuelto su casa confiscada por los nazis, no olvidemos su origen judío, pero ya no era el hogar conyugal, el 18 de Mayo de 1942, tras varios años de separación llega el divorcio legal de Greta, se produce el reencuentro con los supervivientes, el restablecimiento de las relaciones de amistad, y, como ya se ha indicado retoma la experiencia editorial, reedita Vingt-cinq Poèmes, publica la inédita, aunque ya representada, obra teatral Le coeur à gaz, su fecundidad creadora durante la clandestinidad, hacen que Tzara publique de golpe en 1946, las obras : Entre-temps, Le Signe de Vie y Terre sur terre, Los dos últimos meses emprende un viaje que aun comisionado por el Ministerio de Asuntos extranjeros se costea con sus medios, se reúne con compañeros comunistas, da conferencias y participa en el Congreso de autores Eslavos.

En el año 1947 suceden tres importantes hechos, casi trascendentales, en el transcurso de la vida de Tristan, a saber, la adquisición de la nacionalidad francesa, su adhesión al partido comunista y la pronunciación del discurso en la universidad parisina, que se resume a continuación. El día 17 de Marzo de 1947 Tzara es invitado a la Sorbona, donde va a leer su trascendental ensayo El surrealismo y la Posguerra. Va a arder Troya, se aproxima un ajuste de cuentas, el aula magna se encuentra a rebosar de todo tipo de público, existen dos bandos el bretoniano y el Tzarista, se le propone a Bretón un tiempo para el uso de la palabra al final de la sesión, ofrecimiento que rechaza. Nada más comenzar la presentación, Breton increpa a Jean Cassou “nos cagamos en todo esto”, una voz contesta “Breton al Figaro” (periódico conservador parisiense donde había concedido una entrevista días antes) Bretón se sube a la tarima y se bebe el agua del orador, interrumpe el discurso “Tzara hablando de Descartes en 1947” otra voz desde el gallinero suelta “Breton hablando de Breton en 1947”. Tzara echaba en cara a los surrealistas su falta de compromiso y su huida a los Estados Unidos ante la llegada del nazismo. Su dedicación a la ensoñación y otros hipnóticos experimentos en lugar de pasar a la acción. Fue el último enfrentamiento entre dos ex-amigos que llegaron a odiarse profundamente.

ÚLTIMOS AÑOS

Además de presidir el Comite para la defensa del poeta turco Nazin Hikmet, de preparar y participar en una serie de importantes programas radiofónicos para la ORTF, detallando los contenidos de la casi totalidad de las revistas de vanguardia, y cuyos archivos conservan tan valioso documento, además de viajar a Túnez y a África, continente que adoraba y cuya cultura siempre le fascinó, fue un sueño que realizó poco antes de morir, aún tuvo tiempo para recibir su único premio en Taormina en 1961, y, de publicar en 1953, La Face interieur y en 1958 La rose et le chien – poème perpetuel – esta última es una obra exquisita y casi desconocida, dado que su limitada tirada (22 ejemplares) impid una amplia repercusión. Este original libro de artista o poema-objeto se debió a la conjunción de tres personas : editor, poeta y pintor, a saber Pierre André Benoit, Tristan Tzara y Pablo Picasso. Hubo, un año después en 1959, otra edición de Bosquet y Seghers, pero era una copia de peor calidad, porque las planchas de los grabados de Picasso fueron inutilizadas después de la publicación en Marzo de 1.958. Ejemplo de poesía permutativa o combinatoria, abrió los caminos a experimentos posteriores como la obra de Raymond Queneau, Mil millones de poemas, sonetos cuyos versos son intercambiables, o el Ciclo de Bronwyn del español Juan Eduardo Cirlot, por ejemplo. Parece obvio que Tzara conociese los experimentos de Duchamp, y fuese una de sus fuentes de inspiración. Su composición en discos concéntricos y rotatorios, de diferentes texturas, le permitían múltiples lecturas, poema sin fin, cual lazo de Moebius como le otorga el subtítulo de “poema perpetuo”. Un último asunto queda pendiente de dilucidar, y es que en el tercero de los discos aparece una nota secreta de Picasso, aún no descifrada.

Entre 1951 y 1963, año de su fallecimiento, Tzara también se dedicó concienzudamente a analizar la obra de Rabelais y sobre todo a interpretar mediante la numerología los cuarenta y ocho octosílabos que componen Les Lais, obra de juventud de François Villon y que son unos crípticos anagramas. Tan concienzuda y tenaz dedicación se evidencia en el contenido de todo el último tomo, el tomo VI, de sus obras completas, que está íntegramante dedicado a recoger estos trabajos de auténtica arqueología poética y de excelsa investigación lírica. Podría quizás verse una relación entre estos versos de Villon y los últimos de Tzara, que con el título de 40 Canciones y descanciones fueron publicados póstumamente en 1972 en doble edición, por Fata Morgana en Montpellier y por Mourlot en París. Estas breves canciones que pertenecen a los últimos años de Tristan no tienen, aparentemente, ninguna relación con su obra anterior, son cancioncillas, sencillas, frescas, de metáforas diáfanas, nuy susceptibles de ser musicadas y cantadas. En castellano las hemos publicado en Huesca, en edición bilingüe y con ilustraciones del pintor oscense Marcelino Sesé.

Con todo y en mi opinión el más importante trabajo que Tzara emprendió durante sus últimos años fue recopilar, ordenar, clasificar y corregir una previa selección de sus escritos sobre arte y poesía, textos críticos, teóricos y líricos que había ido publicando a lo largo de su vida, en diferentes revistas, y algunos que habían sido argumento de sus muchas conferencias. Éstos escritos, escritos, denominación que Tzara prefería a la de ensayos, sobre poesía Las esclusas de la poesía, y sobre arte titulado El poder de las imágenes, ambas selecciones están incluidas por Henri Behar en sus obras completas, pero nunca han sido publicadas como obras exentas, ni en francés ni en castellano. Por extraño que nos parezca, esta importante selección de escritos teóricos sobre arte y literatura de, nada más ni nada menos, Tristan Tzara, siguen, con el arpa, en el rincón oscuro, silenciosos y llenos de polvo, si conocemos su contenido es, como hemos dicho, gracias a la magnífica edición de la editorial Flammarion de sus Obras Completas (inciso curioso, no en la Pleyade de Gallimard…a buen entendedor…), impresionante el trabajo de Henrí Béhar, seguramente el primer tzarista del mundo, y el hombre que mejor conoce la obra del padre del dadaismo. A la espera de que, más pronto que tarde, el mundo editorial franco-español decida su publicación, adelanto a continuación una recensión de ambos, para ir abriendo el apetito.

Murió, poco después del añorado viaje por el continente africano, en su domicilio de la calle Lille el día de Nochebuena de 1963. Poco antes en Noviembre dió una última entrevista a Madeleine Chapsal, joven periodista de L’Express, que confiesa su sorpresa, ante un personaje cansado pero vital, que le envalentonó nada más recibirla con una sonrisa y, declaró ella después, que le sorprendió al no ver un viejo pontificando, incluso admitiendo que no escribiría igual los famosos manifiestos, y mostrando su asombro de que sus conceptos constituyesen, ya en ese momento, parte integrante del acervo común. Pocas semanas después, la misma periodista se encontró con Breton, transcribo sus palabras “….sus principios y consignas eran idénticos, pero sus maneras de vivirlos eran opuestas. Breton se creía un gran hombre, se había forjado una leyenda que defendía a capa y espada. Tzara huía de todo lo que sonase a fosilización. Estaba enfermo, por supuesto, pero yo sentía en él una deliberada voluntad de volatilización, no por modestia sino para disfrutar mejor de todo, de un instante, de una emoción, de una idea, de un reencuentro …..En definitiva Tzara era libre, mucho más que Breton. Su mera presencia me estimulaba, me sentía llena de energía….” Semejante declaración que recoge François Bouot en su magnífica biografía de Tzara, me parece suficientemente importante y sincera como para esclarecer de una vez las distancias que separaron a los dos hombres. Sería un buen argumento de ciencia ficción hasta donde hubieran llegado cabalgando juntos, y cuántos molinos hubieran demolido.

Ante la negativa por parte de su hijo Cristophe a aceptar el ofrecimiento de los comunistas de organizar el sepelio, por temor a que el Partido lo utilizara con mezquinos intereses políticos, y debido a que Tristan ya se había desengañado de la causa, fue enterrado en el cementerio de Montparnasse en la más estricta intimidad, acompañando al hijo sus más fieles amigos, ningún discurso, ninguna ceremonia, sólo una simple flor sobre la sobria losa en la que, debajo de su nombre, aparece únicamente la palabra poeta (véase la foto al final del libro cortesía de eme eme).

EL PODER DE LAS IMÁGENES

Con el título de Le pouvoir des images, Tzara había preparado la publicación de sus escritos sobre arte que previamente había seleccionado. Estos textos están basados en su experiencia vital, destilan toda su sensibilidad y su capacidad analítica e intelectual, y son de una categoría similar a la de su obra poética y teatral. Tzara fue un perspicaz y agudo crítico de la sociedad política, artística y literaria, de precursores y coetáneos. Sus escritos teóricos son de gran relevancia para la comprensión de las vanguardias, y del desarrollo de la actividad artística en los seres humanos, su valor aumenta con los años y su influencia alcanza hasta nuestros días.

En ellos, aplicando como métodos de análisis dos de las herramientas más poderosas del siglo XX, la dialéctica hegeliana y el sicoanálisis de Freud, tamizado por Jung, utilizados cual dos bisturís punzantes, da una visión de la evolución del arte desde los primitivos hasta el cubismo. Entendiendo el arte como latente en todas y cada una de las diferentes civilizaciones, expresión telúrica e instintiva, fruto de una actividad de tipo espiritual y no de una racionalidad propiamente dicha, Tzara, en estos escritos sobre arte, va desglosando su análisis sobre la evolución creativa desde los pueblos primitivos hasta las vanguardias de inicios del siglo XX, la creación es una actividad de origen único, y éste es sentimental, pasional, tiene que ver con las necesidades básicas sensibles del ser humano y no meramente materiales.

Conocemos el profundo interés de Tzara por el arte africano y de las colonias oceánicas, como coleccionista primero y estudioso después. Fue miembro de la Asociación popular de amigos de los museos, que impulsó la habilitación de una sala en el Louvre para la exposición de las obras que iban llegando de las colonias francesas, y que sería el germen del actual Museo del Quai Brandy. Ya en el Cabaret Voltaire se recitaban poemas negros, el propio Tristan escribió una obra titulada así y otra denominada Mpala Garoo ambas inéditas, entre 1916 y 1918 declara haber traducido más de cuarenta poemas negros y hasta 1930 su colección alcanzaba las 81 piezas y más de cien volúmenes especializados. Corresponde pues a sus cinco escritos sobre estas artes el lógico honor de abrir esta colección de écfrasis.

El primero relata la anécdota de cómo y cuando puede considerarse el origen del interés por estas artes africanas y su concretización en el Cubismo. Basado en textos anteriores, en 1917 ya había publicado en la revista Sic, dirigida por Pierre Albert-Birot en el número de Septiembre-Octubre una Nota sobre arte negro, fue revisado, cambiado el título y publicado en 1952.

En el segundo ensayo sobre el arte precolombino de Méjico, lanza el guante al Louvre para que preste atención a las creaciones artísticas de estas civilizaciones, fue publicado en Mayo de 1952, con motivo de la exposición sobre este país, que se celebro en el Museo Nacional de Arte Moderno de París. En él hace hincapié sobre la conjunción, en estas manifestaciones artísticas, de los dos conceptos, como actividad del espíritu y como necesidad de expresión de una civilización. En el tercero también dedicado al arte precolombino, publicado por primera vez con motivo de una exposición en el Museo de artes decorativas en 1928, afirma la identidad entre objeto artístico y realidad y añade “el arte es un ejercicio capaz de acostumbrar al hombre a la idea de muerte”. También señala las diferencias entre artes africanas y de Oceanía en cuanto a los símbolos utilizados.

El siguiente, bellísimo texto, ensayo lírico o poesía ensayística, lo dedica al arte de Oceanía, incluye una demoledora nota sobre la hipocresía occidental y finaliza “ de las posibilidades de la poesía nació la invención del mundo”. Prosigue con un segundo ensayo sobre el arte africano, que junto con otros del volumen formaron el corpus de dos importantes conferencias que impartió en 1956 en Saint-Étienne y en Anvers. En Acerca de un cierto automatismo del gusto, publicado en 1933 en la revista Minotaure de Man Ray, plantea un conflicto sicoanalítico sobre las costumbres y las modas, la transferencia del siconálisis adaptada a la metáfora.

Después de estos profundos acercamientos al arte primitivo en general, el resto de la recopilación está dedicado al análisis de las obras de artistas individuales, comenzando por la del pintor sueco Ernst Josephson, publicado en 1926, como se observará el orden de este libro no es cronológico, sino que su ordenación responde a un método más racional y lógico. Conoció su obra por medio de Greta y dada la enfermedad del artista, se plantea en él las relaciones entre creación e irracionalidad. El siguiente dedicado a James Ensor es una nota necrológica, publicada en 1949 sobre el pintor belga, considerado precursor del fauvismo y famoso por su obra Entrada de Cristo en Bruselas. A continuación encontramos dos escritos dedicados a la obra pictórica y a la obra teatral de Henry Rousseau el Aduanero, texto de 1947 que sirvió de prólogo a la posterior publicación (de ahí que en el ensayo aparezca como obra inédita), preparada por el propio Tzara, de La venganza de una huérfana rusa, de la que ya existe traducción al castellano. Establece una analogía entre su utilización de los conceptos del tiempo y el espacio y los procesos cinematográficos. Sigue un interesante análisis de 1931 sobre la función del collage en la pintura. Califica la irrupción del cartel publicitario inserto en la pintura como hito poético y prueba de la desaparición de géneros y disciplinas artísticas, equiparándola a la introducción del refrán o frase proverbial, procedente del acervo popular, en la poesía.

A continuación, empieza la serie de trabajos dedicada a su gran amigo Picasso. El primero, escrito para una exposición de 1935, retoma el tema de los collages, En el escrito titulado Picasso y los caminos del conocimiento, finalizado en 1947, se demuestra el paralelismo de pensamiento entre ambos, su mutua comprensión y admiración. Es un amplio ensayo dividido en cuatro partes donde, entre análisis pictóricos y funcionales, reivindica la unidad de toda la obra de Picasso, a pesar de sus diferentes etapas y su profunda influencia en la evolución de las artes pláticas. En el siguiente estudia la obra El hombre con cordero, interpreta ésta escultura y la compara con el Moscóforo de la Antigua Grecia, pero haciendo notar varias de sus diferencias, pesado el uno, grácil y leve el otro. A continuación aparece un escrito que Tzara no tituló, en el indice de esta edición lo denominamos, simplemente, Picasso, anuncia el contenido del siguiente, las relaciones entre pintura y poesía, recordemos el “ut pictura poesis” horaciano. Llegamos al núcleo, la profunda comunión de ambas artes en Picasso y la poesía, basado en la conferencia que dio en Roma, extenso y trascendental texto en el que intercalando fragmentos de poemas de Apollinaire, Max Jacob, Éluard, Cendras…etc,, junto con varias teorías y reflexiones valiosas, establece un paralelismo, en cuanto a su relevancia histórica, entre Las señoritas de Avignon y el poema Zone de Alcools de su adorado Guillaume. Referencia también la obra de El deseo atrapado por el rabo de Picasso, y la compara con Ubu roi de Alfred Jarry, y demuestra inequívocamente la fraternidad entre pintura y poesía.

En 1948 publica el escrito sobre Matisse, que ilustró dos de los libros de Tzara, dedicado a analizar más concretamente las vidrieras y la iglesia que diseñó en la localidad de Vence. Pougny es el siguiente pintor que aparece en estos escritos, de origen finlandés y firmante del manifiesto suprematista es escasamente conocido, a él le sigue otro gran amigo de Tzara, Paul Klee el aprendiz del sol,es el sugerente título. Paul Klee miembro de El jinete azul y autor de una obra pictórica de gran contenido lírico y al que encargó la ilustración de su obra magna El hombre aproximado, es, en este fragmento homenajeado con un texto poético, como el de Oceanía, más un poema que un ensayo. También el siguiente dedicado a otro pintor colaborador suyo, el alsaciano Hans o Jean Arp respira aliento lírico. En verdad algunos de estos escritos, como el lector podrá saborear son de alto voltaje poético.

Aparece después el dedicado a Kurt Schwitters, nacido en Hannover donde volvió tras ser expulsado del grupo dadaista berlinés, famoso por su inconmesurable obra fonética UR Sonate y por sus asombrosos y osados collages, siguiendo la estela marcada por los objets trouvés o ready-mades de Marcel Duchamp. Y como no podía ser menos otro de sus grandes amigos y colaboradores, Max Ernst, es acogido por la pluma generosa y lúcida de Tzara. En Max Ernst y las imágenes reversibles, Tzara constata su propia evolución del anarquismo destructor dadaista al humanismo comunista surrealista.

Volvemos a hablar de un pintor español, también ilustrador de varias obras de Tzara, Joan Miró ambos emprendieron la publicación de una edición ilustrada de L’Antitête, que es una las más bellas obras de la época, también ilustró L’arbre des voyageurs y poco después en 1950 con 72 litografías la obra Parler seul, A Miró dedicó un poema, traducido en otro apartado, varios artículos y dos ensayos. En uno de ellos, ante la pintura de reminiscencias infantiles de Miró y explicando la compenetración entre ojo e idea subraya : “Miró se encargó de suministar la prueba, vivida a través del genuino fuego de su acción, de que la pintura no podría verificarse en su totalidad expresiva, si el problema subyacente de su razón de ser, no fuese expuesto con la obstinación de la circulación de la sangre” Dialécticamente la negación de la negación nos retrotrae a los orígenes.

Al fotógrafo surrealista, retratista de toda una época, Man Ray, dedica Cuando los objetos sueñan, Los dos últimos escritos tratan sobre el pintor Francis Gruber fallecido prematuramente y a Philippe Bonnet,

LAS ESCLUSAS DE LA POESÍA

Al igual que hizo con los escritos sobre arte, en estos últimos años Tzara emprende la recopilación y ordenación en libro de sus escritos sobre poesía Les Éscluses de la Poésie, en los que emplea los mismos métodos (herramientas) de análisis, la dialéctica hegeliana y el sicoanálisis de Freud y Jung, como dos lupas gigantes, y da una visión de la evolución de la poesía desde Villón hasta Apollinaire

Lo que interesa a Tzara no es la idea, ni siquiera el objeto, sino el proceso creativo, el trabajo artístico de producción de una obra que se nutre de vida y, lo que es lo mismo, de azar “la poesía debe ser vívida y vivida”, “vivide et vecue”. La importancia que se otorga a la incorporación de las adquisiciones debidas a la casualidad, junto con las aportaciones de la causalidad, en la evolución del proceso es fundamental para el resultado final. El objeto de arte, que no es finito, debe ser sugerir, estimular, asombrar, hacer pensar, no cabe un placer pasivo. En palabras de Breton “la belleza será convulsa o no será” o en las de Éluard “poeta no es el ser inspirado sino el que inspira. Ahora bien también es un medio de conocimiento, de explícita expresión y de pensamiento racional, “El pensamiento nace en la boca”.Con las herramientas anteriormente señaladas diferencia claramente, contraponiendo, como tesis y antítesis, dos tipos de poesía que el denomina poesía dirigida y poesía no dirigida, o bien, poesía manifiesta y poesía latente, o también poesía como medio de expresión o poesía como liberación del espíritu, y los aúna o resume, síntesis, en una única concepción poética, con preeminencia de una u otra tendencia según las diferentes etapas históricas.

Entre estos escritos sobre poesía los dos seleccionados para aparecer en primer lugar, no podía ser de otra manera, son el ya antes mencionado Essai sur la situation de la poésie, y las Dos Notas relativas a él , publicados en los números 4 y 5 de diciembre de 1931 y Mayo de 1933 de Le Surréalisme au Service de la Révolution, expone las ideas, ya explicadas, acerca del carácter bicéfalo de la poesía (latente y manifiesta) y, como corresponde a la época, abraza las tesis comunistas que Aragon había traído de su visita a Moscú, identificándolas con sus planteamientos sobre la libertad individual, y la liberación de la clase oprimida por el capitalismo. Así pues, como el famoso escrito de Aragón y como el nombre de la revista, Tzara también se pone al servicio de la revolución, con el intento casi siempre fallido de conciliar sueño y revolución. Fiel e imprescindible reflejo de la época, y escrito revelador de acontecimientos que conformaron parte importante de la historia y de la evolución del surrealismo.

En tercer lugar está Iniciados y precursores es el texto de la conferencia que pronunció en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura celebrado en París en Junio de 1935 , le siguen El Poeta en la Sociedad, publicado en 1936 en la revista Inquisitions, donde vuelve a incidir en el cambio de los modos de pensamiento, como única e imprescindible estrategia, para abordar una futura revolución y después, publicado por primera vez en el mismo número de Junio que el anterior, aparece el escrito Acerca de la necesidad en poesía, que es un análisis y crítica de obras de los poetas de la época, que habían sido incluidos en la antología de la N.R.F., destacando entre ellos a Leon-Paul Fargue y a Blaise Cendras, y a pesar de su tibieza políutica a Paul Claudel y Saint-John Perse.

En 1937 en Valencia en el Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura el día 4 de Julio pronunció la conferencia titulada El individuo y la conciencia del escritor, el texto completo en http://aullidolit.com/conciencia-escritor-tristan-tzara/

El 17 de Marzo de 1947, imparte la polémica conferencia en la Sorbona “El Surrealismo y la Posguerra”. Tzara ya ha abandonado el surrealismo y, en el clima de tensión que desemboca en el escándalo que Breton había preparado, se ríen de su acento rumano, le arrojan monedas, gritos, insultos, se deshonra a los poetas muertos en la Resistencia. En 1943 se había publicado una antología clandestina preparada por Éluard “El Honor de los poetas” que fue contestada desde Méjico por Péret acusando a los poemas de letanías “ los poetas dejaron de ser poetas para pasar a convertirse en agentes de publicidad”, la escusa perfecta para los amotinados, Breton llama perros a todos los asistentes y otros detalles ya relatados, mientras Tzara desmonta la capciosa coartada, que pone al surrealismo como ejemplo de compromiso político, y otorga un valor más amplio y dota de un nuevo impulso a la poesía como argumento revolucionario “la poesía no tiene que expresar una realidad. Ella misma es una realidad. Por lo tanto debe expresarse a sí misma”. Curiosamente, y eso que las ideas que plantea la conferencia son abrumadoras, se habla o mejor se grita mucho mas sobre posturas personales que sobre poesía Este texto lleva incluidas 7 sustanciosas notas que en su conjunto constituyen un gran documento que pocos han tenido el privilegio de conocer y leer y que por sí solo merecería todo un amplísimo estudio aparte.

Terminan los escritos sincrónicos, los que analizan la función de la poesía en ese momento histórico, y ya el siguiente aborda la explicación de la obra de algunos de los poetas franceses más relevantes, y comienza con “Los Bousingos como fenómeno social”, que podríamos traducir como los camorristas, es el apelativo de un grupo formado por seis poetas : Gérard de Nerval, Pétrus Borel, Théofile Gautier, Augustus Mc. Keat y Philotée O´Neddy de vida bohemia y, al estilo de los poetas malditos, transgresores de las buenas costumbres burguesas, y por ello considerados por Tzara, que estuvo influenciado por Petrus Borel “el licántropo”, como predecesores de Dada y de los surrealistas.

A continuación en un extenso trabajo sobre La actualidad de Villon, que apareció como prólogo a una edición de la obra de François Villon de 1946, demuestra su profunda admiración por este poeta, al estudio de cuya obra, como hemos dicho, dedicó gran parte de los últimos años de su vida, escribe Tzara “Existe un mundo de Villon, un mundo que adquirió sus perfiles a través de su poesía y que nos supera hasta identificarse con la imagen que nos hacemos de este siglo XV ruidoso y burlón, sabio y pleiteador, burgués y libertino a la vez”. La autenticidad de su poesía que no es sino la expresión de la circunstancia de su vida, al limite siempre entre el riesgo y el drama, es eso poesía de la circunstancia no de las circunstancias, diferenciación que Tzara hizo también para explicar la obra de Picasso.

En Tristan Corbière et les limites du cri, hace una análisis magistral de la única obra de este efímero poeta , murió prematuramente de tuberculosis a la edad de 29 años,Les Amours jaunes” e incluye tres poemas inéditos con sus respectivos comentarios.

El contenido de la introducción a una edición de 1948 de las obras de Arthur Rimbaud, es el texto Unidad de Rimbaud, que había sido publicado, en dos entregas dos años antes, en las revistas Laberinto y Europa, y que es una considerable ampliación del párrafo que le había ya dedicado años antes en el Ensayo sobre la situación de la poesía. ¿Qué poeta ejemplifica mejor la acción, la conjunción total entre vida y obra, la íntima unión de los dos conceptos de poesía, latente y manifiesta? ¿Qué significa si no su desaparición del mundo literario y su huida a Harrar?

A continuación, ya inmersos en el meollo de Las esclusas de la poesía, el extensísimo ensayo, dividido en tres parte dedicado a la obra de su admirado y fraternal amigo Guillaume Apollinaire. La primera parte titulada La comtesse Alouette es un pormenorizado estudio de la preciosa obra Sombra de mi amor, poemas y caligramas que Apollinaire dedica a su amada, posteriormente se han publicado como poemas a Lou, de esta obra existe una delicada y exquisita edición con dibujos de Juan Gris, publicada en Ginebra en 1993. La segunda parte Los Legados de la Guerra, explica muy claramente como la aparente y contradictoria emoción ante la guerra, que expresó Apollinaire en su obra, no es sino la reafirmación en su amor a la paz. La tercera titulada Alcoholes aporta unos datos históricos, para mi fundamentales, basados en los documentos previos a la impresión de Zona y de los demás poemas que componen esta obra, clave en el inicio de las vanguardias. Tzara conservó en sus fondos las galeradas de este libro, mientras aún estaba en máquinas, en donde se demuestra el proceso de desaparición progresiva de los signos de puntuación, hecho que marca una línea que posteriormente seguirían gran parte de los poetas. También en este libro aparecen tres poemas que son los que Apollinaire grabó con su propia voz en una sesión en la Sorbona el día de Nochebuena de 1913, grabación reeditada en 1992 y en cuyo estuche se reproduce un fragmento de este ensayo de Tzara.

Pasa después, en esta inédita selección de textos tzaristas, a recogerse el artículo, aparecido en Le Point de Toulouse en julio de 1946, Acerca de la soledad de las imágenes en Pierre Reverdy, el poeta que se disputaba con Huidobro la invención del Creacionismo, y cuyo concepto de metáfora, como la imagen poética nacida de una libre creación del espíritu, era reivindicado por ambos.

Cuando nos permítiamos todas las esperanzas, es el siguiente escrito publicado en 1952 y dedicado a Raymond Radiguet, otro joven prometedor fallecido prematuramente, amante de Jean Cocteau y cuya muerte fue el detonante de su adicción al opio, considerado por algunos como el sucesor de Rimbaud, es autor de la novela El diablo en el cuerpo, que le lanzó a la fama literaria y de una segunda que pasó mas desapercibida. Rinde luego Tzara un breve pero sentido homenaje al autor de Van Gog o el suicidado por la sociedad, esto es a Antonin Artaud, creador del Teatro de la crueldad, y cuya vida compara con la del pintor. Nos encontramos después con un muy breve y extraño texto dedicado a un desconocido T.S. y sin aparente tema concreto. Como corresponde a su labor en Defensa del poeta turco Nazim Hikmet añade a sus esfuerzos por lograr su excarcelación otro artículo situado justo antes del que reserva como emocionado recuerdo y gratitud hacia su amigo Paul Éluard, dividido en dos conmovedores capítulos : La evidencia poética y la poesía del hombre, es el título del primero, Paul Éluard y las imágenes fraternales, el del segundo. Como corresponde a la exquisita y primorosa poesía de Éluard, no puede ser menos la prosa que Tzara le dedica, de una belleza sutil y brillante, de un cariño conmovedor y portentoso….de una fe y un amor ilimitado, con esa sinceridad que plasma el párrafo de comienzo del escrito “Hablar de Éluard es para mí una tarea difícil. Se trata de evocar ante vosotros un pasado de más de treinta años, una vida humana en la que se confunde mi propia vida, se confunde en parte por la amistad que nos unía, estos treinta años en el transcurso de los cuales la obra de Éluard se ha desarrollado según la manera armoniosa y natural de su mismo espíritu”.

Y “last but not least”, el último pero no menos importante de los escritos contenidos en ésta recopilación de escritos teóricos sobre poesía está el titulado Gestos, Puntuación y Lenguaje. La capacidad teórica y profética de Tzara alcanza aquí su paroxismo. Aun desconociendo el curso de la nueva lingüística, se hace hincapié en la diferenciación entre lenguaje hablado y lenguaje escrito, identificando el gesto mímico de la conversación con los signos de puntuación en la escritura. Unido ésto, a los conceptos expresados por Rousseau en su Discurso sobre el origen de las lenguas, Tzara propugna un nuevo lenguaje poético, un retorno a los orígenes, una vuelta a la oralidad, donde el tono de las palabras, la entonación del discurso como canción, sustituye el uso de los signos de puntuación. Esta eliminación, de uso corriente en nuestros días, obliga a una especial sensibilidad del oyente y a una adecuada afinación del sentido del oído. Precioso y preciso texto, impresionante e imprescindible para entender la posterior evolución que ha sufrido el concepto poético y la poesía. Gracias Tzara por señalar el camino a seguir y ayudarnos a la comprensión de las nuevas tendencias poéticas.

COLOFÓN :

BALANCE Y BALANCEO DEL MOVIMIENTO

DEL DADAISMO AL SURREALISMO

Alguien ha comparado Granos y Salvado con un testamento, concretamente como el testamento del surrealismo. Es evidente que esta obra desarrolla todas las tesis tzaristas al respecto, sus discrepancias teóricas con el movimiento de Breton y su propia e inquebrantable fe en sus ideas y en el hombre. Esta obra inclasificable, puesto que alterna poesía, prosa poética y ensayo, es la ampliación y por ello aclaración de los principios reiteradamente manifestados por Tzara. La poesía latente frente a la manifiesta, la acción frente al sueño, la realidad frente a la fantasía burguesa y reaccionaria, el riesgo como factor inexcusable en el arte, el testimonio de la transición, con sus idas y venidas, del vaivén, del balanceo de Dada al Surrealismo.

Es cuando menos curioso, si no desconcertante, que el propio Tzara añadiera unas notas aparte del texto de Granos y Salvado, notas que no solo enriquecen y matizan conceptos, también aportan nuevas perspectivas a esos mismo conceptos, pienso en la Nota V “La poesía, la transparencia de los seres y las cosas”, texto que además de inteligente y profundo, como corresponde a un estilo ensayístico, reúne todas las cualidades de belleza y brillantez a las que Tzara nos tiene acostumbrados, como se constata en sus escritos sobre arte y literatura, antes mencionados, que son un conjunto de textos de excelsa prosa teórico-lírica.

Vayamos por partes, jamás hubo movimiento más efímero que Dada, su incontestable primacía apenas se mantuvo tres años, el resto de su existencia (1919-1923) estuvo inmerso en intensos debates internos. Tzara lo supo siempre, de ahí su frenética e incansable actividad durante ese breve lapso de tiempo, antes del colapso. A pesar de ello, hicieron falta muchos años para apreciar la enorme influencia que ejerció, y ejerce, sobre el conjunto de la vida literaria y artística, Quizás sea llegada ya la hora, acabado el balanceo, de hacer balance.

Siendo Dada un fenómeno transnacional, no lo es menos que tuvo precursores o antecedentes inmediatos, individuales y colectivos, incluso protomártires, enumeremos sin orden ni concierto, Jarry, Marinetti, los futurista rusos, el cubismo, Apollinaire, Radiguet, Artaud. Picabia, Duchamp y muchos más que pudiéramos englobar con el concepto patafísico de “plagiarios por anticipación. Cada foco Dada, los términos dadaismo y dadaista no eran del agrado de Tzara, tuvo sus propias señas de identidad, revolucionarias en Ginebra, literarias en Francia, políticas en Berlín, experimentales en Hannover, plásticas en New York …..lo cierto es que la consagración se produjo cuando, desde Zurich, Tzara se instaló en casa de Picabia en París, donde un importante grupo de escritores, Breton por supuesto, esperaban ansiosos el maná tzarista, es de reconocer la calidad literaria del vivero francés. Todo artista es un individualista (su trabajo es solitario) sin embargo, una serie de circunstancias propiciaron el nacimiento de los ismos, que siguen proliferando décadas después, a saber, afinidades espirituales, rechazo de la guerra, hastío ante la moral hipócrita y la planitud burguesa (anti-plenitud), rechazo de la esclavitud capitalista, odio a la religión, búsqueda de otras formas de expresión artística …etc

Entre los temas que diferenciaron a Dada del Surrealismo, quizás uno de los más relevantes, fue el de la militancia comunista del grupo de Aragon y Breton, frente al abstencionismo pacifista de Tzara y sus amigos, que apenas se interesaban por los asuntos políticos, sin dejar por ello de tener la profunda conciencia revolucionaria de una absoluta insumisión. También es evidente que muchas ideas surrealistas no dejan de ser heredadas (copiadas) de Dada, como demuestra el hecho, no casual, de que unos años después de la llegada de Tzara a París, apareciese el primer manifiesto de Breton, que repetía algunos conceptos de los publicados por Tristan anteriormente. En cuanto a influencias o búsqueda de paternidades, parece evidente que los dadaistas continúan el proceso individualista, liberador del hombre y por ello revolucionario del Romanticismo, mientras los antecedentes surrealistas deberían más bien buscarse en el Simbolismo, más académico, tradicional y profesional. A pesar de la exigua existencia de Dada, y la muy extensa duración temporal del Surrealismo, más escuela en torno a un líder que movimiento de grupo, es claro que las escuelas dejan secuelas, pero los movimientos echan raíces de las que hoy en día siguen aflorando árboles y frutos. Así pues podría decirse que, a pesar de que muchos de los miembros pertenecieron a ambas tendencias, Dada y Surrealismo no fueron siquiera matrimonio de conveniencia, coexistieron pero no convivieron.

También y muy importantes fueron las diferencias personales entre Tristan Tzara, activista rumano, y André Bretón, escritor francés, un detalle no meramente anecdótico, mientras las obras completas del segundo han sido editadas, junto con las de todos los escritores canónicos, en la prestigiosa colección La Pléiade, las de Tristan vieron la luz, mucho más tarde y gracias al encomiable trabajo, ya varias veces elogiado, de Henri Béhar en la editorial Flammarion. Francia el país de la libertad y de la acogida universal es, también, la nación del chovinismo por excelencia, obsérvese que la nacionalidad solo se le concedió a Tzara, después de jugarse la vida en la Resistencia, en el año 1947.

Antes de la llegada de Tzara a París, Breton, que había oído hablar de él a través de Picabia, que fue quien le suscitó el interés por conocer sus acciones, sus textos y sus libros publicados en Zúrich, era su groupie más fervoroso, con el tiempo llegó a ser su máximo perseguidor, pasó de amigó acérrimo a enemigo íntimo. Fueron muy muy numerosos sus enfrentamientos, verbales y epistolares, Proceso Barres, Congreso de Paris, con dos momentos culminantes, uno cuando la representación de la obra de teatro Le coeur à gas, que intentó boicotear Breton y terminó en una pelea multitudinaria y con la llegada de la policia y un brazo de Pierre Massot roto de un bastonazo de André, el otro en la Conferencia de la Sorbona de 1947, donde el servicio del orden se llevó a empujones a Breton.

No es cuestión de este trabajo enjuiciar, ni mucho menos estigmatizar, a Breton, pero no me puedo resistir a incluir un párrafo que Sanouillet, al que no se le puede acusar de partidista, le dedica en su obra Dada en París : “ ….esta estructura de tipo eclesiástico y militar cuyo pontífice máximo ha dotado a sus manifestaciones de un carácter progresivamente totalitario : manifiestos-encíclicas, infalibilidad del jefe como dogma, institución del grupo como tribunal de excepción, procesos de expulsión, declaraciones tajantes, órdenes-ukases, mandatos intolerantes, ideología monolítica, prohibición de acciones marginales y crítica de conductas desviadas (homosexualidad)”.

Y vuelvo a recordar la frase de Madeleine Chapsal, la última entrevistadora de Tzara : “Breton se creía un gran hombre, se había forjado una leyenda que defendía a capa y espada. Tzara huía de todo lo que sonase a fosilización”.

Me queda proclamar a todos los vientos que hay demasiados dadas, excesivo marbete dadaista, para tan escaso conocimiento de la obra de Tzara, tanto en Francia como en el mundo, en castellano permanece casi toda inédita.

NUEVOS CONCEPTOS ARTÍSTICOS

Sin venir mucho a cuento del presente preámbulo, que solo tiene el deseo divulgativo y didáctico de ir APROXIMANDO A TZARA, al lugar preeminente que le corresponde en la historia del arte y de la cultura de todos los tiempos, me voy a permitir unas últimas disgresiones personales, acerca de la evolución hacia un nuevo concepto del arte, de alguna manera predicada, preconizada y preparada por Dada.

En este continuum que es la vida, ese río que no deja de fluir y que nunca es el mismo, en ese lazo de Moebius, en ese circulo cerrado, en ese proceso dialéctico donde cada etapa política, artística o filosófica se corresponde con momentos anteriores, en un ciclo que se muerde la cola, donde cada etapa precedente niega dialécticamente a la siguiente, la asume, contiene y supera, la negación de la negación es una afirmación, el ya clásico y repetitivo proceso político, de dictadura a revolución y de revolución a democracia, para volver a una dictadura, y así seguir el inexorable ciclo histórico

Analizar los instantes como imperecederos es un absurdo, intentar ajustar una artista o una obra, a un estilo o movimiento, también roza la estulticia, pretender convertir imposturas en hechos reales, se acerca a la esquizofrenia y valorar el arte con dinero es lo mas abyecto que haya podido existir, y, sin embargo en ello estamos. Se ha convertido el arte en un oficio, en una profesión con sus sindicatos (asociaciones) sus estatutos y sus reivindicaciones corporativistas, cuando se había gritado desde Dada que la poesía (por extensión cualquier arte) es un modo y no un medio de vida, que vida y arte es lo mismo.

Dejando al margen este aspecto crematístico, el arte como hecho espiritual ha estado sujeto a muchas convulsiones durante los últimos cien años, sujeto y/u objeto, causalidad y casualidad, tiempo y espacio, azar y propósito, idea y acción, humor o desidia, amor o desesperanza, todo ha sido cuestionado, aun así hay un concepto de arte que ha acabado por imponerse como auténtico y universal, el arte como proceso. En esta idea ya asimilada por el arte contemporáneo, los elementos esenciales de una obra son : el autor, el proceso y el coautor, espectador o receptor del proceso que nunca tiene final. La vida existe en su totalidad, con todas las contradicciones, el mismo arte, que es vida, tras cuestionar todos los principios antes nombrados y algunos más, no deja de cuestionarse a sí mismo. Vivimos entre el caos y el azar, como seres naturales, e ir en contra de estos únicos parámetros reales, es condenarse a la fe en la materia en esa nada superficial (no confundir con el vacío existencial).

Llegados a estos eslabones de la cadena evolutiva, es conveniente alguna puntualización. Siendo evidente el continuo y eterno movimiento de los seres, de la naturaleza y del universo, unas veces más acelerado otras mas ralentizado, nos debería ser imposible conceptualizar y mucho más extraer consecuencia alguna de una fluctuante realidad concreta y sincrónica. Se nos ha explicado hace bastante tiempo que cada movimiento artístico, cada filosofía cada cambio social o político aun procediendo del que le precede lo niega y lo contiene asumiéndolo en los que considera sus aspectos positivos y rechazando los negativos, Obviamente son peldaños de una misma escalera. Dicho esto me parece interesante reproducir este esquema que titulo como de lo épico a lo económico que plasma una estenosis progresiva de la forma poética, extraido del número 1 de la revista UR del año 1951 debido al pintor concretista J.L. Brau

POEMA Baudelaire

FRASE Verlaine

FRASE Rimbaud

PALABRA Mallarmé

PALABRA Tzara

LETRA Isou

De la entidad unitaria poema cultivada por Baudelaire, se evoluciona hacia la importancia de la frase “la musique avant toute chose” que preconizaba Paul Verlaine, Rimbaud abolió la unidad frase y preparó el terreno para el imperio Mallarmeano de la palabra, Dada abolió la palabra y abrió la espita a la letra. Y de ahí derivan el menos es más de la Bauhaus, el Letrismo (Situacionismo), el Concretismo, etc…y producciones como el arte pobre, poesia visual, mail art, libros de artista, acciones, instalaciones, performances…etc

Como todo esquema tiene sus agujeros pero me parece interesante reflexionar a partir de él y analizar estos otros sobre la sucesión de ismos durante el pasado siglo XX, obviamente no desfilarán todos.

ilustraciones picasso libro de tristan tzara