INDICE

Introducción

EL ÁRBOL DE LOS VIAJEROS

Búhos

La luna ha girado mal

Preliminar

Precisa

El condenado

Aproximación

Paisajes y accidentes

El pordiosero

EN CAÍDA DE NUBES

Palmeral

Madurez

Amargo

Miradas remeras

Alrededores

Los desconsolados

Evocación

Deshileo de las sombras

Fecha

Tributo

Una tarde inquietante

Testigo

Otra tarde

Interrumpido

EL AMOR PROHIBIDO

INTRODUCCION

Escrita en la misma época que la magna epopeya del “Hombre aproximado” e igual que ella este poemario está dedicado a Greta. Fué publicada por Ediciones de la Montaña y se terminó de imprimir el último día del año 1930 con una tirada total de 500 ejemplares.

Obra dividida en tres partes, la primera compuesta entre 1921 y 1924 es la que le da título, el árbol como oasis, sombra y descanso que despliega sus ramas (los poemas) para sosiego del viajero (el poeta) Las otras dos tituladas En caída de nubes y Fuego prohibido fueron compuestas unos años después, hacia el final de esa década.

Algunos poemas de las dos primeras partes fueron inicialmente publicados en revistas de la época no dedicadas en exclusividad a la literatura, asunto éste extraño. Al titular la tercera parte que es un único poema divido en fragmentos, Tzara juega con la polisemia tan grata a él y tan caracteristica de su estilo. “Le feu defendu”, puede interpretarse como protegido o prohibido, según se analicen los poemas como el amor protector y amable o miedo a la pérdida del amor.El traductor ha optado por entender la opción de un amor difícil, casi inaccesible pero sin dejar de necesitar ser protegido.

El estilo sigue siendo netamente reconocible, acumulación caótica de palabras, discordancias entre sustantivos y adjetivos, uso del collage y de los slogans publicitarios por lo que la ambigüedad tzarista deja al lector perplejo y dubitativo.

Tzara sorprende siempre, pero indiscutiblemente no es un poeta retórico, academicista ni por supuesto fácil para el lector, la ambigüedad, marca de la casa, permite diferentes lecturas y traducciones, ese es el reto.

EL ÁRBOL DE LOS VIAJEROS

a Greta

BÚHOS

avalanchas morganáticas casadas con graves ondulaciones

de milenarias sacudidas

lámparas salidas con los reflejos de la edad

pisos del ruido

olas que cabalgan el ojo triste de un lago

el oído se nutre por la caída del agua

musculosa y constante

el firmamento crece en su espectro

unos sombreros de mujer colgaban de las ramas

variaciones robadas a los juegos de azar

y lo que hería la hora tardía

un ave

se revolcaba en la fértil voz de los campanarios

que crecían con el valle

sobre la carretera de yeso leproso

tres personajes avanzaban

cada uno con un bulto a la espalda

los abetos cuchicheaban

los abanicos los clavicordios adornados

con la amplitud de un simple viento de tarde

cada uno de los personajes escuchaba la melodía de su nombre

rizado con los portátiles telegráficos

andrés enrique ovidio y ludovico

el primero

acosado por un amor superfluo

se deleitaba con las ideas que intentaban penetrar

a través de su resistente y bronceada piel

una máquina de coser células infernales

crepitaba en su sueño ambulante

iba a tomar un tren porque su familia le rechazaba

el segundo

leve sonrisa de lluvias marinas

marchó por caminos negros

encontró lagos donde dios transcurre entre placeres americanos

se seguía de cerca los perfiles de su dibujo

ahumado como un cigarro

creció una forma de escolopendra mágica

el otro es una silla

un libro abierto hecho de alas de saltamontes

por qué nos paramos

delante de la puerta de un anticuario de nubes viejas

por qué mana sangre de este ojo giroscopio

y todo es una flor de lava

no hace ni bien ni mal ni grande ni pequeño ni derecho ni izquierdo

como si de su indice mayor gotease el negro de pincel

de sus diversos instantes de su dormir despreocupado

como evasiones cerebrales durante los sueños marinos

el cordón se cierra sobre extrañas propuestas

abrigos segados sin cabeza

os preguntan si queréis pasar agradablemente la noche

no hay nada de mística

ni de la grosera y vulgar sensatez

de los profetas dramáticos

nada como un juego vital y sus distintas escrituras

alrededor de la estabilidad de las cifras

acaso existe diferencia entre lo serio y lo superficial

acaso es dios serio o pesado superficial o espiritual

el sabe

que nosotros somos emanaciones nocturnas de una fantasía siniestra

emanaciones nocturnas

¿emanaciones nocturnas?

sí emanaciones nocturnas

emanaciones nocturnas del té de las cinco

emanaciones

¿nocturnas? sí nocturnas

de disparates y sapos vulgares

del pasatiempo tronco del matrimonio

y escaparate de tiendas de dioses ocultos en los zapatos

le dije al muerto

me intimidas pálido amigo de los limpios cristales vecinos

y gira alrededor de mi ventana en una bola de agua

y se estrella en los cristales como una mosca

LA LUNA GIRÓ MAL

masticando su círculo

arrancando su sueño de la panoplia de las miradas

y nuestras miradas se fijan como ventosas sobre las cosas

chupan lo desconocido de sus raíces

auscultan los pechos cotidianos

inclinados hacia la enfermedad

cuando desnudo a lo lejos

un escuadrón de corazones de alquiler baja por el río

extrayendo tras él el murmullo de las colas de humo

¿cuántos idiomas habla la flor?

habla habla y no sabe lo que hace

me retiene para cenar

peina su melena a contrapelo

en su seno el olor placentero de catástrofes incompletas

creedme la sombra retuvo como una trompeta de amor filial

el yugo en el cuello de la flor

está hecho de cepos buceadores en la costumbre de los molinos con tanino

y si golpeo el pandero

es para los animales de cualquier ciudad

por qué agitas remordimientos singulares

sabes saber cuando papa se fue

los ratones bailan encima de la mesa

mientras que el tangara obispo hace notar su poder

mediante flexibilidades históricas

mi gran corazón de fuentes permanecerá agarrado encima de tu ojo

un tintero

no lo queréis

yo tampoco

un cebo

un perro que ladra

que hace más ruido que las mordeduras trágicas

interceptadas por la familia tranquila

padre madre sentados en el bienestar de la causalidad

se dan unos aires de tela preciosa

con frecuencia hay que cepillarlos

decolorarlos con caricias

si no os tratan con un extrema dureza

cuando árboles y cristales

se preocuparán de la responsabilidad de su nacimiento

me dispondré a reconocer da igual qué jerarquía

esperando en la vida y en la muerte

una hermosa americana de hojas afiladas

sostenía en su pico un matrimonio

pero por qué contar a las hermosas americanas

de qué manera os liberáis de deportes patrimoniales

era por mi culpa

la lámpara de un insecto que consume deseos insatisfechos

yo triturado por la máquina de escribir mentiras

y nunca nunca me hipotecaré más

sobre la aparente belleza de las mujeres

más vale arrancarse las piedras del pecho

incluso a riesgo

de hacerse distribuir en las oficinas de beneficencia

la perspectiva de los edificios

deja un espacio libre a estas lentas respiraciones del cielo

es la que hace oír las campanadas de las grandes horas

¿acaso conoces las gaviotas que se iluminan en su vuelo

caen

se acuestan

se tapan

se duermen

sueñan

se despiertan

y no preguntan siquiera ni la razón ni la entrada de la estación veraniega?

se esclareció el misterio

este es un paso desgraciado

un chucho abandonado en la guardería de la noche

junto a una sola nota

una sola

su nombre es juan

PRELIMINAR

cabellos revueltos huelen la nube de sangre

de tu frágil sangre

lenta en el anuncio del amor

lenta

por las venas hacia el temblor hospitalario

de tu sangre

lenta

fiebre baja hipótesis sin amor

duerme sin párpados junto al peso

en la escalera a ambos lados de la tos

balbucea su nimia repetición aritmética

PRECISA

en mar

trasladado todo de golpe

un disparo de pistola

acabado

quien es tu hermana y quien podría serlo

bajo la clara tela dicen las damas hay lágrimas

atlántica del tedio

qué paciencia en los crisoles modificables

ante el musulmán

bordes ardientes de la palabra

oh salidos del bosque y cabalga

absalón

la muerte papal especial y delicada

EL CONDENADO

para ocultar mejor su naufragio humano

con ojos trabajadores de comerciantes

de almas y de innumerables mentiras en ítaca

el destruyó sus instrumentos de viaje

cuando se le habla de las pieles enceradas de los atletas

de los rebaños de corderos con signos taquigráficos

que su amante dibuja en el aire con sus pestañas

su vida se encadena con los eslabones sonoros de los gritos festivos

amarga es la noche

sé por qué

es mientras el lobo

se frota contra la piedra

he aquí que la tierra chirría

y guarda los senderos como látigos

jamás risita burlona de abismo fue más pisoteada

por grandes animales reventados en el umbral de tu boca

brazos de planetas y sufrimientos brotados al fin

por dedos calcinados de llamadas saludos y raíces

constituyen la erupción prevista según las llamas

a lo largo de grietas que sólo pueden medirse en tu risa

en el aliento inconmensurable que escapó el sol de tu risa

APROXIMACIÓN

vienes comes nadas sueñas lees

a veces corres tras la luz el ilimitado por qué de tus acciones

a veces te preguntas de donde vienes tan solo

vestido correctamente e ilegible según el aspecto de la canción

con la hora pesada e intempestiva en tu sueño

a veces te preguntas qué será mañana

empapado en el licor salado de los aires sujetos entre las tierras

nunca te preguntas lo que

eres

en este instante que tu respuesta no podría alcanzar y huye

no eres el engaño de atracciones sonoras

que juegan a la duda y a la nube en tu eco

sobre otros márgenes incalculables

bajarás los caminos del tiempo que perder

las graduaciones de sombras usureras en la playa cepillada de nuevo

y en los bolsillos alternativos de las aproximaciones

escarbadas en el umbral de de las olas difíciles bien nutridas

la cornamusa ya hiere al digno simulacro

de nuestras razones cargadas de la extensión sin espamos de praderas

y su lívida gravedad en los racimos de uva

se retrasa mediocremente a lo largo del crepúsculo y de la piel

PAISAJES Y ACCIDENTES

encerado de las finas avenidas

el café de la mañana de donde surgirá el proverbio de verano

otorgado en beneficio de todos los proyectos de viaje

ensartados a lo largo de galerías de flautas

el ombligo de cera se derrite

como todas las pequeñas marionetas en el furgón de cola

dónde vamos se pregunta el señor que sufrió decepciones

esa es ahora que la risa gotea

son ramas de senos de cristal

es un amor-metro

es la amenaza perfeccionada de un badajo de campana paraguas

y el pasaporte se abre hacia el piso superior del armario

hay un carámbano libre y pájaros

notamos allí el micrófono

aumentando los pasos y las palabras que ya no se atreven a sonar

se quedan por así decirlo en sus conchas

pero se les ve porque son ojos

aquí es donde lleva una hora de olvido

la pulsera de rubíes os brota en la mejilla

en caramelos azucarados de llamas

las hojas de las venas se extienden con la lentitud de la sed

es un auténtico desastre

que los latidos de los muros de los inmuebles explique y acompañe

a un auto

la joven queda tendida en el asfalto

un pañuelo húmedo

un accidente como otro diréis

aquí es donde lleva una hora de olvido

nadie pregunta vuestra participación

en las especulaciones excitadas alrededor de un pañuelo de olvido atropellado

la necesidad social no la justifica

sin embargo aquí es donde lleva una hora de olvido

con la unanimidad de las abstenciones cuando se trata de un impacto previsto

entre los huesos y los numerosos heridos en libertad

locomotora dolor que marcha velozmente en todos los sentidos

los sismógrafos auscultan la tierra

operaciones bursátiles

el pánico las corbatas se anudan y desanudan en cifras

y jamás la mecánica

registrará la congestión de una hora retorcida por los nervios

esta delicada y emocionante escritura corporal

señala los ríos en su mapa

aquí es donde lleva una hora de olvido

cómo queréis comprender lo que nadie ha comprendido aún

nos rascamos los órganos uno tras otro

un hermoso baile por la soledad cuando la lengua está pegada a palacio

un sello de museo glacial sobre el horror de las ventanas vacías y fijas

cada uno de nosotros tiene un depósito de hechos

que se cumplirán en el orden de salida de las comodidades

saldrán como los periquitos y y sus frases

sin preocuparse de la precisión de las interesantes observaciones

aquí es donde lleva una hora de olvido

en los túneles de avena negra de humo

EL PORDOSIERO

los amplios bolsillos unos avatares

profundos como el azul de las olas

donde manos siderales y frívolas

cuentan el dinero con torpes ademanes

se alojaron en todo tu cuerpo en conchas

tu cuerpo color de lluvias abundantes

sufrió al sol suplicios de óxidos y microbios

lentos amores modelados al límite de las playas

brazos rodeando la espesa espalda desvestida

raíz nocturnamente torcida alrededor del cuello

destino enmohecido por restos de algas y piojos

cuyo depósito de barro tu cuerpo es la isla perdida

una tierna edad incuba en tus oídos marinos

una rama de árbol en movimiento con sus harapos otoñales

un bloque de piedra nube caído auténtica limosna

en el luto mojado del saco donde abunda la escasez

en la sombra de tus poros crece la maleza

tus uñas hurgan la triste tierra de tu vientre

plagas y granos son las únicas flores que engalanan

tu ser marcado por esplendores botánicos y canallas

tus ojos se han acurrucado roídos por la hora impura

en el fondo de tu paquete de vida tosca y dura

que con la risa salvaje surgida del pantano

el viento echa en suertes que liben su naufragio

y desdeñando de la sombra la amarga basura

ruedan en adelante sin camino ni aventura

y sin embargo dios sujeta siempre tu saco

que anda desatado de ti a tu lado

EN CAÍDA DE NUBES

PALMERAL

qué pensarás al atardecer cuando echado en el río

el infatigable ronroneo como un último destino muele

entre las piedras de su cerrojo entre la hoja seca

muy cerca de tus oídos te hará ensordecer de este mundo

y la dulce palidez y el recuerdo vacío

qué harás al atardecer cuando colgado de un sueño

persiguiendo unas palabras ocultos revolcones

o sus sutiles huidas bajo los cerros cenicientos

llegue para tí solo la señal invisible

a abrir el camino entre los caminos de luz

te hablará al atardecer como escuchando en la puerta

impaciente por todos los inagotables pavores

ciega que llama a la puerta

puerta obcecación ante todo lo que le ve

y toca la frente sonora en el umbral de la puerta

quién te dirá al atardecer que era el atardecer la ciega

el pecho duro sordo atravesado

por vanas siembras por escandalosas

ondas de ecos perpetuos y enormes como el mar

pálida y miedosa

era un atardecer erosionado por aguas emocionantes

que inventaron tus ojos y dieron como herencia al amor

y raudos lamentos cabalgaban por la colina

donde estaba listo para atacar su dolor

la incipiente razón de odiar en secreto

era al atardecer cuando la verdad vieja

sonaba abajo en campanillas de madera

viejos de inofensivas verdades se frotaban los rebaños abajo

contra la fibra de lotos y los ojos de precipicio

paseaban sobre tan dulces palabras era de noche abajo

era ese atardecer cuando la tierra moldeada por cebús

encallecida por los golpes de tantos insaciables mediodías

y lamida por sombra de manglares- porque su luz se fue

tal grito de chacal- columna triturada

de montañas tumbadas en la arena despavorida

suave brinco de silencio en los borradores de la espera

y tras la espera silencio aún y vacío

no era ya el atardecer de luces formidables

ni la tímida boca buscando averiguar

rabel cebolla y en el matorral cejas de lavanda

no era ya la alegre pandereta de guijarros y almejas gigantes

el atardecer lánguido al estrellarse su resplandor sedoso

las salinas y el limón nocturno cubierto de búhos

son abatidos sobre nuestras ardientes saxífragas

cedros cilantros arces

no era ya el atardecer tumbado sobre la alfombra de la orilla que se retira

en lo sucesivo denso océano de almenas vivientes sujeta el horizonte

océano hirviente en los montes derribados

un pueblo de ultratumba escala tus picos de espuma

desde donde el sol derrama la sombra eternamente unida a la estrechez de nuestras horas

ciega paciencia ciego montículo de harapos

extraído mediante el hilo que un ojo ígneo conduce

en el camino que las mendaces asterias robaron a las estrellas

en el hueco de nuestras visitas sólo conocemos el sueño

como amplia cosecha de luminosos nuncas

y cuando el corazón litófago se apodera de las volutas

donde se abren elípticas las venas de genista

nuestros cerebros se agitan con fuerza y caminan

caminan hasta la convulsión amarga del asfalto nocturno

sacudidos con fuerza en la grupa del viento

y por tantos amplios descansos agotada

toda la familia del paisaje camina temblorosa con nosotros

y por la noche camina furtivamente al paso de los vencidos

hasta el río donde la muerte se empapa

una lenta parada de luz en el entramado de silbidos

maraña de serpientes país de piedras y lágrimas

y bajo cada piedra el calor de una lágrima

muy cerca de una brizna de resplandor e incubando unos ojos el destino

que nos hablará un día mejilla con mejilla la mágica ternura

que se representa con artimañas del sol poniente

y la mano de acero en el cuello de la ensangrentada escalera

ríe al salir por no pasar nunca por la puerta

un insecto acróbata de hábiles crueldades antiguas

una amenaza al menos un fervor

ríe al entrar por no pasar nunca por la puerta

es de noche amigos noche profunda

que ríe cantando por no pasar nunca por la puerta

y la casa es su altavoz

otra venganza más lenta

dolorosa hasta que ya no lo sepa

MADUREZ

futuro burlón camino sin disculpa

la inquietante fuerza de un crepúsculo estancado

contra el frondoso falso el recuerdo herbáceo

del pezón se endurece con el error en membrete

y la campana mama en dulzuras cenicientas

la imposible exaltación donde se desmigan los reproches

lo que la juventud pudo agitar de hojas

de lo alto del palomar donde revolotea tu palidez secreta

bordeaba la fila de benditas sensaciones

que frotaban en su vida las hordas usureras

de las épocas llegadas con los enanos relinchos

y de hierbas gestos flojos que mordía la reja

la arena sonaba sobre la masa cayendo cansada

donde la sombra renunciaba a la parodia del día en blando relajo

oíamos los corazones aves acuáticas de las cigalas a través del viento

golpearse los pequeños lamentos de su plumaje a través del viento

———

lluviosa silenciosa – la noche a punto de madurar

antena de las risas difundidas en la ciudad

atentos arrepentimientos emocionantes fragmentos de intimidades

que exhiben los éxtasis con los piñones doloridos

aquellos que no son absolutamente indispensables

aquellos que no no conocieron las mareas de las épocas

aquellos que creemos pero que no existen

aun así cargados de ideas escisíparas

cosechada sobre las ramas llenas de crines

y despacio en el sueño de rebaños de aparejos

encadenada a los tempranos encantos de nieblas de besos

la esperanza de aquellos que conocemos pero que no existen

cede ante el subterfugio del pequeño valle desmaquillado

agotada emocionante suave

la balanza en la cabeza pero a cada lado castigos primaverales y decepciones

y el pájaro misterioso que lima y roe las comisuras de sus consciencias

AMARGO

burdas murmuraciones de la resaca se desatan

sobre la difícil jornada del mar esposa de tormentos

desangran la pereza de amplias calmas en la fascinación

amarrada la noche al cadáver de un lento grito errante

quién evita las lianas locuaces las pequeñas existencias fingidas

las rocas en los cuellos de los abrigos siempre levantados bajo la lluvia

los otoños que emocionan a unos pastores en nosotros mismos

entre miedos y sed – amenazas vivas

el faro labra sin cesar amenazadoras sombras

alas de angustia trabajadora arden en el juego de cuchillos

llevad siempre cantando soledades alrededor de lazos

que pasan y regresan merodeando un cráneo invisible

cuando garras de sombras se traman bajo la faena

el arrecife cerró su casco de acero descubrió sus dientes salvajes

bajo la dócil sensación – clemátide de sueño-

incuban exigencias ridículas de libertades futuras – razas de fuego

———–

cuál es el amor tan sólido

a pesar de los cascotes que vuelan por la tormenta

como pago de estaciones e intrigas

al margen del oído

al margen de la mirada sin voluntad

en las puntas de las risas invulnerables

al encuentro de un viento amigo

viejos que abren el ojo bajo la roca

al deslizarse como el invierno sobre raíles

de tanto reír de tantas aventuras

de tanto eliminar los detalles de las flores

y unos árboles sin fila donde se acumula la espuma

la de los caballos encadenados e invisibles

que remolcan sin cesar la pesada barcaza por los muelles

o la rueda con cangilones de donde cae sobre el mundo

cuál es el amor tan sólido

LAS MIRADAS REMERAS

así como lo dijiste – las persianas cerradas

por donde la seductora melodía de las cosas filtra su doble

y las nubes que rodean las cosas

desenredan la luz

así como lo dijiste – las migraciones de aves

trabajan el aire crecido al calor de las proas

su preocupado delirio separa sobre tus labios

en dos deseos contrarios la enorme corriente que nace

arrastrada remolcada sin saber por qué

marea de alas hojas de islas el caos de una noche de estío

en su palidez bailan frenéticas las cosas

bailan sobre las olas con sus miedos y sus sosias

y cuando manos anónimas se vuelven de nuevo visibles

y cuando las ví hundirse en su profunda substancia el aire viudo de estrellas

encontré bajo tus párpados matutinos el secreto familiar

que ya no amenaza con ausencias irracionales locas de estrellas

ALREDEDORES

acaso es la esperanza amplia y vibrante

quién nos reconoce en el perímetro de las ideas

sobre las pendientes se acumulan los violentos

tardíos ecos de los bosques deshojados

los fallos de los estribillos llenan la claridad

acaso no hemos mitigado sus reflejos en nuestras noches

mirada que la lluvia sobre el prado degradó

para prever crueles renacimientos

una amplia luz me siguió en tu vida

hasta el límite llevé los restos de su risa

desde ahora se pudre entre hojas y heridas

que nos cubren sobre el camino negro

y que una nueva expectativa venga a estrecharme en su pecho

magullado por el sueño de llanuras blandas e infinitas

y los lamentos serán tiernos y su llamada sin fuerza

los sueños estarán concluidos y las miradas nuevas

LOS DESCONSOLADOS

vieron tantos veranos bañarse en su sangre

amorosas esperas las orillas

no intentaban el auge cristalino de las lágrimas

inaccesible ternura en los desvíos de la esperanza

vieron primaveras bañarse en sus lágrimas

vieron ventanas abrirse en sus almas

las luces no entraban acaso esperaron

nadie llamó a la puerta del sol

abajo el río y la serena cabellera

la escritura confusa de la tierra duerme sobre la frente

el viento sumerge allí los dedos apartados

donde reviven las lejanías

promesas en cuerpo y alma lejanas promesas

niños ancianos se suceden en el timón

y su lento torbellino que se aplasta en la cabeza

agrava el temor a los inviernos que te esperan

otros nuevos seguirán al tuyo

mirada de acero en la tronera del sol

tan amplia amplia luz de lo alto de tu frío vigor

pacífico corte el entramado de la razón

EVOCACIÓN

abrí los ojos sobre amores ilimitados

y nueva sombra sobre nueva tierra

un silencio marchó sobre nuestros cuerpos fue flor de un día

y el ojo cerró el terror

dulce ausencia de palabras donde la sombra llega a confundirse

los recuerdos se hacían dolorosos mientras la primavera aún estaba lejos

y vuestras dulces carnes primaverales

perdidas amargas

no traeréis más mis ocios mis penas

sombras leves de ceniza en esta hierba que os huye

sacudí el sueño y aporreé sobre bóvedas extrañas

sin tregua -tus pasos me siguieron hasta altas horas en el alma

encontré un caos de estertores en mi camino

rechacé la gran amistad de lejanos atractivos

ya no turbo mi mirada sobre amores ilimitados

perdidos ilimitados sin límites desde ahora componiendo apagadas amistades

DESHIELO DE LAS SOMBRAS

es la lánguida sombra y el tedio de las cosas

es la lenta noche que sale de las callejuelas

embarazada de sombra acunando proyectos y sus noches

la angustia se congeló en la huella de los sometidos

tu vas enseguida vacilante

sombra vagabunda ciega ante el sol

en los trucos de la muerte en las ardientes arenas

en las muecas de las pobres cuevas

polvo polvo un sueño ígneo te mantiene

al margen de las cosas- y siempre es lo mismo

frente al sol o es la misma cosa

que rodea el recuerdo ardiendo en su seno

y cuando te abandonen las calles las amigas las plañideras

que el fuego de las palabras ya no alcance la hoguera

donde tu lecho se derritió en la aurora de las risas

otro verano te sorprende dentro del resplandor de un nuevo recuerdo

donde se apaga la sombra por sí misma

por sí misma olvidada desteñida

sólo tú conservas de este mundo

el incansable secreto que te une al sol

FECHA

tan hermosa- hermosa hasta ya no pensar-

como las oscuras palabras distantes sobre las erosiones de piel

cabeza alta de cristales canoros

riendo desde lo alto de las fuertes nevadas

las manos más blancas para trastocar los colores

cantantes fiebres etéreas

sobre las teclas sin mañana de los que se ríen

fundiendo en fuego aullador el porvenir entero

hermosa hasta ya no pensar

tal como se levanta furtiva en el umbral del sueño

labios endulzados sobre praderas futuras

donde jugarán las plumas con el viento

acaso aún se atreverán las noches

como los gritos atraen otros caminos

a ordeñar el mal en la ladera pedregosa

y dar la limosna de los desangrados a los muertos profundos

TRIBUTO

la rotura de un eje sobre el talud

el desplome de un frío muro

y tanta amarga juventud navega en el hilo de sangre

para intentar en otra parte las sospechas

en vano los caminos se alzan ante ti

en los cruces de rumores en la palma de la mano

de la gran meseta que se te abrió sin llave

ocultándose la cara secreta de sedimento

incrédula mendiga de languideces de cimas

perseguida bajo el sol madrugador de las promesas

por madurar incesantes en una cabeza sorda

donde alisados puntos muertos anidan en el olvido

que una plaga de espejos llegue todavía a apropiarse

de la víctima oculta protegida bajo tu frente

las tiernas arquitecturas regresarán allí a alojarse

con sus brotes de luces sobre las lágrimas

acaso hemos deambulado juntos por estos despertares

con duras tenazas tu noche se arrancaba del tallo de los ojos

qué fervor es éste donde se obstina extraviada

tu sed de invisible ya languidece de juegos frescos

UNA TARDE INQUIETANTE

sobre piedras maduras por el sol

tu silencio merma la hora de acostarse

de tus dedos aflora la hora arborescente

donde la sombra se enreda

de qué olores celosos se ciñe el sopor

se aturde tu salvaje poder solar

de un fruto duro que se abre

el brillo cruzó hacia las demás vertientes

acaso liberó secretas violencias

tu palidez ensimismada de donde fecundan los días

las rutas de fósforo y los senos incomprendidos

como una larga noche sin memoria

un ruido de gleba abandonada se golpea contra la puerta

los desperdicios de estrellas cubrieron tu rostro

que continua en el trabajo continuo sin consecuencias

para entretener la esperanza nocturna

como la sombra como el árbol

como el viento en la arena

vivo de duda

en no perder nada de las tácitas penas

TESTIGO

de un verano de trances- ciego baluarte

las miradas golpeadas de los senderos

hasta en lo blanco del sueño donde el arrepentimiento-

la sangre se hunde con humildes infancias

como los pájaros se paran en aire cultivable

tirando de la sombra hacia atrás sobre oscuros linajes

noche destrozada en un perfil de árbol

de donde huyen vestigios luminosos

en una cama de lagunas expira el camino

huella discreta te percibí completamente desnuda

noche de constantes halagos de memoria

frágil donde se alargan las miradas femeninas

muda devastación engordó dentro de nuestras gargantas

que una montaña plúmbea lacró a la tierra

y desde entonces debajo de las alas

acecha una canción en vivo para despedazar

es la noche reconquistada a tientas

en el silencio consternado de muecas – o es acaso angustia

brutalmente injertada en tu futuro

en el recuerdo del sueño a vela

aunque ante la muerte

como un agua ascendente

no podría ensombrecer el voluptuoso refugio

mendiga la luz su tributo de dolor

OTRA TARDE

y los aburridos garabatos que rebuscan sobre la orilla

el viento cosechador de insatisfechos tumultos

acaso no aprendiste las emociones

en los lamentos aumentados bajo la brasa de las risas

por voluntad de qué negativa la ardiente incoherencia da vueltas

alrededor de tu ser tan cargado de prudencia

es la mezcla repentina de olas doblegadas

a tus límpidos cabellos donde se prolongan las vanidades

así desafía la alta hora de los pecados

el sueño de los crueles cerca de la orilla apagada

solo existe tu orgullo cuya motivo de alarma

engaña los errores- quién no se rompe

pronto se engancha en las espinas la aureola

delante del sol voraz del abismo

perdiendo timón y polen sobre el rompeolas

parecido a un ocaso de voz que se rinde

unas dóciles energías- unos amantes

de la paz sin sueño- risueños – acaso dijo el

otros hablaran bajo los helechos de mutuo acuerdo

con unas melodías sobre su camino

————-

la brisa se retuerce sobre la capa marina

las piedras parieron hasta en el cuello del cielo

vemos allí los lamentos somnolientos

que en algunos lugares sin amor alimentó tu belleza

acaso no era esta noticia un temor armado

tu frente se adornaba siempre de soles difuntos

donde lentas infancias mudaron de un único salto

a través de la sombra que sucede y excede a hundirse más profundo

al pájaro sólo le queda un soplo en la tierra

tierra de cansancio cerrado con candado bajo los huesos

en los capullos de sueño que caen níveos

confidencias de otras juventudes agitan los faros

sobre espacios más turbulentos de malos augurios

durante el deshielo de las voces sin saber

y los que regresan del mar

cuando es noche segura la punta de los dedos

INTERRUMPIDO

abrir un ojo nuevo sobre tanta luz muerta

donde clamores sin deseos se conmueven para esperarte

resplandor de duros charcos de otoño

al pie del muro quebradizo

cuántas veces cerca de las emociones maduras

en la cabecera del sol y de voces masculinas

todas las velas desplegadas – acaso no tienes – maravillosa

de los sueños, bordeando, la razón extraviada

envejecieron tantas confesiones en la sorda pereza

sobre los cabellos flotantes de fósforo

y más lejos que los enjambres de cortantes hojas de hierro

se abrazan las magulladuras de las suntuosas carreras

sin otra alegría que aquella -al acecho de las temporadas

que del regreso carnal hace vivir las vendimias

podándose a través de luminosas ventanillas

bajo nuevas risas que quieren huir en secreto

era el viento quien rompe el bosque

y el amor no podía acordarse

ni los sollozos podían expresar todo

ni abrirse paso con ganas de lucidez – en aquel tiempo cazador de caminos

EL FUEGO PROHIBIDO

I

hacer fundir el amargo rayo

en la sombra arborescente ya no hay vencidos

los gérmenes de los límites se estrangulan en su piel

en estas regiones de basalto

con el único abrigo del viento

como atravesado por un salto de cuchillo

alzarse entre los gestos que el espacio malgastó

a través de los tumultos de azufre

bajo la grave amenaza del árbol al levantar

como el aullido de la loba echa raíces en el día

el día sea más fuerte que la copa del viento

que su soplo nos cubra de las agitaciones de fronteras

que la sombra extraviada nos mire con pena

estar sólo muriéndose completamente sólo para saber

para saber morir sólo displicente dulzura

de morir en el umbral de la duda serena

donde las alas flamígeras herraron los raros frentes

duros a prueba de marchas altaneras

cuando las sienes marchan al paso de las tormentas

maduran metálicas las cohortes de elegidos

y se retuercen a la redonda las débiles cazadoras de cabezas

en el resplandor de los ecos

abrazas el permiso nocturno que te trae el acero

se sumerge en este dulce terror que extendemos a los poderosos

espejismo floreciente de los buenos a los malos puertos sólo hay una única plaga

de eco en eco

se sumerge en este dulce terror que extendemos a los poderosos

pliegas tu cuerpo nuevo en el sudor de las hojas

guarda el oscuro permiso en unos lugares más ardientes

que la noche no podría apuntalar de tan altos

desde ahora bajo el vuelo venenoso de los cuervos

ninguna vida lleva más lejos que el viento

y el desierto en suspenso encima de nuestros inviernos investigadores

de signos y crímenes cuando la noche se extravía profundamente

yendo del sueño al sueño

el vino y el pan importan tanto como nubes bajo las lámparas

es el viento el viento

que se arroja a plenos y duros puñados en los ojos

y los inviernos conmovedores con sabor a partos de tiza

se incrustan en el corazón mismo del saber soberano

sin otra alma que un vestido delicado llevado por el viento

II

una lámpara risueña perezosa se apagó

al fondo del valle devastado existencia de terciopelo

arrugas grasientas de líquenes en la ventana

llagas encerradas en la guarida marina

lejos las laderas tumbadas las infancias en baldío

espinosas que pasan y repiten y no saben desaparecer

hay un lector apoyado en los codos no sabemos dónde

cada página que gira cae pesadamente sobre una tumba abierta

es la noche de las hermanas las conmociones o los senos los remordimientos

una noche es en la noche más pesada de infancia que de miradas

se encadenan los proyectos de dramas y frío

manos demasiado acogedoras donde terminan los labios sin miramientos

III

en el camino de intersección de las respiraciones en la cima del amor

donde terminan el vuelo y la noche y se derrumban los enanos de piedra

oblongas apariciones de luz

ojos infelices alrededor de los labios

oh regresos oh melenas de mujeres taciturnas

manos sobre polos

esperanza empapada en colores más apagados

ojos abiertos al encaje al encaje en movimiento

en qué se convirtieron las arrogantes tormentas

nos abandonan los frescores prescinden del lenguaje de los años

todo está dicho todo no ha acabado en una llanura lunar

se erigen látigos allí donde hacía claro

de tanta exaltación en todos abandonos en todos los caminos

en todas las manos abiertas el puñado de nubes

y el beso del aire en todas las mejillas nerviosas

qué hicisteis de nosotros oh mujeres tejidas de noches

tejidas en los cuerpos de viento oh pescadoras

goteando oro como rebosantes de filtraciones

IV

oh soñadores oh frágiles crecimientos oh bóvedas

ya no existe sombra seca que agriete las visiones

y de un hombre a otro tal con un paso desmedido

arraiga la hoja ardiente y se cubre de silencio

agua ligera y frentes sin pena apuntalados bajo el acero

donde se afanan voces roncas unos remeros se iluminan

un rebaño de aureolas roe la tierra baja

ningún deseo alado podría sustituir tu fría voz

por paquetes los signos se arrastran desamparados

a la conquista del oro sólo hay remolinos

de tu rostro de marejada para aturdirse sobre los pastos

y las evocaciones

sumerge el acero ártico en el más seguro de los caminos

las dudas han escapado del aire tierno de estos días

un árbol me atormenta en árida angustia

donde crecen frutos lejanos estos días escondidos

el otoño impulsa dudas

el corazón es un único grito -y alargando los puentes

como hojas muertas las orillas se alzan contra el viento

y vino el sol a verter el vino sin maquillaje

sobre la superficie mágica y tan frágil

que apenas hubiera podido no ser

vivas o muertas que importan las caras vacilantes

del espectro de hielo que dirige los errores

arde palabra fruncida sobre la frente desconocida

arde velas desplegadas raíces al viento

torcido en mi poder

torrente de cadenas y de almas rudas arde

que un nuevo crimen venga a reflorecer mi sueño

que un dolor sin lágrimas pase sobre mi cuerpo

que el búho aparezca en el lugar de la cepa vieja

que en racimos nebulosos portadores de rabia

se acumule un jugo vengativo

el amor se iluminará y en grandes silencios

plantaré el objetivo -y dejaré blanquear

la paz entre los huesos en el lejano recinto

que la noche no podrá límpida arrancar en venganza

de un pecho metálico donde se cocinaron los desastres

y lenta enterneció en mí la nieve loca

se apagó la leyenda en las lámparas de petróleo

y de todos los dolores quedaste el único

V

salida sin fin sin fin llegada

ninguna huella te cambia

niño de dramas las colmenas están llenas

de días tardes y noches enteras

oscuros hombres de infinito

la espalda encorvada el hambre acabada se van

acaso no era esta la sombra aparecida temprano

asustada sin dinero encima

otro tren nos canta otoño

y la sombra sabe no venir más

y las risas morbosas sin amor

ella se destroza en soledad

al lado del chirrido sigiloso

VI

regresarás mi muy lejana

día enriquecido por mis pasiones

leve oh color de mejillas en la sombra

sombra sin cuerpo

hermosa como ya no habrá más hermosa

y cada vez más presente

estaré – al margen de mi risa

dispuesto a saltar las manos ardiendo

pero que habrá tejido tristeza

sobre los pesados pasos de futuro

y quizás nadie tendrá el valor

de atravesar el espeso silencio de lana

sin memoria

VII

los ojos se retrasan en la claridad

de donde regresarán con el corazón mudo

los movimientos de soledad

heridos prohibidos en la caza de tu cuerpo

y tu cazas debajo de los bosques

cansancio

todavía habrá otras absurdas nieves

sobre las mentes de los países

nadir regresará de este país

y todo el sufrimiento del mundo

por qué discutiremos tanto cuando es cálido

todo el sufrimiento del mundo

VIII

ya no queda sitio en tus labios

la pregunta amarga cubrió la nieve

de dónde vienes país de nieve

para olvidar en el destino todas mis fronteras

ardo bajo tus amargas quemaduras

mi paz no cupo ocultar la sangre

salí con las salidas

ausente y los regresos a escondidas

carne ardiente llanto del regreso de caza

niño resplandor transportado a la mirada de grandes culminaciones

arrastrado en la sombra de lodo – quiero ser de viento

un sol estancado hasta el final

IX

la noche iluminaba la noche

la noche con sus trampas para lobos

las olas mendigan a los pájaros

y el agua se agota

desde entonces fue el silencio

devorador de ciudades alejado de los muertos

en silencio vigilante de lámparas

mastica los mitos luminosos

sin más tristeza sin más silencio que la luz

y que una amplia cama de melena de mujeres

se extravía la mirada ya el grito del bebe

ni alegría ni llanto -aguas mecidas

los mismos osos sienten dolor en la tierra

y yo estoy siempre allí y nunca me he movido

de nuestros lugares abundantes en caza

ni esperanza ni mentira

inventores de magias

nuevas como el mundo

no podría contradecirlo

X

iremos por las calles al encuentro de los vientos

inventar sin alaridos los fuegos fugaces

y a la sombra de las plantas que crecen de memoria

miraremos las miradas y sus ojos ardiendo

chimeneas chimeneas

reyes de los pescados podridos

volveremos todavía por estos caminos de fuego

de nuevo todo estará terminado y por empezar

como en tu agua clara no pude ver bien

por demasiada luz

chimeneas chimeneas

queridos caminos

cuando desaparezcamos todo será de verdad

porque desapareceremos con toda el alma del mundo

uno menos uno mas

sera completo siempre en las manos del vagabundo

chimeneas chimeneas

como llantos condenados

ferroviarios de ultratumba

XI

regresarás mi muy lejana

conozco la hierbas velan por ti

destruyo mi poder de esperarte

sobre el empedrado de la aldea larga

aún respiro la gran borrachera

yacía junto a ti – todas las salidas en el corazón

un cuerpo sin temor a la luz

y a la más tenebrosa por el agua más bella

qué hicimos de nuestras noches de nuestros días

que conocimos las tormentas ávidas de carne

miramos sin ver como la vista sin mirada

vimos sin vernos mentiras

representé el sueño de memoria

buen año mal año siempre vacío

acaso regresarás nieve mi muy lejana

no serán ya pan los alrededores tardíos

XII

para verte más cerca y hermosa

huí más lejos de donde se alza la angustia

de un remolino roedor de hojas

ayúdamos a recorrer

pobre soy pobre – sea mentira la oscuridad en mí

amor vertiginoso por amor

los ojos no temen usar quienes cosechan en la dura escuela

el largo enfangado del camino de sirga

aún veo aún quiero aún grito

pero que sera mañana sin entusiasmo

todavía espero muchos más golpes de viento

el amargo pájaro de los lobos solitarios y pobres

XIII

te buscaste y te encontraste

y yo me perdí y cabeza y bienes

unidos a los períodos vengativos

de los seres que deshojan las heridas de amargura

regresarás mi muy lejana

de los países curados

polvo en los ojos

todo el peso del mundo será puesto a tus pies

ciudad pacífica calma de las tinieblas aún fluirán los pájaros

sobre las barcazas de algunas penas en algunas olas doloridas

como dolores en las trémulas bocas y dolores

entre las encías de las colinas

XIV

luz decadente con indiferencia

bajo el árbol abundante de los más amplios mares

que las ramas muertas crecen en locura

de serviles certezas

invierno profundo las hojas son pesadas

por tanto negro adquirido en tu fuego

cómo no tengo en los ojos mas duros que nieve

tendida las trampas con negros silencios

las manos imprevistas son trampas de fuego

tanto van al abandono de tus dedos a los míos

las obsesiones sin fondo y las espadas de saber

los más puros aspectos y las más orgullosas aguas

cuando la fuerza se va de allí

que se fracasa que ya no hay barreras

cuando se fracasa unido a tus guías

unido al futuro por alas y sed

XV

por turnos vencedores todos nosotros hemos vencido

dichos y redichos triturados – lectores de sombras –

en las subastas de imposible qué superviviente arrepentimiento

nos hará revivir a uno por el otro

o cortar el nudo enfermo sin reproche

la perfidia de los crímenes donde la amarga blancura

se extiende sobre los senos sin reproche

de tus noches viajero de despecho

noches viajeras sólo vi luces

de frutos carnosos en el calor de uno y otro

que una nueva crueldad venga arrugada en el envoltorio

siempre me oirás venir en la sangre de la mala señal

ella se pierde al alba

a la salida se mira partir

la noche el cansancio

como mi cabeza no sabe descansarse

XVI

es un buen final del mundo y de las angustias

que produjo la imagen del espejo

y muerta te porto de puerta en puerta

lágrima humillada en la dulzura del mundo

aún desorientada por la lucha serena

como la ternura sube del pozo profundo de infancias

la garganta apretada otra sequía

se pliega bajo el jugo de los días forzados

palpitante huidiza

y nunca agarrada

está en mí como tu ves tus pecados más jóvenes

que crees conocer sin comprender