ÍNDICE
Nota introductoria
Fases I – XII
Retratos I – II
A cuenta
Abrir las puertas
Para Robert Desnos
NOTA INTRODUCTORIA
En 1949 en Saint Jeannet, departamento de Var, Tzara emprende la reagrupación de sus poemas inéditos escritos desde 1946. Muchos de ellos entrarían a formar parte de los libros sucesivos, excepto estos que publícó con una litografía de Giacometti con el título de Phases. algunos fueron seleccionados en la antología de Lacôte y Haldas.
Desaparecido el lenguaje político, típico de la época de la resistencia, no así su sentido social, Tzara se reafirma en su fe en la evolución humana y en la transformación del sistema imperante. Aparece en ellos con palabras simples e imágenes recurrentes, la desposesión del ser, una insegura esperanza, la memoria que congela la experiencia y la desaparición de varios de sus amigos más cercanos.
La primera parte consta de una docena de octosílabos, que este traductor ha intentado respetar, que muestran los cambios de humor del autor durante el año de 1948, que contrastan con la poesía beligerante y monolítica, que por aquel entonces practicaban Aragon y Éluard. Aparecen al final dos emocionados recuerdos de los amigos desaparecidos.
FASES
I
ventanas con anteojeras
me hurtaron la primavera
trota el caballo en mi sien
silencio en la habitación
se dice rápido gracias
a la piedra durante el sueño
incluso la noche se desespera
por llegar al fin de las penas
yo ya no soy de este mundo
el viento vacía las imágenes
y la presa se ríe de la sombra
donde se pierden las soñadoras
II
qué haces detengo el viento
dónde duermes en cabeza extraña
por qué estrella en la anteojera
y rosa muda de la melenas
cuando torturada en la sombra
gime la aurora de voces locas
y el insaciable apetito
se atasca en la sangre
conozco la mirada de las aguas
lisas ramas de ecos
donde se miran las montañas
y el amor pierde la memoria
III
una sonrisa aguda flor
una puñalada en la ventana
abre por completo la calle
hace surgir la luz
cualquiera que sea la nueva felicidad
la amistad y la frescura
la seda cansada de los peces
en paz en sus trabajos
la amistad y la ternura
el ala por la noche
existe en cada grito de la ciudad
una esperanza que madura
vacía los corazones
alarga la noche
IV
la noche araña la puerta
roe el sueño imposible
y el resplandor del naranjo
bajo la lámpara descifras
los viejos desgarros
las heridas paralelas
escapas a la memoria
de los débiles brazos de marea
al borde del miedo azul
los senderos movedizos de los pulpos
o por la noche amiga fiel
en el mismo saco de risa
pliega las cosas y el tiempo
la tierra entera
en tu seno
V
ni los ojos saben qué decir
ni los pasos llevar a cabo
la aventura de polvo
el sol exagerado en las viñas
si entre todos los pasos
eliges el más frágil
desabrochada en el cuello nevado
el alba negra en los tobillos
debajo de viejos pastos
por caminos de cabras
penetra una senda imaginaria
donde fuego y mar se mezclan
VI
mares – en las puertas de vuestros movimientos
escogí el flujo de las alas
en el instante de transparencia
miedos – encadenada a las blandas patas
la roca con el costado vacío
seguí vuestras suaves pendientes
y los vals de nuestra época
resueltos a la altura de las cosas
retumban por el mundo
tejen en el molino de las lágrimas
el camino libre
plenitud de grandes muchedumbres
por haber bebido en vuestras fuentes
creí ver ir juntos
el sol y el futuro
VII
de aquí y de allá
un viento único corre por la ciudad
montones de lobos de niebla
arrastran lentitudes retorcidas
dentro del crimen
un lamento muy gaseoso
sordo de profundidades pasadas
en la cama – en la fuente
la risa bebe el tiempo
del recuerdo
como el diablo en persona
viene a azuzar por la noche
la onda deletrea completamente
tu frescura siempre renovada
mi amada
VIII
flautas aturdidas
estáis perdidas
entre dos aguas
la brasa de las noches
se apaga bajo la tierna
luz de las habitaciones
entonces cuando unos locos
soplando sobre las palabras
hacen surgir la llama
una nueva felicidad
os toma en su círculo
renuevo del mundo
IX
rompí el invierno de las cosas
sacudí la risa del manzano
se abrieron los espejos
no nos atemoriza ningún fuego
el caballo delante de la puerta
y la esperanza en la habitación
donde se buscan inconstantes
nuestras miserias y rebeldías
el amanecer rozó las olas
de su vestido de ráfagas
sepultando las lágrimas
en el pasado imperdonable
sonríes sonríes
el sol ciega
X
alrededor de la tuya
otras tantas vidas se extinguen
porque cae la noche antes de hora
y tu sueñas con los trozos
de vivas hojas
son lámparas en desbandada
los amores a la deriva
todas todas las aguas claras
la luz los inviernos
molienda de muerte lenta
solo una brizna de paja
rompe el desierto
porque esto basta
va ni felicidad nueva
mi hijo mi pena
el aire se llena de esperanza
XI
fue un día sin miedo ni odio
mi vida
corazón alado
que vive de restos de semanas
con el cielo mezclado
que vive – acaso vivíamos sin ninguna duda
ni pena –
según el viento
fuera el tiempo en que tememos
el mal presente
por qué en el curso de estas torturas
errantes
unir tus pasos
cuando cae la sombra madura
a tu alrededor
XII
ya no quedan pasos sobre la hierba
ni olas asaltando frentes
sin que un solo hombre se levante
sobre la roca perlina
el silencio perdonado
y qué importa todo este mundo
que desde encima de las transparencias
donde las nieves se escalonan
y unas calles de lágrimas absurdas
en los estruendos de muertos emblemas
por valles y cascadas
llegan a derribar la palabra
ella enmascara la luz
de las cóleras de las rebeldías
debajo de la risa de las murallas
y tu te quedas esperando
el pan el agua y todavía qué
inconsolable viajero
RETRATOS
I
durante estos días sin azogue
espejos ciegos
una violada presencia
en la noche sin corona
un rostro en el mar
brilla con toda su violencia
cenizas cenizas encima de la cabeza
silencio en las manos
tempestad en la comisura de los labios
II
durante estos días de espejo sin azoque
los rostros diseminados por roturas
mil invisible trocitos
alcanzaron la estrellada profundidad
el agua mansa
fuente quemada
durante estos días de espejo sin azogue
el tiempo se viste de venganzas
los rostros abrazados en la luz
llegarán a definir su desnudez
frente al amor
espejos brillantes de los días nuevos
juegos de cristal batallas ganadas
el sol a la cabeza
las ciudades palpitan por la fraternidad de los sueños
la amistad de la carne coronando la sangre de las cumbres
y el fervor imantado hasta en la punta de los dedos
A CUENTA
en Arabia de los tres sures
de las torres en la frente de los caimanes
en Arabia de tu piel nueva
y de los turbantes de sueños oscuros
el fuego tañe en las campanas
es dulce la palabra del agua
bajo la llave de las noches serenas
encadenadas al corazón de las chicas
el fuego lame los espejos
las caras de las dormidas
arden bajo la mirada abierta
en la naranja matutina
por estos países de una moneda
se vacía el recuerdo
por la nieve y el fuego
que adornan las estrellas
bajo la ciega melena
corre el insaciable fuego
el cristal que vive de las fuentes
en las aguas del futuro
va mi hijo duerme mi caballo
no hay paz suficiente
en las exactas manos de las cumbres
para cubrir la voz de las ciudades
ABRIR LAS PUERTAS
en la cabeza de los años
se congeló la luz
días caídos en el oro de los prados
allí se mezcla la muerte
existen allí pocas cosas
que el viento aplasta con sus pies
chicas de flautas enredadas
sin motivo en las raíces
chicas de cristal furtivas
chicas sometidas en la sangre
chicas claras fugas de llamas
chicas de nieves encantadas
soñé con una habitación cálida
donde la carne harta de naranja
resucita la presencia
de una luz aromática
y el jugo de la palabra
pesa aún sobre la idea
impasible la carreta
dobla la aurora
el agua da vueltas a este pasado
donde se agota el terror
por la tierra y sus bueyes
sus pájaros sus crustáceos
puerta insensible de risa
abre al mundo los postigos
el alba clava la fiel astilla
en la cruz de la ira
PARA ROBERT DESNOS
en el blanco de mi pensamiento
ulula un mirlo la hierba canta
en la ciudad decapitada
silba el aire soporta sangre
por eso tiembla el árbol maduro
mendigo de luz
acaso quiere usted señorita
y la muerte muestra su reloj
de dientes vacíos en la pulsera
y los huesos de mil testigos
acaso quiere usted señorita
la madera muerta de mandíbulas poderosas
cierra suavemente el camino
al frente una única esperanza
dentro de la cabeza un bosque
por la rotura de estrellas
conocí la melodía
de donde se alza la memoria
ya no queda voz que suene
en París enlosado de hojas
un verano está asuente
soy el único en saberlo
olvidad vuestros hijos vuestras madres
la juventud las primaveras
los besos de los enamorados
el oro del tiempo
un nombre desnudo aún revolotea
por las noches alrededor de las lámparas
y el puño cerrado de las ciudades
se levanta contra el centro del día
esta luz esta rebeldía
que se ofrece a los transeuntes
en la palma de la mano
la del mundo
en los brazos que ola lleva
un pájaro nada más que la cólera
un rostro en mi ventana
una felicidad flota
mi secreto mi razón de existir
y el mundo