PRESENTACION
Largo poema compuesto durante los años 1937 y 1942 en tres etapas diferentes que se reflejan en cada una de las tres partes en que está dividido. La primera influida por los acontecimientos de la guerra civil española, la segunda escrita ya en el Sur pocos días después de la declaración de guerra contra Alemania y la última redactada en Souillac donde Tzara se refugió durante la invasión alemana y formó parte de la Resistencia. A pesar de ello el poema tiene una indiscutible unidad. El poeta discreto y secreto abre su alma y muestra los sentimientos de horror que le producen los terribles y luctuosos sucesos. En este texto aparecen citados lugares geográficos Coilloure, Vlatav, Hardchin, Aravis….refrendando cierto carácter autobiográfico.
Tzara fue entrevistado durante las jornadas del Comité Nacional de Escritores por Yves Benot y según demuestra ese testimonio, mientras escribía este poema, tenía también entre manos los dos poemarios siguientesA Haute flamme y Mémoire d’homme. Es este un ciclo donde abundan pues los hechos históricos, las terribles aventuras de la época, se identifica plenamente con la causa de la República española y reniega del imperialismo soviético en Checoslovaquia, que pasó de la dictadura nazi a la comunista, cita las ciudades de Vltava y Hardchin, pero tal y como es una constante en él, siempre reivindicará la esperanza en la solidaridad humana y el triunfo del amor.
La obra apareció, editada por Seghers, en 1953 llevando en la portada una litografía de Fernand Léger, como era costumbre en Tzara cuyas primeroas ediciones fueron siempre acompañadas por obras de los pintores más importantes de la época, el elenco es absolutamente asombroso.
PRIMERA MANO
I
en la raíz de la ciudad en medio de la longevidad de piedra
vi a la melancolía tejiendo la piedra
alrededor de los nidos de luces salvajes
los labios del miedo mezclados con el sueño del centeno
amor dentro de tu bosque amor en tus senderos
caída de una golondrina juventud de arcilla
recoges los trozos finos fragmentos de arbusto
noche tras noche oscurecen las hojas
qué fue de nosotros hombres con recuerdos del cristal
caídos de los relojes como puñaladas
pulidos bajo las nubes durante mediodías con cabeza de espinas
apenas aflorando nuestras palabras que resbalan por el talud
tú nos mantienes equidistantes entre el dulzor de vivir y la angustia
de perder en la arena los días y los jardines
puse en el agua durante la noche la amarga sensación del trébol
debajo del ala del pájaro plegable acabada la talla
las gaviotas rozaron las carrascas de mis años febriles
qué queda de amor de los días con ceniza en la boca
dan vueltas sin poder alcanzar el puerto de atraque
las cuerdas de la luz se pudrieron esperando
me acuerdo era el fuego de madera seca
en la habitación prestada de otros recuerdos
y la amistad conservaba aún su manera de ser
desfigurada que vive entre las cañas de la palabra traicionada
me acuerdo en la cripta en las temporadas de Melusinas
el pasado se disuelve más rápido que el negro lazo del odio
hasta en los ganchos donde se estiba la decepción de la leyenda
la mano tendida en vano muerta por haber roto los puentes
no me quejo, no juzgo
todo está ahí basado en la infancia
viajero apresurado viajero de humo
deja caer el descanso estrellado por unas pocas monedas
tu puedes estirar la mano amarga en los caminos
los pájaros abandonaron su inocencia
todo está ahí basado en la infancia coronada
la sorpresa en cada curva
el amanecer pasa la amistad pasa como el amanecer
sobre la soledad de la isla fundada en mí mismo existe el amor
solo en el fuego de la soledad perceptible a solas
hablando a lo desconocido por la voz de los espejos
que cada uno se reconozca allí y nadie se encuentre
como el humo sutil de los valles tu recorres el campo
cubriendo con una realidad atroz el guijarro del año
que yo planté en medio del país cargado de espuma
demasiada muerte acumulada sobre la ruta de nuestras paciencias
a nuestro alrededor depositabas tus huevos secretos
desesperación o embeleso qué importa deseo satisfecho
querían acaso vivir aquellos que la muerte arrojó desnudos
en montones desollados entre las peladuras del espacio
ella me abandonó fuera de su círculo estrecho
todas las razones de hundirme en el acero de su costado
estaban cerca de mi como caza atrapada por la luna
a fuerza de apretar de estrujar de desgastar
la vida me pareció radiante
el amigo murió
la casa abandonada
quién canta bajo los ladrillos apilados donde un corazón en ascuas
vive de piedra en piedra
allí ya no sopla el viento
una mujer me habló tierna y violenta
la vida vino a pasar de nuevo ante mis labios
con su sabor a pureza con el olvido del tiempo
entonces el fuego se marchó entre los hombres
España madre de todos aquellos a quienes la tierra no dejó de morder
desde que en la muerte averiguaron la crueldad de vivir
el poder del sol en las vigas de viejos panes
ya no queda risa que no se haya licuado en sangre
las campanas callaron con los ojos abiertos de par en par
muñecas terroríficas llevan a los niños a la cama
el hombre se despojó de la miseria de las palabras
los campos muestran sus colmillos las casas apagadas
permanecen en pie mortajas secándose al sol
desapareced imágenes de piedad bajo los dientes desnudos
las bestias hacen sonar la calderilla de los traidores
cuando la zarza espantosa del sable entra en la ciudad
y ya no queda risa que no sea una rueda de fuego
los llantos borraron el recato de las mujeres
con hojas de hiedra con el resplandor de los muertos
silencio hermana de leche silencio ante la muerte
silencio hecho de silencio en la cuna de los brazos
por todas partes el vacío de la mirada que nadie conoce
la ternura gira en círculo alrededor de un bloque de labios
así fue el destino del hombre lo vi más pálido
en el ocaso del día como un fruto caído en tierra
y mezclé mi voz con las llamas dispersas y duras
de las que aliento tras al aliento se alzaba en la sombra
un muro para proteger el silencio de mármol
llegando pastores de blancos rebaños de signos eternos
viejo acurrucados en las lenguas de los surcos
niños ebrios de mar
el amor y la belleza como granos de arena
constructores de vergeles de campos visionarios
portadores de paquetes el dolor es ligero
qué importa el dolor cuyo nombre se desconoce
cuando brilla el sentido más que el resplandor de la misma vida
modelado de amor por descabelladas huídas
la tela de araña deja escapar su fruto
constructores de ciudades milenarias
llegados de las libres dimensiones de la marea de los niños
el hombre aún recuerda los pasos de hojas muertas
delante del toro de medianoche azuzando el jaleo de fes violentas
el desprecio en la corola revestida con baldosa
bajo el sello de las ortigas y los trapos primaverales
las nubes cuajadas a contracorriente de los rebaños
y tu plomizo lenguaje ya desnuda el mundo
navío del sol que corta las cortinas de la lluvia
mi fuerza ciega me llevó lejos
hubiera tenido la luz para mí
en la carretera de Joigny abrazado al sol
estoy acaso protegido por una apariencia en movimiento
once años mortales transcurrieron sobre mí
y el brezo no esperó el precio de su pasión
no esperó la recompensa de su calma
para significar en la vida las pompas de la renovación
mientras que a rachas descorteza áspera montaña
superé en carrera la inmortalidad de la ilusión
locura de la esperanza en la cima de lo que fue
y que nunca fue nunca acero nunca viento
nada se mueve aullad temas más duros que las esperanzas
las puertas son paredes
deshaceros suaves crestas resbaláos a lo largo de las escarchas
solo hay una transparencia la desnudez del dolor
y tu estás ahí visible en la infancia coronada
la soledad en cada curva
ya no quedan castillos en España
solo los niños arrancan el poder de las pendientes
y los huesos pegados a la tierra de España
precoz que sustituye la dulzura maternal
besé el sillar natal en el límite de la vida
Madrid flor entre las flores eternas
dolor ya nunca tu nombre debería ser pronunciado
asumiste el aspecto salvaje sobre las orillas del ser
de la indignidad del cuchillo en la garganta
que es entonces el canto lastimero
que tiñe de rojo las capas lívidas de los amantes separados
muerte cuyo tiempo se pagó
sierva de la roca hambrienta
vengo de lo alto de fuentes incomprensibles
con diferentes recuerdos parsimoniosos detrás de mí
mojados y verdosos surgidos de un agua miserable
lejana cuya huella racional perdimos
vengo de las maravillosas aguas maravillosas
su tumulto elegía entre el vino y la montaña
por grandes fondos circulaba la conciencia vencida
el orden ya no necesitaba la paz de las cosas
yo bajaba de las alturas de la ausencia de las cosas
entonces de repente se hizo una brecha de luz
la encrucijada de caminos me tomó con la fuerza de sus brazos
con un salto de fiera liberada de las esclavitudes
un puente me atravesó en pleno pecho
una mano delicada trazaba la escritura invisible
y corriendo de uno a otro descubría las luces nocturnas de la amistad
los seres fieles a su primer pasto
son puentes invisibles que unían los pechos
comprendí la existencia humana en su relevancia terrestre
la vaga audacia masticando en las estrellas de sus cabezas
el sufrimiento tácito de los siglos al hombro
y extraviada la extraña melodía como de una flor de montaña
el solitario final que no sabe donde sentar la cabeza
vi la miseria en todas las ventanas
pero el miedo no se rompió contra el muro de silencio
que ya la traición en las fronteras sangrientas
reconocía los límites de sus máscaras
la insaciable sed feroz
traición también sentí en la aversión del hermano
la plaga del olvido se cerró en su puerta
vi la miseria en todas las puertas
vi la vergüenza del hombre hacerse pasar por hombre
vi de cerca la crueldad hecha hombre
la fealdad inexpresable del hombre ante su objetos de presa
enredada en la sequedad de saberse amurallada
vanidad de todas las vanidades
vi la miseria en todas las ventanas
más lejos vi unos ojos claros
ojos claros de constructores de ciudades
constructores de desbordantes ciudades
daban sus vidas y sus muertos como trigo
la sustancia misma de la que resplandeció la carne del hombre
la felicidad venía siempre a florecer en sus manos llenas
cómo creer en la perfección en el quebradizo encaje
traición mentira de la debilidad arenas movedizas
acaso no aparecisteis cuando se alzaba la total confianza
flor ofrecida donde podía descansar la paz en su razón de hierro
mientras ya no había problema en la flor ofrecida
cuando la seguridad parecía flotar
semejante a la pelusilla de la endrina separada de su carne
en el aire quién no habría sido otra cosa que la ternura de hombre a hombre
como solo pueden respirarla los que se cargaron de poesía sin desfallecer
sabemos que el animal empuja al hombre en su elección en la raíz
la angustia endurece su piel
mientras va el destino al desastre nosotros lo sabemos muy intensamente
y sin embargo no dejé de ver construir las virtudes infantiles de ojos claros venideros
así os vi así vinisteis
así iré a reunirme en el escondite de la cigarra
llegada al alba lo será en la luz
las águilas de las palabras conocen la destrucción del abismo
de donde surge el incendio en la cuna de las canteras cultivables
otras semillas pueden buscar su comida de arena
en mí mismo siempre brillan unos ojos unos ojos la vívida libertad del descubrimiento
demasiado tarde dijo una voz sujeta a las fauces de hielo
era ayer apenas hocico florecido por la última frescura
hoy huele a nuevas cosechas
me enseñaste el desdén hacia el candor mi alegría mi alegría de los muertos
sobre las rodillas llevo sus señales la insolencia del fracaso
y tu siempre estas ahí infancia coronada
la sorpresa en cada curva
así pasan los años, las risas y los arados
pasan los amores su angustia por sobrevivir
pasad fila de animales sin forma
flores bellezas amantes de la tierra
pasad recuerdos muertos al sol de los tamboriles de granizo
que hablan de tristeza que hablan de felicidades
los niños crecieron otros llegan sobre la nieve
a coser paso a paso el amor con la alegría
constructores de ciudades inmemoriales
grandes frondosidades vosotros constructores de verano
rostros radiantes en frentes de plenitud
como frutos intactos a la medida humana
increíbles existencias de los cuatro rincones del mundo
constructores de silencio en el comienzo del mundo
estáis allí cuatro puntos cardinales de la verdad de fuego
transparencias encontradas en las fuentes del romero
y bajo el vestido de fiestas escondite de la cigarra
estas ahí caminas con el bosque humano
con la cadencia de los hechos cuyos dueños somos nosotros
cada cara surgiendo en el recodo del relámpago
soldada a la felicidad que tiene sitio en la memoria
sin embargo hermanas perdidas hermanas esperadas los arándanos
van a los campos a agitar brisas ácidas
II
corazón protector acorta la cadena del perro guardián
ante las puertas de plomo se detiene el eco de las vidas dolorosas
y suena la mofa entre los mordiscos de porcelana
desprecio he captado el amargo alivio de tu aliento
es solo un momento y sé que es de hierro
el fuego vive en la seda imantada de su corola
como la llama lúcida me juego al aire mi felicidad
y pronto de la infancia delicada solo queda el sabor del remordimiento
mendaz infancia odio la corona de azufre
el oro de tu deseo fundido en el universo
que me llevó hacia ti vela averiada
las dos manos de mi vida unidas a la raíz de tu recuerdo
en dirección a tu pérdida se paralizó la brújula
sin hierba ninguna en la sonrisa del horizonte
y sin rostro como sin risa cae el racimo de vida
de la vida deshecha por la lepra de tus dedos
no importa que llegue la muerte grito ahogado en el muelle
no existe puerto para aquellos que corroe la alta mar
perros de este mundo hambrientos por descansar
los ojos rebosantes de felicidad prometida y robada bajo la mirada
de noche llamo a tu mal y ahora es el bien
lo que espero del vacío no tiene nombre más tierno
el corazón va desgranándose en el agua de mi mirada
que los ahogados atraviesan por charcos de sangre que cantan
y es una música larga que amamos y tememos
aquel que saboreó en su destino secreto
rostro de estatua indómito asceta
vio morir de esperanza la duda en su alma
amarrado a la esperanza de una ternura eterna
y no cruzar el límite de la llamada encantadora
todo sentido está prohibido para quienes se dirigen a los orígenes
a extraer el amor del mundo y la pureza de las cosas
un alma sin casa flota sobre estas aguas
un sonido incomparable en la sombra pródiga
un salvado triturado una infinita esperanza
y el árbol de la tierra con su motivo de alegría
romped en vosotros los fastos de estos brillos tardíos
la roca mira a la cara al dolor sin retorno
donde un pájaro de luto despliega la rica nostalgia
del paisaje derrotado por la impudicia de los años
arrastró tus tardes al polvo de las tristezas
y los sollozos detrás del vacío de las montañas
apenas sofocaban la tranquila crueldad
con las amargas garras en el cuello de la presa
nada estremeció el silencio del pozo
y sobre la desolación escupiste altivo
la muerte rozó la única razón para creer
y el dolor yacía en el hueco mismo de tus manos
la desolación se hundía tan profundamente
que solo podíamos verla con miradas de olvido
pájaro negro de presa baila sobre unos restos
tú eterna juventud del sufrimiento vives
donde el hombre se perdió estrechando su bien difunto
contra la noche del corazón envuelto por viejos sueños
hubo una vez un sonido inimitable
pasó por aquí pasó por allá
en su leve trayecto vivían lentos manantiales
los labios de la mañana velaban su lecho de lágrimas
adoquines duros de las calles dad unos pasos de acero
en mi rígida voluntad dispuesta para enfrentar los vientos
y las mareas de barro las lágrimas desnudas de la crueldad
la era de la impudicia
las manos sucias por haber alejado la pureza
de su radiante camino tapizado de lavanda
los recuerdos manchados que brillan como el oro
vendidos al mejor postor mentiras vilezas
adoquines sonad más fuerte dentro de mi pecho ciego
y que vuestros ecos duros respondan a mi dolor
sea de piedra mi rechazo del mundo
el odio mi respuesta muerte dulce única amiga
y profundidad para ti soledad de mi olvido entre las cosas y los seres
así habló el hombre en medio del camino
y yo escuchaba los lentos soles de las voces
que rodeaban la piedra la sombra y la ceniza
la sangre de los rebeldes
escuché el lamento vi pasar a las gentes
despreocupadas dobladas bajo la sordera de la lluvia
cada uno llevaba en sí una parte de la luz
ponía un freno en las alegrías anteojeras a los sufrimientos
oh vidas humilladas envueltas de angustia
me duelen vuestras heridas vuestras miradas de cuchillos
despiertan vidas derrotadas por vosotros humillado
arrastro la antigua vergüenza de vivir sin ruborizarme
de puerta en puerta arrastro vergüenza y odio
oscuridad para esta tierra la muerte maduró en mi
sus gérmenes cristalinos engastados en mi memoria
sus locos reflejos apuñalan la vida en su esperanza
por si aún existen risas yo he entreabierto la puerta
donde la juventud nos arroja la limosna del pasado
las habitaciones siempre repletas de racimos de sol
que el dolor comparte con los pobres de la ciudad
aún no he dicho nada huyo entre los dedos
mi vida ha superado la esperanza mortal
de mi deseo una delgada y ciega llama
corre de ojo en ojo y mata al otoño de cada atardecer
así habló el hombre en medio de su campo
alrededor las hierbas iban a ordeñar la luz de los últimos rayos
y la sabiduría despierta como un recién nacido tetando
se esparcía en el aire que estaba muy pesado
pesado de una abundancia apenas soportable
y los despaciosos soles de su voz rodaban por la tierra
entre los duraznos y las alfalfas
eran amistades fieles y viejas
hermanos granos de arena o de mijo y de hiniesta
hermanos soleados desarrollando su convicción
emergiendo del fino crital de la ausencia
a cada destino su sombra y para conservar cada tumba una mano
en mí solo existe ausencia
yo no estaba en ninguna parte
no te conocía dije al alma luminosa
de la que hablamos cuando reina la palabra
y de la que hablaremos mientras exista la luz
para los perdidos de vista y la serena inocencia
solo luz única que te condena a vivir
te rodeó la lluvia
se apagó tu sangre
el gusano del sufrimiento se enrosca tú estas lejos
tú ampliamente atado alrededor de mi ira
serpiente de las rosas de los vientos sobre los patios de los cuentos
imbuida de olores salvajes de instrucciones que seguir
blanca como la pureza desangrada con la espada de los rayos
aún me persiguen tus ojos
muy cerca de los míos más auténticos que la luz
su trigo lleva unas vacaciones que el sol ignora
unas llanuras elevadas sobre el esplendor del mar
vi despaciosos soles de voces rodar por tierra
yo no estaba en ninguna parte
demasiadas veces bajo la ventana
usé mi rebosante cabeza contra la pared de la cabeza
puse la infancia al trote de cadenas en las muñecas
en vano busqué la imagen fútil e indeterminada
y la ventana es indeterminada
detrás de no sé cual encanto
de yedra y luz de palabras alas temerosas
que espesan el aire claro del terciopelo de las ternuras
flor de luz
yo no estaba en ninguna parte
allí donde creí vivir el vacío se endureció
los pájaros persiguen el espacio de reinos irreales
espejismo de los paraísos y sequía y arena
llevaos vuestras vendimias recuerdos irrefutables
tormenta mágica líbranos de los temores
más arriba que el azar y que los techos nevados
pude crecer en tí mi dolor fulminado
devora sus límites y el aire se llena de miedo
el verano está sobre nuestros pasos decimos unas noches gélidas
solo conocí hielo donde la hierba loca se frota
apenas una chispa pero millares de noches
vieron bajo el mismo techo el amor encerrado con llave
forma un sofocante jardín de tormenta bajo la lluvia
llegará el día lo sé hablo de ese día
oigo su torbellino y conozco su momento
deslumbrante de belleza más hermosa que la esperanza
ella vendrá viva entre vidas perdidas
sufrimiento tras sufrimiento se construyó el hogar
donde adivinando su lugar entre los escombros
el hombre desvió el rumbo de la esperanza
solo existe una sola presencia y no es para mi
oh sueño de una dulzura tal que allí perderíamos su cielo
el vino de esta armonía que hace dar vueltas al mundo
desgarrad vuestros corazones durante unos cantos divinos
con sus jirones las muchachas se secarán los pies
rocas entre nosotros que ningún secreto ata
romped tumbad todo lo que corta vuestro camino
yo ya no os conozco importantes palabras de corazón
mentiras y mentiras cosidas con el hilo de las flores
vi la muerte agazapada detrás de los postigos
vi los despaciosos soles de las voces rodar por tierra
yo no estaba en ninguna parte
la niebla peluda de la medianoche de las cavernas
desciende a la obstinada profundidad de mi memoria
luego la suave monotonía de un dulce futuro
donde yace en el heno una nueva ilusión
comprendí la felicidad oculta entre orillas secretas
nunca vi la tierra se hunde dentro de una cama ciega
existe otra para los apasionados
emergiendo en mí del fino cristal de la ausencia
victoria victoria con el precio de una paz agrietada
estrella de los fugitivos pude cogerte de la mano
era un pensamiento corto que perturbó la cadena
de los seguros pasados escrutando nuestras almas
os veo ladrillos de Ceret desnudez de la Nouvelle
y a ti Alberes silencios sujetos en ramos de atardeceres
te veo Collioure tus caminos corren alrededor de los míos
y en la trampa de su corona de espinas
mi destino regresa desesperadamente
a la vez que no dejó de caminar de matar
y alrededor de una tumba amada hay prisiones secas
allí mismo donde nació la luz mi luz
sacos de noches enteras y el oro salvaje de las torres
se apiñan a mi alrededor y en su pobreza
de pausadas agriculturas resuenan los viejos tiempos
y se deslizan sobre las escamas de agua y de frutos austeros
qué sentido tiene regresar a la tierra prometida y recuperada
alternativamente cargada de sabor de desgracia
y del tiempo que va a hacer cuando la bondad
haya sido constante en las cosas que le rodean
quejas bastante elevadas en la cebada matutina
vosotros que escucháis como acecha humo
donde otros fueron atrapados en las cuerdas de los sueños
girad vuestra mirada hacia el futuro de las piedras
allí todo se mueve en rostros ingenuos
impasibles los ojos de los niños abandonados
ya conocen la piedra que pesa sobre el cielo
el plomo de nuevo en los apretones de manos
abajo rebaños blancos pueden aún andar en rápidas ondas
abandonad cerca de los arroyos melancolía y sollozos
es el sol quien teje la vívida corona
los toros puro vendaval se llevarán el dolor
así habló el hombre en medio del camino,
yo estaba entre las hojas y los higos y las abejas
y lo que no se veía
poder del ser no desespero encontrarte
en estos límites agonizantes que nos tienden las manos
emergiendo en mí del fino cristal de la ausencia
pienso en países enteros que seguramente avanzan
hacia la conquista de la gracia y hacia la luz del mundo
nunca se detuvieron
multitud yo vi los soles de los primeros sabores
intactos entre nosotros cerca de nosotros la alegría
pero apenas el mundo se convirtió en aliento
apenas respiraba la flor de su futuro
el hombre despojado de lo que creyó ser el hombre
de los oropeles ángeles caídos en las ventanas
que ya el animal enmascarado del mundo
vino a poner en el acero de su pata en el cuello del niño
y con sus mil tretas de madre de esposa de amante
hizo la señal amarga de la mofa como una cruz sobre su frente
el tiempo de la dureza
fue así y miro hacia adelante y hacia atrás,
ya no hay nada que decir
un bloque de soledad descansa donde el sol
tenía que hacer estremecer los vientres maternales
prometidos por días risueños de niños como nosotros
y llegaron los días en que las madres primaverales
matarían a los niños por el placer de sus ojos
reina la mentira la bestia ha vencido
ya no reconozco el mundo actual
que creía ver resplandeciente en la linde de la felicidad
donde últimamente matamos niños en los prados de los corderos
mis ojos están llenos de despaciosos soles de voces
plenitud del corazón poderío del hombre reencontrado
incluso emergente del fino cristal de la ausencia
nada evitará que unas estrellas frágiles
desciendan entre nosotros al mar de grillos donde estamos inmersos
y la frescura esperada en el poder de la inocencia
que suene la hora solemne
donde siquiera el sueño mismo podría penetrar
mientras la llamada irresistible del alba se anuncia trémula
por la tierra que nos transporta y el alimento de la rebelión
cuando la única hoja de árbol de la conciencia levanta la cabeza
y mientras se haga de día en el hueco de panes abiertos
el lento insecto del despertar gira la rosa de los crecimientos
un futuro una fe
la salvia el hinojo la brisa en la morera
y la conducta del hombre en el camino de su soberanía
pero desgarrador desgarrado hermano del viento
te introduces a hurtadillas en nuestras viviendas más secretas
donde aún vive en pie la briza de hierba la que refulge
y nos conduce como un farol en la oscuridad de la lucha
hermano te reconocí entre todas las existencias
testigo de una seria intimidad entre la felicidad y el desastre
sobre la brasa de la ola fosforescente de la mañana
ya brillas melena en llamas oh taciturno
III
Aravis Aravis gran herido de la cabeza
llegas en el crujido de la noche de las paredes
la sonrisa fija en el futuro del pecho
pizarra del insecto lento
te gusta el vino claro de la mañana calentando
cada hoja vestida de cascadas en pleno corazón
se repliega bajo el enlucido del ardor de existir
a fuerza de elevarse hasta la conciencia de sí misma
abruptas pendientes no os detuvisteis
como un humo a medio camino devuelto al instante
cuando la ternura y el amor compartían sus fuertes voces
entre la complicidad de morir y la tristeza de sobrevivirse
qué importa tú pasaste por allí como la fresa tras la nieve
pureza intangible barro de verano lluvia de primavera
te pusiste en cabeza a falta de murallas
la huida del tiempo en las crestas de las gargantas
aquí la muerte colgaba su breve ala
después de la batalla allí el escudo de esquisto
y en el bordón del peregrino obstinado
el paquete de silencio siempre tú eterno
escapas de los abrazos del viento invasor
tu mano se sacude con el movimiento de la trucha
contra la corriente cual negativa del ciego
se refleja en el espejo de las crestas absurdas
así el helecho se recoge sobre sí mismo
en el descenso de las vigas en medio del barranco
carretera en mal estado es bueno acordarse
tu lugar quedó lejos detrás de lo que te llama
luego descansas tus rodillas doloridas
que el dolor sea eterno en los graneros y bajo el cielo
ningún dolor
si no estuviese siempre al acecho de tu angustia
la angustia de los demás que te acecha
pero el recuerdo brilla aún con todos sus ojos
cuál es el apego a la odiosa maleza
que llevo en mí mundos con grandes suelas de plomo
de lugares vacíos y de hombres y de plataneros
las hierbas secas donde yace el pecio de las horas transcurridas
vi mares sumergidos en las lágrimas de las montañas
vi ciudades plegar su orgullo bajo la soledad del humilde pan
el peso del silencio que todos los árboles evocan en mi cuerpo
su frescor conmovedor con las primeras luces
de todas las vidas a que me enfrenté solo recibí su tristeza
vacía tu alforja época extraña
vacía tus ciudades tus campos temporadas de carpas
perdidos entre las grandezas de la tierra anónima
las grandes colinas de la ternura ante la adversidad de las palabras
haré yo pedazos para siempre mis sufrimientos oh recuerdo
por el precio de estos placeres destruir tu mar calmado
quitar a los ríos a los campos y a las medianoches
la cruel existencia fiel a tu encanto
tantas vidas como hierbas bajo el abrasador pasado
brillan aún con todos sus ojos
sólo lamento los frutos que nos ven huir
otoño pudriéndose viento granizo sobre la ciudad
mientras carreteras difíciles precipitadas en mi socorro
como atropelladas salidas rotas en mil trozos
acumulaos nieves
en la devastación de los viejos ruidos
el canta todavía frases cristalinas
infinitos sarmientos de nudos de lágrimas
y cual amor por aguas tranquilas
tiernas manos colocadas en las sienes de las vacaciones
leves escapadas sobre suspiros apenas senderos
en el árbol tembloroso por magnetismos
bajo la bóveda donde arde sin saber el peso del hombre
y su canto apuñalado en el alambre de agua insalubre
tuve una parte de mi amor entre Vltava y Hardchin
Guillaume tu voz resuena aún mezclada anda con recios bordones
entre el puente donde los paseantes se paralizaron bajo la aureola
y la primavera de hierro en las pasarelas de gorriones
tuve una parte de mi amor entre Vltava y Hardchin
tuve una felicidad con dedos ágiles
puse mi corazón en tu balanza ciudad donde velan los reyes magos
los ojos risueños portadores de poesía de melena rubia
piedras preciosas bajo el polvo donde se perdieron los caminos
de tanto envenenar la marcha de los enormes niños de lo imposible
que fuimos
tuve una parte de mi amor entre Vltava y Hardchin
Vitezslav veo tu risa que se borra en la ventana de la escuela
los sollozos inundaron el largo túnel por donde pasa el hombre
encorvado mil años de manos vacías que se arrancan de cada pecho de hombre que pasa
ocultándose bajo su rostro
hoy – acaso el día tiene que ser largo-
luto en el costado del día día que me tiende la áspera mano
este día de luto vergüenza cógeme de la garganta
antes que permitir al hermano escuchar el gemido del hermano
si existe hermano
si hermano existe tristeza madre hermana del mundo
tristeza a cada hora si existe un camino más puro
llévame hacia ella aquí el poder del traidor
puso su enorme mano en cada pomo de puerta
si existe hermano
el luto cubre el tronco cortado del día
nunca la madre fue más deslumbrante
el hermano arroja su terror al rostro del hermano
una canción se posa rostro tras roto sobre las olas que desgarra el olvido
ciudad y mil razones que hablan que me hablan
de ti descubrimiento en lo más profundo de mí mismo
pienso en una vieja intimidad donde por turnos
se comparten y se confunden las aguas amadas por la luz
y soles que derraman largos mediodías de melenas
cómo habremos conocido la indignidad de las presas
la muerte tomó por alas el poder del odio
y puso el insulto en las ventanas de los tiempos pasados para ver
pero el recuerdo brilla aún con todos sus ojos
mientras vidas te llaman como hierbas
esta es el agua congelada en el silencio del iris
y Navidades tardías a la cabeza de nuestras vidas
caminan desde ahora soles de sonámbulos
en la escarcha de las ventanas que atenúa los quejidos
donde están las higueras de los crepúsculos jóvenes
la mejilla del agua salvaje en los primeros fríos burlones
y sus aromas a pinos duraznos y tomillo
volando a la luz de las almas por los caminos
estas luces sufrieron mucho
a veces las oímos subir de los bosques profundos
donde corre una viva sangre hacia la soledad
y oigo aún sonar de esa juventud el cristal
demasiados años deshechos por dedos de fiebre
caídos en el polvo entre duros guijarros
que el comerciante encuentra en el desierto de su mirada
las risas más simples perdieron allí su fuente
tantas vidas como hierbas bajo el pasado
brillan aún con todos los ojos que nos ven huir
y la ira
aún escuchas encerrado detrás de los rugidos de las tinieblas
un sonido extrañamente fiel donde brota la alegría claridad de ciervo
hablo de un muro que aplasta horas pesadas
un muro que levanta su carga entre la vida y los vivos
también tú eres de los que huyen los vivos lloran el muro
solo un futuro una vida presa en la trampa del gozo
quién dio la vuelta a las sillas en el parque
a los niños desperdigados los atrapa la oscuridad
machacados contra el mortero de los negros bailes
su recuerdo agita aún el miedo de las hojas
y tú te vas al paso del viento a recoger la fruta derrotada
cada vez más humillada ante la ruin puerta
niños en tropel yacen con armas muertas
a la sombra de tu cabeza mendigan esperanza
la torpeza de las palabras maldijo tu soledad
eres lo que rehuyo en vez de lo que busco
el lugar está vacío de sentido
toda carne interrumpió el ímpetu de sus abejas
y a ti gran Panda asombro de las nieves
llegado a nosotros para vergüenza de nuestros pasos apresurados
y del lodo baja al plomo de nuestros valles
a ti que escapas de la miserable risa de las castañuelas
palidece la luz en el umbral de tu vértigo
te reconocí gran Panda de los juegos tranquilos de las cumbres
solo soledad por soledad extendí el fuego de los recuerdos
frente a mí y conté como pesan los años
las tormentas de lágrimas enganchadas a los enanos de primavera
que el presente barre con una despectiva mano
te reconocí gran Panda en tu austera infancia
y adivinando los miedos en medio de las miradas enamoradas
elegí salidas que registran las horas gastadas
la grieta de los bosques apretados alrededor de tu silencio
soñé con una nostalgia del tamaño del Himalaya
nuestras penas y alegrías deslumbradas a sus pies
desgraciado aquel que se burla de la brizna de hierba
cuando crece en el desierto
única señal encantada en la osadía de la soledad
y el valor más auténtico que el del gigante
angustia aún no sonó la hora de la desesperación ni del abandono
la memoria brilla con todos sus ojos en las mil espigas de fuego
miserable ser enterrado en la tierra hasta las orejas
el frío destrozado con sierras de dientes lunares
solo muerde el polvo bajo el oro que duerme de una vida
la carne abatida atornillada a las tablas del naufragio
ira como relámpago ilumina el desorden
como él abre en el pensamiento entrelazado con espantos
bestias impotentes para desentrañar el crimen
el camino por el que los reyes vendrán a visitarnos
espero espero la promesa que te borró el viento
la vida no me espera
y de una voz de yeso responde la vaga ausencia
donde deliran aún los claros escombros de antaño
fue en la frescura de un cabello disperso
el paisaje cruel en el hueco de la mano
que lleva a la boca una fuente viva
rica por las miradas que le habíamos prestado
fue la vieja felicidad siempre más maternal
de cada puesta de sol con ramilletes de brazos
extendidos con su entusiasmo niño del día en ciernes
ilumínanos ternura en la lejanía de las tierras muertas
tupidos barrancos revolotean en la noche que ronca
fue al vaciar el miedo un largo tesoro de paciencia
donde la flor superaba al árbol y el árbol adivinaba su poder
color de caricia la planta de amistad
profundamente atada en el altivo pecho
fue entonces cuando la memoria
brilla siempre con todos sus ojos
como una fiesta salvaje sin gestos y sin palabras
cruzando las indolencias de vida elevada con su brillo de espada
y todo esto solo fue arena y paja
arena para dispersar el tiempo infantiles pupilas
paja para descansar las estrellas heridas
tú dices que esto solo fue arena y paja
vida mezclada con las ramas
los días con la pasión
y la pobreza del destino del hombre arrojada a su cara
donde el amor superó la fe en la vida
en todo su verdor desfigurado agonizante
que todo esto fue solo una larga mentira
vergüenza agárrame de la garganta
vergüenza resquebraja la tierra con tu horrible profundidad
y que mi paso me arrastre en la eternidad de tu olvido
como cuerda extraviada
de una a otra tristeza vago y me encuentro
entre los pobres harapos desparejados pasados
acaso aún existen al borde del camino
en el límite de un círculo de luz recorriendo las palabras de hierba
arrastro la sonrisa de la idea única
dentro de un bosque de sal en los ojos de frutos de llamada
como cuerda extraviada en la cama de soledad
cuando la existencia no llega a llenar el pozo de la duda
y cuando el sol crepita en el hueso de las noches en blanco
donde grano a grano se desmorona el jardín rechazado
bordeé la tierra de la lúgubre longevidad
destrozada por el dolor agarrado en carne viva a las arrugas
con el significado de la fiel paloma como certidumbre
de descubrir con las alas la realidad del yugo
atada a una existencia asesinada dentro de su luz
qué reja de arado dará al alma señal de próximo retorno
vi tanta bajeza agotar a las puras alarmas
extendidas hacia la inocencia
que tengo vergüenza de vivir
vergüenza por la vida
vergüenza del abismo con rostro humano
vergüenza bendita sea tu fuerza devoradora
de poder aún hacernos sentir hombres
las manos llenas a pesar de la levedad de la esperanza y de la época
las manos llenas y soberanas
la clara confianza del mendigo traicionado
las manos llenas de la época sangrienta emponzoñada
conocí la angustia en las miradas de los que se van
vi bestias feroces hundirse en sus ojos claros
conozco la huida con ojeras de hierro
los caminos acechantes la presa secreta arrodillada
los lloros de largos collares que caen aisladamente
piedras preciosas en el cuello de las mujeres
agua tranquila en sus voces
diríase el verano un vano zumbido
vi la sangre reciente
como si fuese una danza ascender el miedo de las multitudes
invadiendo el espacio en un delirio de máscaras
las horas encerradas con candado en las cepas de los escondites
y la miseria
trotando muy apresurada
vi a los que ya no ven
crepita crepita obstinada belleza
y luego no vi nada más por tanta fuerza derrotada
la muerte ya no viene a cogernos bajo su ala de seducción
bajo la madura protección de su dulzura de madre
madre nuestra todas madres hermanas esposas
diseminadas a lo largo de árboles y torrentes
es una mueca espantosa
la vendimia amarga muere entre nosotros
nosotros que quisimos vivir demasiado altamente
llenar la audacia celeste de gritos de alegría
y de jardines atiborrados de estrellas y niños
muere entre nosotros nos deja solos
corriendo hasta perder el aliento
en el trébol de la oscuridad
una mueca espantosa rueda por nuestras venas
y mezcla entre nosotros muerte y existencia
el hombre se despierta en las blandas heridas
del sueño coagulado de lodo y dolor
purifica su odio
un bosque repentino agarrota de los pies a la cabeza
un fuego flojo que reconoce su cara encolerizada
mediante gentíos intactos el hombre levanta su cara
y el candor estremece y el asco le rompe
en el fondo de la garganta que aplasta el recuerdo
muerto con todos sus ojos de pacotilla
un agujero enorme donde rasca el frío
luego se extiende el silencio en amplios céspedes
el fin de las cosas visible llevado al límite de los sentidos
hombre doblado ante las duras necesidades de lucha
tu luz reconquistada en el humo ascendente
amarga hoja mascada durante una vida sumisa
extraviada carretera bajo tus piernas
con la fuerza de tus brazos te arrancas hasta las garras
hasta los obstáculos hasta las cloacas hasta los ruines
pero tu pájaro formado por un sillar rebelde
de dilatadas intemperies
en cualquier límite del camino donde se aferra tu fuerza
haces surgir el delicado e inmaculado anuncio
del esplendor ante cada una de nuestras puertas
el fuego al fin rozando nuestros alientos fraternales
construcciones de luz en las sienes recientes
sube un canto encantado
Aravis Aravis herido de la cabeza
y montañas profundas en las ruinas de las ciudades
ternuras de corderos inviernos negros de lobos
en puñetazos de ira en la borrachera del viento
siempre más viva la elevada rectitud
voraz del fuego