Después de la nota de febrero, titulada recibo, escrita en hoja de papel con membrete del Certa, Breton el 26 de abril de 1921 envía otra nota a Tzara, por su brevedad no se pueden considerar ya como cartas muchos de sus envíos llenos de reproches, solicitando verle para elaborar un catálogo de Ernst “le estaré esperando durante toda la tarde”, “si usted no viene, no le enviaré invitación para la inauguración”, hasta diciembre insiste Breton, parece buscar una reconciliación, el 26 de agosto en un telegrama Simone Khan anuncia la llegada de la pareja a Imst- Tarrenz en el Tirol el dia 12 de septiembre, extraña fecha puesto que se casaron el 15, allí estaban pasando sus días de descanso además de Tzara y Maya, los Ernst, los Éluard, y los Arp, estas vacaciones fueron muy fructíferas para todos ellos y para Dada. Sin embargo antes de la salida hacia Viena de Tzara y Maya se produjo una fuerte discusión entre Tzara y Breton
A tal respecto existe una fundamental y esclarecedora carta, fechada el 24 de Diciembre de 1921, enviada por Breton desde Imst (Austria) a Jacques Doucet, modisto coleccionista de arte, mecenas y mentor de poetas y que contrató a Breton como asesor en sus adquisiciones, donde aparecen expresadas las notables discrepancias entre los dos grandes instigadores y que, tras el fracaso el año siguiente de la convocatoria del Congreso de París en el que Breton además de no invitarle insultó a Tzara, “ … ese impostor extranjero, venido de Zúrich, ávido de propaganda” … y al ser éste apoyado por casi todos los posteriormente surrealistas se produjo la primera gran ruptura, tema ampliado en la entrada de enfrentamientos de esta página web. La carta dice textualmente : “ La controversia que mantengo desde hace bastante tiempo con Tzara ha alcanzado su punto álgido. He constatado con placer que nuestras divergencias de opinión todavía se han acusado más. Tzara piensa cada vez más que es imprescindible alejarse del público, mientras yo me muestro dispuesto a hacerle ciertas concesiones (la negrita es mía). Existen además tres o cuatro axiomas generales a los que Dada ha dado el giro que usted conoce y cuya importancia hoy me parece exagerada. El se inclina siempre por un pesimismo absoluto por encima del cual, gracias tal vez a un feliz concurso de circunstancias, yo alcanzo cada día a elevarme más. Nos hemos enfrentado hasta lo máximo posible y, en el transcurso de la batalla. Debo añadir que al margen de un pensamiento orgullosamente sofisticado y de un absolutismo frecuentemente insoportable no dejo de reconocer en Tzara el beneficio de algunas buenas cualidades”.
Nada más que añadir, Breton se desenmascara a sí mismo.
El 27 de diciembre de 1921, Tzara escribe desde Colonia, entonces bajo controla británico y donde existía una célula dada constituída por Arp, Ernst y Baargeld, básicamente se felicita del renacimiento de Líttérature y da unas indicaciones en cuanto a la elección de los integrantes de la mesa constitutiva del no celebrado Congreso de París, que supuso un gran encontronazo entre Tzara y Breton, ver enfrentamientos en esta misma web.
Casi un año después tras, al menos, dos citas frustradas, Tzara muestra su enfado por las falsas habladurías que se le atribuyen de que acusa a Breton de ganar dinero vendiendo sus manuscritos a Jacques Doucet, para el que trabaja, reclama credibilidad, dada su franqueza de siempre y termina : “espero, en lo sucesivo, poder acabar mis cartas de una forma menos fría”. Poco después, André se dirige a Tristan como agente de Doucet, para pedirle la elaboración de un libro que narrara toda su experiencia dadaista, la respuesta de Tzara, el 27 de Mayo de 1923 es plantearle que ese trabajo le llevaría varios años y le pide una provisión de 1,500 francos y otros 1.500 a la entrega del trabajo, Breton en una cuartilla manuscrita responde de modo insultante “….le mando 50 cts. de propina”.Lógicamente ahí quedó la “boutade” de Breton. Se abre un período de silencio absoluto entre los dos.
El día 12 de febrero de 1929, Breton imprime una carta abierta a un nutrido grupo de autores intentando ampliar el grupo surrealista y reintegrar a algunos de ellos que antaño fueron compañeros, carta que hace llegar a Tzara a través de Raymond Quenau, encargado también de recibir las respuestas, en ella se plantea la necesidad de acordar unos mínimos para una acción común puesto que común es el “enemigo” y finaliza con una encuesta : ¡considera usted que su actividad debe limitarse a su individualidad?, si la respuesta es afirmativa exponga sus motivos si no, indique en qué consistiría y quién dirigiría?. Siempre el afán de liderazgo del “pontífice”. En julio Breton agradece el envío de De nuestro pájaros, y muestra un primer intento de reconciliación, al que en agosto Tzara responde para resolver el “estúpido malentendido que durante tanto tiempo ha sido penoso y a menudo doloroso” referido a la acusación de haber llamado a la policía por el boicot a la representación teatral del Corazón barbudo, cuando Breton de un bastonazo rompió un brazo a Pierre de Massot, que pronto lo olvidó y fue fiel al surrealismo.
El 15 de enero de 1930 aparece Un cadáver Virulento y famoso panfleto dirigido contra André Breton compuesto por los escritores «excluidos» del movimiento surrealista y atacado con vehemencia en el Segundo Manifiesto del Surrealismo (diciembre de 1929). Incluye textos de Georges Ribemont-Dessaignes, Roger Vitrac, Michel Leiris, Georges Limbour, Robert Desnos, Georges Bataille, Jacques Baron, etc. y de amigos de su primera esposa, de la que acababa de divorciarse, como Raymond Queneau, Max Morise y Jacques Prévert, Breton es apodado como el papa negro por sus coqueteos con el PCF sin llegar a comprometerse
Breton reinicia un conato de acercamiento y durante un par de años consta el envío de una serie de notas concertando citas y disculpándose después por la imposibilidad de acudir, pero que no dejan de parecer sino palabras comedidas y tópicas expresiones educadas, sin embargo solapadamente ambos llegan a manifestar sus dudas respecto a sus respectivos estados afectivo-mentales. Por lo menos los reproches han dado paso a los reconocimientos. Por fin en julio una carta de Breton que se muestra encariñado con Christophe, hijo de Tzara, y éste le contesta en agosto de 1932 exponiendo que ha padecido fuertes dolores de oído y le insta a pasar por Vézelay donde entonces se encontraba con Éluard y su segunda esposa Nusch, Breton desde España contesta muy afectuoso mostrando su deseo de verle pronto. Todavía desde Vézelay. Tzara escribe una larga carta, comenta las actitudes ante la URSS de Gide y Coctaeu, afirma que querría viajar un par de años porque París se ha convertido en una ciudad “sorda y viscosa” y una nueva desavenencia no admite como Breton mantiene que el surrealismo comenzara en 1929 con los Campos magnéticos, “obra netamente dada” y se remite a lo ya expresado en su Ensayo sobre la situación de la poesía publicado en el número 4 de diciembre de 1931 en El Surrealismo al Servicio de la Revolución. Aun así reitera sus deseos de verse y se despide en afectuosos términos. Breton contesta disculpando ese malentendido y declara no haber pretendido pasar por encima de dada, y le cuenta sus complicaciones sentimentales, Valentine Hugo ante su indiferencia se había intentado suicidar.
Se desata una última tormenta, Tzara el 20 de diciembre de 1932 escribe con el encargo de que sea comunicado al resto de surrealistas el siguiente texto :
“ 1) Es intolerable que se me exija justificarme por una muy grave acusación y que, incluso antes de que haya tenido lugar reunión alguna, se me insulte por teléfono.
2) Considero haber actuado de buena fe con todos los surrealistas y que impedir de esta manera de explicarme es un procedimiento indigno e innoble.
3) Considero individuos mezquinos a todos aquellos que emitieron un juicio sobre mí desconociendo las condiciones sicológicas y materiales en que se produjo el hecho que se me reprocha.
4) Me pongo a disposición de cada uno para proporcionar todas las explicaciones necesarias.”
Un día después Breton se dirige a Tzara en estos términos:
“ 1) Es censurable, en efecto, que ante todas las injurias me haya encolerizado al teléfono y os haya lanzado algunos insultos : intentaré a continuación expresar públicamente qué cuestiones me han hecho perder la sangre fría.
2) Nunca ha sido mi idea impedir expresaros, al contrario.
3) Espero conocer las condiciones sicológicas y materiales de que habláis para hacerme una opinión definitiva.
4) Os pedimos que paséis mañana miércoles a las 6 en punto por la Avenida Malakoff *. ” En el número 57 de esta avenida tuvo su domicilio Breton durante una temporada.
En enero y febrero de 1934 Tzara escribe dos largas misivas, en la primera expone su rechazo a la exclusión de Dalí, que se llevaría a cabo cinco años después, debido al rechazo que Tzara siente por los sistemas cerrados y a las “enormes” aportaciones del método paranóico-crítico y dando por supuesto que la calidad surrealista podrá transformarse dialécticamente en cantidad y no al revés. En febrero expone que tras reconocer que el racismo de Dalí le parece escandaloso, le recuerda los ataques del mismo tipo que él le lanzó, y que, en todo caso eso afecta al pintor y se niega a que esa crisis que solo concierne al pintor se generalice a todo el surrealismo.
La última carta que Breton envía Tzara como respuesta y que pone fin a su correspondencia está fechada el 20 de diciembre y escribe “Si tuvieses un poco más de inteligencia, te daría cuenta de que mis cambios de humor no afectan la estima y el afecto que te profeso”, una de cal y otra de arena como corresponde a un carácter voluble e insufrible como afirma la propia Valentine Hugo.
Tardaron estas cartas en salir a la luz por imposición testamentaria de Breton, y ahora 50 años después de su fallecimiento constituyen los unos documentos fundamentales para explicar y comprender todo lo que ocurrió entre las postrimerías de dada y los inicios del surrealismo, Henri Béhar termina el prologo del libro recopilador de esta correspondencia con esta valiente contundencia «Al releer este intercambio epistolar más detenidamente, no deja de extrañarme el silencio de críticos e historiadores acerca de su contenido».
Creo que toda esta documentación es suficientemente esclarecedora, y que no admite discusión, acerca de la evolución de las relaciones entre estos dos grandes poetas, mal que les pese a algunos fieles adoradores del surrealismo.