T R I S T A N T Z A R A

EL DOMADOR DE ACRÓBATAS




PRÓLOGO

El hombre del monóculo, el terrorista que llegó de Zúrich, el inventor de Dada, el domador de acróbatas, con todos estos apelativos ha sido bautizado por otros tantos estudiosos una de las personalidades más influyentes en el mundo del arte y cuya trascendencia llega hasta nuestros días, me refiero a TRISTAN TZARA

Provocador. Teórico dada-surrealista y militante comunista-antifascista. Dandy sobrio y elegante, de gran inteligencia y corta estatura, con un halo especial para posar en las fotografías. Defensor de su individualidad, siempre se sintió un hombre libre, solitario, recalcitrante y escurridizo pero socialmente muy bien relacionado. Profeta literario y vidente creador, activista político e instigador artístico, conferenciante, ensayista, dramaturgo, poeta, coleccionista de arte….aún está pendiente de valorarse y de ser recuperado. Siempre fiel a sus sentimientos idealistas juveniles y profundo creyente en la revolución, a partir de la destrucción de la hipocresía social y la reinvención del propio ser humano.

Nació en Moinesti el 16 de Abril de 1896, su infancia en Rumanía es un misterio celosamente guardado. En las fotos de la época aparece siempre con aspecto serio y bien vestido. El padre después de trabajar en la industria petrolera tuvo un negocio forestal. Aun señalados, como todos los judíos, no se aprecian influencias de ello en su educación. Su hermana “una calamidad”, así la llamaba él, su padre un hombre intransigente y su madre su adorada confidente. Formado, como mucha juventud rumana, bajo la influencia de la cultura francesa, hace sus inicios poéticos en la revista Simbolul, fundada por él y su inseparable amigo Marcel Janco en 1912. Reniega de sus Primeros poemas firmados como Samyro y que sin embargo fueron publicados en 1934 en rumano y poco antes de morir, en 1963, en francés.

Durante la adolescencia se sucede un vertiginosos proceso de maduración personal como atestigua el hecho de que ya en 1913 adopta el seudónimo que utilizará toda su vida Tristan Tzara. Como estudiante, aunque hizo un bachillerato científico, pronto se sintió atraído por la literatura, en las vacaciones de verano leía a Nietzsche, se iniciaba en el deseo carnal, ésta época fue recreada en su novela inacabada Hagan juego.

Publica algunos poemas en revistas, descubre a Whitman, a Rimbaud, es influenciado por el poeta alemán Christian Morgenster y sobre todo por Urmuz, profeta protodadaista, legendario personaje adorado por Ionesco. Terminado el bachillerato en 1914, quiere estudiar Matemáticas y filosofía, pero el ambiente familiar y la mediocridad social le hacen soñar con viajar (huir) como relata en la novela autobiográfica inacabada antes mencionada. Y sigue a su amigo Janco que ya había salido hacia Zúrich.

Tras su llegada inicia un época bohemia, marcada por los excesos y el hastío existencial – “l´ennui” de Baudelaire -. Zúrich, toda Suiza, haN pasado de ser solamente un centro financiero a acoger refugiados ¿políticos? que huyen de la guerra, muchos de ellos creadores y artistas. Tzara está triste, rechazado como inmigrante extranjero, ya da muestras de su bárbaro individualismo contracultural, en palabras de Huelsenbeck. Recorriendo los locales nocturnos en los que Janco canta para sobrevivir, se encuentran con Hugo Ball. Éste, como narra en sus diarios La huída en el tiempo, tiene el proyecto de abrir con su mujer, la bailarina y cantante Emmy Hennings, un centro de diversión artístico. Encuentra un viejo albergue, según el biógrafo de Tzara, François Buot, no una lechería como propaga alguna de las mútiples aporías, se llamará el Cabaret Voltaire, lo que comenzó siendo una fiesta se convertirá en una revolución. Se inaugura con cuadros de Arp, obras cubistas y futuristas, hermosas mujeres de los ballets rusos, atmósfera de burdel (Aragon). Aglomeraciones en la entrada y Tzara en su papel esencial como deslumbrante foco central.

El inicial descontrol del jolgorio deriva hacia la protesta radical. Se escuchan textos de tribus africanas y oceánicas recopilados por Tzara, que los interpreta junto con los recién incorporados Baader y Huelsenbeck ataviados con máscaras de Janco. El hallazgo de la palabra Dada se la atribuyen Ball, Huelsenbeck y Tzara, si bien se le asigna a éste último la leyenda del cortaplumas deslizado al azar entre las páginas de un diccionario, corroborada irónicamente por Arp que añade que el dato solo puede interesar a los profesores españoles, refiriéndose, parece ser, a Picabia. Además del origen de la palabra Dada existe otra leyenda propagada por Dominique Noguez que aclaro, Tzara y Lenin, aun siendo vecinos, solo coincidieron en el Cabaret una vez y la partida de ajedrez, que quizás tuvieron, fue en el café La Terrasse.

Cerrado el Cabaret, por orden de las autoridades, tras la ruptura entre Ball (idealista-metafísico) y Tzara (individualista-cínico), en palabras de Hans Richter, Tzara asume el liderazgo, continúa con su frenética actividad y en sociedad con Walter Sernet organizan sus provocaciones desde el 16 de abril de 1916 en la Sala Zur Waag. El futurismo les ha decepcionado. Aún bajo los auspicios del Cabaret, comienzan las publicaciones dada, fundamentalmente de textos leídos o representados en el local, por ejemplo la plaquette-partitura del mítico poema simultáneo L’almiral cherche une maison à louer. Se editan tres números de la revista Dada, el último recoge el Manifiesto 1918, uno de los escritos más demoledores de la historia de la literatura, fue un golpe maestro que traspasó fronteras y convirtió definitivamente a dada en un movimiento internacional y a Tzara en un mito.

Siguiendo en su expansión internacional, Tzara persiste en su labor difusora, mayoritariamente epistolar, aprovechando el impulso de la fama del Cabaret, que a pesar de su efímera existencia se había hecho universal. La llegada de Picabia con su insolencia burguesa, aunque su estancia solo fue de tres semanas, supone un aldabonazo que sustituye la ausencia de Ball y de Huelsembeck, que había regresado a su Alemania natal. Juntos confeccionan el número 8 de 391, la revista que dirigía el hispanocubano. Tzara, con su gran intuición y talento empresarial, establece los cimientos de un anti-arte poético, liberado de las cadenas sintácticas, de las imposiciones gramaticales y de cualquier discurso lógico, con la provocación como emblema. Sin embargo todavía no es el momento de ir a París.

Entre los poetas con los que establece correspondencia esta Apollinaire, ambos se profesaron mutua admiración y van creciendo en Tzara sus deseos de conocerle e ir a París, hecho que no llegó a consumarse por la temprana muerte del “poeta asesinado”. Muestra de ese afecto post-mortem son los ensayos que le dedicó y el celo con el que conservó las galeradas de Alcools que autentifican la definitiva desaparición de los signos de puntuación. También Max Jacob fue otro de los que entabló relación epistolar, todo eran preparativos para crear expectación antes de su instalación en París. Max, amigo de Picasso y parece ser el que inventó el nombre del Bateau-lavoir enfría los ardores juveniles de Tzara. Es una auténtica pena la desaparición de las cartas que ambos se cruzaron. También Max murió prematuramente.

Continúa la aventura editorial iniciada tras el Cabaret con la publicación del que pudiera decirse fue el primer libro dadaista : La Primera Aventura Divina del sr. Antipirina, apareció en 1916 con grabados de su íntimo e inseparable Marcel Janco, en él patentiza la supresión de la discriminación entre géneros literarios. El texto fue leído el 20 de Marzo de 1920 en la Maison de l’oeuvre. Dos años después aparece 25 Poemas, com un precioso grabado en la portada obra de Hans (o Jean) Arp. Escrito en Zúrich, recoge gritos, ruidos, poemas negros y fragmentos de noticias de prensa y es utilizado como carta de presentación acompañando las misivas que envía a galeristas, poetas, libreros, etc…de París y tiene una recepción bipolar, admirado o vituperado. Entre los que muestran su admiración se encuentra nada menos que Jean Cocteau, que acababa de estrenar Parade, música de Satie, vestuario de Picasso y con los ballets rusos de Diaghilev, donde bailaba la que luego fue primera esposa de Picasso Olga Sacharoff, quienes fueron presentados por el propio Cocteau que, en definitiva, podría considerarse el centro de lo que se dio en llamar “ LeTout-París”. Sin embargo, advertido por Picabia y el grupo de Breton que nunca vio con buenos ojos este “dadaismo mundano”, Tzara recela.

A Zúrich no habían llegado excesivas informaciones sobre Alfred Jarry, cuando, al llegar a París, Tzara lo descubre como genio del humor y del absurdo, lo convierte en su autor fetiche, se dedica a coleccionar todo lo que tiene relación con él, incluído un abanico con dedicatoria a Mme Rachilde. A partir de entonces lo considera como el gran profeta protodadaista.

André Breton y Louis Aragon se conocieron como médicos auxiliares durante la primera guerra mundial, a ellos en breve se les uniría Tristan Tzara, este triunvirato regiría, en cierta manera, la evolución de la la poesía durante los lustros siguientes. Aragon da a conocer Los Cantos de Maldoror y las Poesias de Lautreamont, Breton los escritos de Jacques Vaché, su admirado y nunca olvidado amigo muerto en plena juventud que junto con los 25 Poemas de Tzara serán las lecturas preferidas de numerosas y largas veladas. El amplio y exhaustivo envío de correspondencia de Tzara además de crear el suspense y preparar su llegada a París, esconden su angustia y su soledad y ayudan a hacerle más soportable su aislamiento.

El 17 de Enero de 1920, un joven rumano de 24 años llega a la estación de Lyon en París, se llama Tristan Tzara, a pesar del empeño en crear expectación ante su llegada, debido a alguna confusión, nadie le espera en la estación y se presenta en la calle Emile Auger, domicilio de Germaine Eveling por aquel entonces compañera de Picabia, que se va a convertir en el primer centro de operaciones de la explosión dada. La primera sesión matinal del grupo de la revista Litterature, celebrada el día 23, tiene como protagonista sorpresa a Tzara que despliega todas su dotes y asombra y deja estupefacto a todo el público asistente, ¡continúa el desarrollo de la revolución dada!. Esta “première” se celebró en el Palacio de las Artes de la calle San Martin y mantiene la provocación como método para consolidar a dada como máximo exponente de la liberación individual y de la revolución de los conceptos artísticos. Su programa está ampliamente documentado, intermedios musicales a cargo del grupo de los seis que lideraba Satie, cuadros de Léger, Gris y Chirico, sin embargo es la obra Doble mundo con el celebérrimo juego fonético LHOOQ (ella tiene el culo caliente : es una calentorra que diríamos en castellano) el más insultante. Aragon lee un poema de Tzara, éste repite un discurso de Daudet en el Parlamento, el público se encoleriza, un director de periódico grita ¡al paredón!, parece un calco del escándalo romántico de Hernani. ¿no es dada el hijo predilecto del romanticismo?. El “monstruo”, como es denominado, comienza a aterrorizar.

El domicilio particular de Francesc y Germaine es el lugar elegido para conspirar y trasnochar, allí se cuecen todas los escándalos por perpetrar, todo tipo de absolutas gamberradas, etiquétese a gusto del lector, se llega a anunciar la participación de Chaplin en un acto dada. Picabia, hombre de posibles, financia el Boletin Dada. Tzara, empresario de sí mismo como escribe Pierre Massot, despliega todo su arsenal imaginativo, su instinto publicitario y sus dotes frenéticas de activista provocador basándose en la improvisación y en el humor. Pero no es un hogar familiar el sitio idóneo para este tipo de actividades subversivas, por eso se trasladan al Certa, recién inaugurado por Cocteau, que se convierte en su centro de operaciones. Allí, entre lo más selecto de la intelectualidad parisiense, Tzara da sentido al sinsentido, controla el azar, el azar provocado.

Desde estos elitistas santuarios se preparan las batallas que luego se desencadenan en diferentes lugares, por ejemplo en La Closerie des Lilas (lástima de temporal de lluvia) e incluso se trasladan a los barrios. El día 27 de Marzo, catorce años después de que Jarry representara Ubu rey, en el mismo teatro de la Maison de l’Oeuvre, entre otras intervenciones, Tzara presenta una versión adaptada de la Primera Aventura Divina del Sr. Antipirina, interpretada por los propios dadaistas. Un crítico lanza ya la idea de la existencia de dos tipos de dadaistas, los diletantes que guardan las distancias y los inmoderados partidarios del escándalo total, idea, y no es casualidad, que años más tarde hace suya André Breton. Entre los “extremistas” se alinean Tzara, Picabia, Ribemont- Dessaignes..

Un movimiento que se quiera completo requería una editorial y unas publicaciones propias, como Tzara había hecho en el Cabaret. Así, con los apoyos de Soupault, Picabia y René Hilsum se inaugura, en uno de los barrios más elegantes, y con una exposición del propio Picabia, el salón-librería Au Sans Pareil. El reguero de pólvora sigue extendiéndose. La primera publicación en aparecer es Cine calendario del corazón abstracto, de Tzara con ilustraciones de Arp, paradójicamente no es una obra genuinamente dada, el verso respeta la sintaxis al mismo tiempo que se potencia el valor sorprendente de la imagen.

El 26 de Mayo de 1920 dada “asalta” la Sala Gaveau, templo de la música clásica. Tristan está en su apogeo, exultante, avanza frenéticamente, por inercia, sin frenos, a tumba abierta, como nos relata Buot, biógrafo de Tzara. Ante lo más granado de la cultura parisina el escándalo es histórico. A pesar de que, según quedó demostrado en la previa tormenta de ideas, éstas eran escasas y reiterativas, los dadaistas se cortan el pelo, globos flotan con los nombres de celebridades, intento averiguar el sexo de dada, etc. etc..algunos anuncian ya la muerte del delirio dada. Para refutar tal infundio Tzara pasa un verano de entretenimiento y diversión confeccionando mil “pegatinas” que difundió, por bares, urinarios y paredes de la ciudad, con textos entre hilarantes y corrosivos. A final de Junio preparaba viaje de visita a su país.

Regresa pasando por Zúrich, se instala en casa de Maya, el ambiente no es el de unos años antes, Picabia le reclama a París y le da cuenta de las andanzas de un Breton sin escrúpulos hacia la creación de un movimiento propio, por todo ello Tzara se decepciona y regresa a su país, una de sus escasas visitas, allí el choque emocional y cultural le impacta y huye despavorido hacia Grecia e Italia donde contacta con Prampolini y Evola que publican la revista Noi y posteriormente Bleu, que lanza el grupo dadaista de Mantua. Reclamado también por Éluard, regresa a París.

Breton anda perdido, la editorial Au sans Pareil no salió como se pensaba, pero Picabia y Tzara se bastan y sobran, en Enero de 1921, todos los dadaistas se ponen de acuerdo, caso excepcional, y boicotean una conferencia de Marinetti, el 14 de Abril se realiza un “trabajo de campo”, la visita a San Julian el pobre y en Mayo en la Galería Montaigne se organiza el Salón Dada cerrado por escándalo a los pocos días, inmediatamente después se produce la dolorosa e irreparable ruptura con Picabia. El día 10 de Junio se representa la obra teatral de Tzara Le coeur à gaz. Se inaugura una exposición del propio Picabia, con un público escasamente dadaista, mayoritaria y maliciosamente escogido por él, convocó a la vez a los enfrentados Cocteau y Breton. para reanudar la provocación dada, otro apoteósico escándalo. Ya horas antes la policía y el público se arremolinaban en las aceras, la prensa se hizo amplio eco y se alcanzó el efecto publicitario deseado. Tzara, exultante, avanza frenéticamente, por inercia, sin frenos, a tumba abierta.

Tras una temporada sin reuniones en el Certa, cuartel central de Breton, éste retoma su actividad, se organiza también en la galería Au san Pareil la primera exposición de Max Ernst y se comienza a preparar la gran pantomima del Proceso a Barrés primer enfrentamiento público grave con Tzara, quien burlón comienza cantar “La canción de un ascensor / que llevaba a dada en el corazón / tanto fatigaba su motor / que bajaba dada con el corazón.” También el Gaya cuenta con una gran actividad nocturna en los ambientes bohemios de Monparnasse, entre sus asiduos el grupo de músicos de Les Six con Satie al frente y también Cocteau que continúa sus escarceos con dada.

Salvaguardado Dada tras la superación ¿victoriosa? de la farsa, Tzara recibe noticias de Maya, contento se reúne con ella, pero no en Zúrich, deciden quedar en Praga y tras unos días en la Bohemia checa, viajan al Tirol austríaco, se juntan a ellos Ernst con su mujer y Arp, juntos elaboran el panfleto Dada al aire libre, Éluard colabora con un poema, Breton se demora casualmente y no se cruza con Tzara, se acaba el verano de 1921.

Mientras, había llegado a París Man Ray, que se instala en casa de Marcel Duchamp y va convertirse en el suplente de lujo de Picabia, se produce el flechazo y se conforma un pleno de la cúspide dadaista, Ray, antes de inaugurar su exposición, realiza la mítica fotografía de Tzara en una escalera con una mujer desnuda de fondo. La colonia americana que había llegado a Paris es de un calibre impresionante, Gertrude Stein, Ezra Pound, John Dos Passos….en Montparnasse se habla inglés.

El Gaya, por contra es víctima de su propio éxito, su propietario con gran criterio empresarial y la ayuda de algunos mecenas, Cocteau anda por ahí, inaugura Le boeuf sur le Toit, título de una farsa a la que Milhaud, miembro de Les Six, había puesto música. La decoración impactante, en la pared el famoso L’oeil cacodylate cuadro de Picabia, hoy en el Centro Pompidou, que representa en una esquina un ojo rodeado por una frase y la firma de todos los dadaistas. Cocteau llena el local con su cosmopolitismo y sus relevantes amistades, es un cruce de destinos, el ombligo de París.

No podemos olvidar, junto a estas relaciones, la íntima amistad que Tzara mantuvo durante toda su vida con su compatriota el gran escultor Constantin Brancusi, al que dedicó uno de sus escritos y al que la revista Contiporanul de los amigos de Tzara Janco y Vinea dedican un monográfico. Brancusi, gran anfitrión y cocinero, era la visita obligada de todo rumano que se instalaba en París.

En Enero de 1922 Breton lanza la idea de un Congreso de Escritores para la Defensa de la Cultura en París, con el (aparente) objetivo de desprestigiar los anteriores movimientos artísticos y finiquitarlos para construir uno nuevo y erigirse como máximo ideólogo,. En un malintencionado y xenófobo escrito califica a Tzara como “un impostor llegado de Zúrich ávido de propaganda” y le niega la asistencia, en un texto conjunto firmado en febrero firmado por varios artistas invitados, en la Closerie des Lilas, éstos defienden a Tzara y se desmarcan del proyecto bretoniano. Fue una estocada a Dada, se produce la ruptura pretendida desde hacía tiempo, pero Tzara, de alguna manera, sale reforzado.

Sin ninguna intención de enfrentarse a Breton ni de disputarle el liderazgo de un surrealismo aún en gestación, intentando repetir los buenos recuerdos del verano anterior en el Tirol, Tzara regresa a Zúrich, esta vez sin Maya pero con Ernst, Éluard y Gala, y luego con Arp y Sophie Taueber, viaja a Colonia y Berlin donde existen importantes focos dada. En el mes de septiembre da una importante conferencia en Weimar y Jena titulada Dada en París, como la imprescindible obra de Michel Sanouillet, y es invitado por Van Doesbburg a intervenir en el Congreso Constructivista de Berlín. Tzara queda fascinado por el ambiente de libertad y tolerancia sexual, estábamos en la época floreciente de la República de Weimar.

Dada se extiende por toda Alemania, además del mencionado grupo de Colonia donde Arp y Ernst exponen sus collages, encontramos en Hannover el torbellino Schwitters con su propia revista Merz y, el más politizado y próximo a los espartaquistas, grupo de Berlin formado por Baader, Huelsenbeck y Hausmann. El mensaje Dada, como un reguero de pólvora atraviesa fronteras, en Bélgica el patético y prematuramente fallecido Pansaers toma decididamente partido por Tzara e influye en Magritte y Mesens, que lanzaron la revista Oesophague. Incluso el voraz espíritu incendiario alcanza a la tradicional España en la que Guillermo de Torre se autodefine como “ultradada” La participación rusa en el movimiento puede reducirse a las actividades de Ilia Zdavevitch (Iliazd), que inventó el lenguaje Zaoum y publicó en esta lengua un poema dramático, Ledentu le Phare, y de su amigo Serge Charchoune, que organizó veladas dadaístas en el Café Caméléon y publicó en Berlín la revista Transbordeur-Dada. El dadaísmo define los museos como cementerios del arte, los tesoros artísticos son cenizas y elabora sus propias obras a partir de nuevos conceptos y con diversos materiales, con trozos de carteles, pedazos de madera, briznas de paja, cuerdas, botones y todo tipo de objetos.

Tzara asiste a ballets de travestidos para recaudar fondos para los artistas rusos, incitado por Marcel Raval, director de la revista Les Feuilles Libres, escribe una novela al uso. La única que escribió en su vida, Hagan juego, es un folletín autobiográfico que quedó inacabado, con este motivo es entrevistado varias veces y muestra su desarraigo por todo tipo de literatura.

Tzara sigue mostrando un aspecto de dandy, siempre con su monóculo como seña de identidad, su dandismo, en apariencia frívolo, está al servicio de la poesía. Un día por mediación de Arp conoció a los Delaunay, Sonia y Robert, que ya le admiraban y con quienes la complicidad es inmediata, forman una verdadera familia y comenzarán a tener proyectos en común. También entabla una profunda y duradera amistad con René Crevel.

En Julio de 1923, Tzara imprime su recopilación de poemas dadasiats Des nos oiseaux, que por extrañas y varias circunstancias no se publicó hasta 1929; este mismo año vuelve a representar con amigos neodadaistas como actores, la obra teatral Le coeur à gaz, el día 6 con un vestuario diseñado por Sonia Delaunay, con un ambicioso y suculento programa en el Teatro Michel, estalla el tercero y más violento de los enfrentamientos públicos entre Breton y Tzara que incluso se sintió obligado de llamar a la policía, lo que le valió no pocas críticas, fue tal la violencia de las disputas entre las dos facciones que hasta uno de los actores, Pierre Massot, sufrió la fractura de un brazo.

Tzara había establecido una gran amistad con Nancy Cunard, hija de unos navieros y amante de los viajes, los chicos y la poesía, fue ella la que sugirió el título para la obra teatral más famosa de Tzara : Mouchoir de nuages, Man Ray en una mítica fotografía representó a ambos parodiando una petición de mano.

Gran parte de las aristocracias han tenido veleidades artísticas, y ejercían como mecenas, pero es, cuando menos, paradójico que el “líder” de un movimiento destructor de los valores burgueses, fuese favorablemente acogido por uno de los últimos grandes mecenas parisienses, Etienne de Beaumont, muy amigo de Satie y famoso por sus fastuosas fiestas y bailes de disfraces. Fue él quien dentro del programa de Las veladas de París celebradas en el teatro La Cigale durante Mayo y Junio de 1920 incluyó esta obra de teatro entre otros muchos importantes espectáculos. Fue la confirmación de Tzara como gran autor teatral y su admisión incondicional por parte de la alta burguesía.

La representación de Pañuelo de nubes, esta ficción de teatro dentro del teatro, esta farsa trágica donde maquillaje y hasta cambio de vestuario se realizan en el escenario, constituyó un antes y un después en la trayectoria de Tzara. Obra ya clásica, tras la estela de Cocteau y Pirandello, incluso su acto XII es una revisión del Hamlet shakespeariano, le supuso también el reconocimiento entre los círculos vanguardistas. Su protagonista, el poeta, es la voz inconsciente del autor. Rompe con todo su “teatro del absurdo” anterior de la época dada. Terminada la representación empezaba la vida nocturna, se termina a altas horas en un nuevo establecimiento que marcaría su ritmo…el Jockey, son los inicios de Kiki de Montparnasse, la musa de los artistas de la época. Tzara esta feliz.

Residía en el París de estos años una importante colonia de artistas sueca que incluso contaban con su propio edificio, la Casa Watteau. En primavera de 1925, Thora Klinkwström, modelo de Modigliani, presenta a Greta Knutson y a Tzara en el café de La Cigale, según su propio testimonio el flechazo fue inmediato “antes de terminar la botella de champán ya eran pareja”. Tzara en lacónica misiva a sus padres narra su feliz encuentro y el éxito de su pieza teatral.

Breton y Tzara no habían acabado. Para no volver a las manos, los “guardaespaldas”, Aragon y Soupaul, emprenden en la prensa una campaña de desprestigio, este último maliciosamente escribe “Tzara es desgraciadamente poeta muy a pesar suyo”, Tzara se defiende apoyado por Crevel, y qué mejor manera que intentar reeditar los siete manifiestos, que le dieron renombre eterno y universal, tras un largo peregrinaje por editoriales, logra convencer a Jean Baudry de Ediciones del Diorama.

Tras pasar las vacaciones junto a Greta, ya con el seudónimo Tristan Tzara reconocido por Rumanía, aparecen los famosos textos, escritos entre 1916 y 1920. su recepción es distinta entre unos pocos fieles, y el resto de excompañeros que se adscribirían al surrealismo. No se trata de una vuelta al pasado sino de extraer mejores experiencias para el futuro, Tzara se siente orgulloso y proclama, frente al imperio onírico de las técnicas de escritura automática y de la hipnosis de los surrealistas, que Dada va más allá y amplía hasta el extremo los principios de la espontaneidad. El reencuentro con Picabia le reafirma en sus ideas.

Picabia pone en escena el ballet Relâche con música de Satie y una película de René Claire, como provocación-propaganda lanza un panfleto incendiario Peces voladores, que levanta las iras de las filas surrealistas, pero el 27 de Noviembre y las sucesivas representaciones son generosamente aplaudidas por el resto del mundo artístico.

Entre las diatribas más feroces se encuentra la carta que le escribió Leiris que denosta e insulta salvajemente a Tzara, con el que curiosamente se cruzaba en sus excesos nocturnos y a quien le proporcionó alguna colaboración en la Little Review de Chicago.

René Crevel durante muchos meses intentó el regreso de Tzara al grupo de Cyrano, sustituto del Certa como redil de Breton, incluso le dedicó su obra Détours, fue en vano, Tzara no estaba por la labor, además pasaba los días con Greta y aspiraba a un cambio de vida y huye de París.

En Agosto de ese mismo 1925, ya finiquitado dada, Tzara y Greta se casan en Estocolmo, como la familia Knutson es heredera de una fortuna familiar, matrimonio por interés se murmuraba, les propicia la búsqueda de un terreno para construirse una casa, sus miradas, aconsejados por Thora que tenía su taller en la zona, se dirigen hacia la Butte, la colina de Montmatre, que ya empezaba ser el centro neurálgico de vida y trabajo de poetas y pintores, lo encuentran en la Avenida Junot número 15, en ese solar encargan a Adolf Loos, con el que Tzara había coincidido en Zurich, el diseño de una casa siguiendo los cánones del racionalismo, “art nouveau versus art deco”, funcionalismo frente a ornamento historicista, tiene una amplia fachada lisa y una parte trasera que es un laberinto de escaleras, propiciado por la orografía de la colina, su construcción se demora más de lo previsto, al final terminada, pronto se convertiría en un lugar de reuniones entre los amigos surrealistas de Tzara, una especie alternativa a las de Breton en Cyrano.

Recién casado, decepcionado con muchos de sus antiguos amigos, con una casa luminosa, amplia y confortable, Tzara desaparece de la vida mundana y frívola y se encierra a trabajar. Mientras Breton ensancha su campo de influencia y muestra sus simpatías por la revolución bolchevique y establece contactos con el grupo del periódico Clarté, Tzara silencioso defiende la revolución del espíritu mediante la escritura, como declara en una entrevista a la revista rumana Integral, de Voronca.

Entre otras amistades Tzara frecuenta la de su también vecino el pintor cubista Marcoussis, antaño asiduo al Bateau-Lavoir quien junto con su mujer Alice siente mutua admiración por el poeta y establecen una relación intensa y enriquecedora. El domicilio de los Marcoussis es un continuo desfile de celebridades, y bajo los auspicios de Louis, Tzara emprende en 1928 la publicación de Guía de caminos del corazón con tres aguafuertes del propio Marcoussis. Libro de poemas de amor inspirado por Greta, testimonio de su grandeza literaria y espiritual y retorno a la poesía por la puerta principal, fue unánimemente acogido con calor y devoción.

Hagamos un inciso, retrocedamos en el tiempo para plasmar la importancia de las artes llamadas primitivas en la evolución del arte contemporáneo. Tzara en su ensayo El descubrimiento de las artes llamadas primitivas escribe “…hacia 1907, Henri Matisse, tras haber adquirido en la tienda del viejo Heymann, en la calle Rennes, una estatuilla africana, fue el pionero en atraer la atención de los nuevos pintores sobre éste arte..” Su amigo Marcel Janco se inspiraba en las máscaras tribales para elaborar las que se utilzaban en el Cabaret Voltaire. En estos años Tristan Tzara transcribió y adaptó a nuestro alfabeto y tradujo al francés diferentes cantos maoríes y de las tribus Kinga, Loritja, Ba-Konga, Herero, Totela … etc, que pensaba publicar con el título de Poemas Negros, aun cuando no llegó a ver la luz este proyecto algunos fragmentos se incorporaron a sus primeras obras dadaistas. No es de extrañar que la espontaneidad dadaista y su concepto de arte como actividad del espíritu encontrara plena conjunción con estas expresiones de arte popular. En estos años se abren nuevas salas en el museo de etnología del Trocadero y Tzara se convierte en un ferviente y selecto coleccionista de obras de las colonias y este interés fue secundado por muchos otros, Breton entre ellos.

Tzara se ha vuelto selectivo en su asistencia a fiestas sociales. Llegó a escribir “ me paso el tiempo contando los rayos de sol” y finalmente, seis años después de su impresión, se publica De nos oiseaux, que recoge poemas de su anterior época dadaista. Poco antes en 1927, tras un parto difícil, nace su único hijo Christophe, al que dedica casi todo su tiempo.

A pesar de su solitaria dedicación al trabajo y al cuidado de su hijo, Tzara está al corriente de los acontecimientos en el grupo surrealista. Expulsados desde 1926 por el intransigente Breton en una de sus primeras “purgas”, Artaud y Soupault, ahora son las discrepancias con el Partido Comunista y su órgano L’humanité, las que provocan la primera gran crisis del movimiento, ante esta tesitura, Tzara aprueba las ideas de revolución y compromiso social de Breton, claramente expresadas en el Segundo Manifiesto del Surrealismo de 1929, donde ve reflejados muchos de los postulados dadaistas de total insumision y sabotaje a las ideas constituivas del orden burgués de familia, patria, religión…etc.. y colabora con la revista La Revolución Surrealista con un anticipo del libro en el que está trabajando L’homme Aproximatif, y Breton le escribe una cariñosa dedicatoria en un elemplar de Nadja. La soledad de Tzara, aislado en su quehacer poético, y la necesidad de refuerzo por parte de Breton ayudan a este reencuentro, juntos compran y se intercambian arte africano.

Georges Bataille, a la sazón bibliotecario de la Nacional encabeza un grupo de oposición a Breton y renuncia a asistir al simposio convocado por éste, “demasiados alborotadores idealistas”, le responde, y, lógicamente, siguiendo los pasos de Miró, Ernst y otros anteriores defenestrados, es expulsado del movimiento, junto con Vitrac, Leiris y Desnos y funda la revista Documentos que se convertirá en el órgano de la disidencia surrealista y donde carga despiadadamente contra Tzara, aunque más tarde reconoce su potente expresión lírica. El abismo entre Bataille y el grupo del café Cyrano, con el que en esa época tenía Tzara buena relación, era insoslayable.

Tzara está aislado del mundo, inmerso en la escritura de su libro L’homme Aproximatif y no entra en polémicas que le aparten de su trabajo, esta obra es un largo poema compuesto de 19 cantos, es una introspección lírica, un arreglo de cuentas consigo mismo, ya se había ido publicado en su mayor parte en las revistas de la época, por ello era esperado con expectación. Desde el primer verso “domingo tapadera pesada sobre la sangre hirviente….”, hasta los últimos “he consagrado mi esperanza al desierto oxidado del dolor / al crecimiento pujante de su fervor”, refleja la angustia, la indignación y la desesperación del hombre moderno, castrado por él poder represor del capital, pero también un himno a la libertad y a la fe en el futuro de la humanidad, un texto fundamental entre su extensa producción y obra esencial de la poesía del siglo XX, en la secuela de Trilce de Vallejo, de Altazor de Huidobro, en castellano, o de los Cantos de Pisa de Pound en lengua inglesa. Su publicación por Ediciones La Fourcade en diciembre de 1931 tuvo una acogida excepcional, como muestra un botón, Cocteau escribe : “….este poema primitivo….demuestra que en poesía no existen nunca callejones sin salida y que únicamente son válidas las posturas extremas”. Henri Behar en la edición de las Obras Completas de Tzara escribe, entre otras cosas, “El Hombre Aproximado, aun solitario, es heredero de las multitudes, átomo del cuerpo social, en camino hacia un eterno y azaroso futuro ….” Y Alfredo Rodríguez en su cuidado estudio introductorio que acompaña su traducción, expone la idea de que Tzara es ya conocedor de las teorías de Saussure y elabora este tratado de poesía cosmológica que se corresponde con una poesía filosófica en la que prima la descripción e interpretación del medio natural en el que vive el hombre. El libro se publica en 1931 con una tirada de 500 ejemplares y diez de lujo con un grabado original del Paul Klee.

Aparecen los primeros intentos de hacer historia de Dada, uno, tendencioso de Ribemont-Dessaignes aparece en 1931 en la N.R.F. y provocó una inmediata reacción de Aragon, Eluard y Tzara, que exigieron una rectificación a la revista y auspició una inteligente defensa por parte de Léon Pierre-Quint que escribió “se ha abierto una sima, imposible de rellenar, entre un grupo de escritores que buscan en el mismo límite de las posibilidades humanas para alcanzar en profundidad lo real, finalidad de todo arte, y otros que buscan el entretenimiento del público”. Otra opinión, mucho más fiel y honesta, de Pierre Massot, el del brazo fracturado por Breton, que emociona a Tzara, y el tercero más importante, ampliado posteriormente y hoy obra de referencia para estudiar el dadaismo, obra de George Hugnet. Dada ya ha hecho historia.

A raíz del suicidio de Mayakovsky, vuelve a reavivarse el polvorín del comunismo, se acrecientan las diferencias de posturas y opiniones, entre stalinistas y moderados, entre el PCUS y el PCF, entre L’Humanité y los surrealistas, Aragon es el más cainita, Breton y Tzara más moderados. Curiosamente los surrealistas acaban de cambiar el nombre a su revista, ahora se llama El Surrealismo al Servicio de la Revolución, la negrita es mía. En el número de diciembre de 1931 Tzara publica L’Essaie sur la situation de la poésie” documento teórico donde desarrolla la evolución de la poesía desde su condición de actividad del espíritu pero sin poder desligarla del componente ideológico, poesía medio de expresión. Sin olvidar su compromiso político Tzara es también, hechas las paces con Breton, uno de los surrealistas mas activos y el mediador entre el extremismo político de Aragon, exacerbado tras su asistencia al Congreso de Kharhov y la fe surrealista de Breton.

Este ensayo intenta reconciliar ambos movimientos, el comunista y el surrealista, quizás, cada uno en su ámbito, los más influyentes del siglo pasado : “la importancia de una obra solo es concebible como hito en la continua transformación del mundo”, Para ello es preciso dinamitar todos los conceptos burgueses anteriores, servirse de las palabras únicamente por su fuerza evocadora, inventar un nuevo lenguaje, trabajar el sonido y practicar el collage. Tzara vuelve a ser el maquinista que conduce el tren de la vanguardia, intensifica su amistad con Éluard, conoce a Dalí y debido a su amistad con Gala, la primera mujer de Éluard, visita el taller del pintor en Cadaqués.

El ambiente en el hogar de la Avenida Junot se va haciendo muy tenso, su relación con Greta se deteriora, su carácter hipersensible hace un drama de todo, según confiesa Alice Halicka, la pareja de Marcoussiss, Tzara se refugia en la escritura, regresa a la vida bohemia y se consuela en los brazos de Caridad de Laberdesque, la actriz de la película L’Âge d’Or” de Buñuel, en cuyo estreno participaron los surrealistas, organizados por Tzara, defendiéndolo contra los ataques de la extrema derecha.

Publicado en 1932, pero con textos del más puro estilo dadaísta que demuestran su independencia con respecto al surrealismo, Donde beben los lobos – los ejemplares de lujo incluyen un aguafuerte de Max Ernst – es un poemario salvaje y volcánico con sorprendentes, brillantes y asombrosos juegos de palabras, poesía cósmica y visionaria. Tzara está contento y lo demuestra en su dedicatoria sobre el ejemplar de Breton. La revista belga Diario de los poetas pretende dinamitar esta coyuntural unidad del movimiento surrealista, pero no lo consigue, pronto lo hará el “asunto Aragón”.

Aun cuando en 1934 junto con Crevel, Tzara se une a la Casa de la Cultura fundada por Louis Aragon, nunca estuvo excesivamente cercano a sus ideas, tras la publicación del provocador Frente rojo por Aragon, se abre la caja de los truenos, incluso el órgano del PCF, L’Humanité, hace oídos sordos, Breton redacta un escrito de adhesión firmado por más de trescientos artistas e intelectuales, surrealistas o no. Tzara intenta conciliar surrealismo y materialismo dialéctico, Breton, lógicamente, defiende su movimiento y Aragon se inclina por el Partido. Breton, Éluard y Tzara se intercambian obras con dedicatorias cariñosas, es la etapa de mayor comunión, Valentine Hugo pinta “el cuadro de su vida” retrato de casi todos ellos que ha pasado a la historia, pero poco dura la alegría, el primero en desertar es René Char y poco después incluso Valentine abandona a Breton.

También el matrimonio Tzara se tambalea, se cruzan cartas y mensajes, cada uno intenta salvarse a sí mismo pero la separación es irremediable, Greta se va al sur de Francia, concretamente a Perpignan y desde allí visita al matrimonio Dali en Figueras, Tzara permanece en París y su militancia antifascista, cada vez más acendrada, se traduce en la constitución de la A.E.A.R. (Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios) siempre apoyado por Crevel.

Juntos empiezan una especie de reordenación, de selección de todo lo publicado y escrito durante los 16 años transcurridos desde el inicio de Dada, el balance, aunque no deja de ser un compendio de fracasos y decepciones, impulsa a seguir insistiendo en un camino todavía por explorar, el resultado de dicho trabajo es la publicación de L’Antitête, con un aguafuerte de su fiel y gran amigo Pablo Picasso, en su primera parte reúne textos escritos en la época del Cabaret Voltaire, con el personaje de Aa el antipirina en ese estilo tzarista mezcla de humor y provocación, en la segunda parte confluyen la deconstrucción dadaista y la libre improvisación surrealista. Tzara no va a detenerse, el crítico André Delage escribe de él en Esprit : “…el mejor poeta francés de la actualidad y uno de los grandes herederos de Rimbaud.” Con la publicación de este libro se celebra la ultima reunión nocturna en la Avenida Junot, también se cierra Le Boeuf sur le Toit, todo indica un fin de ciclo.

Crevel y Tzara continúan su militancia y su trabajo en la A.E.A.R., aparece como órgano de la asociación la revista Commune, el inminente ascenso al poder de Hitler en Alemania exacerba las disensiones con los surrealistas, encabezados por Breton, Éluard y Peret que en los siguientes números 5 y 6 de la revista Le Surrealisme au Service de la Révolution expresan sus discrepancias con el “arte proletario al dictado de Moscú” e incluso reproducen el famoso cuadro de Dali Alucinación parcial, con seis imágenes de Lenin sobre el teclado de un piano. Tzara, discreto, no aparece por las reuniones de Cyrano, se marcha a Niza para encontrase con Greta y Cristophe y, a final del año 1934, se les unen Éluard, Nusch y Char. Tzara está escribiendo su próxima obra una mezcla de prosa poética, poemas y fragmentos ensayísticos, nos referimos al trascendental Granos y salvado.

Dalí, fiel únicamente a sí mismo, continua con sus provocaciones anticomunistas, a pesar de su innegable talento y de la importante aportación al surrealismo, su actitud genera una grave controversia en el grupo y deriva en su expulsión. En definitiva el divorcio del grupo se precipita, la brecha originada por las luchas entre socialistas y socialdemócratas, origen de las diferencias entre la militancia antifascista y el surrealismo, se ha cobrado la primera víctima, la siguiente será Tristan Tzara. Se avecinan tiempos convulsos y acontecimientos luctuosos, aprovechándose de las luchas intestinas de las izquierdas, Hitler alcanza el poder en Alemania, la segunda gran guerra se aproxima.

La tensa situación social explota en Febrero de 1934, la extrema derecha busca el golpe de estado mientras socialistas y comunistas pugnan entre ellos y solo éstos últimos se lanzan a la calle. Tzara y Éluard, exaltados, lo hacen en Niza, mientras el grupo de Breton continúa debatiendo el tema de Dalí. Tristan sigue redactando el testamento del surrealismo Granos y salvado, alejado de él desde 1932, en 1935 Tzara confirma el abandono del grupo.

Aunque fragmentariamente publicado en la revista El Surrealismo al servicio de la Revolución, este “sueño experimental”, como lo subtitula Tzara, fue desestimado por varias editoriales, había comenzado la caza de brujas contra él, afortunadamente los editores Denoël y Steele, se lanzan en 1935, a publicar Granos y salvado,en mi opinión una de las cumbres de la literatura del siglo XX. Libro sorprendente, mezcla de teoría y praxis, de prosa y poesía, de sueño y de racionalidad, reflejo de la angustia vital producida por el atroz capitalismo. Máximo pedestal del amor, del humor y del azar este texto esencial, transcribo parte de mi ensayo Aproximando a Tzara dedicado a Granos y salvado, “Esta obra marca un hito y señala el camino de los acontecimientos sucesivos de la creación literaria y artística. Las Notas a Granos y salvado, tan esenciales como la propia obra, ahondan el análisis y desarrollo de las ideas de arte como actividad del espíritu y como medio de expresión, poesía latente y poesía manifiesta, tesis y antítesis, que Tzara consigue esclarecer en síntesis, mediante la dialéctica hegeliana y el sicoanálisis, influenciado por la obra de Carl Gustav Jung, y que sintetiza en un único concepto evolutivo con preeminencia de uno u otro factor según el momento histórico”. En la nota II La reducción de los monstruosos antagonismos entre la sociedad moderna y el individuo hace un magistral resumen del hombre desde el hecho traumático de nacer que da origen a una existencia de represión, castración de los deseos más naturales y la angustia de vivir que ello provoca y que solo puede ser superada mediante una total subversión del orden con sus falsos principios morales y económicos. Transcribo el párrafo final “Es necesario dotar al odio existente contra la sociedad burguesa del antídoto de su término opuesto, la esperanza, en la sociedad del futuro, de ver satisfechos los deseos oprimidos e integrar en el orden síquico las posibilidades dormidas o atrofiadas que constituyen el sentido perenne de la dignidad humana.” Y especialmente La poesía, la transparencia de las cosas y de los seres, la nota V, puede considerarse resumen de pensamiento poético–político de Tzara que aúna vida y obra, objeto y sujeto, acción y riesgo, interior y exterior, fin y medio.

Éluard, en un mar de dudas, regresa a las filas del movimiento, sólo Char y Crevel permanecen junto a Tzara, que se manifiesta partidario de la integración de los intelectuales a las tesis comunistas, algo que Breton, quizás temeroso de perder su liderazgo, rechaza de plano, la secesión está servida, en adelante Breton y Tzara emprenden destinos diferentes. En Marzo de 1935, en una carta dirigida a Cahiers du Sud, Tzara anuncia su ruptura definitiva con el surrealismo.

Sin embargo el momento histórico lleva a Tzara, junto a Crevel, al acercamiento con Unik, Sadoul y Tanguy y a acrecentar su compromiso político y su dedicación a la A.E.A.R, los dos primeros muestran sus discrepancias con la recién inventada etiqueta de “realismo socialista” que consideran como un nuevo academicismo, arte de propaganda, que perjudica el alcance revolucionario de la obra de arte. Pero para la lucha antifascista no es conveniente un enfrentamiento con el comunismo ni con la URSS, con reticencias forman parte del comité de preparación del primer Congreso Internacional de Escritores en París, y siguen con preocupación los sucesos de la revolución minera en Asturias, que iban a ser la antesala del levantamiento fascista de Franco y de la subsiguiente guerra civil española.

Con ocasión de ese congreso tendrá lugar una reunión en la Closerie des Lilas el 18 de Junio de 1935 donde, en un enfrentamiento entre Breton y Ehrenbourg, que fiel al estalinismo soviético pretende no permitir la presencia surrealista, y a pesar de los intentos de Cassou y Crevel, se imponen las tesis del soviético y se produce el suicidio de Crevel y la definitiva ruptura de Tzara con los surrealistas.

La llama antifascista se extiende por Francia, mientras el posibilismo político del PCF preconiza una táctica reformista, Tzara llama a la insurrección revolucionaria. Breton rompe con el partido y pretende un grupo de intelectuales revolucionarios, Tzara considera que el momento histórico exige combatir, aun manteniendo las distancias con las doctrinas de Moscú, y no perderse en burocracias.

Mientras en Francia se aprestan a votar a los candidatos del Frente Popular, Tzara es consciente de que es en España donde hay que hacer acto de presencia, donde el ejército no ha asimilado el triunfo de las izquierdas y se alza el 18 de Julio de 1936, las ilusiones de un cambio radical en el curso de la historia terminan con el desencadenamiento de la cruenta guerra civil. Inmediatamente se entrega a la causa republicana y a recoger todo tipo de ayuda para el pueblo español, constituyendo una Alianza de intelectuales para la defensa de la cultura, de la que llegó a ser secretario. En un primer viaje a Barcelona, con Madrid asediado, el puerto es bombardeado por un barco de guerra de los insurgentes y Barcelona queda a oscuras, según relata Alberti.

Comprometido totalmente en el apoyo a la República española, Tzara organiza el Segundo Congreso de Escritores en Defensa de la Cultura celebrado en Madrid y Valencia. cuya sesión se celebra el 4 de Julio de 1937 en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento de Valencia. Es la época de las purgas al Poum, los troskistas, el asesinato de Nin, los preparativos los hace desde el Madrid asediado, en Francia el frente popular agoniza y ya no se siente simpatía por la causa republicana. Situándose por encima de esta situación, Tzara lee, en la sesión de Valencia del 4 de Julio celebrada en el Salón de Sesiones del Ayuntamiento, uno de sus ensayos más importantes titulado El individuo y la conciencia del escritor. Es una defensa de la poesía como modo de vida y no como una mera profesión u oficio literario. Lo que podría llamarse en términos existencialistas como literatura comprometida. Ya en sus primeros poemas rumanos Tzara escribió Introducción a D. Quijote, y ya jamás abandonará su pasión por España, que le inspiró varios de sus libros (Midis gagnés, Sans coup férir, La face interieur y À haute flamme). Recordemos también que junto con Aleixande, Neruda y Nancy Cunard editan la plaquette Los poetas del mundo defienden al pueblo español, para recaudar fondos para ayudar a la República e incluso en 1951 escribirá su Canto por la muerte de los anarquistas españoles acaecida aquel año en Barcelona.

Además de su compromiso militante con la causa revolucionaria, Tzara no pierde su interés investigador, sus lecturas abarcan desde la filosofía de su época estudiantil hasta otras muchas disciplinas. Junto con Caillois, asiduo a las tertulias de Breton en Cyrano, y Unik, Aragon y Monnerot entre otros, fundan en 1936 el Grupo de Estudios para la Fenomenología Humana, y editan la revista Inquisiciones. Ahondando en sus discrepancias con el realismo socialista, Tzara insiste en redefinir los conceptos de revolución y de revolucionario.

En junio de 1936 ha fallecido su padre, sin embargo por múltiples circunstancias, dificultades financieras, problemas afectivos tras su alejamiento de Greta y trabas administrativas, sigue siendo un extranjero en París, no regresa a Rumanía, aunque envía regularmente algo de dinero a su madre. Como miembro de la Asociación de Escritores antes mencionada organiza una importante reunión que al ser atacada de manera implacable por Breton, tachándola de estalinista, señala el profundo abismo que se ha abierto entre ambos poetas. Viaja dos años después a Praga, para asistir al XVI Congreso del PEN, invitado como miembro por este organismo apolítico de intercambio de ideas artísticas. De regreso a París y ante la definitiva ruptura con Greta, Tzara se traslada con todos sus enseres a un apartamento de la calle Lille, donde residirá hasta su muerte. Está solo y deprimido, los graves acontecimientos que se avecinan le darán nuevo impulso creador.

Durante el proceso revolucionario español abortado por el golpe de estado fascista, Tzara no ha dejado de escribir, “su poesía no sería lo que es, si la guerra de España no la hubiese atravesado como un cuchillo”, y en 1939 publica Sures alcanzados, obra traducida en el último apartado de este libro, también en ediciones Denoël y con seis maravillosos dibujos de Henry Matisse. a resaltar la excepcional pléyade de pintores que ilustraron todos y cada uno de los libros de Tzara. Obra dividida en tres partes, la primera está conformada por quince cantos (ensoñaciones) que alternan prosa poética con sus signos de puntuación y largos poemas en verso libre sin puntuar, entre ellos cabría destacar el canto X, un metapoema según palabras de Henri Behar. Su título Resumen (o compendio) de la noche es definitorio en cuanto a su carácter divulgativo o pedagógico. La segunda parte La Mano pasa cambia el juego onírico y el poeta regresa al mundo exterior, este cambio se opera de manera más evidente en la tercera parte, Cambios prometedores redactados ya durante el desarrollo de la contienda española, surge el Tzara en la lucha contra las cadenas opresoras del fascismo y del capital, señala el punto álgido en su trayecto poético. Incluye su estremecedor poema dedicado a García Lorca En el camino de las estrellas marinas. La cuarta y ultima parte que da título a la recopilación, está claramente inspirada en los sucesos históricos que sufrió nuestro país, como lo evidencian dos títulos, Canto de guerra civil y España 1936. Esta obra resume el transcurso de su vida desde la provocación dadaista, pasando por el surrealismo dogmático hasta el concepto ya desarrollado en Granos y salvado de la angustia de vivir.

Tzara y Greta ya han emprendido el proceso de divorcio, que no les sería concedido hasta 1942, al mismo tiempo estalla la segunda guerra mundial y en Junio de 1940 se produce la invasión alemana. Tzara perseguido por los fascistas del gobierno de Vichy, como muchos otros, se ve obligado a huir de París, deja a buen recaudo sus colección de arte africano y su amplia biblioteca y huye hacia el sur. Las concomitancias de los sucesos personales y políticos patentizan que la vida no es sino una sucesión de sufrimientos, destrozos y fracasos, escribe La huida, que no sería publicada hasta 1947, una vez acabada la guerra, como todos sus escritos durante la ocupación alemana. Poema dramático más que pieza de teatro, es una obra muy controvertida, unos la ven accesible, otros achacan un retorno al simbolismo, los letristas entre ellos, el texto no deja de ser una expresión personal del éxodo y de la ruptura familiar.

Tras ser detenido en 1941 en Sanary, sigue su largo periplo por Aix-en Provence, pero la costa Azul no es lugar conveniente y se refugia en Souillac en el departamento de Lot, delatado en 1943 por el periódico ultraderechista de París Je suis partout, se incorpora a la Resistencia en la más estricta clandestinidad, pero está en tierra conocida, refugio de muchos exiliados tras la guerra civil española, desde allí colabora en diferentes revistas y periódicos. Tzara sin pertenecer al partido comunista, no se afiliará hasta 1947, sigue sus directrices, siempre ha sido un revolucionario convicto y considera al PCF como necesario para luchar contra el fascismo. A pesar de su “exilio” Tzara no cesa de escribir poesía, de hecho es su época más prolífica, aun cuando todos esos libros no se publicarían hasta la Liberación. La lucha silenciosa de los Tzara, Christophe recién acabado el bachiller se alista al maquis, junto con la de Char (capitan Alexander) y Reverdy deja en evidencia a muchos otros surrealistas. Al sudoeste no llegó el desembarco aliado y la batalla en torno a Toulouse fue ardua. Desde Souillac ejerce de Presidente del Comité Regional de Liberación y de encargado de los servicios de propaganda en Toulouse. Tras la Liberación, la fe en el hombre y en la revolución, que constituye un compromiso personal, le hace, desde 1944, ir de la mano con el PCF y en Toulouse lucha por el renacimiento cultural de la ciudad.

Sin abandonar estas funciones, se ocupa del Comité Nacional de Escritores y, junto con Éluard y sobre todo Aragon, organiza en la clandestinidad la oposición de los intelectuales al fascismo. Tras la Liberación la organización traslada su sede a París. Tzara, ya integrado en la región, permanece en Toulouse donde sigue la incansable labor de promoción cultural, su actividad es un modelo a seguir, publicaciones en prensa y revistas, conferencias, cine club, debates sobre Kierkegard y Heidegger, proyecta la creación de una Biblioteca regional y de un Centro de Estudios Occitanos, región tan imbricada con la cultura catalana, pero el alcalde Pierre Bertaux va dando largas a las propuestas, una demostración más de las luchas intestinas en el seno de la resistencia.

Tzara, agotado, pasa con Christophe unas semanas en una clínica de Saint-Alban, donde escribe Parler seul, que sería publicado en 1950. Una vez recuperado viaja a París y se instala en un pequeño hotel próximo a Saint-Germain-des-Prés, mientras espera le sea reintegrado su apartamento que había sido confiscado por los alemanes. Y en 1946, tras la Liberación y de una sola tacada publica todos los poemarios escritos durante la clandestinidad, Mientras tanto, Señal de vida, Tierra sobre tierra y reedita la obra de teatro El corazón gaseado y los Veinticinco poemas, demostrando el poderío de la poesía por encima de ideologías y guerras.

Con el inicio de la paz, el retorno a París impulsa la actividad social de Tzara, el reencuentro con los amigos en el Flore reaviva los debates entre los defensores de la poesía revolucionaria y el ejercicio del arte por el arte huyendo de lo propagandístico. Tzara, siempre mediador, es instado por Leiris, fundamentalmente, a representar La Huída, el estreno se celebra el 21 de Enero de 1946 en el Teatro Vieux-Colombier, esta vez son los letristas al mando de Isou los que intentan el boicot de la obra. El público es el de los grandes eventos, la acogida dispar, el estilo de Tzara sigue siendo hermético, algunos (Massot, por ejemplo) se lo recriminan queriéndolo atraer hacia el “realismo socialista”. Tzara antes de participar en el debate e intervenir brillantemente en La Sorbona, lo que comentaremos mas tarde, emprende un viaje por los Balcanes y visita su Rumanía natal.

Invitado por poetas amigos, checos y húngaros, con los que había seguido manteniendo contacto a pesar del conflicto bélico, Tzara viaja a Europa Central, envía una carta a su hermana contándole las peripecias de los últimos años pero no concreta su visita a Bucarest. Es éste un viaje oficial, puesto que Tzara forma parte de la delegación francesa que asiste al congreso de escritores yugoslavos, luego viaja a Shopje en Macedonia para dar una conferencia sobre los orígenes revolucionarios de la poesía contemporánea, de ahí va a Budapest donde promete intentar conseguir la implantación del Instituto Francés para proseguir por Bratislava y Praga, y coincide con Havel entre otros, antes de dirigirse a Rumanía.

Después de 32 años ausente, exceptuando las pocas semanas de la estancia de 1922, Tzara regresa a su país, y esta vez visita Moinesti y saluda a toda su familia, es un reencuentro consigo mismo, con su infancia, en Bucarest es agasajado oficialmente, como representante de Francia, e imparte numerosas conferencias sobre la dialéctica de la poesía. Encuentra un país donde todavía existe una oligarquía privilegiada, es la época del rey Miguel, sin embargo los comunistas están ya infiltrados en todas partes, de hecho Tzara es “guiado” en sus visitas programadas. Se reencuentra con viejos amigos, como Sacha Pana, y es seguro que hablarían de Ilarie Voronca, desde muy joven íntimo de Tristan, que se había suicidado poco antes.

Ya en París, es el año 1947, crucial en la vida de Tzara que va a cumplir 51 años, en primer lugar porque es invitado a dar una histórica conferencia el día 11 de Abril en el olimpo del conocimiento francés, en el anfiteatro de la Sorbona, título El Surrealismo y la posquerra, resumen de su pensamiento político y de sus teorías artísticas, es el balance de toda su vida anterior y un ajuste de cuentas definitivo con André Breton. Va a arder Troya, el aula magna se encuentra a rebosar de todo tipo de público, existen dos bandos el bretoniano y el tzarista, se le propone a Bretón un tiempo para el uso de la palabra al final de la sesión, ofrecimiento que rechaza. Nada más comenzar la presentación, Breton increpa a Jean Cassou “nos cagamos en todo esto”, una voz contesta “Breton al Figaro” (periódico conservador parisiense donde había concedido una entrevista días antes) Bretón se sube a la tarima y se bebe el agua del orador, interrumpe el discurso “Tzara hablando de Descartes en 1947” otra voz desde el gallinero suelta “ Y Breton hablando de Breton en 1947”. Tzara echaba en cara a los surrealistas su falta de compromiso y a Breton su deserción, su huida a los Estados Unidos ante la invasión nazi de su país, mostrando también su discrepancias con la dedicación a la ensoñación, al subconsciente de la hipnosis y otros experimentos oníricos, en lugar de pasar a la acción. Fue el último enfrentamiento entre dos ex–amigos que llegaron a odiarse profundamente. Bretón cuestionado por el Letrismo y el Existencialismo queda aislado, si bien siguió ostentando el liderazgo cada vez más autoritario de un Surrealismo en decadencia.

La segunda circunstancia que marcó este año es su definitiva afiliación al Partido Comunista Francés, al que por cierto solo estaría afiliado durante pocos años, hasta la invasión de Checoslovaquia, aun cuando permaneció siempre fiel a su compromiso político. El tercer y último suceso relevante es la concesión de la nacionalidad francesa, ¡por fin!, con más de 25 años de residencia y después de haber luchado, su hijo Christophe incluso en el frente, en la Resistencia. Tras estos acontecimientos, Tzara se retira de la sociedad, pero fiel a su militancia silenciosa y comprometido con la poesía, su vida, se dedica a escribir y, como más adelante veremos, a ordenar todos sus escritos y a analizar anagramáticamente la obra de Rabelais y Villon.

El Comité Nacional de Escritores (C.N.E) se ha institucionalizado entre 1944 y 1948, bajo los auspicios de los comunistas, con Aragon y Elsa Triolet al frente, como presunta alternativa a L’Académie française, Elsa lanza la Batalla del libro. Tzara utiliza su amplia agenda para invitar a intelectuales extranjeros a las reuniones sabatinas, a las que concurren nuevas generaciones de jóvenes escritores atraídos por el ambiente cultural, artístico y mundano en el que Elsa ejerce de anfitriona, pero ignorantes de dada, del surrealismo y de las “vacas sagradas”. Entre los jóvenes poetas asistentes a las reuniones de la calle del Elíseo, Tzara. comunista moderado, entabló amistad con el troskysta de origen egipcio Raymond Alghion, mientras, la guerra fría ha dividido al partido comunista, al menos, en dos corrientes. Las opiniones de Algion son muy reveladoras, habla de un Tzara siempre prudente y desapasionado comunista, “el mejor guía” al que llevó a navegar por la costa azul y con el que compartió tardes en el Flore, donde siempre demostraba su nostalgia por su juventud dadaísta. Janine Bouissonnuse, sucesora de Elsa en el secretariado del Comité relata en 1951 la degeneración de las reuniones y la desmembración del C.N.E “Ya no había debates sobre política, ni sobre literatura ni pintura ni cine…..solo verse deshacerse el Comité ante Elsa y Aragón, e incluso Éluard pontificaba engrandecido….”.

Esta guerra fría se esfumó unos pocos años en El Catalán, bautizado como tal por la asidua presencia de Picasso, amigo del decorador George Hugnet, el primer historiador de Dada y al que incluso le ofreció un papel en la obra teatral El Deseo atrapado por la cola. Es la época del jazz, la bohemia nocturna, “el Todo-Paris” se da cita hasta que, poco a poco, llega la “caza de brujas” ejercida por el comunismo más ortodoxo, Eluard es ya poeta laureado, Tzara se retira al Flore y Alghion tiene que huir exiliado a Italia, la andadura común de los comunistas ha durado poco, hasta 1952.

Entre 1949 y 1950, Tzara rompe su obligado silencio editorial y publica conjuntamente, se repite la circunstancia, las plaquettes Fases, Sin disparar un tiro y Hablar solo. Fiel a su costumbre, desde sus primeros libros, de que un importante pintor colabore en sus obras, éstas son ilustradas, respectivamente por Giacometti, Suzanne Roger y Joan Miró. Propiciado por el editor Adrien Maeghth, el pintor español, con el que Tzara ya mantenía una vieja amistad, realiza 72 litografías excepcionales para una segunda reedición de lujo de L’Antitête en tres tomos y con un estuche. Miró acepta encantado debido a la antigua y estrecha amistad que les unías, pero ante las urgencias de Tzara y por su deseo de hacer un primoroso trabajo le pide tiempo y paciencia. Tras un abundante intercambio epistolar, donde ambos van mostrando su progresivo entusiasmo y acordando exhaustivamente las características de la obra, por fin en el mes de Julio de 1947 dan por finalizado el trabajo y en 1949 se publica uno de los más hermosos libros de artista que se hubieran editado hasta entonces : una obra de calidad y calado excepcional.

Tras arduos esfuerzos Tzara, a pesar de sus dificultades financieras, sigue enviando dinero a su familia y recupera su apartamento de la calle Lille, en él reinstala su estudio con su biblioteca, sus escritos, sus cuadros, sus máscaras africanas y es visitado, con frecuencia, por René Lacôte y Georges Haldas, que preparan un pequeño librito de 200 páginas sobre su obra y su trayectoria vital con una breve selección de poemas, en la prestigiosa colección de la editorial Seghers, Poétes d’aujourd’hui. Con esta edición Tzara entra en el selecto club de los grandes poetas, y hasta la biografía de François Bouot de 2002 fue la única obra dedicada con exclusividad a la figura de Tzara y la primera en arreglar cuentas con Breton. Es el año 1950, Tzara ha envejecido, pero su entusiasmo no ha declinado, la miopía le hace llevar gruesas lentes, ya desapareció el mítico monóculo, cuando recita su voz suena profunda seria y apasionada.

Uno de los mejores y más conspicuos amigos de Tzara fue Pablo Picasso, tema sobre el que he pasado de soslayo, se admiraban recíprocamente, y su relación estrecha merecería una investigación aparte. Tzara dedicó al genial pintor varios ensayos, poemas y conferencias, que aparecen en capítulo correspondiente de este libro. En una de las más importantes, la impartida en Roma en 1953, reafirma su preferencia de la poesía de circunstancia frente a la poesía de las circunstancias. A lo largo de los años Picasso y Tzara colaboraron en numerosas ocasiones, la primera edición de L’Antitête fue acompañada por un aguafuerte del malagueño quién además ilustra con nueve litografías Memorie d’homme, resumen o suma poética de Tzara que asiste embelesado al trabajo del pintor que en Vallauris daba sus últimos retoques a su escultura Hombre con cordero, a la que Tzara dedicó un emotivo ensayo. La crítica, incluso del partido, acogió con entusiasmo el libro y los calificativos elogiosos se sucedieron “protesta mediante el absurdo contra el absurdo de la guerra” , “reflejo de la vida de un hombre que busca a través del tedio, la desgracia, la soledad, de las pequeñas alegrías de la vida, de las guerras y en el incendio, la esperanza razonable en una felicidad posible”, “hermosa prosa extravagante, cínica o bromista ….”(Marcenac), “barómetro sensible del tormentoso tiempo que vivimos pero donde se vislumbra el arco iris” (Gaucheron). Y la última obra publicada en vida por Tzara La Rose et le Chien, poema perpetuo , elaborado en círculos concéntricos giratorios, de ahí su subtítulo, influenciado por Duchamp y su Anémic cinéma, también fue ilustrada por Picasso, que en uno de sus dibujos incluyó un críptico mensaje todavía por descifrar.

Del 5 de Junio al 11 de Julio de 1950, Tzara grabó diez programas radiofónicos que fueron emitidos por la ORTF, habría que investigar en sus archivos. Fueron diez programas en los que se desgranan los contenidos de las más importantes revistas de la vanguardia, documentos de histórica relevancia, cuyos guiones están publicados en el Tomo V de la magnífica edición de las Obras Comnpletas de Flammarion auspiciada por Henri Béhar. Unos años antes de morir, concretamente en 1958 también concedió una importante entrevista a su amigo y excompañero dadaista Ribemont- Dessaignes, en la que hace un repaso de la historia del movimiento y retomando los calificativos que el propio Tzara había expresado en el homenaje a Kurt Schwitters, define al padre de dada como un hombre íntegro, consciente y fiel en su lucha por la consecución de una nueva vida, auténtica y total, esto contradice el concepto de literatura comprometida, tan en boga durante la guerra fría, mostrando claramente sus discrepancias con la doctrina estalinista.

En ese solitario, solidario y silencioso compromiso vital de Tzara, que siempre se enfrentaba a cualquier injusticia o ataque a la libertad, cuando el poeta turco Nazim Hikmet fue encarcelado, organizó un comité en su defensa hasta conseguir su liberación. Sigue demostrando su amor a España y colaborando con el sostenimiento de su partido comunista en su lucha por la causa de la República, aun cuando en los mítines y reuniones adoptaba una discreta y marginal postura.

Llegan noticias de los encarcelados y asesinados en Rusia y de la crueldad de la represión de Stalin, recrudecida durante los últimos años antes de su muerte, se producen las primeras disensiones internas en el comunismo, acrecentadas por las sucesivas invasiones de Yugoslavia y Hungría, fiel reflejo de esta situación es La Face intérieuere, publicada en 1953, donde muestra su ira contra estos trágicos acontecimientos y clama por la llegada de una nueva aurora. Precisamente en 1956 Tzara, invitado a Budapest, en un largo artículo premonitorio, que él sabe que no va a publicarse, denuncia la decadencia revolucionaria y la carencia de libertades y, lógicamente, es reconvenido por Aragon y el Partido para callarse. Tzara queda más solo que nunca, él permanece lúcido e independiente y se arriesga manteniendo su personalidad incorruptible, eso le condena inexorablemente al ostracismo, su hijo Christophe aún recordaba cómo la gente giraba la cara cuando se cruzaban con él. Tzara, renegado, apestado, marginado, desprestigiado por los propios intelectuales….sufre mucho, esto, en contra de su bonhomía natural, le hace reaccionar a veces como un ser irascible y colérico. Sin embargo la historia le da la razón, y ,con motivo de la guerra de Argelia, son 121 los intelectuales que firman una declaración reconociendo el rechazo a tomar las armas contra el pueblo argelino.

George Hugnet tras años de investigación está a punto de publicar La aventura DADA, es el primero de los muchos trabajos que se sucedieron después acerca del movimiento artístico de mayor proyección del siglo XXI, obviamente no el surrealista más conocido y famoso. Para ello en compañía de su mujer Mystille acude con asiduidad al domicilio de Tzara en la calle Lille, estas visitas junto con el trabajo de recopilación de los numerosos documentos, recuerdos y escritos, le proporcionan una gran felicidad, aunque no le gusta ser considerado como “el padre de dada”, tamaña aventura juvenil sigue siendo la pasión de su vida, de hecho el prefacio de esta obra titulado Dada contra el arte lleva su firma. En este repaso final repite los incentivos de siempre, la primacía de la duda demostrada mediante la contradicción y el absurdo, prevalencia del azar y del caos, el ate como modo y no medio de vida, cuestionamiento profundo de la función del arte considerándolo elemento fundamental de la vida, interrelación de técnicas y medios entre las diferentes disciplinas, abolición de los géneros literarios, derivación de la sorpresa hacia el escándalo y la provocación, en definitiva el imperio del amor y del humor como prístinas fuentes creadoras. El 21 de Marzo de 1957 en la Galería del Instituto, cuarenta años después de la aparición de Dada, se celebra una exposición como presentación de la publicación de Hugnet que reúne gran parte de sus actores, como no podía ser menos un grupo de jóvenes tirotea un cuadro de Man Ray……qué mejor demostración de la vigencia de dada que un atentado dadaista contra la historia dadaista.

Nos acercamos a los últimos años de Tzara, ya hemos reseñado la publicación de La rosa y el perro en 1958, ya ha terminado de seleccionar, clasificar, organizar y corregir todos los escritos teóricos redactados durante su vida sobre arte El Poder de las Imágenes y sobre poesía Las Esclusas de la Poesía, que, como casi toda su obra permanecen todavía inéditos en castellano, e incluso como obras exentas en francés. Escribe a su familia sin ser muy explícito sobre la situación política y personal, y prefiere pasar el verano en España aunque no se tiene constancia de su visita.

Tras la última decepción política con la victoria de De Gaulle en el referéndum de 1957, acomete la ingente labor de interpretar analógicamente algunos escritos de Rabelais y de Villon, profundizando en su versificación y lingüística, descubre nuevos sentidos en los textos. Raramente sale de su apartamento de la Cale Lille, solo acude al Flore reclamado por los jóvenes poetas americanos de la generación “beat”.

En 1961 se le concede en Taormina el gran premio de poesía, el único en toda su vida y un año más tarde ve cumplido su sueño de visitar África, cuyas expresiones artísticas fueron objeto de su interés desde muy joven, y viaja a Salisbury, como experto en la materia, a pesar de su estado de salud, para participar en el Congreso para la Cultura africana. El gran esfuerzo le supone un grave deterioro físico, regresa agotado.

En Noviembre de 1963, Madeleine Chapsal. entonces una joven y prometedora periodista de L’Express, le solicita una entrevista, Tzara muy amable responde inmediatamente, unos días antes la periodista había hablado con Breton. Transcribo las palabras de ella : “ Sus directrices eran las mismas, pero sus formas de vivirlas opuestas. Breton se creía un hombre extraordinario, se había forjado una leyenda que defendía a capa y espada….Tzara huía de todo lo que sonase a petrificación, estaba enfermo, por supuesto, pero yo notaba una deliberada voluntad por desaparecer. No por modestia sino para poder gozar mejor de todo, de un instante, de una idea, de una emoción, de una palabra, de un encuentro, de un juego……En suma Tzara era libre, mucho más que Breton. Su mera presencia me estimulaba, me sentía llena de energía…..”.

Ya poco que añadir a este resumen biográfico, solamente un último hecho significativo, su hijo, Christophe se negó a que el PCF se hiciera cargo del sepelio y lo utilizara políticamente. Un exigüo grupo de verdaderos amigos acompañaron sus restos al cementerio de Montparnasse, había muerto, un gran poeta, que revolucionó radicalmente los conceptos artísticos de su tiempo y cuyos principios siguen aún influyendo en arte de nuestros días, porque, por encima de todo, fue un excepcional ser humano, libre, bondadoso y rebelde. Había fallecido el “domador de acróbatas” nombre del personaje que Tristan representó en la Sala Zur Waag el 9 de Abril de 1919 en Zúrich, recién cerrado el Cabaret Voltaire, y si el riesgo artístico se puede comparar con una acrobacia, entonces la función de instigador, de domador fue la constante vital de la trayectoria de Tzara. Pero DADA no morirá jamás y sus premisas : AMOR Y REVOLUCIÓN mantienen plena vigencia.