INTRODUCCIÓN

Con el seudónimo ya oficialmente reconocido por el gobierno rumano, Tristan Tzara, en 1925 con aguafuertes de Juan Gris, edita una de sus obras teatrales más famosas Mouchoir de nuages, drama en quince actos. Esta obra se representó por primera vez el 17 de Mayo de 1924, en el Teatro de la Cigale, durante las Veladas de París, organizadas por el Conde Etienne de Beaumont. (El autor expresa a éste último su gratitud por el gusto y sutil inteligencia que aportó a la presentación de Pañuelo de Nubes.) Como él mismo escribió “el teatro debe ser diversión o poesía”, tras las dos experiencias experimentales Antipirinas y la del “Coeur à gaz”, en la que los personajes, absurdos e hilarantes, se llaman con el nombre de diferentes partes del rostro : ojo, oreja, boca, nariz, cuello, ceja.

Mouchoir de nuages es una “tragedia irónica o una farsa trágica”, donde el protagonista es el poeta, y constituye una vanguardista revisión del personaje de Hamlet, con un monólogo en el noveno acto recitado con el fondo musical de La Violetera, canción que casi seguramente había escuchado en la voz de Raquel Meller, cuplé compuesto por José Padilla durante su estancia en París como director de orquesta del casino. Tras el estreno las críticas son dispares, sin término medio, tremendamente elogiosas o maliciosamente peyorativas, como corresponde a una obra escrita por Tristan Tzara que sigue siendo ese terrorista que llegó de Zurich trayendo la revelación y/o revolución dadaista. Del triunvirato de Littérature, solo Aragon le dio la importancia que merecía.

Ésta cuarta y última obra teatral de Tzara no tiene nada que ver con las tres anteriores donde se dedicaba a la destrucción del teatro tradicional, fueron precursoras del absurdo, sin embargo sus logros innovadores son muy relevantes en la posterior evolución de la representación teatral y de la concepción de la escena.

Los quince actos de la obra se desarrollan sin interrupción, en un escenario donde se cruzan electricistas y actores que se se visten y maquillan a la vista del público esto junto con el hecho de que intervienen tres actores cada uno representando un personaje y y seis comentaristas que interpretan diecisiete papeles diferentes, todo ello configura una auténtica novedad formal que fue reconocida por todos los críticos así como la atmósfera totalmente poética que respira todo el texto, no es una obra dada, Tzara camina ya por otros derroteros, es poeta y a la poesía va a dedicar el resto de su vida.

La escena representa un espacio cerrado, como una caja, de la que ningún actor puede salir. Los cinco planos son del mismo color. Al fondo, a una cierta altura, una pantalla que indica el lugar de la acción mediante reproducciones ampliadas de postales ilustradas, rebobinadas sobre dos rodillos que un maquinista desenrolla a medida que pasan los actos sin ocultarse ante los espectadores.

En medio de la escena una tarima. A derecha e izquierda, unas sillas, mesas de maquillaje, accesorios y vestimentas de actores. Los actores están en escena durante toda la duración de la obra. Cuando no interpretan, dan la espalda al público, se visten o hablan entre ellos.

Los actos se representan sobre la tarima. Al final de cada acto la luz cambia bruscamente para iluminar sólo a los comentaristas; los actores ya no están en sus papeles y dejan la tarima. La luz cambia también bruscamente al final de cada comentario y los proyectores de arriba de los lados iluminan sólo la tarima. Los electricistas y los reflectores están sobre la escena.

Dos ayudantes meten o sacan los accesorios de la tarima. Todos los actores conservan su nombre de pila. En la actual edición los personajes llevan los nombres de los actores que han creado sus papeles. El Poeta, la Mujer del Banquero y el Banquero son los personajes principales. A, B, C, D y E son los comentaristas que interpretan también los papeles secundarios.

En Youtube existe una representación en lengua original francesa sin traducir.

A C T O I

(UN SALON, dos sillones, un teléfono.)

EL POETA ( sentado, un criado le acerca una carta. – Lee:)

Querido Señor:

Aunque los tiempos sean duros y poco propicios a la aventura y a pesar de los avisos que el cielo me envía todos los días en forma de diversas señales, la fluctuación de valores en la Bolsa del corazón, me permito escribirle.

Su último libro me hace confiar en usted. No soy una mujer desgraciada, soy una mujer v a c í a . Hace tres años que me casé, mi marido es banquero, rico, guapo y joven. Apenas le conozco. No me quiere. No le quiero, nos vemos muy de tarde en tarde. ¿Es su riqueza y las obligaciones que conlleva o es mi angustia vital de no poder captar la atención de su mirada lo que nos aleja y nos sujeta a cada uno por separado dentro de un corsé de indiferencia?. Por ello querría verle. Me dirá, espero, si estas circunstancias me otorgan derecho a llenar con otro aliento que el que la ley me obliga mis pulmones ávidos de afecto.

Reciba, etc …”

(Se mete la carta en el bolsillo)

Muy interesante, interesantísimo …

(Telefonea.)

… Moncloa 44-33 : El señor Marcelo Herranz espera en su casa a la señora Andrea Pascal.

(Llama)

Juan si viene una señora, hazla pasar.

(Entra Andrea.)

Siéntese, señora, se lo ruego. Su carta me ha emocionado y al encanto que vuestra presencia irradia se suma el fulgurante resplandor de las cosas que amo. Y concretando más : sólo amo las cosas, su resplandor y su poder de seducción.

ANDREA . – Pero, ¿cómo amar las cosas? Yo creía que las cosas existían para ser manipuladas… eso, señor, debe de ser poesía…

EL POETA. – Sí, las cosas existen para ser manipuladas, pero con amor. Qué quiere que le diga, no amo a los hombres tampoco a las mujeres, amo al amor, es decir a la poesía pura.

ANDREA. – ¡Oh¡ Señor, cuánto ha debido de sufrir usted en esta vida, para llegar a reprimir sus pasiones con una disciplina tan oscura y rutinaria. Pero estoy segura de que en el fondo sus sentimientos son tan diversos como la gama de colores y que sus mezclas son más variadas que las formas caleidoscópicas de la fauna submarina.

EL POETA. – Tanto he llorado sinceramente que he llegado ya a no distinguir las lágrimas verdaderas de las fingidas.

ANDREA.- Qué trágicas palabras. Mi caso es claro, no quiero contarle mis penas, no soy de esas mujeres que van contando sus historias a los poetas, que se convierten en sus “Incomprendidas” … El ansia con que a ello se dedican descarrila muy a menudo en la vía de la coquetería .

EL POETA.- He alcanzado por ello un estado de control de todas las sensaciones, un equilibrio, que, ni siquiera en primavera, podría soportar, sin ser trastornado, el amor de un ser humano; sin embargo no me siento vacío. Al contrario. Quizás sobre esta base pudiéramos buscar una solución …

ANDREA. – ¿Pero cree usted que se pueda vivir sólo, sin desgastarse por nadie en un trueque necesario de atracciones y reacciones? ¿Realmente cree que se pueda vivir sin amar?

EL POETA.- Perfectamente, señora, porque en ese caso la felicidad sería una especie de enfermedad, si no no habría que tomarse de vez en cuando pastillas de amor para alcanzar la plenitud, que sólo es una ficción, señora.

(Se levanta.)

ANDREA.- Quiere hacerme creer que usted mismo no es una ficción. Señor.

(Se levanta.)

EL POETA (Tomándola del brazo). – Cuando yo tenía diecisiete años … (Salen.)

(Golpe de gong. Cambia la luz. Gira el decorado. Durante los comentarios, los actores y actrices cambian su vestido o se maquillan.)

C O M E N T A R I O

C.- ¿Dónde están ahora, el poeta y aquella que él descubrió como una nítida nota de canción en la linde del camino? Están desgranando las historias de sus vidas, como un rosario de guijarros que se dejan caer sobre el camino para encontrarlo a su regreso.

B.- Pero entonces, se hará de noche y no podrán encontrar el camino que habían marcado con guijarros porque, al día siguiente, todos los guijarros se parecerán y todo volverá de nuevo al caos del que cada día intentamos escapar.

C.- Tienes razón, jamás se puede volver atrás por el camino de la memoria. En bicicleta o coche se regresa al punto de salida, pero con un trayecto diferente al que la memoria ha recorrido. Este camino se hunde en la tierra densa con la que se amasa el pan de cada día del cerebro.

B.- Estamos todos sembrados de guijarros.

(Cambia la iluminación.)

A C T O I I

(Venecia)

El AMIGO.- Venecia se pone seria en el crepúsculo. En el Gran Canal las dos filas de dientes de oro de los palacios tienen la distancia exacta de una sonrisa proporcional a la grandeza de la ciudad.

EL BANQUERO.- Me estoy aburriendo…

EL AMIGO.- ¿Por qué no sabe disfrutar con sencillez de esta arquitectura cuyas ínfulas se disuelven en los espejos del agua?

EL BANQUERO.- Me estoy aburriendo …

EL AMIGO.- ¿Y a usted qué le gusta, mi querido amigo?

EL BANQUERO.- No sé, me estoy aburriendo, me voy esta noche. ¡Adiós¡

(Sale el banquero.)

EL AMIGO.- Hasta pronto, espero ….

(El poeta y Andrea llegan en ropa de viaje.)

EL POETA (a Andrea).- Le he prometido que la llevaría por todas partes en búsqueda de su marido y provocar el encuentro del que saltará la chispa que nos indique la dirección a seguir en nuestras investigaciones cerebrales. Mantendré mi promesa…

ANDREA.- Ahora tengo plena confianza en usted y he renunciado a mi propia voluntad. En cuanto a lo de encontrar a mi marido, le confieso que…

EL AMIGO.- (Ve a Andrea). – ¡Ah¡ ¡Señora¡, ¿Cómo está usted?. Estoy encantado de haberla encontrado. Acabo precisamente de dejar a su marido.

ANDREA.- ¿Pero dónde está? ¿Me puede dar su dirección?

EL AMIGO.- Se estaba aburriendo aquí y acaba de salir hacia Montecarlo.

(Salen. Golpe de gong. Cambio de decorado e iluminación.)

C O M E N T A R I O

C.- Creo que Andrea ama a Marcelo, pero ella aún no lo sabe.

D.- Sería triste, porque el poeta no ama a nadie como el mismo ha dicho, sólo ama la pura voluptuosidad que, por mero juego de sutilezas, llama poesía.

B.- No haga demasiado ruido. Nuestros héroes quizás quieran coger el sueño en este compartimiento de primera que les conduce hacia un destino aún desconocido.

(Cambia la iluminación.)

A C T O I I I

(UNA ESTACIÓN)

EL JEFE DE ESTACIÓN (sólo, paseándose).

Una tras otra cae la hora difusa

desde los tumores hinchados de recuerdos y aire

más breve o más amplia según el tedio de la sangre

que merodea sobre frágil canoa alrededor de las nieves

los pistilos se alargan y liban el corazón del paisaje

(Llega el tren : un comentarista imita el ruido del tren.)

ANDREA (entra acompañada de una amiga).- Aquí me paro; viajo así, improviso mi viaje. Pero no veo el cartel. ¿Señor, me quiere decir como se llama este lugar?

EL JEFE DE ESTACION.- Está usted en el Pico de la Consolidación Sentimental, a pocos kilómetros de la frontera, a dos mil trescientos metros de altitud, sobre el meridiano 37, clima agradable, especialmente recomendado por todas las lumbreras médicas para las personas que no tienen ninguna enfermedad. Emociones fuertes y alpinas. Deportes de invierno. Al Pico de la Consolidación Sentimental se le ha apodado como el Himalaya de los Pobres.

ANDREA.- Es encantador, ¿Me puede indicar un hotel?

EL JEFE DE ESTACIÓN.- Detrás de la estación, señora, Hotel

de la Estación y de las dos Terminales juntos, moderno confort, agua caliente y fría, calefacción central, gas, teléfono, electricidad, cuarto de baño; precios moderados.

ANDREA.- Es un lugar que me gusta.

(Sale el jefe de estación.)

Le gustará sobre todo a Marcelo, hay que enviarle aviso.

LA AMIGA.- Todo este país esta pintado por artistas del Prado.

(Golpes de gong. Salen ellas. Decorado e iluminación cambian.)

C O M E N T A R I O

A.- Sería tan amable de pasarme el sombrero.

B.- Tiene usted pintalabios?

C.- Me gusta mucho esta obra.

D.- No me sorprendería que fuera un éxito.

(Cambia la iluminación)

A C T O I V

(MONTECARLO)

SEÑOR PRIMERO.- ¿Es verdad pues que el Banquero perdió toda su fortuna ayer por la noche?

SEÑOR SEGUNDO.- Completamente cierto, sumas considerables. Pero según las informaciones que he recibido esta mañana, este crac no afecta al dinero de sus clientes.

SEÑOR PRIMERO.- ¿Toda su fortuna personal?

SEÑOR SEGUNDO.- Y la de su esposa.

SEÑOR PRIMERO.- Para lo que le daba a ella … usted sabe que no se veían nunca … se cuentan chismes …

SEÑOR SEGUNDO.- Por ahí viene. No le demos la impresión de que conocemos su infortunio, porque con frecuencia este tipo de desgracias, por el mero hecho de hacerse públicas y ser comidilla de todos los corros, pueden impulsar al que las ha sufrido a abandonar la escasa vida que aún anima su esqueleto.

SEÑOR PRIMERO.- Y para evitar el escándalo, su cadáver correría el riesgo de ser súbitamente empujado dentro de uno de esos cajones que adornan los acantilados de aquí, como una carta que la esposa culpable oculta ante la llegada de un aliento humano.

EL BANQUERO (llega muy contento).- ¡Y bien¡ amigos míos, ¿Saben la noticia? Estoy feliz y lleno de esperanza.

SEÑOR PRIMERO.- ¿Tiene la esperanza de recuperar su dinero?

EL BANQUERO.- No, en absoluto, estoy feliz por haberlo perdido. Me pesaba demasiado sobre las venas. Estoy feliz y lleno de esperanza.

SEÑOR PRIMERO.- ¡Ah¡

SEÑOR SEGUNDO.- ¿Y cómo es eso?

EL BANQUERO.- Solamente ahora me he hecho rico.

(Sale el banquero)

SEÑOR PRIMERO.- Creo que tiene intenciones aviesas; piensa que quizás los depósitos que sus clientes le han confiado bastarían para …

SEÑOR SEGUNDO.- No, que va … todos han retirado ya su dinero. Creo más bien que este golpe ha echado un dedal de locura en la combinación de su razón.

(Golpe de gong. Salen. Cambio de iluminación y decorado.)

C O M E N T A R I O

A.-¿Por qué no comprenden que el contenido de una palabra no está necesariamente unido a su sonoridad? El banquero dice : “Soy rico”, cuando es pobre, ya que era pobre cuando era rico. Es rico de vida, ahora que la cartera de su corazón no está llena de esas innumerables tarjetas de visita que el destino deposita con amargura en casa de las personas que, como nunca están en casa, no hacen más que complicar el tráfico del espíritu en las principales arterias de la ciudad y del recuerdo.

B.- El casino le ha hecho un gran servicio, quitándole todo lo que, sin saberlo él, le estorbaba espantosamente. (Cambia la iluminación.)

A C T O V

(UN JARDÍN. Andrea y el Poeta sentados en un banco.)

ANDREA.- ¿Qué piensa usted de esta carta?

EL POETA.- ¿Qué pone al final?

ANDREA.- Dice textualmente : “desde que encontré mi riqueza natural” …

EL POETA.- O sea, desde que perdió su pobreza artificial …

ANDREA.- Sí, vaya, el dinero. “Desde que encontré mi riqueza natural, solo pienso en usted, respiro un aire fresco que hace años no conocía. Me parece que me encuentro en el umbral de una nueva vida, hasta mañana, etc …” Es impreciso, ¿comprende usted lo que quiere? Tengo miedo de repente y no sé por qué. Antes, cuando no le veía, estaba más tranquila. Y desde que usted llegó al Pico de la Consolidación .. hay un secreto, Marcelo, que usted nunca sospechó.

EL POETA.- Esperemos, vamos primero a ver cuales son sus intenciones.

ANDREA.- Serán seguramente muy honestas, pero aun no será una solución de la crisis … porque olvidé decirle que este secreto comienza a darle un sabor al vacío que sentía, y que ya no es vacío …

EL POETA.- Solución … Solución … nunca hay solución; se hagan o no las cosas el resultado siempre es el mismo : al final todos muertos.

ANDREA.- Sin embargo también me gustaría disfrutar de esa despreocupación de quienes no perciben que el tiempo transcurre con una lentitud angustiosa.

EL POETA (Mirando su reloj.) .- Va a llegar en unos instantes. Evidentemente esta involución sufrida en el pensamiento de un hombre que solo mostraba indiferencia y brusquedad hacia su mujer, me parece inquietante, pero lleno de interés.

EL BANQUERO (llega).

ANDREA.- Les presento, Señor Marcelo Herranz … mi marido …

ALIBI (llega) .- ¡He encontrado el collar¡

EL BANQUERO.- Los collares se hicieron para ser encontrados.

EL POETA (a Andrea). – Todos los collares se encuentran.

ANDREA.- Incluso los collares que nunca se perdieron.

(El Banquero lleva a Andrea a un rincón del jardín.)

COARTADA (al Poeta) .- Permitid que me presente : Mac Coartada, detective, investigaciones y fisgoneos, divorcios rápidos, reparaciones, escritos anónimos, vigilancia e intuición.

EL BANQUERO .- ¿Qué debe usted deducir de esta conversación? Os amo…

ANDREA.- Tras años de espera y de soledad, necesito reflexionar.

(Se besan.)

COARTADA.- Perdonen, un asunto muy urgente me reclama en la Martinica.

EL POETA.- Sólo me queda seguiros, espéreme, salgo con usted.

ANDREA (corriendo tras el poeta .) .- Por qué se va tan deprisa … no me abandone ahora, qué haría completamente sola …

EL POETA.- Es lo mejor, me voy, muero un poco … la soledad le enseñará a vivir.

ANDREA.- Pero por qué así tan rápido … querría que conservase un recuerdo … ¿Qué puedo darle? … Tenga este lobo como recuerdo del baile de disfraces durante el que me enseñó a vivir una vida opuesta a la que tenía en mi interior.

EL POETA.- La vida, la vida lleva un curioso disfraz … menos mal que la vida no tiene ninguna importancia. ¡Buenos días¡

(El Poeta sale, Coartada también.)

ANDREA.- (Al Banquero) Se ha ido …

EL BANQUERO.- (Al poeta) ¡Buen viaje¡

(Golpe de gong. Salen. Decorado e iluminación cambian.)

C O M E N T A R I O

EL POETA (Mientras se viste).- Pertrechémonos deprisa para las contingencias del mar y de los Trópicos. ¡En marcha hacia la aventura¡ Los viajes colman las maletas del corazón que el Poeta siempre mantiene abiertas a las vicisitudes del azar y de las fugaces urgencias horarias.

B.- Usted, que ha viajado mucho, Staquet, ¿Qué medio emplea usted para no aburrirse?

C.- Ninguno, viajo.

A.- ¿Cree usted que Herranz viaja también porque se aburría con Andrea?

D.- Yo, personalmente, no podría pronunciarme.

E.- Yo tampoco.

C.- Por eso está mal hecha esta obra. Aunque seamos los comentaristas, es decir el subconsciente del drama, no se nos permite saber porqué el poeta no ama a Andrea.

E.- Sin embargo ella es hermosa e inteligente, la conozco bien, ya lo sabeis.

B.- El hecho de que usted represente sobre el escenario el papel de la amiga de Andrea, no le da derecho a creer que lo sea en realidad.

A.- Pero podría muy bien serlo, fuera de la acción, fuera de la escena, en la verdadera realidad, en su casa, ¿qué sabe usted de eso?

C.- ¡Oh¡ Es molesto, siempre la misma discusión sobre la diferencia entre el teatro y la realidad.

(Cambia la iluminación.)

A C T O V I

(EL MAR. El poeta, el Capitán y Coartada, de pie, ante ellos un cuadro que representa el puente de un barco. Cada uno con un vaso de vino en la mano. Ademanes heroicos.)

EL POETA.- ¡Capitán, qué bueno está el vino¡

EL CAPITAN.- Porque ha suavizado el áspero presentimiento de angustia cuando la aventura se acerca a su destino.

ALIBI.- ¡Capitán, cuán inmenso es el mar¡

EL CAPITAN.- Y seguro si se sabe deslizar entre sus jorobas gelatinosas que se mueven de un modo maravilloso.

EL POETA.- ¡Capitán! ¿Conoces a la mujer?

EL CAPITAN.- Está lejos, siempre está lejos, y solo la distancia la une y la mantiene cerca de usted.

ALIBI.- ¡Capitán! ¿Sabes qué es la muerte?

EL CAPITAN.- Se dice que es el peor de todos los peligros, porque no podemos imaginar el súbito cese de la conciencia que da cuerda al reloj y al tiempo.

EL POETA .- ¡Capitán, cuanta razón tienes!

EL CAPITAN.- El viento, las tormentas, el rescoldo de los cantos, la fe de mi gente, la idea de sacrificio y el peligro han salpicado mi razón de microbios de primavera.

ALIBI.- ¡Capitán! Qué tierno es el sol.

EL CAPITAN.- Pero duro cuando detiene la sangre de los labradores.

EL POETA.- ¡Capitán! Me pesa el corazón.

EL CAPITAN.- Igual que la sangre detenida por los labradores al sol del recuerdo.

ALIBI.- ¡Capitán, tengo hambre!

EL CAPITAN.- ¡También yo!

(Golpe de gong. Salen llevándose el barco. Decorado y luz cambian.

C O M E N T A R I O

C.- Ahora rebobinemos.

D.- Como en el cine.

A.- ¿Qué hacía Andrea cuando el poeta se marchó?

C.- Vamos a verlo.

B.- ¡Bajad el telón del tul!

E.- ¡El telón de la memoria!

( Cae el telón de tul.)

D.- La escena sucede en el apartamento de Andrea.

A.-La imprecisión de las formas no es producto de la ensoñación. Señala, tan sólo, que la escena no sucede en el normal transcurso del tiempo, en la lógica cadena de los actos.

(Cambia la iluminación.)

A C T O V I I

(UN TOCADOR, tras una cortina de tul .)

ANDREA.- Se fue para siempre.

LA AMIGA.- Nunca hay nada definitivo.

ANDREA.- Te voy a confiar un secreto. Amo a Marcelo y lo he amado desde el primer día que le vi.

LA AMIGA.- ¿Y por qué no le dijiste nada?

ANDREA.- Y para qué, si él no me ama … no ama a nadie, lo sabes … su mirada está llena de avezados ademanes aviesos. Sufro … es demasiado tarde, sus modales se han introducido en lo más profundo de mis entrañas. Cada vez creo más en su perfección, que solo puede generar suprema indiferencia. Hay que sobrevolar sobre esta indiferencia por encima de cada gesto, porque, aunque su espíritu esté siempre en movimiento, en cada acción, aporta una capa de desinterés, cual tiempo que entierra al acontecimiento, cubriéndolo con velos de olvido.

LA AMIGA.- Andrea, sabes como te quiero, pero no comprendo por qué deseabas encontrarte con tu marido …

ANDREA.- Yo no entiendo nada, me han lanzado de un acontecimiento a otro como una pelota de tenis, no sé nada de mí misma. Era Marcelo quien insistía … Santiago me abrazó al llegar, Marcelo, muy probablemente creyó que esto podría ser suficiente para satisfacer el miserable amasijo de deseos amorfos que desbordaba el vacío de mi corazón.

LA AMIGA.- Pero Santiago te quiere, al menos es un consuelo. Quizás con el tiempo …

ANDREA.- Nada, nada, sola, completamente sola. El está lejos, no lo volveré a ver nunca … (llora).

EL BANQUERO ( llega) .- ¡Bueno!, ¿qué pasa ahora? ¿otra vez una crisis? … Andrea tranquilícese. ¿Acaso no sabe que mi ternura no conoce obstáculos?…

LA AMIGA.- Os dejo. Hasta pronto, Andrea. Santiago tiene razón, el amor es una función como cualquiera. No es algo interesante … Se instala allí donde se le llama … y se manifiesta en el rincón que se le dispone. Lo demás es romanticismo. Hasta pronto, Andrea.

ANDREA.- Ven a verme mañana.

EL BANQUERO.- La idea de la realidad a la que alude, señorita Romea, salvará a Europa, tanto de crisis sentimentales como económicas.

(Golpe de gong. Salen. Cambian la iluminación y el decorado.)

C O M E N T A R I O

B.- ¡Haced que suba el telón del recuerdo!

(Sube el telón)

A.- Regresemos ahora a la otra realidad , a la verdadera realidad, a la realidad del Pañuelo de Nubes.

D.- Como es el nudo de la obra, ¿no creen que aquí quedaría bien un descanso?

C.- No, el autor no quiere descansos. Opina que el descanso ha matado el teatro.

D.- Prosigamos pues.

A.- A escena para el octavo … a escena para el octavo … a escena para el octavo acto …

B.- Sí, sí, estamos preparados.

D.- ¿Lo has visto? Está en la sala.

E.- Eso no tiene ninguna importancia, van ustedes a arreglarse, lo sé.

D.- Todo se arregla.

B.- Casi todo.

D.- ¿Por qué “casi”? … precauciones del discurso, yo, soy concluyente : todo se arregla …

B.- Éste es el secreto del éxito : sean concluyentes, equivóquense, afirmen siempre y tendrán éxito.

E.- Si tener éxito significa engañarse a sí mismo, robarse a sí mismo aspectos de la individualidad.

C.- ¡Qué filósofos!

A.- A escena para el octavo … a escena para el octavo, vuestro debate no se mantendrá en pie ante el huracán que va a desencadenarse, un poco más tarde, en el drama que aquí se representa.

(Cambia la iluminación.)

A C T O V I I I

(UNA ISLA representada por varias plantaciones con negros, etc.,

pintadas en un cuadro.)

EL COLONIAL (explicando al Poeta y a Coartada con un puntero en la mano).- El negro ya no carga con paquetes exagerados, los deja en la espalda de la civilización. La carreta es arrastrada por dos bueyes. ¿Qué es un buey? Un buey es un animal, normalmente blanco que soporta todo tipo de vicisitudes, no porque le falte el don del habla, sino sobre todo porque está ocupado en rumiar lo que constituye su alimento. Pero volvamos a nuestro asunto. ¿Qué transportan estos negros? Transportan tabaco. El tabaco es una planta de hojas verdes, como el cielo azul. De ahí deriva la expresión moler a palos, estaréis verde como la esperanza.

Grandes peluqueros con grandes tijeras rapan el paisaje. Hay que suponer que la cosecha fue de las más excelentes por el buen tiempo y la lluvia que son nuestros mejores amigos. Las hojas de tabaco son arrojadas un poco por todas partes como los billetes de banco con la acción de la sembradora. Se secan de manera natural. Estas hojas son convertidas en tabaco por algunos agentes de paisano o vestidos de indígenas. Enrolladas y pegadas son puros, cortadas con forma de fideo se sacan cigarrillos y molidas tabaco de liar, últimamente muy de moda.

Los dueños de la plantación son ricachones y los hombres de color muy educados. Véanlo en este cuadro. Está creándose una sociedad anónima con el fin de calcinar los cadáveres de los hombres de color, que, por causa de la lluvia, cada vez abundan más, para molerlos después y vender el producto como “colorete”. Podrá ser empleado por las mujeres, en leves capas sobre la superficie de la piel o aspirado por la nariz. No es necesario haber comprendido el encanto eslavo para adivinar que este asunto es de oro, y que el oro de este asunto es un fuerte viento de efectos y esfuerzos y que, como todos los asuntos que son completamente de oro, producirá mucha plata.

(Golpe de gong. Salen .Cambia la iluminación y el decorado.)

C O M E N T A R I O

A.- Coartada, tras verificar su saldo en el Banco, se coloca una nariz y unos bigotes postizos, y a la vez se pone a perseguir al ladrón. Este ladrón de joyas es muy famoso. Seguramente Coartada lo descubrirá entre los ricachones dueños de las plantaciones o entre los obreros, porque tiene olfato de sabueso.

(Cada comentarista, al dar su réplica, se adelanta en el escenario. Forman todos un grupo compacto. Hacen ademán de seguir al poeta por la sala.)

B.- Y el poeta está buscando un hotel.

A.- Lo encuentra.

C.- Se instala.

D.- Ahora está triste.

A.- Y su tristeza es cada vez mayor.

B.- Se apodera de su cuerpo con su intensa garra.

A.- Porque su cuerpo, ¡cielos¡, se ha debilitado enormemente.

B.- Tras los horribles embates que el mar le propinó, mientras el barco se deslizaba sobre olas gelatinosas, etc … como delicadamente expresaba el Capitán.

A.- El Poeta está sufriendo.

B.- Sí, sufre, pero aún no sabe la causa.

A.- Nosotros la sabremos pronto.

C.- Porque él no tardará con su fantasía,

B.- en canalizar hacia una purísima vía,

A.- su dolor sin causa y sin salida.

C.- ¡Aquí está!

A.- Está en la orilla del mar.

B.- Camina.

C.- Se detiene y suspira.

B.- Hace un gesto que significa “valor”.

E.- Dice da igual,

A.- y avanza hacia el bosque.

(Permanecen en pie, y se agrupan a ambos lados del escenario para escuchar el monólogo. Cambia la iluminación.)

A C T O I X

(UN BOSQUE. En el decorado escrito en grandes caracteres : Monólogo).

EL POETA (adelantándose con un lobo en la mano). – Vivir, morir. A la derecha a la izquierda. De pie, tumbado. Adelante, hacia atrás. Arriba, abajo. ¿Para qué esta gimnasia para un mal que no es corporal? La amo … Si, desgraciadamente, y ¡cuán lejos está! Las islas me deparan muchas sorpresas, las islas, esos platos imprevistos que emergen del oleaje azul, sobre las que se lanza voraz la fantasía a falta de otras satisfacciones más carnales. ¿Y acaso mi corazón no es un enorme restaurante donde todo el mundo come hasta hartarse, sin pagar la minuta ni el 10 % de propina? ¿Y a qué fin? Desearía poder desgarrarme las meninges para ver, como en el interior de un juguete, el mecanismo de mi amor por ella. Yo que nunca amé.

(Guarda el lobo.)

El amor que con sibilinos y perfectos avatares

llamó con tan sutiles penas mis días y mis noches,

a las puertas cerradas del tiempo con dulces ademanes

que no despiertan a los viajeros en los hoteles,

y por el que me creí viudo, por el que lloraba el luto,

que creí arrancado de mi pecho maduro

y lanzado lejos, lejos, por la viril y salvaje

corriente de lodo nupcial, impetuoso y volcánico,

viene hoy a turbar la hipótesis serena

similar al mágico vino que fermenta en la bodega

dentro de mi torpe mente y de mi soledad.

La noche, como una espita, cerraba el ancho tubo

por donde fluye el día, la magnificencia de su luz;

las vidas, grandes y pequeñas, alternativamente,

una vez más sentían el antiguo humo negro

pesar en la balanza de la ensoñación y el sueño

de sus párpados dóciles y cargados de cantos

Y yo, aturdido por el ruido que arrastran sus palabras,

– unas huellas de pasos borradas, en el desierto,

que era mi sino el día que la vi, –

vibrando como su palabra con el sonido del recuerdo,

yo estaba de pie, aquí, intentado medir

el residuo del tiempo que la memoria deposita

a lo largo de su transcurso, las series de raros vocablos,

las perspectivas de imágenes acertadas y huidizas,

triturar estos granos grandes y duros en pensamientos :

harina del cerebro, polvo de este mundo.

La arena, si el viento hostiga su luz,

ciega la alegría de los humildes peatones

y también el pensamiento sobre sí mismo girando

os oculta el fruto y la mentira del torbellino.

Así permanezco pecio del naufragio cotidiano.

El amor me impide la visión del corazón y del cerebro.

Peces rapaces, monstruos de las nubes,

odios, dolores, crisis, miedos,

vicios, microbios y genios malvados,

me golpean, me humillan, me muerden y desgarran

el atuendo preparado con el esmero adecuado

que debía llevar esta noche al baile de la Opera.

Y todo ello por dos ojos azules

y por el té de las cinco que el crepúsculo ofrece en primavera en tazas de porcelana, invisibles como estrellas.

( Tararea La Violetera .- La orquesta toca el tema por lo bajo, y continúa hasta la mitad del acto X.)

(Sale. Cambian la luz y el decorado.)

C O M E N T A R I O

B (Los comentaristas regresan a sus sitios.).- Su canción era bellísima, además de auténtica, puesto que proviene de Sudamérica.

A.- Usted siempre tan frívolo.

C.- Pero, sí, él tiene razón porque evidentemente el poeta ha vestido su desesperación con acento poético o, mejor, humano. Me refiero al instante en que se puso la careta sobre el rostro para ocultarse a sí mismo el lado inverosímil de semejante lenguaje.

B.- Sabe, yo no creo en nada.

C.- Entonces nada tiene importancia, usted puede decir “caucho” y pensar “crisantemo”. ¿Dónde iremos a parar, dónde iremos a parar?

En lugar de felicitarnos por un esfuerzo tan clásico y puro en el que nos fue permitido participar.

B.- Sabe, yo no creo en nada.

C.- ¡Cállese, su escepticismo es estéril!. Póngase en su lugar, él necesita tomar la poesía como realidad y la realidad como espejismo.

B.- En cuanto a mí. si no supiese de antemano el giro que el autor ha dado a la obra no dudaría ni un segundo en proclamar que la poesía es un producto despreciable de la locura latente, y que no es necesaria en absoluto para el desarrollo de la civilización y del progreso. L

A.- Entonces pues el problema se plantea de otra manera y no tenemos tiempo para discutirlo.

(Cambia la iluminación)

A C T O X

(UN RESTAURANTE. El amigo y el Capitán llegan y se sientan a la mesa.)

EL AMIGO .- ¿Qué tal el viaje?

EL CAPITAN .- ¡Bueno!, mar agitado casi todo el tiempo. Marcelo Herrand pasaba el Ecuador por vez primera y su bautizo fue muy divertido.

EL AMIGO.- Mira. A propósito de Marcelo Herrand. Hace un momento, al abrir este periódico, mis ojos se dirigen hacia un artículo extremadamente curioso.

EL CAPITAN .- ¿Un artículo?

EL AMIGO.- No, mas bien una fantasía poética. Estoy casi seguro que bajo el seudónimo de “teléfono”, se oculta nuestro héroe. Voy a leerle algunos fragmentos : “El viento baila de puntillas sobre el mar. Levanta con unos agudos dedos los pañuelos de las olas tendidos al sol. Peina el agua. La pinta de azul. Lava el mar.”

EL CAPITAN.- Es hermosísimo, pero inútil. ¿Quiere pasarme el periódico? (lee : )

Las montañas reciben un paquete de chocolate. La montañas están detrás de las muchachas que se han juntado en la escalera. Las ventanas aún están abiertas. A sus pies se divisan cestas con flores y un perro guardián. Este perro no ladra, está pensativo. La muchacha de en medio de pie encima de un taburete sostiene una carta lacrada en su mano derecha. La mano izquierda descansa sobre el hombro de una de sus hermanas. Están formales …”

EL AMIGO.- ¿Sabe a qué me recuerda esto? Antaño encontré en Italia un célebre cantante que hacía hervir la sangre de su voz en innumerables rendiciones. Nunca pude conocer el motivo de esta extraña ocupación.

C (De pie sobre la silla, grita).- El poeta presa de su amor, o del espejismo de su amor, o de la imagen de su amor, o del amor sin más, regresa a París, y ocultando por completo sus ideas e intenciones, invita a los esposos pródigos a una cena en un restaurante chic.

EL CAPITAN.- Dejémosles su espacio.

EL AMIGO .- Retomemos nuestro papel de comentaristas.

(Salen. La música aumenta de volumen. Suben al escenario, por el fondo y de derecha e izquierda de la mesa, el Maître del hotel y el botones. El Poeta, Andrea y el Banquero entran y se sientan. Para la música.)

EL POETA.- Entonces estaba sobre el acantilado. El sol arrugaba una última vez, antes de desaparecer, sus cortinajes de luz …

ANDREA. ¡Oh! Es fascinante, fascinante …

EL POETA.- Entonces estaba sobre el acantilado … A lo lejos se oían, como cadenas, los ruidos de la maquinaria agrícola que durante la jornada habían encarcelado a los hombres en el miedo al día de mañana, hacinados bajo el cobertizo; el día se acababa…

EL BANQUERO.- ¡Oh¡ ¡Cuánto me hubiera gustado estar allí abajo.

EL POETA.- Entonces estaba sobre el acantilado … Cuando súbitamente, en esta luz sin precedente, con una palidez espantosa, una fiera, una fiera …

ANDREA ( gritando).- ¡Dios mío, le va a dar algo…!

EL BANQUERO.- Esperemos, Andrea, está muy cerca de nosotros …

EL POETA.- … una fiera, se me apareció una inmensa fiera. Se movía lentamente ya que avanzaba en su imprecisión. Yo percibía – inútil reiterar que seguía estando en el acantilado- percibía que cada segundo podía reducir e incluso destruir mi instinto vital. Agarré el fusil y, de un solo disparo, la maté.

ANDREA Y EL BANQUERO (Aplaudiendo).- … Muy bien …Muy bien

EL POETA.- Un largo estertor y no muy estridente. Un estertor de verdad y de muerte. Me volvió la curiosidad; con todo tipo de precauciones, me estaba aproximando cuando …

ANDREA.- ¿Y qué era eso?

EL BANQUERO.- ¿Al final, qué era?

EL POETA.- cuando me encontré una enorme, una inmensa, sólo el clima y la excentricidad de un país tan tejano, podía producir una tan grande …

EL BANQUERO.- ¿Pero qué era al final?

ANDREA.- ¿Qué es lo que había matado?

EL POETA.- Era una flor …

(Una pausa … risas un poco tontas y exageradas de los comentaristas. Exclamaciones : “la poesía es así” … “una flor” … “esto no tiene gracia”, etc.)

EL POETA.- Con la ayuda de Coartada, que todavía permanecía en el país, comencé una investigación. La flor era conocida en la isla desde hace muchos años. Se le denominaba “la Troglodita”.

ANDREA.- ¡Qué país más encantador!. Creo que siempre viví entre la sangre, la voluptuosidad y … las flores. Usted es poeta, usted me comprende …

EL POETA No tenga la menor duda, señora, de hasta qué punto dice usted la verdad, porque si supiese (se levanta, adopta un aire trágico)

Si usted supiese … la cuenta, por favor.

(Suena el gong. Salen. El decorado y la iluminación cambian.)

C O M E N T A R I O

E.- Van al teatro.

B.- Podríamos tratar ahora un precioso problema de tipo general :

Hasta qué punto es cierta la verdad.

Hasta qué punto es falsa la mentira.

Hasta qué punto es falsa la verdad.

Hasta qué punto es cierta la mentira.

(Cambia la iluminación.)

A C T O X I

(AVENIDA DE LA OPERA)

EL POETA.- ¿Le gustan las joyas?

ANDREA.- Las adoro.

EL BANQUERO.- A mí no, no me gustan demasiado, ¿y a usted?

EL POETA.- ¿A mí? …

ANDREA.- Las joyas son caramelos que regalamos al atardecer para en lo que nos concierne.

EL POETA.- Sus reflejos son agujas que las mujeres hunden en la carne de la imaginación.

EL BANQUERO.- Sé que a usted le gustan mucho los vestidos, las telas.

ANDREA.- ¡Ah, los adoro!.

EL POETA.- No me extraña, tenéis buen gusto.

EL BANQUERO.- Las telas se casan con la piel mediante encajes y prolongan los límites del cuerpo.

EL POETA.-. Si, cuando no es una boda razonable, los prolongan y les dan la gracia de las líneas que se encuentran en el infinito.

ANDREA.- La forma ante todo.

EL POETA.- No, la gracia.

EL BANQUERO.- Yo prefiero el color.

(Andrea y el Banquero salen.)

EL POETA (aparte.).- Es extraño, extraño. Ellos no se dan cuenta de la zozobra que dispersa mis ademanes al viento, pero que, esta noche, en el teatro, pelará la piel del caos que rodea la naranja de su siniestra existencia.

(Suena el gong. Sale. Cambian el decorado y la iluminación.)

C O M E N T A R I O

A.- Perdón. Aquí no se comprende en absoluto lo que hacen nuestros héroes en la Avenida de la Opera.

E.- Sí, ya se lo he dicho, van al teatro.

D.- Y no es necesario en absoluto que pasen por la Avenida de la Opera.

C.- Es cierto, se podría haber obviado esta escena.

B.- Podríamos tratar ahora un problema muy bonito de tipo general :

Hasta qué punto es cierta la verdad.

Hasta qué punto es falsa la mentira.

Hasta qué punto es falsa la verdad.

Hasta qué punto es cierta la mentira.

ANDREA.- En primer lugar, le prohíbo discutir unos sentimientos que, siendo dirigidos a mí de una manera tan directa como pública, adquieren en boca de Marcelo aspectos dramáticos y materiales. Le prohíbo preguntarse e incluso debatir si amé a Marcelo o a mi marido ; el resultado de su crítica tendría, quizás durante un segundo, una verosimilitud transitoria, relacionada con una frase brillante o mundana, pero no tendrá peso ni aunque yo misma aprobase el resultado.

A.- Permitidme protestar, señora, porque puede muy bien ser que usted no sepa del todo lo que quiere, y que nosotros, desde fuera de la acción, podamos comprender la voluntad de los Dioses que nos rigen.

C.- Esto se llama el libre arbitrio.

B.- El que decide el resultado en los combates de boxeo.

D.- Somos la palabra de Dios, nos paseamos por la tierra y nos entremezclamos como la palabra de Dios que nos rige con frases elegantes pero sin sentido.

B.- De vez en cuando recibimos puñetazos en el mentón. Son palabras que Dios nos envía para que nos acordemos de él.

D.- Póngase en guardia amigo mío, porque puede que no haga falta contar hasta nueve, su KO será la oscuridad más definitiva que el negro y la noche.

A.- Vuelvo al inicio de nuestra conversación : ¿Qué van a hacer al teatro?

C.- (se adelanta).- Se lo voy a explicar : se representa Hamlet. Se representa Hamlet. Esta obra es una ratonera y una sorpresa. El poeta interpreta a Hamlet. Me preguntareis por qué : pero éste es el misterio del drama. El público inteligente encontrará la clave al día siguiente.

D.- (se sube a la silla).- Con esta clave podremos abrir todo, porque la clave es un huevo; el huevo de Colón, Colón descubrió América, América tiene plantaciones de dólares, los dólares dan tono, el tono es un tono de violín, y el violín es mi pasión secreta.

(Cambia la iluminación.)

A C T O X I I

(LAS MURALLAS DE ELSINOR)

POLONIO.- ¿Qué le ocurre Ofelia? ¿De qué se trata?

OFELIA.- ¡Oh! Señor, señor me asusté tanto.

POLONIO.- ¡De qué en nombre del cielo!

OFELIA.- Mi Señor, cuando estaba cosiendo en mi camerino … se plantó ante mí el Señor Hamlet con su jubón completamente desaliñado, la cabeza sin sombrero, las medias arrugadas, las ligas enrolladas caídas hasta los tobillos, tan pálido como su camisa, entrechocándose sus rodillas y la mirada con una expresión tan patética como si hubiese sido arrancado de lo más profundo del infierno para hacer un inventario de horrores …

POLONIO.- Loco, ¿de amor por usted?

OFELIA.- No lo sé, Mi Señor, pero me temo que sí.

POLONIO.- ¿Qué le dijo?

OFELIA.- Me agarró de la muñeca y me estrechó muy fuerte, luego se separa todo lo largo de su brazo y sosteniendo su otra mano así encima de la frente, cae en éxtasis contemplando mi rostro, como si quisiera dibujarlo. Permaneció así mucho tiempo. Al final, con una pequeña sacudida de mi brazo que hace balancear su cabeza tres veces de arriba abajo, lanzó un suspiro tan profundo y lastimero que parecía hacer estallar todo su cuerpo y terminar con su existencia. Hecho esto, me dejó marchar; y con la cabeza girada por encima del hombro, parecía encontrar el camino sin sus ojos puesto que pasó la puerta sin mirar, y hasta el último instante sostuvo su vista hacia mí.

HAMLET (Entra).

(Sale Ofelia.)

POLONIO.- ¿Cómo le va mi buen Señor Hamlet?

HAMLET.- Bien, gracias a Dios.

POLONIO.- ¿Acaso usted me conoce, Señor mío?

HAMLET.- Perfectamente bien, usted es comerciante de pescado.

POLONIO.- Yo no, Señor mío.

HAMLET.- En ese caso me gustaría que fuese un hombre de honradez similar.

POLONIO.- Honrado, Señor mío.

HAMLET.- Si, señor, ser honrado, al paso que va este mundo es ser un hombre seleccionado para los diez mil.

POLONIO.- Es cierto, Señor mío.

HAMLET.- Porque si el Señor engendra gusanos sobre el cadáver de un perro poseyendo a una carroña, él que es Dios, … ¿tiene usted una hija?

POLONIO.- Tengo una, Señor mío.

HAMLET.- No la dejéis pasearse al sol, la concepción es un buena cosa, pero en cuanto a la forma en que vuestra hija pudiera concebir, … amigo, preveníos.

POLONIO.- ¿Qué entiende usted por eso? (a parte) ¡Encima una frasecita sobre mi hija! ¿Qué lee usted, Señor mío?

HAMLET.- Palabras, palabras, palabras.

POLONIO.- Aunque sean locuras suyas, sin embargo hay ahí algo de consecuente. ¿Señor, le apetece cambiar de aire e ir a otro sitio?.

HAMLET.- A mi tumba.

POLONIO.- Obviamente, eso sería cambiar de aire del todo. Mi honorable Señor, humildemente presentaré mis respetos por usted.

HAMLET.- No puede, señor, presentar nada por mí, desde que me hice acérrimo de la renuncia … si no es mi vida, si no es mi vida, si no es mi vida.

(Sale Polonio.)

HAMLET.- Oí decir que algunas criaturas culpables mientras asistían a una obra de teatro, por la magia misma de la escena, habían sido impactadas en el alma de tal manera que a punto de acabar habían declarado sus fechorías.

POLONIO.- (entra). Mi señor, la reina quiere hablaros y ahora mismo.

HAMLET.- ¿Veis esa nube que tiene casi forma de camello?

POLONIO.- Por lo más sagrado, parece un camello.

HAMLET.- Yo creo que se parece a una comadreja.

POLONIA.- Tiene el lomo como de comadreja.

HAMLET.- ¿O de ballena? …

POLONIO.- Sí, completamente de ballena …

HAMLET.- Así pues, me reencontraré con mi madre inmediatamente …

POLONIO.- Se lo diré. (Sale)

HAMLET.- Inmediatamente es fácil de decir. Ahora podría beber sangre caliente y realizar hechos tan deleznables que el día se estremecería al verlos.

(Suena el gong. Sale. Cambian el decorado y la iluminación.)

C O M E N T A R I O

A.- La noche ahora se ha adueñado del cerebro del Poeta, porque las joyas suenan en sus campanillas y la flor se adensa en sustancia blanda de champiñones.

¿Qué quería? Quería que el anzuelo de su mentira capturase así la carpa de la verdad. Ha llevado al Banquero y a su mujer al teatro para atraparlos en la ratonera. La ratonera es Hamlet. Pero el poeta está equivocado porque el Banquero es el esposo legal de Andrea . Era por otra parte su primer y último matrimonio. Hemos visto que el poeta no es ni el hijo de Andrea ni el sobrino del Banquero, mas veamos que ocurrió:

A cambio del espejismo de la isla, el poeta ha rescatado el fantasma del primer amor de Andrea hacia él.

Es decir :

1º Andrea amaba al Poeta;

2º el Poeta no la quería;

3º nada más salir de la isla, el Poeta comenzó a amar a Andrea:

4º Al regresar a París, advirtió que Andrea no le quería en absoluto;

5º Amaba al Banquero;

6º Por lo tanto el amor de Andrea es el fantasma;

7º El amor de Marcelo es el espejismo de la isla.

Y como consecuencia:

A cambio del espejismo de la isla, el poeta ha rescatado el fantasma del primer amor de Andrea hacia él.

Él mismo es el fantasma y quiere vengarse. El usurpador es el Banquero. Pero como sólo es un fantasma (porque él amaba a Andrea en forma de espejismo de la isla) no puede hacer nada y deja el entuerto a Hamlet. Al carecer de tiempo para buscar y también por “economía, economía”, el fantasma se confunde con Hamlet. El Poeta es, pues, el fantasma y Hamlet a la vez e interpreta ambos papeles. Es la única solución que se puede dar al anzuelo mentira, porque no hay otras, estando claro que los esposos Banqueros son una familia decente, carpa de la verdad, que no tienen nada que hacer con los apolillados Rey y Reina de Dinamarca.

(Cambia la iluminación.)

A C T O X I I I

(UNA CALLE. De noche. Bajo una farola.)

DOS APACHES (entran. Pitidos).

C.- Un señor se pasea por el jardín de las crisis

golpea con su bastón el viento en el molino de los sueños diurnos

EL BANQUERO.- (entra y cruza el escenario).

C.- demuestra el beneficio carnal de la hora exquisita

depositada con estrépito sobre el fulgor de su ocaso y su alba.

(Los apaches asesinan al Banquero y arrastran su cuerpo fuera del escenario.) (Silencio. Un pitido.)

E.- ¡Maldición, maldición!

DOS POLICÍAS (cruzando el escenario).

(Suena el gong, Cambian el decorado y la iluminación.)

C O M E N T A R I O

D.- ¿Era un simple homicidio o había implicado un drama por celos? ¿Habría matado Hamlet al Banquero?

(Cambia la iluminación.)

A C T O X I V

(UNA BIBLIOTECA. En el decorado con letras grandes está escrito : Veinte años después.)

(Andrea sentada en un sillón, de pie a izquierda y derecha sus dos hijos.)

ANDREA.- Desde que el demonio de su atractivo se fundió como un caramelo en la boca, he sentido la paz deslizar su confortable almohadón bajo mi cabeza.

1er NIÑO.- ¿Dime, mamá, tenía talento el poeta?

ANDREA.- Te confieso que no comprendí gran cosa de lo que escribía … Además escribía mucho menos porque no pensaba, quería vivir su poesía.

2º NIÑO.- Evidentemente comprendiste tan poco su vida como su poesía.

ANDREA.- Encontramos el cadáver de vuestro padre en la calle, al lado de una de esas farolas rojas de atención que alumbran a los que reparan las calles por la noche para advertir de sus trabajos a los vehículos y peatones con el letrero “atención”.

1er NIÑO.- En efecto la atención del homicida fue de lo más exquisita. Quería, si puedo expresarme así, que no le ocurriese ningún accidente.

ANDREA.- No era el poeta, no era él, estoy convencida de ello. Sus sentimientos eran de los más nobles.

2º NIÑO.- Si, porque si fuese él, ¿por qué hubiera ocultado el amor a mamá, tanto antes como después del homicidio?

1er NIÑO.- Yo desconfío de la poesía. Para mí es una forma aceptable, mundana de la locura.

En su nombre se puede osar a todo. Además no es en absoluto necesaria para el desarrollo de la civilización y del progreso.

ANDREA (soñadora).- Era tan distinguido, tan ilustre, tan puro, tan bueno …

2º NIÑO.- Pero de quien hablas, mamá, ¿del Poeta o del Banquero?

(Suena el gong. Salen. Cambia el decorado y la iluminación.)

C O M E N T A R I O

C.- el tiempo discurre discurre

el tiempo discurre discurre discurre

el tiempo discurre discurre discurre discurre

el tiempo discurre discurre discurre discurre discurre

gota a gota

gota gota a gota gota

gota gota gota a gota gota gota

gota gota gota gota a gota gota gota gota

D.- Una tortura china

gota a gota

discurre discurre

colma los bolsillos de la razón

que el escultor de Dios dejó sin fondo (qué negligencia)

con las gotas de oro, el dinero del tiempo

y nos sitúa ante el problema de orden general que conocemos

la carrera infatigable de la sangre a la caza del animal infatigable cazado por la sangre la caza a la sangre del animal infinito que pasa. Esto es lo que podemos insuflar a la cara de las velas desplegadas del tiempo que recorren los mares inefables sobre el barco de velas desplegadas y permanentes como el agua y el tiempo que pasa sobre el barco de velas desplegadas que recorre aguas inefables.

(Cambia la iluminación.)

A C T O X V

(UNA BUHARDILLA. En el decorado escrito con grandes letras :

veinte años después.)

EL POETA (sentado a una mesa).- Pongamos un poco más de confusión en nuestros actos : pero con gracia e ironía. Hamlet ( se ríe).

Seamos concisos (hace el ademán de coger una mosca). Cojo una mosca. Una mosca es clara e irónica sin saberlo. Provoca a mis colegas, o sea a todo el mundo. Pero no se da cuenta. Actuemos con la conciencia amplia y sabiendo de antemano lo que nos va a ocurrir. O por el contrario dejémonos llevar por la corriente de lo imprevisto y de los instintos. El Banquero murió asesinado pero no lo sabía. Era como la mosca : no sabía que iba a provocar el recuerdo que dejó en la vida de Andrea.

¿Quién mató al Banquero? Yo lo sé. Impulsad conscientemente la locura al exceso, seréis menos loco que los demás.

LA CONSERJE (entra).- ¡Ah! ¡Ah! Mi buen Señor, es la edad en que se preferiría siempre bajar las escaleras en vez de subirlas. Es duro. Tenga sus cartas.

EL POETA.- Gracias, gracias. Os acordáis de las obras que representábamos juntos.

LA CONSERJE.- ¡Oh, cuán lejos queda todo eso,. Hasta pronto, señor, hasta mañana!

(Sale la conserje.)

A.- Ahora ha llegado Ofelia.

B.- El lago al que intentó arrojarse se heló de muerte y espanto ante la proximidad de su cándida aparición.

A.- Sólo podía encontrar asilo junto al calor que le ofrecía una garita vacante de conserje.

EL POETA.- Y que la noble fiesta en la que ejerció su espíritu durante los dulces combates de la rima y del amor, tome esta noche un final tan inédito como poco recomendable para los espectadores por un trágico estallido y cuyas consecuencias golpearán para siempre las nubes con audaces sablazos y palabras sangrientas.

(Se mata y cae. Total oscuridad.)

(Los comentaristas, subiendo como en una subasta).- 3, 5, 8, 12, 18, 25, 30, 35, 48, 56, 67, 80, 100, 150, 220, 260, 400, 800, 1.700, 2.000, 4.000, 5.000, 12.000, 49.000, 150.000, 220.000, 260.000, 400.000, 800.000, 1,700.000, 2 millones, 4 millones, 5 millones, 12 millones, 49 millones …

A.- (Detrás del poeta, sostiene ante sí un velo sobre la que se proyectan colores). Hacen subir su alma en subasta al cielo. Compran mediante guarismos la nube del olvido. Hacen subir en la escala de números el valor de su alma. (Arroja la vela sobre el Poeta). Cada cual a su gusto.

(El Poeta sube al cielo con el velo) .