NOTA INTRODUCTORIA

Plaquette de escasísima tirada y por ello prácticamente desconocida. Obra compuesta también en Saint Jeannet en 1947, fue publicada junto con seis aguafuertes de Suzanne Roige por Jean Aubier en 1949. Si atendemos a criterios meramente paremiológicos considerados en la transcripción al castellano del título, Sans coup férir traducido como Sin disparar un tiro, el verso inicial y que se repite a lo largo del poema debería haber sido traducido como “no matéis al mensajero”, no obstante dado el largo recorrido histórico de la expresión me inclino por la literalidad. Recordemos que “ne tirez sur le pianiste” era un letrero que se encontraba en los bares (saloon) del oeste americano durante la fiebre del oro, porque cuando se producía una refriega y el primero al que disparaban era el pianista que animaba el establecimiento, posteriormente Raymond Marshall escribió una novela con este título y David Goddis tituló otra novela en sentido afirmativo (sin ne … pas) que François Truffaut adaptó al cine.

En esta obra, también inspirada en la guerra civil española, Tzara olvida sus referencias personales y ejerce de narrador de los amores entre Intrisario y Anaine, este carácter “fílmico” del texto le llevó a elaborar unas instrucciones para su lectura radiofónica que hizo Marcel Lupovici en enero de 1950.

SIN DISPARAR UN TIRO

no disparen sobre el pianista

yo hice lo que pude

dejadme expresar también la vasta pradera de mi época de vendimia

y el vino condenado por años como éste

rebaños de hombres de zinc ensartados en una misma fe

en idiomas que cuelgan de las inmediaciones del miedo

ante el mar de desastres

mediodía revienta dentro de la oscuridad de su poder

y la risa absurda aparenta la alegría de los regresos

en agua violenta creí ver mi desahogo

aunque al caer la noche dueña inviolable

que con toda sangre cosiste un vestido de visiones

seguí tus motivos da igual una delicada carabela

llevó en mí el anuncio del diamante futuro

a la altura de la certeza

en la lealtad de vivir

un océano de sal bulle en mi puerta

el amante encerrado demasiados días atrapado

pisoteado humillado tormentas de hierro oscuro

entre lluvias de insectos suena una única hora

en un pecho roto con pan de flor delicada

cual fiesta se apodera en esta vasto mundo

pecho roto en el costado muerto del maíz

para que el silencio incendie el sueño de un hombre

la dura sequía de mostrarse ausente

dejen las hierbas secas madurar en sus ventanas

no oísteis acaso por la noche gritar más bajo

alto alto nadie pasará

sombras a cuatro patas

bajo sus pesadas huellas fijas en el muro de ceniza

crucificaron la noche

sin cuerpo ni estrellas sin voz ni salida

a la deriva

un pez de niebla atravesado de lado a lado

deshace el bosque donde se estrechan nuestras manos

hablo

huyo de lo que canto

he apagado el fuego

que detenía mi vista que oscurecía mi habitación

vivos abrazos en las primeras horas

fuisteis luminosos

estancias oscuras al borde de inconfesables lloros

una infancia en el río

una cabra ramoneando pedazos de sol

un agua fluye en su dolor

por no saberse

ni encontrada ni perdida

y siempre discurriendo de un futuro incomparable

de las jarras de arcilla a la aurora saliente

desde los dedos infantiles hasta los confines del sol

en el agua cogida por la cintura escurridiza

el cielo lanzó sus primeras ojeadas

nosotros nos entendimos

un toro vende su piel

en alguna España

Anaïne e Intrisaire

cambian la miel de sus dedos

por un anillo de saúco

también ellos se oyen

a través del alcohol que respiran los bueyes

llamar a la concordia de la margarita

acumulan minutos de guijarros

equivalentes a los años del dolor

una flauta perlada de joyas antiguas

rebosa de agua memorable

un pastor una habitación

un niño en la mesa

es temporada del diablo acabadas las vacaciones

Anaïne e Intrisaire

pusieron en común sus risas

y se arruinan con el juego de la semana

el agua fluye aún sobre sus guijarros memorables

cava el sol en lo más profundo de su ruido

sobre la pista sin embargo intacta

el silencio en su puesto

y más allá unas golondrinas

acabó la hoja por creerse de este mundo

Anaïne e Intrisaire

árboles serpientes fuertes y suaves

llevan a las pastoras vestidas de vergeles

sobre el camino de arrastre a las nubes

llamaríamoslas cornemusas de silbidos

les falta el aliento están al día

se llaman en la playa bañadores secándose

olas cristalizadas azúcar para el perro

y el perro de mar la caseta del pescador

todo unos bártulos de baños de mar

bocinas y bujías distancias con fuelles

comprimidas armónicas televisión chupetes champiñones

medias de nylon extendidas esculturales bajo un sol de fresa

y la brasa de todos estos corazones desparramados

en la arena de sus cuerpos

las tiendas desdeñando la concurencia

unos abetos con galones unos arbustos con caramillos

un toro vende su piel

en alguna España

como espejo de doble cara

Anaïne e Intrisaire

en un único impulso biplaza

abandonan la tierra

oh maravillas

en secreto bajo el ala cansada

más allá del mar de hielo

donde se derriten las estrellas

el dúo de su silencio

profundidad con dos espacios

resbala en la noche extensa

como sueños paralelos

iban a calentar sus orejas

Anaïne e Intrisaire

caracoles de caminos ingenuos

en el corazón de fieltro de su recuerdo

no disparen sobre el pianista

todavía no ha dicho todo lo que piensa

si existe pensar bajo la axila del castaño

abejorros y ceños fruncidos de tabernáculos

torbellinos sin causa deseos de pacotilla

plumones de escarolas y grillos a piñón sobre la calle

toda una multitud de coches con escabeles

con sollozos de bebés

me refiero a mirlos

oigo la chiquillería

una muchedumbre de algarabía de chucherías

gran rascador de colores en las piernas

ahora sale la señora con la cesta bajo el brazo

ahora de cinco a siete cambia pie a tierra

el mercado se consume a vista del ojo y de tierra

y el luto que lleva la señora mariscala

no mantiene caliente a nadie

en este mundo allí

donde abundan los saltamontes

cochecitos de niño plegados bajo el brazo

lluvias caprichosas

en la nariz de las abejas

dentro de los pozos flores con lámparas de neón

sillita de bebé por aquí por allá muebles prestados

tibios petirrojos

señoritas cubiertas por leguas de adivinanzas

como sombra acumulada en los antros de hayas

donde habas y calabacines juegan al viento en la mesa

y la rayuela consigue su pleno

al sonido de una tapioca salvaje

mil vasos pequeños de manzanilla

en la tuya en la mía

en la vida de castillo

un toro vende su piel

en alguna España

Anaïne e Intrisaire

pasan del bosque a la vida

siempre están acurrucados en la frágil hierba

en el corazón de fieltro del recuerdo

porqué os prometéis naranjas

cuando se vistan de navidad

aún no es tema de ello

mientras el otoño se esfuerza sobre las vides

peina el oro del afrecho

bajo la fina melena de las lluvias cortas

aún está allí el pan

cuando el sol recarga el ocaso de las montañas

la mujer tendida desnuda

detrás del horizonte

es la sangre es el fuego

una cascada de acuarios

con fragmentos de cristales voladores

una rueda de placeres una locura de panadería

unos corazones atravesados a puñaladas

unas caídas en el vacío brillante velódromo

detrás del horizonte

Anaïne e Intrisaire

no hablan de amor de tristeza

su memoria está confundida

sin palabras sin historia

como ante una sola pantalla

que les incluye durante la noche

que se lo digan

el que entra en el precio de la siembra

el que deja el mundo le pesa

el que llora ve vivir su corazón

pero solo cosecha polvo

viento viento sobre el Sahara de los huesos

donde las alegrías son olvidos perdidos

los de todos y de nadie

cogieron la llave de los campos

pero no la de la puerta nueva

donde el viudo y la mentira

se reparten el oro del heno

las promesas en el establo

los juramentos al compañero

y los locos en sus palacios

encended vuestra paciencia

las joyas acuden en socorro

de los amantes el jardín pletórico

finos sabuesos de padres pesados

oponiéndose a sus hijos

diablo que a esto no llega

detective carrera a pie hispano recepción

baile popular de los vaqueros picoteando alondras

como boca abierta se extiende la vida

esquimales caramelos blandos golpe de timón

el empuje a cámara lenta de la flor para hacer cosquillas

agujero de suela con fideos

polvos de charlatán

y el pianista acaso se dispara sobre el pianista

rugido del león de la metro

los sombreros tienen prohibido los monólogos interiores

tragedias de fábricas de gas starlettes marcha militar

toda la gama el alma llena

y la vida es siempre bella

gorjeo de hombros frescos

no hace ni frío ni calor

un poco loca la noche cae

no ha salido ningún arma

pero los elefantes asiáticos

vienen a morir al pie del trono

y el pianista y el pianista

vidrios rotos sin percatarse

la miseria por sorpresa

da para pensar acerca

de los chinos hirviendo

se dice así

Anaïne e Intrisaire

qué hicisteis de vuestros amores

qué hicisteis

en algún lugar de España

un toro vende divertidamente su piel

para bien