Emmy Hennings y Hugo Ball

GESTACIÓN DE DADA

(Cinco meses que revolucionaron el arte)

Antes de escribir sus memorias, donde expresa y argumenta sus pensamientos filosóficos e ideas sociopolíticas, Hugo Ball publicó en 1918 Flametti o el dandismo de los pobres, novela totalmente autobiográfica, repleta de personajes pertenecientes a la época inmediata que precedió a dada y que compartieron experiencias con él, donde relata multitud de anécdotas de su vida cotidiana y plasma todas las penurias sufridas durante ese período. Dada existía, en ciernes, en estado de embrión prenatal, antes del alumbramiento dada. Y antes aún del Cabaret Voltaire, dos años antes, el polifacético escritor libertario de origen autro-húngaro, Emil Szittya había abierto en 1914 el Cabaret Pantagruel en el mismo local de La lechería del Señor Ephraim, y antes también, los futuristas rusos e italianos con Marinetti y sus palabras en libertad como consigna habían convulsionado la poesía convencional y dado origen a la poesía bruitista, y antes también Apollinaire deslumbraba con su obra, y el francés Barzun inventaba el poema simultáneo, y anteriormente a dada, en Mayo de 1915 habían llegado a Zúrich, Hugo Ball, con su bagaje teatral acompañado por su compañera la poeta, actriz y cantante Emmy Hennigs procedentes de Alemania donde ya despuntaban focos predada en Colonia, Berlin cuyo centro fue el Café de los modernos, Hannover con dos tendencias muy marcadas diferenciadas en su discurso político, comunista o libertario, y mucho antes Kandinsky se instalaba en Múnich. igualmente algo antes del Cabaret, Ball, aún en Alemania, había colaborado con Huelsenbeck en varias veladas expresionistas, en la del día 12 de Febrero de 1915, un año antes del nacimiento oficial de dada, celebrada en la Casa de la Arquitectura de Berlín en homenaje a los poetas caídos en el frente, leyeron el importante y precursor texto ¿ Un manifiesto literario?, y luego, ya en Mayo de 1915 la pareja llegó a Zúrich, donde con Tzara entablaron una entrañable amistad, rota después, entre otros motivos, por la disputa del primer manifiesto 1918 y por la paternidad de la palabra Dada, a la que se postulaban los tres, Ball, Huelsenbeck y Tzara, y también antes que Tzara existió un protodadaista, rumano como él, Urmuz, con gran influencia en Ionesco y otros autores rumanos, y antes, o a la vez, se inflamó otro foco en EE.UU en torno a la mítica galería de arte y fotografía, sita en la Quinta Avenida, Studio 291 de Alfred Stieglitz, con señeras figuras como Picabia y Duchamp, y no olvidemos a Arthur Cravan, poeta-boxeador, suizo, sobrino de Oscar Wilde (su tía Constance se había casado con el célebre dandy inglés), quien desde la publicación en París de su revista Maintenant (1912-1915), ni tampoco no recordar a Jacques Vaché, que en 1917, vestido de oficial inglés, apuntó con un revólver al público en una representación de Les mamelles de Tirésias de Apollinaire (obra donde aparece por primera vez el término surrealismo), y cuya irreparable pérdida marcó a a Breton de por vida, pero solo tras los escasos cinco meses de existencia del Cabaret Voltaire y merced al enorme trabajo propagandístico y de divulgación de Tzara, que, además de poeta e instigador, era un gran publicista, eclosionó el huevo de la revolución dada y el polluelo se lanzó a la conquista del arte internacional. El Cabaret Voltaire hizo su irrupción en la historia el 5 de febrero de 1916. Lo sucedido desde entonces, durante estos seis frenéticos meses que cambiaron el rumbo del arte está milimétricamente narrado por Hugo Ball en sus memorias tituladas La huída del tiempo y en la novela Flametti, como se indicó al principio. TambiénHuelsenbek, en Avant Dada, y Hans Richter en Historia del dadaismo, y los españolesPere Sousa en Historia ilustrada de dada, y Jose Antonio Sarmiento en Cabaret Voltaire, entre muchos otros, franceses, alemanes…etc, contribuyen enormemente al esclarecimiento de este apasionante y apasionado período.

Huho Ball es el hombre crucial en esta aventura, estudioso de Bakunin y hombre de amplia formación teatral que procedía de Alemania, donde como ya se ha adelantado, había propugnado por una revolución en el arte, junto con Huelsenbeck. Junto con su compañera Emmy Hennings, sufrieron auténticas penurias económicas a su llegada a Zúrich, que llevaron a ella a ejercer la prostitución para poder sobrevivir. Aun así, incansable creador, no cejó en su empeño de buscar un lugar que fuese centro de actividades artísticas, así nació el Cabaret Voltaire.

Este antro, lleno de humo, centro de provocación y fuente de creatividad, generador de iracundias, protestas y alborotos, subvirtió los conceptos culturales burgueses y revolucionará el desarrollo del arte durante los decenios venideros. La Danza de la muerte, alegato antibelicista escrito y cantado por Emmy Hennings y que impreso , Expresionismo, Cubismo, Futurismo, Bruitismo, poemas simultáneos, poemas negros, los primeros experimentos de poesía fonética, el Ubu rey de Jarry, leído por Arp, las máscaras abundantes diseñadas por Janco, la provocación, el escándalo, la ira de los espectadores,se alternaban y (con)fundían con exposiciones de obras de Modigliani, Picasso, Marinetti, Janco, Van der Rees, Oppenheimer y muchos más, sin embargo apenas existen crónicas periodísticas de tales acontecimientos, solo existen los relatos de los protagonistas, los libros antes mencionados y la publicación del propio Ball, a modo de pequeña antología titulada asímismo Cabaret Voltaire, incluso con versión alemana, que pasó prácticamente desapercibida. El éxito inicial, la novedad siempre atrae, del Cabaret no tuvo continuación y tuvo que cerrar a principios de Julio de 1916, no por orden gubernativa como cuenta una de tantas leyendas, Lenin jamás pisó ese local, que acompañan a Dada. Fueron solo cinco meses, bastaron para poner patas arriba el mundo artístico internacional.

En el prólogo de La huida del tiempo, Ball efectúa una autopsia de la actualidad del mundo y la sociedad en 1913: “ …la vida está totalmente encadenada a un entramado que la mantiene cautiva. […] La pregunta última que se repite día y noche es esta “¿existe en alguna parte un poder fuerte y, sobre todo, con el vigor suficiente para acabar con esta situación?» Y en su conferencia de 1917 sobre Kandinsky reitera incluso con mayor énfasis: «Una cultura milenaria se desintegra. Ya no hay columnas ni pilares, ni cimientos…, se han venido abajo… El sentido del mundo ha desaparecido». La profundidad y gravedad de estas ideas contribuye a desterrar algunos mitos sobre los comienzos del dadaísmo, sobre todo el de que era un desvarío de un grupo de jóvenes inmaduros que huían de la guerra, una chiquillada, una estupidez, una bufonada. El dadaismo fue más bien un retorno a los viejos ideales humanistas, una reafirmación de la libertad y de la dignidad del individuo, una manifestación, a la vez, de esperanza y desesperación, un intento de superación de la absurda e hipócrita moral burguesa que había conducido a la catástrofe bélica.

Tras el temprano abandono del movimiento por parte de Ball, que prosiguió su trayecto vital desde la acracia hasta el misticismo y que le llevó en los últimos años a convertirse al catolicismo, fue entonces cuando Tzara tomó tomó las riendas, secundado principalmente por Serner y Picabia, continuando con sus provocaciones, sus publicaciones, sus manifiestos y su asombrosa habilidad propagandística y organizativa, armonizando hábilmente la contradicción dialéctica construir-destruir, defendió el anti-arte. Poco después, se produjo una escisión en el movimiento y el dadaísmo se dividió en dos facciones, por un lado el grupo alemán, en Berlin liderado por Huelsenbeck, George Grosz, los hermanos Heartfield, con un enfoque fundamentalmente doctrinario comunista y en Hannover por el disidente ácrata Schwitters, y por el otro el grupo de Tzara, que se había trasladado a París en 1920 y abogaba por un anarquismo estético que desembocó en el surrealismo.el relevo, pero esto ya constituye el siguiente capítulo de la historia.

Paul Auster en el breve comentario introductorio del mencionado libro de Ball, corrobora lo anterior y escribe : “En julio de 1917, bajo la dirección de Tzara, el dadaísmo era lanzado oficialmente como movimiento total, con su propia editorial, manifiestos y campaña de promoción. Tzara era un organizador incansable, un verdadero vanguardista al estilo de Marinetti, y al final, con la ayuda de Picabia y Serner, fue apartando el dadaísmo de las ideas originales del Cabaret Voltaire, de lo que Elderfield denomina acertadamente «el primitivo equilibrio de construcción-negación», y

acercándolo a la osadía de un anti-arte. Pocos años más tarde, se produjo una nueva escisión en el movimiento y el dadaísmo se dividió en dos facciones: el grupo alemán, liderado por Huelsenbeck, George Grosz y los hermanos Hertfeld, con un enfoque fundamentalmente político, y el grupo de Tzara, que se trasladó a París en 1920 y abogó por el anarquismo estético que a la postre desembocó en el surrealismo. Si Tzara dio al dadaísmo su identidad, también es cierto que le sustrajo el propósito moral al que había aspirado con Ball”.