Poster-presentación obra de Lorenzo Sanjuán Pertusa

TRISTAN TZARA

(16 de Abril de 1896 – 24 de Diciembre de 1963)

HOY, AQUÍ Y AHORA

En la vida, a pesar de los colosales espectáculos con que este sucio sistema social invade nuestra intimidad, cercena nuestra libertad y aniquila nuestros espíritus libres, a pesar de las grandiosas celebraciones de todo tipo de estupideces, a pesar del imponente ejército de medios y bienes que los estados invierten en el amaestramiento de las masas, a pesar de todo eso, yo os digo, amigos aquí presentes, que las cosas más importantes de esta vida, que nos roban a diario, son las menudencias más escondidas, los detalles invisibles, las cosas más nimias tan imperceptibles como imprescindibles.

Así fue como, en los nefandos textos de literatura del colegio, al final de una página y en letra muy pequeña, leí por vez primera un nombre y una palabra, el nombre era TRISTAN TZARA y la palabra DADA, no sé si fue por su musicalidad o fueron esas escuetas líneas donde tergiversaban el ideario de ese autor y de ese movimiento, el caso es que fui abducido en mi recién estrenada adolescencia, sabido es que los impactos a esa edad dejan huellas indelebles. Empecé a buscar obras, textos, autores, nada de nada, lo cual exacerbaba todavía más la virulencia del microbio virgen dada, como el propio Tzara lo definió en uno de sus manifiestos. Así pues me dediqué a buscar la respuesta a dos preguntas que comenzaron a acosarme, ¿por qué Tzara es tan ignorado y qué relación existió entre Dada y Surrealismo? y que al final de esta ponencia intentaré explicar.

Pasaron años, algunos, bastantes, muchos, y apenas había encontrado los famosos siete manifiestos del dadaismo, por cierto los más demoledores de la historia, y la traducción de Fernando Millan de “El hombre aproximativo”, traducción que fue mejorada, e incluye un prólogo enriquecedor, ya entrado el siglo XXI, por Alfredo Rodriguez que cambió el título por el, en mi opinión, más acertado de “El hombre aproximado” y también, hace veinte años, se publicó una pérfida traducción de los poemas en rumano de Tristan, delito consumado con la connivencia entre el embajador rumano en España (Q.E.P.D) y las Prensas Universitarias de Zaragoza, en fin poco y mal. En medio, en el año 2010 apareció la traducción y estudio del libro “De nuestros pájaros”, obra protodadaista, y ésta sí, debida a un exquisito trabajo del profesor Francisco Deco y publicada por otra Universidad, la de Cádiz, ahí lo dejo. Y nada más. Y apenas nada más.

De la ingente obra de Tzara, recopilada en los seis tomos de las “Obras completas”, impresionante trabajo de Henri Béhar, quizá el máximo tzarista del mundo, publicadas por la Editorial Flammarion y que han sido la base de mis estudios y traducciones, repito, apenas nada más -algún aislado artículo periodístico conmemorando el centenario dada-, el resto sigue, como el arpa, en el rincón oscuro, esperando la mano de nieve que venga a rescatar esta figura trascendental en la historia del arte y de la literatura, e incorporarla al acervo en castellano.

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Hoy, aquí y ahora desde Huesca, urbi et orbe, publicamos dos libros, a partir de dos odiseas, nunca mejor dicho, una la de las múltiples peripecias del viaje a París a por los seis tomos y que daría para una charla aparte y la otra, el largo periplo por más de sesenta editoriales española sin siquiera recibir respuesta, el más absoluto silencio, ningún aprecio por la divulgación de la obra de Tzara de tan “necesario evangelio” utilizando las cariñosas palabras de Fernando Arrabal. Si Buñuel se preguntaba en uno de sus poemas ¿cuántos maristas caben por una pasarela, cuatro o cinco?, yo inquiero ¿cuántos Tzaristas se pasean por el mundo, y por España? ¿cuántos artistas contemporáneos que se llenan la boca con dada y las vanguardistas han bebido en las fuentes de Tzara?.

Analizar las causas, algunas instintivamente obvias, de tanto ostracismo, de tan largo secular barbecho, incumbe hoy, aquí yahora. Ahora sí,es ya la hora de empezar a dar a conocer los resultados de casi treinta años dedicados al estudio de la vida y obra de Tzara y llenar este vacío tan desolador, para ello me lanzo a publicar estas dos obras, antagónicas entre sí, la una es totalmente idiosincrática de la marca Tristan, “Aproximando a Tzara”la otra, por decirlo con un término de moda, asintomática de dada, es “¡Las 40!”.

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¿Por qué es tan importante Tristan Tzara? ¿Qué aportó DADA al mundo? Para los neófitos, empezaré diciendo que este escritor de origen rumano-judío, nacido el 16 de Abril de 1896 en Moinesti, salió muy joven de su país y una vez instalado en Zúrich, como otros muchos huyendo de las atrocidades que se avecinaban, junto con su amigo Janco, con Hugo Balll y su mujer Emily Emmings y Richard Huelsenbek, entre otros, acondicionaron un antro desde el que iban a poner patas arriba todos los conceptos tradicionales sobre Ley, Estado, Patria, Familia, Religión, Moral, Sexo, Arte, etc…, y todo lo que tuviera que ver con las ideologías burguesas decadentes y con el sentido común, pérfidamente llamado el buen sentido. Todo ello enarbolando el estandarte de la libertad, y mediante el análisis sin prejuicios de esta realidad natural cuyos pilares básicos son la duda, el juego, el caos, el azar, el amor, el humor, el riesgo y por supuesto la poesía, etimológicamente creación, frente al orden impuesto, cuyos fundamentos, por todos sufridos, son el miedo, la angustia material, la represión, la esclavitud, la injusticia, la infernal e irracional burocracia estatal y el capitalismo absurdo y máximo depredador, en definitiva, formas de odio imperantes entre los seres humanos, próximos y no prójimos, y todos ellos conceptos antinómicos del amor. Dada fue la culminación de la liberación espiritual que emprendió la revolución romántica, de la que es digno sucesor, y su mensaje sigue desenmascarando a la mediocre, caduca, ñoña, vacua, casposa, ripiosa y retórica poesía de nuestros días. Malos tiempos para la lírica. Empieza a ser urgente que el auténtico poeta sea declarado especie en peligro de extinción y protegido como tal so riesgo de desaparición definitiva, y el poeta no puede clonarse.

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No se debería hablar excesivamente del contenido de los libros ni mucho menos explicarlos en las presentaciones literarias, ¿qué dejamos si no al lector? ¿no lo encorsetamos, acaso, a interpretar lo leído de manera unidireccional, en un único y empobrecedor sentido? ¿ayuda o perjudica a su comprensión individual? . No obstante no me resisto a encuadrar una serie de hechos históricos y proporcionar unas reflexiones o ideas personales, que espero sirvan para una más fácil asimilación de ambos textos, sobre todo la del denso y difícil “Granos y salvado”, el ensayo de Tzara incluido en “Aproximando a Tzara”. Mi intención hubiera sido empezar editando sus ensayos, escritos que denominó Tzara, recopilados al final de su vida con los títulos de “El poder de las imágenes” y “Las esclusas de la poesía”, pero dada su extensión dejo para una editorial osada su edición

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Durante los pocos meses que permaneció abierto el “Cabaret Voltaire”, tal fue el nombre de la sede o antro de Zúrich, fue el escenario de grandes juergas, tremendos escándalos e inmensas provocaciones, así como de experimentaciones de todo tipo de expresión artística llegando en ocasiones al paroxismo, y sus efectos se extendieron rápidamente por todo el planeta. A partir de Dada nada debería haber sido igual, pero desgraciadamente la poesía ha retrocedido, y la mayoría de los poetas actuales siguen contando sílabas en vez de cantando metáforas. De Dada se reconocen tres focos coetáneos, el de Zúrich, al alemán y el norteamericano. Sobre el descubrimiento de la palabra DADA, cuya paternidad es triplemente reivindicada, sobre la repercusión del movimiento, sobre su desarrollo y sobre su ideario, trata el libro “Aproximando a Tzara”. No voy a extenderme en aspectos enciclopédicos (wikidianos) acerca de bio y bibliografías que están ampliamente resumidos (aunque suene a oximorónica contradicción) en “Aproximando a Tzara”, pero sí me interesa resaltar algunos aspectos, imbricados entre sí, que hacen referencia a su aportación a la evolución de la creación artística y poética, al pensamiento teórico de Tzara, a los enfrentamiento entre Breton y Tzara y a la consecuencia de ellos que no fue otra que la secesión o transición de dada al surrealismo. Intentaré ser breve.

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Como corresponde a un ideario socioético de esta radicalidad, su aportación a la poesía no es menos revolucionaria. Dada transgredió todas la leyes de la sintaxis, descompuso las palabras, anuló la diferenciación de géneros, abolió los signos de puntuación, abandonó metro y rima creando el imperio del versolibrismo, experimentó, inventó, instigó, provocó, creó a partir del absurdo, de lo efímero y del caos, frente al orden institucional, lógico e inmutable, opuso ante la permanencia la inmanencia, frente a la estabilidad el perpetuum mobile, el cambio continuo, el devenir natural del tiempo, nada permanece. Por eso la obra de Tzara no es fácil y sus textos complejos, su traducción un reto maravilloso y su divulgación una necesidad insoslayable. Su estilo personal requiere un amplio análisis y estudio al que en este escaso tiempo tampoco nos podemos dedicar.

A pesar de la banalidad que supone etiquetar estilos y clasificar épocas o tendencias, actitud quizás conveniente para una clase de literatura pero nunca para el acto creador, caigo en ello y propongo diferenciar en la obra tzarista tres etapas, : La juventud dada, la etapa adulta de compromiso político-social y la absoluta madurez, que algunos llaman ahora, horrendamente, la tercera edad. Nos extendemos ampliamente en ellas a lo largo del libro “Aproximando a Tzara”.

Aquí y ahora como aportación poética a este acto y demostración de su amor y fe en España voy a recitaros

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Estuche-libro de artista. Láminas de Marcelino Sesé

Empezaremos por el final, cual uróboros, vulgo : serpiente que se come la cola, presentamos en primer lugar el libro de artista, perteneciente a esta última etapa, obra que yo he tildado de asintomática entre la producción de Tzara, pero que me parece un buen punto de partida para introducirnos en la inmensa producción de Tristan, por su sencillez y asequible belleza, sin alharacas, poesía popular y pura a la vez. “¡Las 40!, título que le hemos dado, es una recopilación de cortos poemas recogidos por Henri Béhar al final del tomo IV de las ya mencionadas obras completas.

Esta selección publicada póstumamente hace medio siglo, en 1972, en Montepellier, por Fata Morgana, casi diez años después de su muerte, acaecida el día de Nochebuena de 1963, se compone de 40 canciones y descanciones, título con el que fue publicada en francés, coplillas breves y sencillas, casi infantiles, de corte muy diferente al grueso de su obra lírica (compuesta por largos poemas, muchos de ellos de carácter épico) que fueron escritas por Tristan Tzara en una de sus más fértiles épocas, durante la ocupación alemana de Francia, desde su éxodo de París en Junio de 1940 hasta el final de la Segunda Gran Guerra.

Abarcan pues varios años de su trayecto vital y como algunas de estas cancioncillas aparecen escritas entre las hojas del manuscrito de “En la brecha(“A Haute flamme”,en francés) y quizás pudieran por ello datarse en torno al año 1955. Tras su larga y constante exploración sobre el lenguaje, desde su etapa dadaista juvenil, estas coplillas son una especie de vuelta al origen, de reencuentro con la palabra prístina, con la sencillez y armonía propias de un hombre que ha completado una obra universal. Sin regresar a la caduca retórica, acogiendo dichos del acervo común y dándoles un giro de tuerca, un nuevo sentido, para reintegrarlos al habla popular, genuina dueña de la creación del lenguaje, compone estas breves estrofas cuyo encanto casi exige ponerles música y que sean cantadas : “La palabra rimando consigo misma”. Por eso como fin del acto se van a interpretas algunas. Ha sido un reto hermoso traducirlas y publicarlas, medio siglo después, esta vez con delicadísimas ilustraciones de Marcelino Sesé y con este título tan español : ¡Las 40!.i

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Portada de Nicolás Sanchez

Y ahora viene lo sustantivo, lo excelente, explicar las diferencias y presentar el eslabón entre dada y surrealismo “Granos y salvado”, incluido, con notas interesantísimas y fundamentales del propio Tzara, en “Aproximando a Tzara”.

Esta obra publicada en 1938, es inclasificable, como corresponde a la no diferenciación de géneros, a partir de dada y mal que les pese a ciertos academicistas, aúna excelsa prosa poética, deslumbrante y heterodoxa poesía y ensayos tan lúcidos como esclarecedores. Me explicaré, o mejor explicaré brevemente las ideas de Tzara, quien utilizando como afilados bisturíes dos de las más importantes herramientas de análisis de los dos últimos siglos, la dialéctica de Hegel, con el añadido materialista de Marx, y el sicoanálisis de Freud corregido que no aumentado por Jung -sin embargo él mismo se mofó del intento de conciliar ambas teorías- con estos finos estiletes disecciona la evolución del la poesía desde Villon hasta Eluard y del arte (pintura) desde los pueblos primitivos hasta Joan Miró, en sus inusitadamente aún inéditos ensayos, recopilados con los títulos de “Las esclusas de la poesía” y “El poder de las imágenes”, estableciendo una comparación (tesis-antítesis) entre la idea de arte como medio de expresión que deriva del pensamiento dirigido, es decir poesía manifiesta, y el arte como actividad del espíritu producido por un pensamiento instintivo o sea poesía latente, llega a la síntesis de ambos conceptos según predominio alterno en las diferentes etapas históricas, esta dicotomía es muy parecida a la que hacía Gerardo Diego entre poesía absoluta y poesía relativa … solo este tema nos daría para un mucho más amplio debate. Para Tzara la poesía es un modo y no un medio de vida, la poesía debe de ser vívida y vivida “veçue et vivide”, es acción y no ensoñación, es riesgo y no acomodaticia. Poesía y vida se funden en un todo único.

Portada Primera Edición

En “Granos y salvado”, ensayo también traducido por primera vez al castellano e incluido en “Aproximando a Tzara”, éste traza el recorrido vital desde el trauma del nacimiento, a través de una castración síquica que origina la angustia de vivir hasta la consecución de un utópico hombre nuevo que destruya todas los fundamentos del caduco y sucio sistema social que nos ha tocado vivir como demuestra su principal lacra : la tremenda injusticia en la repartición de la riqueza, fruto del expolio y de la desmedida ambición de estados y personas y su derivado la violencia y las tragedias bélicas, y a pesar de ello declara su ferviente fe en que un nuevo hombre nos conduzca a la consecución de un mundo basado en la fraternidad y el amor. El infranqueable abismo existente entre los deseos, anhelos y necesidades instintivas de los seres humanos, y las obligaciones, prohibiciones y castigos que impone esta sociedad salvajemente capitalista, un sinsentido sin sensibilidad ni sentimientos, produce una castración – ablación síquica en las personas que, incapaces de reconocerlo y por ello impotentes para cambiarla, originan los miedos y frustraciones que derivan en la violencia individual, y en la guerra y el terror institucional monopolio de naciones y estados.

Reconocidas estas características del pensamiento tzarista entramos a dilucidar la tormentosa relación Breton- Tzara, amigos acérrimos y enemigos íntimos. De caracteres diferentes, Tzara era un hombre discreto y, al margen de la etapa incendiaria de dada, solitario e introvertido, el histrionismo, la necesidad de formar grupo, la obligatoriedad enfermiza de puntualidad en las reuniones en el Certa de Breton, escondían dos aspectos de su personalidad, el miedo a la soledad y sus tremendos complejos, por ejemplo su odio a los homosexuales. relatados por la biografía que le dedicaron Alain y Odette Virmaux, y verificados por la periodista Madeleine Chapsal, que entrevista por última vez a Tzara y días después a Breton y afirma: “….sus principios y consignas eran idénticos, pero sus maneras de vivirlos eran opuestas. Breton se creía un gran hombre, se había forjado una leyenda que defendía a capa y espada. Tzara huía de todo lo que sonase a fosilización. Estaba enfermo, por supuesto, pero yo sentía en él una deliberada voluntad de volatilización, no por modestia sino para disfrutar mejor de todo, de un instante, de una emoción, de una idea, de un reencuentro …..En definitiva Tzara era libre, mucho más que Breton. Su mera presencia me estimulaba, me sentía llena de energía….”. Pero claro, para ensalzar al pontífice surrealista francés, había que condenar al ostracismo al judío rumano. Es la historia de siempre, patriotismo y xenofobia, que al fin y al cabo son las dos caras de una misma moneda.

Dato interesante es que Tzara no alcanzó la ciudadanía francesa hasta 1947, tras 25 años viviendo en París, tras luchar contra el fascismo, él en la resistencia y su hijo en las trincheras, mientras el patriota Breton huía a Nueva York. Y André que despotricaba contra la profesión poética, emprendía una brillante carrera literaria y gestionaba el imperio artístico del mecenas y modisto Jacques Doucet, pero el chovinismo es muy galo: Francia se embriaga con sus propias fragancias. Los movimientos son fructíferos y efímeros, las escuelas dejan secuelas. Dada fue la fuente inagotable, el manantial, el surrealismo, el torrente que arrastra cuanto encuentra para depositarlo en el mar.

Michel Sanouillet en su libro “Dada en Paris” escribe, refiriéndose al surrealismo: “ …… esta estructura de tipo eclesiástico y militar cuyo pontífice máximo ha dotado a sus manifestaciones de un carácter progresivamente totalitario : manifiestos–encíclicas, infalibilidad del jefe como dogma, institución del grupo como tribunal de excepción, procesos de expulsión, declaraciones tajantes, órdenes–ukases, mandatos intolerantes, ideología monolítica, prohibición de acciones marginales y crítica de conductas desviadas (homosexualidad)”. En la página 180 de Historia del surrealismo de Maurice Nadeau, se recogen una selección de opiniones de los firmantes del Cadáver de 1930, texto que anticipa la gran crisis del movimiento, la aparición del Segundo Manifiesto del Surrealismo y el cambio de nombre del órgano oficial.

Hubo entre ambos, Breton y Tzara al menos tres enfrentamientos personales públicos y graves, uno en la fallida celebración del “Congreso de París” de 1922 que intentó convocar Breton y supuso un fracaso total, el segundo un año después en la representación de la obra de teatro de Tristan “Corazón de gas” y el último en 1947 cuando en la Sorbona, en la famosa conferencia de Tzara sobre “El Surrealismo y la posguerra” el monstruo Breton mostró sus más zafias formas intentando boicotearla.

Entre dada y surrealismo se pueden encontrar otras dos diferencias, además de la diferencia de la época y de la situación sociopolítica, que daría para potro estudio, y de los personales caracteres de Tristan y André, tan dispares, una referente a sus discrepancias políticas, la distancia entre el consciente y la toma de conciencia es evidente, y la adhesión del surrealismo y de Breton al comunismo, asunto de varias de las expulsiones y secesiones en el grupo, fue meramente testimonial y llena de contradicciones, como muestra la evolución de sus relaciones con Pierre Naville y con el grupo de Clarté, primero y con Louis Aragon después; y la otra el distanciamento teórico, la diferenciación o confusión entre símbolo onírico y símbolo poético (la literatura no deja de ser un símbolo de símbolos), la contradicción entre lo escrito y lo practicado, el sueño frente a la acción. Todo esto explotó en el citado enfrentamiento en la Sorbona. La poesía es un modo de vida que no tiene nada que ver ni con el oficio de escritor, ni con una carrera literaria, en palmaria frase de Tzara “la poesía deber ser vívida y vivida”.

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Traducir “Granos y salvado”, al final pude resistir la tentación de abandonar la literalidad que hubiera supuesto titularlo “Separando el polvo de la paja”, me ha reafirmado en mi fe en la belleza. En esta absurda y hedionda suciedad en la que rigen las apariencias, la refinada superficialidad, la hipocresía, las sombras platónicas, donde todo es un sucedáneo de lo auténtico, en la que al miedo y a la auto-represión se le llama lo políticamente correcto, cuando lo cortés nos ha quitado lo valiente, en medio de esta pandemia de insensibilidad, mientras todos sobrevivimos apartados del amor y marginados de la bondad, sepultada bajo el vil metal, en guetos como este nuestro perpetuo socorro al este; estoy absolutamente convencido, y pongo por testigo a Tzara, hoy, aquí y ahora, de que jamás perecerá el arte y la belleza, y de que el calor humano, esos treinta y seis grados y medio de nuestros cuerpos, emana, sin ninguna duda, del profundo fondo de nuestros corazones, es decir del fuego dada. Pocas publicaciones ha habido en Huesca de tal belleza y calado como estos dos libros que hoy presentamos en primicia mundial : Aproximando a Tzara y ¡Las 40! y como todos vosotros vais a adquirir y leer los libros, y ya estáis inoculados del microbio virgen y, al menos virtualmente, pertenecéis al dadaismo … Hoy, aquí y ahora, gritad, aullad.. …conmigo … ¡¡¡¡VIVA TZARA!!! ¡¡¡VIVA DADA!!!

Muchas gracias a tod@s.

Manuel Puertas Fuertes